Trueques (Cap: 9)
Capitulo 9:
Saya aun permanecía en pie mirando a Luke como si este se hubiese vuelto loco completamente, era imposible lo que le estaba pidiendo, un precio demasiado alto que pagar.
― Estas loco ― logro decir después de casi cinco minutos sin abrir la boca para nada ― estas loco ― repitió en un susurro dubitativo.
Luke se encogió de hombros y sonrió.
― Piénsalo, puedo darte tu venganza pero ese es mi precio a pagar.
― Es un precio demasiado alto ― sentencio Saya.
― Como quieras... puedes irte si lo deseas entonces... no te detendré.
Saya frunció las cejas y se lo quedo mirando sin saber bien como reaccionar.
― ¿Sin trucos? ― pregunto al cabo de unos momentos.
― Sin trucos.
― No confió en ti...
― Ahí tienes la puerta vete si no deseas cerrar el trato conmigo.
― ¿Como se que no me engañaras? ¿Como se que cumplirás tu palabra?
― Lo único que puedo decir es que cumpliré, lamento decirte que todo depende de la confianza que logres depositar en mi.
― ¿No entiendes que justamente ese es el problema? No confió en ti para nada.
― Repito... si no deseas aceptar entonces simplemente vete.
Saya volvió a dudar, daba un paso hacia adelante y luego hacia atrás como si estuviera meditando la posibilidad de aceptar o no la oferta.
¿En verdad deseaba vengarse de Celes a esos extremos?
Si.
Quería vengarse de Celes a como diera lugar, no importaba cuanto tuviera que sacrificar, nada impediría que la hiciera pagar por lo que le hizo a Anthony.
― Acepto.
― ¿Estas segura?
―Si.
― Bien, esta noche, esta misma noche entonces, en cuanto el sol se oculte cerraremos el trato, tienes hasta esa hora para retractarte, sino ya no podrás, ¿estas de acuerdo?
―Si.
― En ese caso, descansa un poco, mas tarde enviare a alguien para que te ayude a prepararte.
― Si te atreves a engañarme... ― advirtió Saya entre dientes.
― No lo haré, ahora mismo, mientras descansas iré por tu obsequio.
Saya no dijo mas, solo se sentó en el borde de la cama y dejo escapar un sonoro suspiro.
La suerte estaba echada y las fichas estaban puestas sobre la mesa, ya el camino estaba trazado y no había vuelta atrás, cumpliría con su venganza sea como sea.
*
Después de dejar a Saya descansando, Luke fue directamente hacia la oficina que una vez fue de su padre y se sentó en el sillón tras el escritorio sonriendo como un niño en una dulceria.
Estaba a tan solo horas de tener lo que mas deseaba y nada impediría que lo tuviera, así debiera entregarle a Saya a medio planeta, mucho mas en las condiciones que el le impuso y ella acepto.
Pulso el botón que se encontraba bajo el escritorio y casi al instante uno de sus sirvientes golpeo la puerta.
― Adelante.
― ¿Llamo señor?
― ¿Donde se encuentra Celes?
― Según nuestros informantes con Yunho en la mansión, la han seguido por varios días y tenemos esto para usted señor.
Dejo un sobre de papel madera sobre el escritorio y se retiro a su sitio mientras su señor abría y leía la información que le acababan de entregar.
― Interesante...
― Como usted suponía una vez que ella se confió y pensó que ya no la seguían se volvió mas descuidada, la seguimos hasta el edificio de los cazadores ― informo el sirviente ― la señorita siguió a una mujer hasta un lugar y poco después salio con esa mujer ya inconsciente, fijase en la fotografiá mi señor, vea quien aparece allí...
Luke presto atención a lo que le indicaba y se sorprendió al verlo.
― ¡Imposible! Se supone que esta muerto.
― Al parecer no tanto como imaginamos señor.
― ¿Quien mas sabe sobre esto?
― Solo usted por el momento y la señorita Celes, puesto que ella lo vio entrar al lugar.
― Bien destruye esto y asesina a quien haya visto esta foto, quiero a Celes en la mansión esta misma noche, sin excusas, sin problemas, simplemente la quiero en la mansión, ¿quedo claro?
― ¿Que le diré señor?
― Solo dile que exijo su presencia en la mansión, que es caso de vida o muerte.
― Si señor, ¿necesita algo mas?
― Si... ― tomo un bolígrafo y un papel, anoto algunas cosas y se lo paso ― traeme todo esto, lo quiero en mi habitación esta noche.
