Capitulo 1
BLOOD AND DEAT: Sed de sangre.
Los reunidos esperaban expectantes en la gran sala donde se llevaría a cabo la reunión.
Se sentían inquietos pues había una sola cosa que su líder odiaba más que a los humanos y era la impuntualidad, pero en ese momento el mismo, ya llevaba más de media hora de retraso. Y definitivamente eso no era nada común ni propio en el gran líder de la orden.
Todos los presentes se miraban entre sí con gestos especulativos mientras continuaban esperando a que apareciera su líder, el padre de casi todos los presentes, sin atreverse a opinar en lo absoluto sobre el retraso ni el motivo del mismo, solo esperando pacientemente a que este decidiera aparecer en algún momento, aunque... Tres hombres estaban sentados ante la mesa rectangular en cuya cabecera siempre se sentaba su líder, se miraban entre ellos sin saber bien qué hacer ante la demora del que seria su padre, y no solo padre por ser el líder de la orden sino porque en verdad era su padre de sangre.
― ¿Deberíamos ir por él? ― pregunto Luke dejando su copa cuyo contenido era de un rojo intenso pero que ya no le apetecía beber pues no solo estaba frío, sino que a él en particular le gustaba más beber directamente de la fuente.
―Esperemos un poco más ― recomendó Ezael mirando el reloj de fino labrado en oro que colgaba de la pared, único sonido en la habitación hasta que los hermanos comenzaron a hablar ― quizás esta en algo.
―Nunca se demora― replicó impaciente Markus― tengo cosas que hacer, ¿después de todo, alguien sabe para que nos reunió con tanta urgencia?
Sus hermanos mayores negaron con la cabeza.
―Pues ya no espero más, estoy ocupado, no puedo perder más tiempo esperando al viejo.
Luke, quien era el hermano del medio, tan solo lo miro con una media sonrisa de lado pues sabía que Markus reaccionaria de esa manera.
A pesar de sus tantos siglos su hermano menor jamás había podido controlar su temperamento explosivo, y por supuesto el mayor no tardaría en reaccionar, entonces miro a Ezael de costado y espero su reacción, la cual también conocía de sobra.
El centrado y siempre calmado Ezael se pondría en pie en cualquier momento y le pediría a Markus que se calme...
―Markus cálmate― replico sin demora Ezael y Luke apenas pudo contener la risa.
Sus hermanos eran en verdad tan predecibles...
―Déjalo que vaya― dijo con voz calmada― después de todo tiene razón, tengo un apetitoso manjar esperándome y ya estoy aburrido.
Ezael tenso la mandíbula sin saber qué hacer.
― ¿Manjar? ― pregunto interesado Markus olvidando por un momento su impaciencia― ¿De qué edad?
Luke se encogió de hombros y sonrío.
― ¿Por qué debería decirte? Markus rechino los dientes, evidentemente molesto, ya que siempre había detestado la manera condescendiente con que Luke se dirigía a todos.
Ezael los miro fastidiado, ya veía por donde se iba dirigiendo la conversación así que intervino poniéndose en pie.
―Iré por él.
―Yo me voy― replico Luke poniéndose en pie también― después me dicen que quería el viejo.
― ¡Quédate donde estás! ― exclamó Ezael con tono autoritario, pero Luke hizo caso omiso de sus palabras. No era después de todo la clase de persona que solía seguir ordenes, ni aun cuando las ordenes las daba el mismo líder de la secta.
― ¡Luke!
―No me quedare a escuchar las tonterías del viejo, ya sé lo que dirá y la verdad es que no tengo deseos de aguantarlo hoy ¡Bye!
Antes de que Ezael o Markus pudieran reaccionar ya se había marchado del lugar.
― ¡Oye si él se va yo también! ― exclamo Markus. Ezael apretó los puños conteniendo una réplica mordaz, sus hermanos siempre eran así de impacientes.
―Has lo que te dé la gana, eres igual a Luke ― respondió rigiéndose hacia los aposentos de su padre.
A pesar de que Markus había dicho que se iría, lo siguió hasta la recamara privada de su padre, pues la curiosidad por saber a qué se debía su retraso podía más que sus deseos de marchar. Omitiendo la comparación con su hermano mayor para evitar un enfrentamiento abierto con Ezael, no porque le tuviera miedo, sino porque tenia una cita mas tarde y no quería que su humor pudiera afectarlo luego.
La habitación estaba totalmente en penumbras y nadie parecía estar allí.
Era un lugar sombrío y con tantas reliquias que hacía parecer el sitio más como un mausoleo que como la recamara de un ser tan importante como el líder de la orden de sangre. Pero no era de extrañarse ya que estaba de cierto modo acorde a los siglos que su dueño tenía. Incluso sus propios hijos desconocían la edad exacta de su padre, solo sabían que era uno de los pocos vampiros más antiguos que todavía quedaban en el mundo.
Extrañados por el silencio y el vacío en la habitación, se miraron entre sí.
―Pues aquí no está.
―Eso es obvio― le dijo Ezael cada vez más fastidiado ― ¿Donde podrá estar? A él no le gusta salir, detesta a los humanos.
― ¿Quizás de caza? Ezael lo fulmino con la mirada pues su hermano había dicho una estupidez.
―Vamos... el viejo no caza hace siglos, algo pasa.
―Ya... bueno, cuando aparezca me avisas― le dijo Markus y en un abrir y cerrar de ojos desapareció al igual que Luke.
Ezael miro la habitación vacía preguntándose donde podría estar su padre, en ese momento, uno de los asistentes de su padre entro a la habitación y se quedó en la puerta mirando expectante, quizás esperando que su amo apareciera de la nada y los sacara a gritos de su lugar personal y de descanso, en el cual odiaba tener a extraños. Entonces reparo en el sobre que estaba depositado en el buró, camino hacia allí y lo tomo, olía a su amo, lo miro detenidamente y al fin se decidió a regresar junto a Ezael para entregar dicho sobre, este lo tomo, lo observo y al final se decidió a abrirlo, quedando impactado por el texto que contenía.
*
*
Jared leyó el informe que tenía en las manos con asombro y atención, después bajo el expediente lentamente para luego levantar la mirada hacia la chica de cabello corto, oscuro y revuelto que estaba parada delante suyo sin expresión alguna en el semblante.
―No lo permitiré― dijo Jared provocando al fin una reacción en la chica, quien esta ese momento permanencia quieta y en silencio, casi pareciendo una especie de estatua, de blanca piel y ojos penetrantes.
― ¡No puedes hacerme eso!
―Olvídalo Cass, busca otra manera.
― ¡Jared, ella está allí! La única manera de recuperarla es entrando en el círculo íntimo de Ezael, todo va bien con Markus, fue fácil engatusarlo, es el más débil de los tres, ¡Arruinaras mi trabajo! ― se exaspero elevando la voz― ¡No puedes hacerme esto!
