⠀⠀chapter three:
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capítulo tres, primer acto ▎❛ eres como un misterio
que muero por descifrar. ❜
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⠀⠀⠀En la Unidad de Narcóticos de la ciudad de Chicago, Ilinois todos estaban corriendo de lado a lado como gallinas sin cabeza tras las abrupta entrada de Inteligencia a su caso, a pesar de haber intentado sacarlos de su larga investigación no lo habían logrado puesto a que el sargento de la Unidad era uno de los más exitosos y estrictos de la policía, y bastante obstinado y testarudo se podría agregar. Ahí estaban ellos, tanto Kennedy como el sargento Voight, Erin Lindsay, y el superior de la primera, Giovanni Cooper.
── Entonces ── comenzó el teniente Cooper ──, ¿Quieres meter a uno de tus detectives en mi investigación solo porque tú hija está involucrada? ── habló hacia Voight.
── No tiene nada que ver con que la oficial Voight esté en la investigación, lo único que queremos es atrapar a Vittorio D'Amico, encontrar al asesino de una chica de dieciséis años y sacar sus drogas de las calles. ── explicó el sargento con la mirada fija en el teniente. El teniente Cooper paso su fría mirada hacia la hija del sargento quien permanecía sin ninguna expresión en su rostro, aunque su corazón latía muy rápido.
── Nuestra oficial ha estado en el mundo de Don Vittorio desde hace cinco años, no podemos arriesgarnos a que descubran a tú Unidad. ── dijo volviendo a Hank. El sargento puso los ojos en blanco.
── No nos descubrirán, tenemos que tomar el caso. ── explicó Hank. El teniente Cooper frunció el ceño y negó con la cabeza. ── vamos a tomar este caso. Kennedy va a aprovechar que se ha ganado su confianza y va a infiltrar a un par de mis detectives.
── ¿Quieren meter a alguien más en la investigación? ── inquirió el teniente──, saben que el grupo de Don Vittorio es extremadamente exclusivo, apenas logramos que Kennedy entrara, ¿cómo vas a meter a otro oficial?
── Solo diré que tenemos a alguien muy interesado en comprar unos cuantos gramos, y los quiere ahora. ── dijo Kennedy ganándose la atención de su jefe. El teniente Cooper, se inclinó en su asiento y observo de manera seria a los oficiales frente a él.
── ¿A quien llevarás? ── la preguntó el teniente. El sargento miró a su hija esperando por su respuesta.
── Estaba pensando que yo podría── comenzó a decir Erin pero Kennedy la interrumpió antes de que pudiera decir algo más.
── No ── dijo──, quiero al niño bonito y al que es duro como piedra ── dijo hacia el sargento ── quiero al detective Halstead y al detective Dawson. ── agregó hacia el teniente. Hank miro a Erin que estaba claramente disgustada, luego miró al teniente.
── Pues los infiltrados serán Antonio Dawson y Jay Halstead. ── dijo asintiendo con la cabeza. Erin bufó, la rubia estaba algo molesta porque pensaba que su jefe había escogido la opción de su hija por sobre la de ella a pesar de que la muchacha había desaparecido sin dejar rastro mientras que Erin había estado ahí todo ese tiempo.
── Muy bien, prepárense. ── ordenó el teniente. Hank Voight y la detective Lindsay se levantaron dispuestos a salir de la oficina cuando el teniente habló nuevamente. ── tengo que hablar contigo, oficial Voight. ── Kennedy asintió y observó a su padre salir en silencio dándole una última mirada.
── ¿Señor?
── Voight, has estado haciendo un trabajo excepcional con respecto a Don Vittorio, a pesar de todo el tiempo que te ha costado integrarte de manera exitosa── dijo──, espero que el hecho de la Unidad de Inteligencia, y que tú padre, se involucraran no sea un inconveniente para lo que has estado haciendo. ── Kennedy negó con la cabeza, se quedó paralizada al sentir la mano del teniente sobre su hombro.
── Le aseguro que no serán un inconveniente. ── dijo la muchacha intentando mantener la compostura. El teniente asintió y le hizo una seña para que abandonara la oficina donde estaba y eso hizo ella pero antes de salir él la llamó nuevamente.
── Es bueno verte, Kennedy. ── la chica se tenso pero forzó una sonrisa hacia su superior y salió de la oficina cerrando la puerta tras ella. Suspiró. Observó a su padre y a Erin al final del pasillo acompañados de una detective que Kennedy había visto pocas veces antes, era rubia y bastante alta, al verla acercarse le dedicó una sonrisa y se fue hacia donde estaba el resto de la unidad.