― Si señor, ¿algo mas?
― No por el momento.
Cuando quedo solo subió los pies sobre el escritorio y coloco las manos detrás de la nuca sonriendo con satisfacción, todo había resultado mejor de lo que esperaba.
*
Celes salia de la mansión donde Yunho vivía sabiendo que seguramente seria seguida de cerca por alguno de los hombres de este, así que sonrió pensando en que por varios días la mujercita tendría que aguantarse en donde la dejo hasta que fuera a hacerle otra visita cuando lograra deshacerse de los hombres que la seguirían sin lugar a dudas.
Por supuesto no esperaba encontrarse a uno de los sirvientes de Luke esperándola en la mismísima entrada de la mansión con un auto.
― ¿Que significa esto? ― pregunto ofuscada cuando el hombre vestido de manera elegante y sobria se acerco a ella.
― El amo requiere de su presencia en la mansión esta noche señorita y no aceptara un no por respuesta.
― ¿Que se piensa ese maldito mal nacido para obligarme a hacer lo que sea? ― replico furiosa intentando esquivar al emisario de Luke.
Pero el hombre se acerco mas a ella impidiéndole el paso.
― Como le dije, mi amo no aceptara un no por respuesta, fue muy explicito al decir que usted debía estar en esta noche tan importante para el.
― ¿Importante? ¿Que sucederá esta noche?
― No estoy autorizado a revelar eso señorita, solo acato ordenes.
Celes resoplo con fastidio intentando nuevamente esquivar al emisario pero en esta ocasión este saco de entre sus elegantes prendas un arma.
― Señorita, mi amo dijo que de ser necesario usara una bala bendecida para obligarla a asistir, por favor se lo ruego, no me obligue a usarla.
Celes no llevaba sus espadas con ella en esos momentos porque le pareció que ir con armas a ver a Yunho seria contraproducente, pero ahora se arrepentía. Era hábil en la lucha cuerpo a cuerpo así como en el uso de las espadas pero sabia que frente a una bala no podría hacer mucho y ya una que otra vez había probado el sabor de una bala bendecida en el cuerpo y era una mierda el dolor que se sentía.
Si Luke quería jugar a ser el amo, por esa vez le daría el maldito gusto pero se las haría pagar en cuanto le fuera posible, ya tendría la oportunidad de vengarse por ser tratada con tanto descaro. Así que elevo el mentón cual reina ofendida y se metió en el auto pensando en las cosas que le diría apenas lo viera cara a cara.
No tuvo oportunidad de hacer nada de lo que venia planeando en el trayecto hacia la mansión porque nada era lo que esperaba al llegar.
La mansión entera rebozaba en luces y gente que iba y venia.
Los sirvientes corrían de un lado a otro como alma que lleva el diablo, mientras en el salón principal se iban reuniendo poco a poco los altos jefes de los diferentes aquelarres de vampiros de la ciudad.
Celes se sintió incomoda por llegar así sin ser informada sobre el festejo al que parecía haber sido obligada a asistir. Miro con rencor al sirviente que le hizo un leve movimiento con la cabeza antes de desaparecer por la puerta del estudio donde Celes estaba segura estaría Luke.
Así que con la intención de poner en su lugar al nuevo líder de todos los vampiros, emprendió camino hacia el estudio pero fue interceptada por otro sirviente que le entrego una copa con sangre.
― Para usted, es de la reserva especial de nuestro amo... el amo espera que lo disfrute y sepa disculpar porque por el momento no puede recibir a nadie.
En vista de que Luke se hacia el misterioso, Celes decidió seguirle el juego una vez mas, se bebió todo el contenido de la copa de un solo trago y subió las escaleras hacia su habitación conteniendo la furia a duras penas.
Se recostó en la mullida cama y contemplo el cielo raso con dura insistencia, intentando imaginar que nueva locura se le había ocurrido a Luke Black, pero mientras mas intentaba mantener la mente despierta y alerta mas se le dificultaba.
Comenzó pestañear repetidas veces, mientras escuchaba como a lo lejos el sonido discorde de música y risas, al parecer la fiesta estaba comenzando sin ella...
Algo desorientada se levanto de la cama y salio al pasillo sintiendo que el cuerpo cada vez le pesaba mas y mas, los pies se negaban a responderle y la boca la sentía pastosa... ¿Que le pasaba? Era como si la hubiesen... ¡como si la hubiesen drogado!