Lejos quedo la personificación de una bella estatua, pues ahora más parecía una fiera dispuesta a todo.
―Lo siento, pero no lo autorizo― Jared clavo la mirada en la joven mujer que estaba delante de él, intentando ejercer en vano, lo sabía de antemano, algo de autoridad delante de sus subalternos. Pero cuando percibió el leve cambio en su aspecto, el modo en que tensaba los músculos de sus brazos y la tonalidad de sus ojos volviéndose cada vez más claros, no tuvo más opción que sacar a todos los presentes de inmediato.
― ¡Todo el mundo fuera! ― ordenó Jared de golpe.
Los presentes se movilizaron al instante dejando el gran salón de reuniones vacío por completo, tan solo Jared y la chica quedaron frente a frente.
―Cassiel entiende... Intento dulcificando la voz, para calmar a la mujer que poco a poco comenzaba a cambiar de aspecto a uno realmente muy peligroso.
La chica dio un gran salto, y con un movimiento rápido tomo a Jared del cuello gruñendo con ferocidad. Jared no se inmuto por el arranque explosivo de ira, tan solo se limitó a mirarla a los ojos con insistencia, hasta que Cassiel pareció darse cuenta de lo que estaba haciendo y lo soltó, acto seguido se retiró y pestañeo repetidas veces para luego darse vuelta dispuesta a salir de allí, pero antes de que cruzara la puerta Jared le dijo:
―No vayas y es una orden Cassiel, mantente alejada de ellos. La chica se detuvo un instante al escucharlo, apretó los puños y luego continuo su camino sin decir una palabra.
El aire frío del invierno en Londres le dio de lleno en el rostro, pero no inmuto a la chica que vestía toda de negro, como tampoco lo hizo la lluvia que poco después comenzó a caer sobre ella de manera inesperada, simplemente camino bajo la misma con los pensamientos perdidos en la nada, con la mirada llena de fantasmas del pasado y el pecho repleto de odio profundo.
Elevo la mirada hacia el cielo gris profundo, empequeñeciendo los ojos debido al agua y su mente regreso a los sucesos que cambiaron su vida de manera brusca y definitivamente para siempre.
(8 años atrás)
... Cassiel corría entre los contenedores del puerto, atenta a cualquier ruido sospechoso, mientras sentía que el corazón se le saldría del pecho en cualquier momento, no solo por la carrera sino por lo que estaba haciendo. Hubiese deseado estar en cualquier lugar menos en ese, pero era su deber y debía llevarlo a cabo. De pronto un sonido llamo su atención, dirigió la mirada de manera especulativa hacia el sitio en donde le pareció percibir el ruido y fijo la vista en la penumbra, sus sentidos estaban agudizados al máximo, sus músculos tensos y el corazón aún desbocado.
El sonido se repitió, pero en una dirección contraria a la anterior, lo que sea se movía deprisa.
― ¡Celes! ― llamo con tono bajo― Celes, deja que te ayude.
―No necesito tu ayuda...
Cassiel giro hacia donde escucho la voz, pudiendo llegar a ver apenas una sombra moverse de manera veloz. Antes de que pudiera reaccionar, algo la ataco por detrás lanzándola al suelo, en una vuelta sobre su propio cuerpo que la dejo aturdida y provocando que el arma escapara de sus manos. Sacudiéndose el polvo de la ropa se puso en pie con prontitud, intento llegar a su arma que estaba a unos metros de ella, pero se vio de nuevo en el suelo después de que algo la golpeara en el rostro con fuerza dejándole un morado en la mejilla y el labio inferior partido.
Aturdida, movió la cabeza y miro hacia atrás, pero se encontraba sola.
―Celes, no quiero atacarte...― dijo con tono seco mientras trataba de ponerse en pie.
En realidad, esperaba evitar la confrontación en la que sabia no tenia ni una clase de ventaja.
― ¿Atacarme tú a mí? ― las palabras sonaron justo detrás de ella y antes de que pudiera reaccionar, Celes la tomo del cuello pasando el brazo por delante mientras la pegaba a su torso― tú no eres lo suficientemente fuerte para hacerlo.
― ¿Celes somos hermanas, es que no me recuerdas? ― logro decir Cass intentando en vano que el brazo de su hermana menor soltara su cuello.
― ¡Soy tu hermana!
― ¡No lo eres, mientes! ― susurró Celes y Cassiel sintió el frío aliento de su hermana en la nuca.
―Soy tu hermana...― repitió apenas cuando la presión en su cuello fue mayor― tengo pruebas... si tan solo... me dejaras mostrarte...
― ¡Nunca!
Entonces Cassiel sintió el mordisco en su hombro casi a la altura de su cuello.
El dolor al saber lo que significaba eso, las lágrimas que quemaban sus ojos y la sensación de estar perdiendo la vida junto a su hermana esa noche, la invadieron de manera abrupta. Con suma rapidez Celes la giró con una sonrisa en los labios, se hizo un corte rápido en la mano obligándola a beber su sangre, luego la soltó poniéndose en pie, la miro casi con soberbia, sonrió de modo socarrón y después se alejó de allí cuanto antes.
Cassiel trago con dificultad, tosiendo y escupiendo.
Cerró los ojos cuando se escucharon los sonidos de los pasos al acercarse hacia donde se encontraban ellas, miro sobre su hombro viendo como su hermana desaparecía entre las sombras con ojos nublados y se mordió el labio inferior sintiendo el sabor de su propia sangre.
― ¿Cass estas bien?
La chica asintió cubriéndose con rapidez la marca en su hombro para que nadie más lo viera, limpiándose también la sangre que tenía en la comisura de los labios, comenzando a sentirse enferma debido al cambio. Jared noto el gesto, pero al ver que llegaban los demás permaneció en silencio.
―Ven te ayudaré a regresar.
Paso un brazo alrededor de su cintura, caminando en dirección al automóvil.
― ¿La viste? ― preguntó entonces Anthony acercándose a ellos.
El muchacho de oscuro cabello, bastante largo, por cierto, así rozando los hombros y con una media cola que impedía que este cayera directo a sus ojos, mirada igual de intensa que la de Cass y ojos extrañamente azules, se paró con determinación ante la chica y su jefe impidiéndoles el paso.
Cass tan solo asintió, mientras Jared la ayudaba a caminar, ya que no tenia en esos momentos deseos de decir en voz alta lo que venía temiendo hacia días y que esa noche, de manera dolorosa al final confirmo.
―Salgamos de aquí― dijo Jared apartando a Anthony del camino pues este se quedó mirando a Cass fijamente y conocía de sobra a la chica como para saber que ese no era el mejor momento para esa conversación.
