17. i'm never gonna meet what should've been you

ੈ ‧ chapter seventeen ; i'm never gonna meet what should've been you

junio 80', Dublin

Habían pasado meses desde que los hermanos Rousseau y Regulus se habían mudado a la casa de la playa y aunque la situación que estaban atravesando no era buena, tal vez muy en el fondo Magnus y Regulus estaban disfrutando más de lo que admitían haber pasado los últimos meses ahí, fue como adelantarse a la vida que pudieron haber tenido al graduarse de Hogwarts.

Durante el día pasaban mucho tiempo juntos y durante la noche también, todo era perfecto en ese sentido. Con el tema de los horrocruxes nada había cambiado realmente, ya solo les faltaba conseguir uno y tenían su ubicación, sería cuestión de algunas semanas para que lo consiguieran y al tener todos, finalmente descubrir cómo destruirlos, parecía que finalmente todo se estaba acomodando conforme a sus planes.

Corría el mes de junio y las cosas habían estado algo tensas en la casa, nadie había estado de muy buen humor durante los últimos días y de hecho, era comprensible, había pasado año y medio desde que habían tenido contacto con el exterior, la única persona que los frecuentaba trayendo noticias, era Pandora ahora Lovegood, pero ya no parecía ser suficiente, estar encerrados comenzaba a ser estresante.

Durante aquella mañana, Magnus despertó temprano, el sol ya
se colaba por la ventana golpeando la piel pálida de Regulus, dándole un efecto brilloso, Magnus lo cubrió con la sábana y se dispuso a ir a la cocina para preparar un desayuno, de los tres, él era al que menos se le daba la cocina, pero realmente lo intentaba y sin Kreacher ahí, era justo que él se encargara del desayuno, ya que su hermana era quien regularmente lo hacía, aunque ella lo consideraba más bien una distracción.

Magnus puso un sartén al fuego y comenzó a ordenar sus ingredientes, realmente quería darle una sorpresa a Regulus. Cuando su preparación estuvo lista, decoró el plato con algo de frutos y sirvió una taza de café para él y lo llevó todo levitando a la habitación.

Al abrir la puerta, Magnus de dio cuenta de que Regulus ya estaba despierto, le dedicó una sonrisa somnolienta antes de levantarse.

— ¿Cómo estás? — Preguntó Magnus dejando un beso en su frente.

— Bien — Mintió con una sonrisa convincente — Te levantaste temprano.

— Lo lamento si te desperté...

— Para nada, gracias por desayuno — Agradeció.

— Mejor así, ¿Desayunamos?

— Por supuesto.

Regulus se sentó nuevamente en la cama, la verdad era que estaba cansado, llevaban más de un año buscando la solución a su situación con los horrocruxes y aun no podían destruir ninguno. En las últimas semanas Regulus había encontrado una respuesta que los podría ayudar, pero no estaba tan seguro de que fuera adecuado o si llamaría mucho la atención, sobre todo, no sabía si sería una alternativa segura, así que por el momento, se lo quedaría para sí mismo.

— Pensándolo bien... creo que no tengo demasiada hambre.

— ¿Ah no? — Preguntó Magnus preocupado — ¿Te sientes bien, te traigo algo o... ?

Antes de que Magnus pudiera terminar, Regulus lo interrimpió arrojándose hasta sus labios, besándolos con urgencia y después bajando hasta su mandíbula dejando un rastro de besos húmedos.

— ¿Regulus...?

— ¿Sí? — Preguntó continuando con su tarea.

Magnus en un movimiento ágil invirtió las posiciones, colocando a Regulus por debajo suyo y sintió como se ponía rígido cuando cuando su boca comenzó a descender por el cuerpo pálido de su contrario y enterró los dedos en su cabello despeinado.

— ¿Qué haces? — Preguntó Regulus con una risita nerviosa.

— No creíste que te lo iba a dejar así de fácil, ¿Verdad?

¡!

Pasaba de la una de la tarde y después de tomar un baño, Regulus y Magnus se dirigieron al jardín trasero, solo eran ellos dos en casa, ya que tan solo unos días atrás, Regulus se había puesto en contacto con el profesor Dumbledore, quien lo había ayudado a expandir el encantamiento Fidelio hasta la costa del océano y Genevieve se la pasaba ahí todo el día, dejándolos solos.