¿Que carajos estaba haciendo Luke?
Se apoyo en las paredes sintiendo el cuerpo mas pesado, intento centrar no solo la mirada que ya se le estaba nublando sino también los sentidos, pues la música distante se estaba tornando un sin sentido ruidoso y escalofriante.
Al llegar a las escaleras se agarro fuertemente del barandal para no caer, pero todo fue inútil ya que trastabillo y cayo rodando por ellas hasta los pies de la misma que daba al gran salón. Confusa levanto la mirada hacia el centro del lugar donde todos los reunidos giraron las cabezas al mismo tiempo al verla caer de manera tan estrepitosa. Gruño molesta al distinguir apenas a Luke en el centro de la habitación, vestido con suma elegancia justo delante de un hombre vestido de negro muy serio y silencioso.
― Celes, mi querida ¿te hiciste daño?― escucho que Luke preguntaba como si le hablara desde muy lejos, pero estaba segura de que la figura que se acercaba a ella pero no lograba distinguir era la de el.
― Luke... ¿que... me dieron en... esa copa?
― ¿La copa, que copa?... ah si, esa copa... ― rio Luke tomándola en brazos levantándola con cuidado para luego llevarla hasta un sillón donde la acomodo ― esa copa tenia un cocktel de hierbas como la verbena, ¿conoces el efecto que tiene en los vampiros verdad? Muchos la usan para volar por así decirlo... ― volvió a reír y le acomodo el cabello con cuidado― todos tus sentidos se descontrolan y sientes que eres como una esponjosa nube, ¿lo sientes?
― ¿Porque?... Luke... teníamos un trato...
― Es verdad pero hice un mejor trato con alguien mas y adivina que... ella deseaba solo una cosa de mi...
― Luke...
Celes resoplo procurando despejar su mente para razonar con Luke pero los murmullos que de pronto se sintieron no la dejaron pensar con la suficiente rapidez.
Luke se alejo de ella y regreso a su sitio junto al hombre lúgubre que permanecía en pie a unos metros de ella.
Una figura vestida de blanco caminaba lentamente hacia donde Luke se encontraba, seguida de otras mujeres pero ellas iban de negro, Celes intentaba darle una forma humana a esa mujer que se acercaba a Luke pero era simplemente incapaz de hacerlo, el efecto de la verbena estaba imposibilitando que pudiera hacer nada mas que estar allí sentada con la mente en un lado y el cuerpo en otro.
― Estamos todos reunidos aquí para unir a dos seres que esta noche prometerán ser uno en la inmortalidad.
Celes quiso sentarse mas derecha pero el cuerpo directamente no le respondía así que dejo de insistir y solo escucho lo que el hombre que hasta entonces no había hecho mas que estar parado en el centro del salón, decía.
― Estos dos seres inmortales que hoy unen su vida, ¿se encuentran aquí por su propia voluntad? ― pregunto el desconocido.
― Si lo estamos ― respondieron tanto Luke como la mujer.
Y su voz se le hizo tan conocida a Celes que una vez mas hizo un esfuerzo por despejar la mente.
― Entonces, ante estos testigos que conforman la gran y poderosa familia de los mas altos funcionarios vampiricos, por favor coloquen el símbolo de su unión, los anillos...
Luke tomo el anillo que había escogido para Saya y lo coloco en su dedo donde correspondía y luego ella hizo lo propio, mirando de reojo a la mujer que permanecía sentada a unos metros de ella.
― ¿Alguno quiere decir unas palabras? ― pregunto el hombre que oficiaba la ceremonia que ahora Celes sabia se trataba de una unión entre vampiros... ¿Luke se estaba casando? ¿Con quien? ¿Porque así de pronto y de manera tan misteriosa?
Saya negó con la cabeza, pero Luke sonrió, la tomo de la mano y apretó sus dedos con fuerza mientras la miraba a los ojos y decía:
― Ahora me perteneces Sayania, eres mía.
Saya apretó la mandíbula con fuerza y respiro lentamente para no salir corriendo de allí.
El hombre que oficiaba la ceremonia tomo la mano de Saya libre e hizo un pequeño corte en la parte interna de la muñeca, lego hizo lo mismo en la mano de Luke y la ofreció a los dos.
― Sayania bebe de la sangre de tu esposo y Luke bebe de la sangre de tu esposa, para unir de manera inmortal sus vidas siendo uno parte del otro mas allá de todo lo demás, perteneciendo uno al otro por siempre.