― ¡Que paso! ― insistió con obstinación Tony― ¡Dime que paso con Celes! ― casi gritó, pero no obtuvo respuesta, pues Jared se llevaba a la chica, la metió dentro del auto y se sentó a su lado notando como ella apretaba los puños con fuerza.
― ¿Te mordió? ― preguntó algo tenso en el momento en que el auto se puso en movimiento ― ¿No te reconoció verdad?
Cassiel desvió la mirada sin responder cuando Jared puso en marcha el vehículo, perdiendo la mirada en la ciudad brillando por las luces del amanecer, sabiendo que esa sería la última vez que podría ver sus colores.
(Fin Flash Back.)
Sacudió los recuerdos de esa noche y continúo caminando bajo la densa lluvia diciéndose a sí misma que, aunque tuviera que romper una orden directa entraría en el círculo de Ezael para rescatar a su hermana, no volvería a perder a nadie, aunque eso le costara la vida, la recuperaría. Pero no solo tenía que recuperar a Saya, sino que también tendría que encontrar a Celes puesto que no perdía la esperanza de lograr que regresara a ellos, y aunque sospechaba quien la tenía, no tenía miedo, ni aun sabiendo que sería difícil poder dar con ella.
― ¡Malditos los tres! ― gruño furiosa― ¡Juro que los mataré, uno por uno, cueste lo que cueste!
De pronto se detuvo al ver que frente al edificio que usaba como vivienda aparente, se encontraba esperándola Tony. En ese tiempo poco había cambiado Tony, si acaso estaba más alto, más fuerte y más serio que antaño, su mirada estaba apagada y su determinación se había vuelto más férrea, pero seguía siendo ese joven con el que creció y en quien confiaba mas que en Jared incluso.
Camino hasta él y lo miro un momento, luego paso a su lado y subió los pocos escalones hasta la puerta, entro al edificio sabiendo que la seguiría, alejándose del clima frio del inclemente invierno, el cual no le afectaba a ella, pero si a su amigo y pulso el botón del ascensor, preparándose mentalmente para la conversación que sabia tendrían.
Entro y cuando Tony entro también, pulso el botón del último piso.
―Saya sigue sin aparecer― mencionó Tony.
―Lo sé.
― ¿La buscaras?
―Por supuesto.
―Supe que Jared te prohibió volver a ver a Markus.
―Pues ojos que no ven corazón que no siente― replico saliendo del ascensor cuando este llego al piso indicado.
―Cassiel, también quiero encontrarla, lo sabes mejor que nadie, temo que no sea Ezael quien tenga a Saya, no es como con Celes, no esta vez.
―Tienes razón― respondió la chica marcando la clave de la entrada― el olor que percibí en el callejón donde desapareció era el de Luke... la tiene porque me quiere a mí.
Cassiel estaba por entrar cuando Tony la detuvo tomándola del brazo.
―Cass te lo pido una vez más, transformarme, solo así podré ser de ayuda, sabes que me necesitas...
Cassiel lo miro con intensidad, aparto la mano de su brazo y negó con la cabeza.
Podía percibir el aroma de Markus dentro de su departamento, así que miro a Tony con indulgencia, alejándolo de la puerta y haciéndole señas de que bajara la voz.
El comprendió lo que eso significaba, Markus Black estaba allí dentro.
―Te lo dije antes y te lo diré de nuevo, yo no transformo a nadie, nunca podría condenarte a esta maldición.
―Pero después cuando todo termine tú podrías...
― ¡Dije que no! ― replico con enojo, abrió la puerta y entro cerrándole la misma prácticamente en la cara. Luego sin encender las luces fue casándose la ropa a medida que se dirigía hacia su habitación, con tan solo la ropa interior puesta, se recostó contra la puerta mirando al hombre que estaba en su cama cubierto apenas con las blancas sabanas.
Debía admitir que era un espécimen digno de saborear y definitivamente un muy buen amante, sin embargo, era un Black y eso lo volvía repulsivo. A pesar de eso, se lo quedo mirando con una mezcla de deseo y reproche al mismo tiempo, tan solo para provocarlo.
―Pensé que hoy no vendrías― le dijo Cass después de unos segundos acercándose a la cama para gatear hasta él y apresar sus labios mordiéndolos mientras el hombre jadeaba excitado.
―El viejo a desaparecido, la reunión nunca se llevó a cabo... ¿Quién era el humano en tu puerta?
― Nadie... ¿Desapareció, como es posible que tu padre desaparezca de la nada? ― preguntó con curiosidad disimulada mientras dirigía los besos hacia su pecho y abdomen, sintiendo como se tensaba bajo sus caricias, evadiendo lo referente a Tony.
―Si... no... sabemos dónde se metió... seguro aparece, así como desapareció, al viejo le gusta jugar con todos nosotros... ― susurró Markus inclinando la cabeza hacia delante para verla.
― Oh Cassiel...
― ¿Y tus hermanos, que dicen al respecto?
No era nueva esa información para ella, ya lo sabía de ante mano, el viejo había desaparecido, así como así, eso le dijo uno de sus informantes. Era esa la información que le dio en el expediente a Jared y también el motivo por el cual le ordenó que se alejara de la mansión Black, y más de Markus Black, pues sostenía que no era el mejor momento para infiltrarse, porque la tensión dentro de la mansión Black estaría al máximo y las sospechas podrían recaer en cualquiera, en especial en ella. Pero Cass pensaba todo lo contrario, ella estaba segura que ahora era cuando tendrían mas oportunidad, ya que el obstáculo más fuerte había sido eliminado momentáneamente.
―Luke se fue... tan rápido como pudo... al parecer tenía cosas pendientes.
― ¿Y el otro? ― mordió apenas la carne de Markus para después pasar la lengua sobre la piel del vampiro, alejando el recuerdo de Ezael de su mente― ¿También se fue?
―No, él se quedó, estaba preocupado por el viejo... Cass... ― jadeo cuando la chica se sentó a horcajadas sobre él y clavo la uñas en su pecho, mientras lo miraba fijamente.
Ezael jamás se preocupaba por nadie, ella lo sabía bien.
Pero Markus no parecía notar su tensión, a veces pensaba que era demasiado inocente o confiado, luego recordaba que su apellido era Black y eso hacía que esos pensamientos se esfumaran de su mente, los Black eran todos peligrosos.
― ¿Cuándo les dirás que soy tu mujer? ― pregunto moviendo el cuerpo de manera sugestiva― No me gusta estar escondida― susurró bajando hacia él sus labios― quiero estar contigo siempre... Markus sabes que te amo...