La cabeza de Regulus estaba apoyada en el abdomen de Magnus, mientras leía un libro de hechizos, mientras que por su parte, el Rousseau leía por quinta vez vez en la semana Orgullo y Prejuicio.

— No lo entiendo realmente — Dijo Regulus sin despegar la mirada de su libro.

— ¿Qué es lo que no entiendes? — Preguntó Magnus curioso.

— Van tres veces en esta semana que lees ese libro — Se quejó — ¿Sabes que hay una biblioteca entera ahí como con una pared llena de libros muggle, no?

— Es la quinta, de hecho y no, no quiero leer otro libro, este me gusta.

— ¿En serio? — Preguntó Regulus sacrcástico, haciendo a Magnus rodar los ojos.

— No esperaba que lo entendieras, igual, es romance, Reggie — Dijo para molestarlo.

— Yo soy muy romántico, Magnus Rousseau, no sé de qué hablas — Regulus se quejó, golpeándolo despacio con la pasta dura de su libro.

— ¿Ah sí? — Preguntó provocándolo.

— Sí — Contestó para subirse encima de él y besar sus labios en un beso lento.

— Oh, veo que vas por el segundo round.

Regulus río separándose de sus labios, pero antes de que pudiera volver a besarlo, Kreacher apareció, interrumpiéndolos.

— ¡Kreacher! — Regulus se sonrojó, bajando del regazo de Magnus algo apenado.

— ¡Lo siento, amo Regulus!, ¡ELFO MALO, ELFO MALO! — Kreacher le quitó el libro de las manos a Regulus y comenzó a golpearse la cabeza con él.

Magnus miró hacia otro lado, tratando de no reír, claramente Regulus se dio cuenta de aquello, lanzándole una mala mirada. 

— No pasa nada, Kreacher — Aclaró su garganta.

— De hecho, sí pasa... — Comenzó Magnus y si las miradas mataran, él probablemente ya estaría tres metros debajo del suelo, así que optó por quedarse callado.

— ¿En qué podemos ayudarte, Kreacher?

— ¿Podemos... ? — Dijo Magnus en un susurro.

— La última vez que estuve aquí, me dijo que cuando estuviera listo para llevarlo ahí, volviera, estoy listo, jóven Black — Dijo agachando su cabeza. 

Magnus frunció el ceño, confundido — ¿De qué habla, Regulus?

El Black se talló los ojos, sintiendo que su corazón comenzaba a latir como loco y supo que era el momento de dejar la tranquilidad de su hogar y partir a la misión que le daría inicio a todo, sería como el principio del fin.

— ¿Regulus? — Preguntó Magnus en un tono más serio.

— ¿Crees que puedas hacerlo hoy? — El elfo asintió — Nos vamos en dos horas, te puedes preparar en donde prefieras, Kreacher. 

Regulus desapareció del lugar, dirigiéndose hasta su habitación y Magnus no dudó en seguirlo.

— ¿Me puedes explicar qué pasa? — Preguntó Magnus molesto.

Regulus soltó un suspiro cansado — Kreacher sabe dónde está el último horrocrux, Magnus — Dijo tratando de ocultar lo asustado que estaba — Necesitaba algunos meses para estar listo, fue algo muy duro para él, hoy me llevará ahí.

— Oh... bien — Magnus asintió dirigiéndose hasta el armario — ¿Qué crees que debería ponerme?, ¿Va a hacer frío o...?

Regulus lo interrumpió, negando con la cabeza de forma repetida — No Magnus, tú no irás.

Magnus rodó los ojos — Regulus... no puedes dejarme aquí, no hay forma en la que te deje ir solo, no...

— Pero es que si nos llegara a pasar algo... si te llegara a pasar algo a ti...

Magnus lo tomó de las mejillas — Vamos a estar bien, ¿Sí? Solo, no me apartes de esto.

Regulus asintió sin estar muy convencido.

¡!

Magnus, Regulus y Kreacher salieron de la casa de la playa más o menos a las tres de la tarde, después de dejar una nota, avisándole a Genevieve que volverían más tarde.