── Ya hablamos con Antonio y Jay, solo tenemos que llamar a Emily y decirle que tienes a unos amigos interesados en- ── Erin no pudo continuar debido que la detective Voight le hizo una seña con la mano.
── ¿Qué? ── preguntó. ── ¿estas loca? no puedo hacer eso, primero que nada debemos hacer la entrega que está programada para esta noche, y luego de un par de días le diré sobre la compra.
── Kennedy no podemos dejar que escapen con las drogas. ── intervino Hank mirando a su hija.
── Y yo lo puedo dejar que arruines mi investigación── dijo──, ya están sospechando de mi por haber ido a la comisaría── gruñó la detective──, escucha, haremos está entrega y luego meteremos a tus detectives, si no estás de acuerdo con esto pues se salen de la investigación. ── retó a su padre. Hank frunció el ceño y miro con molestia a su hija.
── Escúchame bien, Kennedy yo──
El sargento dejo de hablar tras la interrupción de la detective Lindsay.
── Hank, vamos, tenemos que preparar a Dawson y a Halstead. ── dijo para evitar una confrontación entre padre e hija en medio de la Unidad de Narcóticos. Hank asintió y se alejó de Kennedy mientras que Erin le seguía de cerca──. Escucha, se que estás enfadado, pero discutir con ella luego de no haberla visto en tantos años no es la solución. ── dijo introduciéndose al auto de su jefe.
── ¿Quién se cree para hablarme así? ── inquirió Hank──, soy su padre.
── Eres su padre, pero no has estado con ella los últimos años. ── le recordó Erin.
── No porque no quisiera. ── dijo Hank observando a su hija salir del edificio y caminar hacia su auto y ponerse en marcha hacia la dirección contraria.
── Dale tiempo── dijo Erin──, sabes bien que Kennedy es igual que tú, testaruda y un dolor de cabeza. ── explicó con una sonrisa en su rostro.
── Al menos no es como Justin. ── murmuró Hank arrepintiéndose casi al instante.
── Justin y Kennedy son personas completamente distintas, sí, Justin te ha causado más problemas que Kenny, pero, solo debes seguir adelante y aceptar que ya no son niños. ── Erin palmeó el hombro del sargento y este se puso en marcha a la estación para preparar a sus detectives.
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Tras el paso de los días, dos para ser exactos, la detective Kennedy Voight estaba satisfecha con el resultado de la entrega para uno de los clientes frecuentes de Don Vittorio D'Amico, el cual fue simplemente cargar un camión con la mercancía, tomar la bolsa con el dinero e irse, más nada. A pesar de que la detective estaba satisfecha con la entrega, sentía que todo había sido demasiado fácil y rápido como para ser una entrega de uno de los narcotraficantes más grandes del país.
Ahora, Kennedy bebía de una taza humeante de café mientras esperaba pacientemente por los detectives de la Unidad de Inteligencia con quiénes debía preparar la compra para así atrapar de una vez por todas a Don Vittorio. El sonido de la puerta del apartamento rentado de Kennedy llamó su atención, ya sabía quién era, por lo tanto se tomó su tiempo para dirigirse a abrirles.
── Pasen. ── dijo al encontrarse con Antonio Dawson junto con Jay Halstead parados frente a ella. Ambos se adentraron al apartamento de la joven hija de Voight mirando con detalle el luga que, para estar en un mal vecindario, estaba muy bien decorado──. Bueno, creo que su sargento ya les contó lo que queremos hacer para llegar a Don Vittorio. ── comenzó a decir mientras les señalaba a sus invitados los asientos vacíos.
── ¿Por qué nos elegiste a nosotros? ── fue lo primero que dijo Jay hacia Kennedy.
── Les iba a invitar una taza de café, pero si vienes con esos ánimos ── murmuró la morena. Antonio miro a Jay con el ceño fruncido por haber interrumpido a la muchacha.
── Yo si quiero la taza de café── dijo Antonio──. Un placer, detective Antonio Dawson. ── se presento hacia Kennedy.
── Kennedy Voight. ── ambos estrecharon sus manos, a su lado, Jay permanecía serio pero tras la mirada que le daba su compañero tuvo que dejar su mala actitud hacia la morena.
── Detective Jay Halstead. ── dijo por fin. Kennedy asintió conteniendo una sonrisa, al estrechar la mano del detective de ojos claros no pudo evitar tener pensamientos acerca de lo grandes que eran sus manos, apartó la mirada rápidamente.
── ¿Quiere una taza de café, detective? ── pregunto hacia Jay quien asintió de mala gana. Kennedy se dirigió a la cocina para preparar el café dejándolos en la sala de estar.