La repugnaba cada palabra que decía, pero debía decirlas si quería continuar con su plan, pues con o sin el consentimiento de Jared recuperaría a Saya. Además, su actitud continuaba siendo sospechosa, ya no confiaba ni en su jefe.
Markus tomo el rostro de Cassiel y la miro acariciando su piel despacio.
―Pronto mi reina, cuando sea el líder tu estarás a mi lado como lo que eres, una diosa― le respondió besando sus labios con fuerza...
*
*
Luke entro a su departamento, dejo caer el saco sobre el primer sillón que se encontró y fue directamente hacia la habitación en donde estaba una chica amarrada a la cama, con la boca cubierta con una mordaza. Sonrío y se acercó a ella sentándose en el extremo opuesto de la misma, la chica se arrincono contra la cabecera y lo miro con ojos llenos de pánico y furia mezclados. Luke aspiro el aroma a terror en ella sonriendo, tener ese departamento era muy conveniente en esas situaciones pues en la mansión la privacidad era prácticamente nula. Allí podría jugar a su antojo con su presa, un regalo de su padre, inesperado, pero definitivamente delicioso.
Se relamió los labios con salvaje deseo, entre cerro los ojos y la recorrió de punta a punta.
Si ella era quien su padre aseguraba, pronto tendría a la cazadora en sus manos y a esa pequeña y jugosa mujercita siendo su esclava hasta que se hartara da ella como solía pasar a menudo.
―Tú serás mi carta ganadora, conseguiré que la cazadora revele su identidad por medio tuyo― le dijo sonriendo― nada me impedirá tener la posición que me merezco en la orden de sangre. Se de buena fuente que eres familiar de ella, siento su aroma en ti, se que sus secretos me serán revelados cuando te haga mía.
La chica solo lo miro mientras forcejeaba en vano intentando soltarse.
― ¿Aun así dices que no la conoces verdad?
La chica negó con la cabeza.
―Es una chica muy cuidadosa por lo que veo, sé que te ha ayudado en varias ocasiones y... ¡no he logrado ver nada en tus recuerdos!... Creo que los tienes bloqueados, los siento tras un muro... no te preocupes lograre derrumbarlos, ¡ella morirá en mis manos! ― dijo de pronto perdiendo la compostura ante lo cual la chica se estremeció, pues los ojos del vampiro se tornaron terriblemente negros, como dos oscuros abismos.
Su cuerpo casi desnudo debido a los arrebatos de ira del vampiro tembló por completo al notar que una vez más parecía perder la paciencia. Llevaba allí metida más tiempo del que podía recordar, sumida de a ratos en el dolor ante la constante tortura a la que estaba siendo sometida, deseando morir en ocasiones, deseando vengarse siempre, esperando huir en algún momento.
Con marcas de perforaciones en casi cada parte de su deteriorado cuerpo, ya que Luke Black parecía tener una sed insaciable de manera constante. Su sadismo le había dejado en claro a Saya que no saldría con vida si no hacia algo por escapar pronto, cada día que le drenaba la sangre se sentía más débil y más al borde del abismo, el dolor en ocasiones era tan intenso que se desmayaba, y esto de cierto modo era un remanso de paz para ella, en especial cuando la cortaba o cuando la quemaba, ya que en ese tiempo en cautiverio, había notado que a Luke no le gustaba jugar si su presa no estaba consciente, el definitivamente adoraba sentir el terror y el sufrimiento que causaba. Pero ese día, Luke se repuso de inmediato ante el exabrupto, giro la mirada hacia ella y sonrío y esa sonrisa le causo a Saya más terror que cualquier cosa que le hubiera hecho hasta el momento, porque sabia que el dolor seria tan intenso que una vez más desearía que la muerte se apiade de su ser.
― ¿Sabes porque algunos Neófitos recuerdan su pasado y otros no? ― sonrío aún más― depende mucho del vampiro que los transformo. Si este es un vampiro transformado, los recuerdos de la vida anterior a ser un Neófito permanecen en la mente durante un tiempo hasta que la esencia vampírica se va apoderando de su ser, eso significa que con el tiempo ira olvidando quien fue, pero esos recuerdos estarán durante un tiempo, sin embargo si el Neófito es mordido por un vampiro puro, entonces todo su ser anterior se pierde pues se va con la sangre que el vampiro succiona de su cuerpo, a pesar de eso, los puros, así como lo soy yo, podemos dejar leves recuerdos en la mente de nuestros hijos... o ver sus memorias al beber de su sangre...― se puso en pie caminando por la habitación con lentitud como si meditara lo que haría a continuación― tu eres importante para la cazadora, no sé bien porque pero lo descubriré más tarde o más temprano― regreso junto a la chica, la tomo del cabello y ladeo su cabeza dejando expuesto el cuello― ¿sabes porque te digo todo esto?― la chica luchaba en vano por alejarse de él mientras sus ojos llenos de pánico derramaban aterradas lagrimas― porque tú de ahora en más serás una de nosotros y solo me obedecerás a mí, con tu ayuda daré caza a esa maldita cazadora para luego poder reclamar mi lugar como líder― dijo clavando los colmillos en sus venas en tanto la chica abría los ojos desmesuradamente y dejaba correr las lágrimas, definitivamente ese era su fin, lo sabía, estaba a un paso de la muerte pero no de la muerte real, sino de la clase de muerte que la volverá la marioneta de Luke Black para toda la eternidad...
Minutos después Luke la observaba parado junto a la cama, notando detenidamente el cambio que se va manifestando poco a poco, saboreando el dolor con que su cuerpo se convulsionaba, sonriendo... Viendo como la piel de su víctima se llenaba de sudor, lleno sus sentidos pues el perfume que de ella se desprendía, era exquisitamente nauseabundo. La chica se retorcía, en tanto sus ojos estaban llenos de dolor y odio.
Luke sonrió complacido, satisfecho, escuchando como los gritos de ella iban apagándose de a poco tras la mordaza, fijo la mirada en la sangre que se secaba en esos momentos en los orificios que le encanto hacer, la sensación placentera que sintió al obligarla a tragar su sangre lo regocijo... El alto vampiro de cabello rebelde y castaño se encontraba parado a los pies de la cama, atento a cada pequeño detalle, sus músculos tensos bajo la elegante ropa anticipaban el cambio produciéndose en ella, sabiendo que o mejor aún estaba por llegar, después de todo no se había equivocado cuando la conoció por casualidad y su instinto vampírico lo enloqueció deseando poseerla, el aroma su sangre se había vuelto una insana obsesión, al punto de comenzar a seguirla, vigilando sus movimientos, pero fueron pocas las ocasiones en que pudo verla sola, porque siempre estaba seguida de un muchacho que parecía su sombra. Ni siquiera se explicaba cómo había podido su padre llegar a ella sin levantar sospechas. No cabía en si cuando un día cualquiera su padre le dijo que le tenía un obsequio, y al llegar a su departamento se encontró con el manjar que tanto deseaba probar a su entera disposición y aunque detestaba deberle favores, en esa ocasión no le importo en lo absoluto, la tenía y solo eso le interesaba.