En cuestión de un chaquido, los tres se encontraban en la cueva, Regulus conjuró el encantamiento Lumos y Magnus lo copió, dejando esa como su única fuente de luz. La cueva era completamente aterradora y Magnus no podía saber con certeza qué tan alta era, pero suponía que demasiado, ya que ni siquiera podía obeservar el techo. Una luz verde reflejaba el agua y ambos compartieron una mirada, ahí era en donde tenían que ir.

— ¿Crees que sea muy profunda... ? — Magnus estaba por meter el pie para comprobar su duda, sin embargo, Regulus lo detuvo tomándolo del brazo.

— No, ahí — Señaló un bote y ambos caminaron hasta ahí en medio de una oscuridad que era mucho más densa de la que conocían.

Magnus sintió un escalofrío recorrerle la espalda cuando se dio cuenta que el fondo del lago, habían varios cadáveres, algunos incluso flotaban.

En la pequeña isla de la cueva, se encontraba el último horrocrux, en el fondo de un recipiente lleno de alguna poción desconocida para los magos. Magnus se acercó curioso con Regulus siguiéndolo de cerca y cuando extendió la mano para sacar el guardapelo, el Black se la golpeó en seguida.

— Magnus, no — Lo regañó.

— ¿Qué? Solo hay que tomarlo y largarnos de aquí — Magnus estaba impaciente por salir del lugar que con cada segundo que pasaba, lo ponía más nervioso.

— No lo podemos tomar así — Explicó Regulus — Hay que vaciarla antes de tomarlo.

— ¿Y cómo?

Regulus tomó un recipiente del saco que llevaba y sacó algo de agua, cuando estaba por tirarla, notó que el líquido no caía.

— Hay que beberla.

Magnus aintió y le arrebató el recipiente comenzándolo a beber de un solo trago, necesitaba partir de ahí cuanto antes.

— ¡Magnus!

Magnus comenzó a tener alucionaciones horribles tan pronto el líquido pasó por su garganta y tan solo algunos segundos después, sintió un ardor en su interior que fácilmente lo podría haber matado y una gran necesidad de tomar agua.

Magnus oía a lo lejos a Regulus hablándole, pero no podía entender lo que le decía. Lo más cerca que tenía era el agua del lago y sin dudarlo, comenzó a beberla con desesperación, ni siquiera se dio cuenta cuando el ejército de infernis se elevó y comenzó a atacarlo.

Regulus lo miró con desesperación, sabiendo lo que tenía que hacer — Deja el falso — Pidió a Kreacher y el efo asintió — Y lo sacarás de aquí en cuanto de lo ordene y que jamás regrese, le darás el relicario a Genevieve. 

Regulus creó un anillo de fuego alejando a algunos infernis, no era tan fuerte, así que no fueron todos, pero los necesarios para sacar a Magnus del agua e intercambiar de lugares.

— ¡REGULUS, NO!

Ambos se miraron a los ojos por una fracción de segundo que fue suficiente para que Regulus se pudiera despedir con la mirada.

Regulus nunca se imaginó amando a alguien, siempre creyó que si llegaba a estar con alguien en su vida, seguramente sería arreglado, tal como lo había sido con toda su familia, pero con Magnus no había sido así, ambos llegaron a amarse con lo más profundo de sus almas, le había permitido sentir por una vez en su vida que las cosas podrían estar bien, finalmente no sería así, ya que no tendrían la vida con la que habían soñado, pero a Regulus no le importaba morir si Magnus lograba estar a salvo.

— Ahora — Dijo mirando al elfo y después a Magnus — Te amo, Magnus.

Lo último que Regulus pudo escuchar, fue el chasquido de los dedos de Kreacher y fue en ese momento cuando dejó de luchar, Magnus estaría bien, pensó antes de ser arrastrado al fondo del lago.

¡!

author's note: no me odieen,
ya solo queda un capítulo y el
epílogo, les prometo que todo
va a terminar tan bien como
pueda terminar.

gracias por llegar hasta aquí,
espero que lo hayan disfrutado
muchoo.

nos leemos en la siguiente
actualización! :)

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