Luke llevo la muñeca que goteaba sangre sobre el blanco vestido a su boca y espero a que Saya hiciera o mismo, notando como ella dudaba. Sin ese ultimo detalle la ceremonia no estaba concluida y si ella no bebía de el bajo su propia elección, significaba que lo rechazaba.
Los ojos de ambos se cruzaron y se mantuvieron firmes uno en el otro, el silencio era tan que se podía sentir el vuelo de una mosca a lo lejos.
― ¿Luke? ― replico Celes entonces rompiendo el silencio ― ¿Luke que significa esto?
Saya giro la cabeza hacia Celes, gruño por lo bajo y se llevo la muñeca de Luke a los labios bebiendo y aceptándolo.
Ya era tarde para todo lo demás, acababa de vender su alma al demonio.
Cuando termino de beber de ella, Luke lamió la herida para que esta se cerrara y la miro triunfante.
Saya hizo lo mismo con la herida de Luke pero desvió la mirada hacia Celes sin decir nada, solo esperaba, esperaba que todo ese circo al que Luke la había obligado a participar terminara para alcanzar de una vez su verdadero objetivo, Celes...
― Lo que la sangre a unido no lo separara la vida ni la muerte ― sentencio el hombre de traje oscuro y para Saya fue exactamente eso, una sentencia de por vida.
Y eso para un ser inmortal como ella, era demasiado tiempo.
Luke la tomo de la cintura afirmando su posesión sobre ella delante de todos los presentes y giro para saludarlos.
― Todos conozcan a mi esposa ― dijo lleno de orgullo.
Saya apretó la mandíbula y fingió una sonrisa.
Hubo aplausos y murmullos en general y miradas curiosas, incluso sorprendidas pero ninguna queja ni oposición.
Nadie se atrevería, pues Luke era el líder de todos ellos.
― Ahora quiero darle a mi bella esposa su regalo de bodas ― anuncio Luke y Saya se emociono puesto que sabia a que se refería.
Celes continuaba sentada sin lograr comprender que estaba sucediendo.
En un momento sintió que la tomaban en brazos nuevamente y que era guiada a algún lugar desconocido, sintió como la depositaban en algo duro y frio, sintió como le colocaban algo en las manos y luego el sonido de una puerta al cerrarse.
Después el silencio y nada mas.
El instinto le gritaba que se encontraba en peligro pero no era capaz de defenderse ni evitarlo.
― ¿Donde estoy?... ¿Que sucede?
Escucho débilmente el sonido de unos pasos y la respiración de alguien.
― ¿Quien anda ahí? ― pregunto Celes nerviosa, deseando tener su espada a mano.
― ¿Aun no sabes quien soy verdad?
― ¿Quien eres, que significa esto?
― Soy Saya, tu y yo alguna vez fuimos familia y ahora tu eres mi presa.
― ¡No soy presa de nadie! ― grito Celes intentando luchar por liberarse pero las cadenas bendecidas le quemaban la piel y la verbena en su sistema aun no la dejaban reaccionar.
― Ahora lo eres... tu eres mi presa y morirás por lo que le hiciste a Anthony pero me tomare mi tiempo.... disfrutare de esto antes de destruirte por completo, si tuve que sacrificar mi eternidad en mi venganza, lo mínimo que puedo hacer es gozar mi recompensa ¿no lo crees?
― He asesinado a muchas personas, no se a quien te refieres.
Celes escucho el gruñido furioso de la otra mujer y comenzó a reír con sarcasmo.
― Te enfurece mas el que no sepa de quien hablas, ¿verdad?
― Descuida, después de que comience contigo lo recordaras para siempre y hasta tu tumba, te lo aseguro.
Celes dejo de reír buscando enfocar la mirada nublada en la mujer que se encontraba parada delante de ella, pero su rostro era eso, una nebulosa que no se distinguía y que estaba segura jamas volvería a olvidar, tal cual se lo aseguro instantes antes.
El sonido de la puerta se volvió a escuchar y nuevamente el silencio se apodero del lugar, Celes sabia que estaba sola.
*
Amanda se recuperaba poco a poco mientras intentaba escapar de la maldita mujer que la tenia prisionera, pero la perra había hecho bien su trabajo... si tan solo pudiera liberar una sola de sus manos...
La luz del pasillo llego hasta ella cegándola un poco, cerro los ojos por instinto y los abrió de inmediato al darse cuenta de que el aroma de quien sea había entrado no era el mismo que el de su carcelera.