Era malditamente hermosa, su piel tornasolada, su cabello largo o negro, sus enormes ojos azules, sus labios rojos como la misma sangre que corría por sus venas y su pequeño pero torneado cuerpo la hacían parecer una diosa griega, una ninfa o un hada, pero lo que más lo volvía loco era el modo en que lo miraba, con odio, con furia y al mismo tiempo con terror absoluto.
Era una luchadora, se notó desde el primer instante, pues llevaba allí más de un mes y en ningún momento dejo de resistirse.
Ella lucho, cada día, aun sabiendo que todo fue en vano, aun sabiendo que era una pelea que perdería sin importar cuanto lo intentara, pero continuaba sin dejarse vencer, incluso en ese momento en que estaba muriendo ella continuaba sin permitirse caer a su merced y eso lo obsesionaba más y más.
― ¿Sientes el dolor? ― le pregunto extasiado de placer al observar el hilillo de sangre que caía de la comisura de sus labios por debajo de la tela que los cubría.
Camino despacio a su alrededor, mirando a su víctima retorcerse, era malditamente excitante esa humana, lo había obsesionado casi desde el momento en que la vio y ahora por fin le pertenecía. Aunque eso se lo debía a su padre.
―La muerte te busca, no tardará en llegar y reclamarte― le dijo en tanto el dolor de la chica alimentaba su morbo.
Mientras más se retorcía más lo gozaba Luke, pues su frágil cuerpo estaba siendo invadido por el veneno.
―Cada aliento que tomes te llevara más cerca del último latido de tu absurdo corazón― volvió a decir― por nada en el mundo me perdería el espectáculo de tu muerte, voy a saborear cada momento, esperando a que te levantes y seas mi esclava...― se relamió ante la expectativa― cuando seas mi esclava, recordaras este momento, pero tu voluntad estará atada a mí por la eternidad y jamás por más que lo desees podrás liberarte de mí, eso será aún más placentero― rio con la mirada nublada de placer mientras ella se retorcía en agonía ― ¿Duele?― volvió a preguntar cuando una nueva sacudida de terror y dolor la invadió haciéndolo estremecer de placer casi sexual― es la muerte que está cercana a ti, es la vida que escapa poco a poco de tu cuerpo débil de humana, pero descuida el dolor pasara aunque aún te queda mucho que sufrir... podría haberte dado algo de morfina pero así me perdería el espectáculo que ahora tengo ante mí― dijo oliendo el terror emanando de su cuerpo― ¡delicioso!
Después de un rato, la dejo allí pues aún le tomaría un día entero al veneno tomar su cuerpo por completo, ordeno a uno de sus sirvientes que se ocupara de prepararla para el tramo final, y se fue a investigar que había pasado con el viejo y el asunto sobre su desaparición.
*
*
Ezael camino por la sala en penumbras de su departamento, aflojo la corbata y movió la cabeza de un lado a otro intentando relajar los músculos del cuello que hasta ese momento parecía que estaban por romperse en pequeños fragmentos.
Sus planes iban por buen camino, ya había iniciado y no podía perder ni un solo detalle, luego la buscaría...
―Cassiel...― llamo al vacío sin ser consciente de lo que hacía― Cassiel, ya estoy en casa.
De pronto cayó en la cuenta de que estaba solo como siempre y un profundo suspiro escapo de sus labios, al tiempo que apretaba la mandíbula con rabia. Sin siquiera proponérselo recordó el pasado, dejándose llevar por esos recuerdos que lo enloquecían a cada instante.
(ALGUNOS AÑOS ATRÁS)
― ¡En la habitación! Ezael camino hacia la habitación y sonrío al verla junto a la ventana abrazándose a sí misma, fue hacia ella y rodeo su cuerpo con sus brazos.
― ¿Me extrañaste?
―Sabes que siempre lo hago.
El giro despacio para que estuviera de frente a él y apreso sus labios en un beso voraz y ansioso, sintiendo como ella subía sus brazos para rodear su cuello con ellos pegándose a su cuerpo.
―Te necesito, tuve un día pesado y solo tú sabes cómo hacer que me relaje― susurro sobre su boca. Cassiel acaricio su cabello con lentitud, bajando las manos hacia la camisa para desprender los botones con rapidez, ansiosa por sentirlo, mientras Ezael la observaba con los ojos marrón oscuro fijos en ella.
―Pronto amor, necesito poseerte― la urgió.
Cassiel entonces se sacó la ropa con rapidez haciendo lo mismo con él, después se pegó a su piel mordiendo sus hombros presa de una oscura y desbordante pasión. Ezael no como siempre, no tenía la paciencia para llevarla hasta la cama, a menudo era así entre ellos, de modo que la tomo de la cintura y la pego a la pared entrando en su interior sin contemplaciones, ansioso, con los sentidos nublados de deseo, mientras clavaba los colmillos en su hombro haciéndola gritar de placer.
― ¡Eza...!
―Lo se cariño, tranquila― le susurro sobre la boca, sus labios estaban bañados en la sangre que acababa de saborear de su cuerpo ―Muérdeme amor... se mía en la eternidad como siempre...
―Para siempre― le respondió Cassiel, mordiendo su hombro, aferrada a su cuerpo temblorosa con la piel en llamas al sentirlo dentro de ella, el ansia de sentirlo más profundamente la llevo a morder el cuello del vampiro con ferocidad, dejándose arrastrar por la oscuridad que los envolvía, el gusto exquisito de su vitalidad invadió su boca cuando sus colmillos desgarraron su piel, dejándola más agitada por él, succiono con avidez.
Ezael se estremeció arrasado por la fuerza de su pasión, su oscura Cass siempre complaciente, siempre dispuesta a darle cuanto le pedía... en esa noche en particular sentía la imperiosa necesidad de poseerla sin piedad, sin reparos, con la violencia natural de su especie, clavando los dedos en su carne sin gentilezas, con el puro y oscuro deseo de dañarla y sentirla sumisa.
Ella tiro la cabeza hacia atrás, gimiendo roncamente cuando se dio cuenta que su pasión rallaba el límite de la violencia, se sintió enloquecida y absolutamente desenfrenada, dispuesta a entregarse de todas las maneras posibles, ondulo su cuerpo contra el de él, demostrándole que su locura era bien recibida, clavo las uñas en su cuerpo, marcándolo con premura, arqueando la espalda con furia, mientras sus cuerpos se bañaban en sudor.