── ¿Qué demonios te pasa?── susurró Antonio hacia Jay.
── ¿De que hablas? ── inquirió el detective.
── Deja esa actitud y acepta que una chica más pequeña que tú te dejo el ojo morado, esto es una gran oportunidad, si le dice algo a los de Narcóticos nos dejan fuera del caso. ── gruñó el mayor.
── No me dejo un ojo morado. ── murmuró Jay con fastidio.
── Claro, díselo a tu cara. ── se burló Antonio. Kennedy volvió con las tazas para sus visitantes y las entrego antes de sentarse frente a ellos dispuesta a crear un plan.
── Bueno...── dijo Kennedy evidentemente incómoda. Los detectives también permanecían incómodos, pero sospechaban que era por la situación entre Kennedy y Jay, entre ellos había una gran tensión luego del golpe propinado por la chica.
── Antes de empezar quiero preguntar, ¿en serio eres hija de Voight? ── preguntó Antonio──, ¿o es algo parecido a lo de Lindsay? ── agregó con curiosidad.
Kennedy se mantuvo en silencio un par de segundos, le dio un trago a su taza de café y luego miro al detective con una sonrisa. ── Es mi padre. ── dijo.
── ¿Eso es todo? ── pregunto Jay frunciendo el ceño.
── ¿Qué más tengo que decir? ── inquirió Kennedy con una ceja alzada.
── Pues... algo más. ── murmuró Halstead antes de beber de su taza. Kennedy bufó con fastidio y miro a los detectives con desdén.
── Deberías pensar un poco más en como te presentarás ante Don Vittorio y menos en mi árbol genealógico, Jay. ── pronunció tan suavemente el nombre del detective que este sintió un escalofrío recorrer su espalda.
── Tiene razón, detective. ── concordó Antonio. Kennedy asintió y miro al latino
──. Tienes pensado que entremos de encubierto como compradores para Don Vittorio, ¿es eso correcto?
──Si ── asintió──, Emily confía lo suficiente en mi como para reunirse con ustedes, pero deben ganarse su confianza antes que nada. ── explicó.
Jay sintió un suave ronroneo a su lado, una pequeño gato lo miraba desde el suelo con curiosidad, el detective se inclinó para recoger al gato pero este se asustó y salió corriendo en dirección al regazo de Kennedy donde se acomodó mientras lo observaba. Por su parte, Voight comenzó a acariciar al gato ignorando la mirada por parte de Halstead.
── ¿Y tú? ── pregunto Antonio a su compañero.
── ¿Yo que? ── preguntó confundido.
── Que cuál será tú nombre, tú historia. ── habló Kennedy. Jay parecía estar desorientado todavía provocando frustración en Dawson.
── Para el trabajo encubiertos, Jay.
── murmuró entre dientes. Jay asintió procesando las palabras de Antonio y apretó los labios.
── Ryan. ── respondió sin más. Kennedy soltó una risita por lo bajo y continuo acariciándole el suave pelaje al gatito sobre sus piernas.
── Es suficiente para mí ── dijo la detective──, entonces presentare a Emily a mis amigos Ryan y Jacob quienes quieren comprarle a Don Vittorio unos cuantos gramos de su producto. ── explicó el plan. Tanto Halstead como Dawson asintieron de acuerdo con ella y fue suficiente para dar por terminada su reunión.
── Nos veremos a las nueve treinta. ── fue lo último que dijo Jay al salir del apartamento de Kennedy, la chica asintió con la cabeza y cerró la puerta tras hacerles una seña con la mano en manera de despedida.
── Tienes que controlarte. ── dijo Antonio mientras se alejaban hacia el auto.
── ¿A qué te refieres? ── pregunto Jay mirando con curiosidad a su compañero.
── ¿A qué me refiero? ── inquirió el latino──, a que nos dejas de darle miraditas a la la hija de Voight. ── se burló.
── ¡Eso no es cierto! ── exclamó con una voz chillona.
── Eso no es cierto── se burló Antonio de nuevo, Jay puso los ojos en blanco──, mira, no te negaré que la hija de Voight es linda porque lo es, pero deberías tener cuidado, sigue siendo una Voight después de todo. ── aconsejó. Jay negó con la cabeza casi de inmediato.
── No se a que te refieres pero te estás equivocando. ── dijo introduciéndose al auto.
── Si no sabes a qué me refiero entonces, ¿Como sabes que estoy equivocado? ── finalizó Antonio con una sonrisa ladina. Jay dirigió su mirada a la ventanilla mientras negaba con la cabeza.
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