― ¿Quien eres? ¿Donde esta la mujer de cabello negro? ― pregunto desconfiada a los dos hombres que acababan de entrar.
― Ella se encuentra en una fiesta ahora, por eso hemos venido para encargarnos de ti ― respondió el hombre levantando en alto una de las espadas de Celes.
Amanda sabia lo que significaba todo eso, su momento había llegado, cerro los ojos y pensó en su adorado Jackson, ya nunca mas podría ver su dulce rostro, era lo único que lamentaba.
La espada bajo descargando su silencioso mensaje de muerte y pocos segundos después la cabeza de Amanda cayo a sus pies, en tanto todo el resto de su cuerpo caía inerte.
― Recoge sus pertenencias, la cabeza ponla en una caja y el cuerpo en otra, el amo quiere enviarle un mensaje a Yunho y a Jackson― dijo el hombre que acababa de darle muerte a Amanda.
― ¡Si!
El verdugo observo la espada, sonrió y decidió que se quedaría con ella, después de todo la persona que antes las usara ya no lo haría.
Salio del lugar, dejo la espada en la parte trasera del auto y busco en su elegante chaqueta el teléfono celular, espero un momento y luego dijo:
― Esta hecho señor, lo felicito por su boda, que tenga una agradable velada.
Después de esto, se subió al auto con vidrios polarizados y se alejo del lugar a toda velocidad.
*
― ¡No me importa si deben dar vuelta toda la asquerosa ciudad, quiero que encuentren a Amanda! ― grito Jackson golpeando la mesa de reuniones con fuerza rompiéndola en dos mitades.
― Si señor.
La furia estaba reflejada en el semblante de Jackson pero en su interior el temor de que algo le sucediera a Amanda lo hacia sentir indefenso.
― Disculpe... señor...
Jack miro a la mujer que temerosa se encontraba parada en la puerta de la oficina con una caja en las manos.
― ¿Que sucede? ― pregunto Jack tenso.
― Llego esto para usted, dice urgente y es de parte del señor Yunho.
Jack sintió que un frio helado le recorría la espalda, le hizo señas a la mujer para que entrara y le entregara la caja, esta así lo hizo y se retiro de inmediato, así como todos los demás.
Jack abrió la caja y retrocedió conteniendo el aliento.
Partes de un cuerpo dispersos en varios pedazos se encontraban en la caja dentro de una bolsa, pero lo que lo dejo sin aliento fue reconocer de quien se trataba el cuerpo, pues sin lugar a dudas se trataba de Amanda, una de las manos que se encontraba allí, a simple vista llevaba el anillo de rubíes que el le regalo tan solo meses entes de ir a esa ciudad y la ropa ensangrentada era la que ella usaba el día que desapareció.
― Amanda... ― susurro Jack con el pecho oprimido ― ese bastardo te encontró madre... ¿que haré sin ti?
Abrazo contra su pecho la caja con los restos de su madre, un grito profundo y desgarrador escapo de su garganta.
― ¡Madre!
*
La caja descansaba sobre la mesa del estudio y Yunho estaba parado a varios metros de ella sin atreverse a abrirla, el instinto le gritaba que no lo hiciera, que no la abriera por nada del mundo y que continuara buscando a su mujer, pero el morbo lo impulsaba a hacerlo.
Sabia que no le agradaría lo que allí había.
Celes se había ido enfurecida de la mansión asegurandole que le pagaría las palabras que le había dicho y el modo en que la había tratado y el no le creyó.
― No lo hiciste Celes... ― susurro al vacío ― no pudiste hacerme tanto daño...
El mensaje que venia en la caja decía:
"Te lo mereces"
Y la firma era de Celes.
Al final después de unos minutos Yunho se decidió y abrió la caja.
La ultima vez que vio a Amanda había sido esa terrible noche cuando su finca se incendio y el creyó haberla perdido para siempre, antes de esa reunión con Jacob Black, aun tenia en su mente la hermosa expresión con que se acerco a besarlo en los labios pidiéndole que regresara pronto y se cuidara, sus ultimas palabras habían sido "Te amo", y luego en las fotos que Jared le mostrara, cuando le dijo que en realidad estaba viva.
No quería ver a su amada Amanda, no como sabia la vería en esa caja... lo presentía.
A pesar de ello, se acerco y abrió la caja...
― Amanda... ¡Amanda! ― grito temblando de furia ― ¡Amanda!
CONTINUARA...
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