Cassiel tiro el cuerpo hacia atrás, separándose un poco de él, con sus ojos brillando sensuales, paso una de sus manos por sus pechos acariciándose para él, soltando pequeños gritos de placer.
―Hazme tuya... ― jadeo al sentir sus embestidas.
Ezael tomo su cabello, tirando de ella, con una pasión furiosa, mordiendo su boca con fuerza mientras sus movimientos toman un ritmo más acelerado. Siempre besándola, se dejó caer al piso con ella en brazos, gruñendo de manera animal.
―Maldición eres tan excitante...
Rodó para quedar encima de su cuerpo, levantando una de las piernas de Cass, la embistió más profundamente, sin dejar de mirarla y observar cada una de sus expresiones, pasando un dedo por su boca. Cassiel lo tomo en sus labios, con los ojos en blanco, su rostro mostraba el placer absoluto que la recorría; mordió el dedo con suavidad, succionando la sangre que escapa de él, en tanto Ezael hacia un gesto de locura, disfrutando de cada aspiración, sintiendo como su cuerpo llegaba al límite.
―Amor... ¡ya! ― exclamo acariciando su piel con fuerza, marcándola, agitado, temblando de anticipación. Cassiel se dejaba llevar entonces y ambos alcanzaban el clímax juntos gritando en la oscuridad de la noche, su amor sellado una vez más, exhaustos uno en los brazos del otro.
Pero eso solo fue hace mucho tiempo...
Y esa fue la última vez que la tomo en sus brazos... luego huyo, lo dejo y nunca más supo de ella.
PRESENTE...
― ¿Dónde estás Cassiel, porque huiste de mí? ― pregunto una vez más a la nada, con el cuerpo tembloroso debido a los ardientes recuerdos de la que una vez pensó seria su compañera para toda la eternidad...
El tiempo le hizo comprender que esa compañera que pensó seria la indicada solo era una obsesión sexual que no podía sacarse de la mente, porque no le dolió el abandono en el que de la noche a la mañana lo dejo, sino el frio en el cuerpo se sumió su cuerpo cuando perdió ese fuego intenso. Ese mismo tiempo lejos de su ardiente fogosidad lo hizo entender que la unión de almas jamas había pasado entre ellos, que después que se saciaba de su cuerpo continuaba sintiéndose vacío y sin conexión, llegando a preguntarse muchas veces si alguna vez seria capaz de sentirse unido realmente a alguien como decían que les sucedía a los vampiros de pura sangre como él. ¿Acaso existía realmente esa compañera que sería su único modo de sentirse vivo como decían las antiguas leyendas, o solo eran mentiras que no tenían sustancia alguna, seria acaso cierto que los vampiros no solo perdían la capacidad de respirar sino también la capacidad de amar, alguna vez sabría lo que eso significaba siendo un vampiro de pura sangre?
―Amo... Ezael elevo la mirada hacia la chica que se acercó a él para ofrecerle una copa de whisky, y lo miro casi suplicante.
Era pequeña, sus ojos grises parecían querer decir algo sin atreverse a hacerlo, su ropa era sugerente y su cuerpo evidenciaba lo ansiosa que estaba por tener cerca a su amo, sin embargo, Ezael se sentía apático como siempre y no quería más que perderse en los turbulentos pensamientos que lo invadían cuando se ponía a filosofar sobre su propia existencia.
―Vete ― ordeno.
Se dejo caer cuan largo era, y vaya que era largo, el mas alto de los tres hermanos Black, de cabello castaño oscuro con pequeños destellos dorados, corte perfecto, vestido de manera elegante, casi clásico antiguo, con el cuerpo tonificado y marcado, que lo hacía ver aún más solemne e impresionante como si fuera de la realeza y de algún modo así era, pertenecía a una de las familias mas antigua en el mundo vampírico y sobre todo a la más poderosa. Y como todo heredero a la corona, debía luchar por asegurarse su puesto por sobre los demás, sabiendo que la soledad podría ser el resultado de esta eterna lucha, aunque en el fondo deseaba poder compartir la corona con esa mujer que fuera digna de su poder.
*
*
Despertar...
No el despertar de cada día, sino despertar en verdad, abrir los ojos a un nuevo mundo.
Un mundo impuesto, algo indeseado pero que ya no tenía vuelta atrás, era un proceso que dolía y quemaba. El ardor de la piel que en realidad perdía su calor natural, el dolor del cuerpo deteniéndose en el tiempo, muriendo y la mente trabajando a mayor velocidad, era algo que un humano normal no podría soportar y que ante la brutalidad del acto cometido debería haberla asesinado sin darle una oportunidad a esa nueva vida que se le presentaba pero ella era diferente, estaba dispuesta a sobrevivir, para buscar la venganza. Su mente ahora despierta a todo lo que la rodeaba solo tenía un pensamiento fijo: huir cuanto antes y luego vengarse.
Con los ojos fuertemente cerrados esperaba paciente a que concluyera la transformación, sus oídos agudizados escuchaban los últimos latidos de su propio corazón, mientras el tiempo se detenía para siempre. Permaneció quieta, silenciosa y expectante. Se encontraba sola en aquella habitación, lo sabía, porque ahora su sentido del olfato era más agudo y los oídos también estaban más atentos, más despiertos... le dolía el cuerpo por completo, a tal punto que el mismo dolor se había vuelto una especie de anestesia que la tenía como entumecida, la vaga noción de lo que sucedía se perdía de a ratos en la nebulosa que se formaba en su mente, debido al intenso dolor que la estaba comiendo poco a poco, mientras su cuerpo moría y su alma se perdía, mientras ella vivía estando muerta... Contando los latidos cada vez más lentos, se perdió en el tiempo hasta que estos se tornaron tan pausados, que incluso con cada uno pensaba que era el último... en medio de ese torbellino de pesar y oscuridad, sintió su presencia y la imperiosa necesidad de verlo a los ojos, algo nuevo comenzó a recorrerle el cuerpo, la intensidad de sus sentidos, el deseo, el odio mezclado con la poderosa lujuria, la apremiante necesidad de estar cerca suyo, la abrumo hasta dejarla aturdida, mientras sentía sus pasos acercarse, y con cada paso, el latir de su corazón era más lento y pausado...
Un paso, un latido, más deseo, más ansiedad...
Sabia entre la nebulosa insania de su mente lo que significaba su llegada.
Confirmaría en carne propia lo que había estudiado en los libros durante tantos años... su Sire venía a reclamar lo que le pertenecía, ella.
*
*
Luke, incluso desde esa distancia, ya podía sentir el deseo de ella despertando en su sangre, eso hizo que una sonrisa se formara en la comisura de sus labios. De todas las veces que le entrego la inmortalidad a alguien, esa sería la ocasión en que más lo disfrutaría, pues ansiaba demasiado a esa mujer, desde la primera vez que la vio y su aroma se impregno en su ser. Agradecía que no fueran parientes o tuvieran algún lazo especifico, agradecía que ella fuera toda suya y que pudiera tomar cada sensación para sí, compartiendo eso mismo con ella. Su exterior denotaba tranquilidad y control, pero por dentro bullía de ansiedad tanto como Saya.
Ella era su premio, la promesa cumplida, el regalo más esperado y la gozaría eternamente.
No se detuvo ni un solo segundo más.
Mientras se acercaba a la puerta aspiro con fuerza, deseo...
Adoraba ese aroma.
Tan particular en cada uno, y este en especial...
Tan satisfactorio.
Cuando ingreso a la habitación clavo sus ojos en ella, y para su propia sorpresa su piel se estremeció, que belleza esa combinación.
Odio, amor, un nuevo brillo.
Obsesión.
Todo de él.
Solo para él.
Que satisfecho se sentía.
Tanto poder.
Disfrutaría hundirse en ella, reclamarla con cada jadeo.
Con cada mordida.
Con cada violenta caricia.
Y se descubrió a si mismo ardiendo.
Algo que jamas había experimentado.
Una intensa necesidad de ser uno y se descubrió vibrando con cada pequeño poro del cuerpo, como si estuviera... vivo.
Sin decir una sola palabra se acercó a su lado, tan muerta y viva, su propio pecho subía y bajaba veloz, recorriendo a su presa con mirada incandescente, observando cómo hipnotizado todo ese espectáculo. Su rostro, los labios abiertos, pidiendo a gritos ser besados, devorados. Ella no lo sabía o tal vez sí, pero su cuerpo se arqueaba hacia él pidiendo.
Rogando, por su toque...
―Algún día voy a hacerte pagar por esto, lo juro...― le dijo entre jadeos involuntarios y el deseo reprimido a duras penas.
―Eso piensas pequeña... pero no puedes evitar esto... ardes por mí, me necesitas... y yo tengo ganas de complacerte ... ―él sonrió mientras bajaba la mano y tomaba un pezón duro entre sus dedos, apretando fuertemente, lleno de placer al ver su reacción.
Saya tensó los labios con fuerza pues, aunque su mente luchaba por rechazarlo, su nuevo cuerpo como vampiro ansiaba más caricias y poder complacer a su Sire.
Se sentía entre la espada y la pared y se odiaba a sí misma porque no tenía la fuerza necesaria para rechazarlo. Cerró los ojos cuando las caricias se tornaron más apremiantes y exigentes, sus manos atadas clamaban por tocarlo, por clavar las uñas en su carne hasta hacerle daño, sentir la fuerza de su posesión sobre ella y al mismo tiempo se detestaba por desearlo con tanta furia. Luke pareció darse cuenta de cuanto sucedía con ella, de lo mucho que estaba luchando por no caer en sus redes, pero también sabía que nunca podría hacerlo, él ahora era su Sire, le pertenecía por completo. así que desato sus manos y la libero para poder completar la transformación uniéndose a ella en cuerpo y alma, si es que se podía decir que aún tenía alma.
―No luches... ― susurro sobre la base de su cuello donde la herida de su mordida ya estaba prácticamente cicatrizada― eres mía ahora.
Saya respiro de manera entrecortada mientras el suave y frio aliento la hacía estremecer de deseo y ansiedad. Luke se tomaba su tiempo para hacerla suya, para terminar el proceso, disfrutando de la sensación de poder que eso le daba sobre su presa.
El saber que, aunque quisiera, no pudiera escapar, lo llenaba de morbosa satisfacción y al mismo tiempo de saña pues, esa chica despertaba en él, deseos que no había tenido con ninguna otra mujer que fuera su esclava. Su aroma lo estaba embriagando con rapidez, sus pensamientos se volvían confusos y la imperiosa necesidad de hundirse en su cuerpo y reclamarla era casi imposible de tolerar. Con el desenfreno de su especie, la voracidad de su maldad y el deseo hecho carne, se apresuró a desvestirse para luego acostarse a su lado y despojarla de la poca ropa que aún le quedaba a su víctima. Con cada roce de sus manos sobre su tersa piel, se maravillaba de lo bien que lo estaba llevando para controlar su deseo por él, ambos estaban consumiéndose en el fuego más puro y al mismo tiempo eran enemigos. Con una sonrisa de satisfacción, paso los dedos lentamente por la piel de Saya, viendo como su cuerpo se arqueaba hacia él y sus ojos permanecían cerrados fuertemente, al igual que los puños resistiendo lo mejor que podía. Le daría mucho gusto dominarla y ver como al final se rendía a él. Inclino la cabeza hasta tomar sus senos entre sus manos para luego clavar con intención de lastimar los colmillos en ella, sintiendo de manera anticipada el sabor dulce de su sangre casi convertida, la escucho exclamar con fuerza, sonrió y succiono el pezón bebiendo de ella en tanto Saya se liberaba de sus ataduras con una fuerza que no sabía poseía, y se agarraba de las sábanas aun resistiéndose, pero no paso mucho antes de que el vampiro dentro de ella reaccionara a las caricias bruscas de Luke.
Con un movimiento rápido, hizo que giraran en la cama y se sentó a horcajadas sobre su Sire, hundiéndose en el con fuerza. Ambos jadearon y exhalaron por la violencia del acto. Luke, la tomo de las caderas permitiéndole que llevara las riendas por el momento, en tanto Saya se movía sobre él con desenfreno. Las manos de Luke subieron poco a poco deslizándose por las curvas de su esclava, dejando marcas sobre la tornasolada piel al apretar su carne fuertemente, mientras ella continuaba moviéndose sobre él como una diosa exigente que lo pedía todo. A pesar de que Luke pretendía tomarse su tiempo para dominarla y enseñarle quien mandaría de ahora en más, no fue capaz de oponerse a sus exigencias, así que cuando ella se inclinó y clavo los colmillos en su pecho con tanta saña que la sangre broto por los costados de la comisura de sus labios, Luke solo abrió los ojos extasiado, tomo su largo cabello y lo separo de su rostro para poder ver la expresión de Saya.
Ya había alcanzado el tramo final hacia la inmortalidad al morderlo.
Esa mujer no se dejaba dominar y se volvía un reto para él, lo cual lo llenaba de satisfacción, ya que ninguna se había atrevido antes a retarlo.
El deseo creció de manera violenta cuando Saya se movió mucho más rápido sobre él al tiempo que succionaba ávidamente, llevándolo sin remedio a un clímax explosivo que lo dejo aturdido. Su poder se incrementó y cuando vertió su ser dentro de ella, sintió claramente como ella tomaba ese poder para hacerlo suyo.
¿Qué era lo que estaba sucediendo?
¡No, eso no era posible!
Luke comprendió después, quizás demasiado tarde que Saya no era como las demás mujeres, ella y él acababan de vincularse de una manera que iba más allá de esclava y Sire. Ella se había vuelto el centro de su universo, algo que a muy pocos vampiros le sucedía, acababa de descubrir que Saya era esa compañera que estaba destinada para él, pero ella, lo sentía en lo más profundo de su ser, lo odiaba aún.
Consumada la unión, Saya escucho como a lo lejos el ultimo latido de su corazón consciente de que ahora ya no había retorno.
Ya era un vampiro, un ser inmortal.
Se sentó de golpe aún unida físicamente a él y lo miró fijamente, su muerto corazón dolía dentro porque una buena parte de ella deseaba recostar su cabeza sobre su pecho y sentir que él la protegía, pero otra parte también muy poderosa no le perdonaba lo que había hecho con ella, lo odiaba por haberle robado su humanidad.
Temiendo sucumbir a eso que la unía a Luke, se aferró con fuerza al odio que le tenía y lo miro entrecerrando los ojos.
―Saya...
La voz de Luke la dañaba, provocaba que sus ahora secos ojos, quisieran llorar con desesperación, pero estaba demasiado concentrada, en su determinación por escapar que cerró sus sentidos a todo lo demás. Apoyo las manos en el pecho de Luke subiendo despacio como si estuviera haciéndole una caricia y sus ojos fulgurantes de furia no se desprendían de los suyos, hasta que llego a su cuello, rechinando los dientes salvajemente le mostró los colmillos y apretó los dedos en torno a su cuello, apretando con todas sus fuerzas por unos segundos. Luke abrió los ojos desmesuradamente y llevo las manos a las de ella para intentar liberarse, pero ahora Saya al ser una Neófita era más fuerte que él, por ello intento entrar en su mente, ya que como su Sire podía hacer uso de su poder sobre ella, pero se encontró con una puerta fuertemente cerrada que no lo dejaba entrar.
Confuso la miro a los ojos y vio la sonrisa en sus labios.
― ¿Pensaste que podrías dominarme Luke? ― replico Saya con tono duro a medida que apretaba más las manos en su cuello― no debiste dejarme mis recuerdos... Luke cerró los ojos y por primera vez en muchos siglos temió por su vida, pero después de unos segundos sintió que ella aflojaba las manos liberándolo.
Tosió un poco algo frustrado por sentirse tan vulnerable y abrió los ojos.
Ella sabía quién era él, lo supo todo ese tiempo, pero porque entonces no encontró recuerdos en su interior cuando la poseyó físicamente, que rayos era ese muro que estaba separándolos de esa manera.
―Volveré por ti― le aseguro Saya levantándose de un salto, tomo una camisa de Luke que estaba sobre una silla junto a la cama y se cubrió con ella, ya para ese entonces Luke también estaba de pie.
―No podrás huir de mí, no por mucho ― le advirtió Luke. Saya paso los ojos por el espléndido cuerpo desnudo de Luke delante de ella y apretó la camisa contra su cuerpo pues el deseo volvía con la fuerza arrolladora de una tormenta.
―Intenta detenerme― lo reto.
Ambos se quedaron mirando como dos fieras. Luke sabía que le sería imposible hacerle daño para retenerla, por dos motivos, primero porque no era un maldito idiota y no se enfrentaría a una Neófita enfurecida y segundo porque simplemente no deseaba dañarla, pero tampoco quería que se fuera y nada de lo que pudiera decirle la mantendría a su lado.
Maldijo por lo bajo, en tanto Saya tomaba su ropa del suelo y sonreía con satisfacción.
―Pronto nos volveremos a ver, te lo prometo― le aseguro y desapareció con un rápido movimiento.
―Descuida, o tu regresas o yo iré por ti― le dijo Luke al vacío sentándose en la cama para quedarse mirando la puerta por la cual ella se marchó― Sabia que algo tenias que llamaba mi atención, sabia que eras especial, tú serás mi futura reina, tú serás mi mujer, no puedes huir del destino y lo sabes, estas destinada a mí, así como yo estoy destinado a ti.
*
*
Markus se encontraba recostado en la cama con los brazos bajo la nuca, observando a Cassiel vestirse, esa mujer lo volvía loco, con tan solo mirarla quería volverla a la cama, pero ella se negaba a pasar el día con él, y ahora se estaba vistiendo con una clara señal, de que debía vestirse también e irse cuanto antes.
―Quiero quedarme― le dijo sentando en la cama, la sabana que lo cubría cayó hasta su cintura y Cassiel llevo sus ojos hacia sus abdominales. Markus era sin dudas un bello ejemplar vampírico, sensual, atractivo y era un apasionado amante, insaciable y exigente, pero ella no tenía sentimientos hacia él, no de la clase que la llevaría a acurrucar su cuerpo al suyo en la cama para dejarse abrazar y dormir plácidamente de ese modo. El despertaba su más puro instinto salvaje y cuando este estaba saciado lo quería lejos de ella.
―No puedes.
― ¿Por qué no?
―Porque no me gusta, ya lo sabes.
―Tu eres mía.
―No Markus, no lo soy hasta que les digas a tu familia que soy tu mujer solo la pasamos bien y nada más, ahora vete.
― ¿Porque siempre te comportas conmigo de esa manera? ― pregunto Markus saltando de la cama con furia contenida para arrinconarla contra la pared, mostrándole los colmillos.
― ¿Que pasa, acaso vas a atacarme? ― pregunto Cassiel con total calma.
―Sabes que no lo haría― le respondió soltándola― pero no deberías tratarme de esa manera. Cassiel sonrió de lado y se encogió de hombros.
―Te trato como tú me tratas.
―Sabes que te amo― le susurro al oído tomándola de la cintura en un abrazo.
―Y sabes que también te amo Markus, pero todas esas reglas de tu aquelarre ya me tienen harta, o soy tu mujer o soy tu amante, debes escoger de una vez o de lo contrario...
― ¿Que? ― pregunto Markus tenso― ¿de lo contrario que Cass?
―De lo contrario nunca volverás a verme.
― ¿No hablas en serio verdad?
―Hablo muy en serio Markus, tienes una semana para hacerlo, si no lo haces no volverás a verme.
Markus apretó la mandíbula ante su amenaza, la soltó y se vistió a toda prisa para luego salir dando un fuerte portazo que hizo temblar los goznes de esta.
Cassiel, se miró al espejo y sonrió, después de eso estaba segura de que Markus al fin hablaría con su clan y la llevaría con él, vaya sorpresa que se llevaría Ezael cuando la viera... estaba ansiosa porque eso sucediera, pues ellos aun tenían cuentas pendientes.
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