07. people watching

 ੈ ‧ chapter seven ; people watching

El día había llegado, finalmente sucedería... la cena anual en la casa de los Black.

Magnus se miraba en el espejo de su habitación por última vez admirando su atuendo, iba completamente de negro con una túnica hecha a su medida y no podía evitar pensar en lo bien que lucía, si el fuera Regulus Black, definitivamente se perdonaría, pero eso apenas estaba por verse.

— ¿Jóven Magnus? La ama Katarina me pidió que le informara que lo esperan abajo.

— Te lo agradezco, Bubbles, estaré ahí en un segundo.

Magnus bajó las escaleras con total elegancia, llegando a lado de sus padres.

— Oh querido, estás tan guapo — Katarina se acercó hasta él abrazándolo — Eres el orgullo de esta familia, ¿Lo sabes, verdad?

El castaño sonrío irónico recordando que tan solo algunos días atrás sus padres casi lo querían repudiar — Gracias madre, luces bien.

Katarina sonrió complacida y antes de que alguno pudiera decir algo más, Genevieve apareció en la habitación en un vestido blanco, Magnus no pudo evitar pensar en lo desesperados que estaban sus padres porque su hermana luciera como una novia, pero había algo más, la conocía muy bien para saber que había estado llorando.

— Te ves... te ves aceptable, Genevieve.

La rubia sonrío sin que le llegara la alegría a los ojos y simplemente asintió.

— Bueno, es hora de irnos.

Katarina y Maurice fueron los primeros en tomar la red flu y antes de que Genevieve también lo hiciera, su hermano la tomó del brazo.

— ¿Todo está bien, Genny?

La rubia se limpió una lágrima que acababa de rodar por su mejilla — Todo está bien, Magnus, tú solo preocúpate por arreglar las cosas con Regulus, ¿Sí? Vamos.

Genevieve desapareció primero y Magnus no tardó en seguirla. Al llegar al Número 12 del Grimmauld Place, el castaño sintió que su estómago se revolvía y no necesariamente por el viaje, en medio de la multitud, se encontraban sus padres acompañados de los Black incluido Regulus, al notar su nerviosismo, su hermana apretó su mano.

— Gracias...

Ambos hermanos se acercaron hasta donde estaban sus padres.

— Magnus — Lo saludó Walburga — Luces muy bien, incluso tú Jennifer.

— Se llama Genevieve, madre — La corrigió Regulus atrapando la mirada de Magnus.

— ¿Es parecido, no? — Los adultos rieron.

Sirius jaló a Genevieve fuera de ahí, dejando a sus dos hermanos menores con sus padres.

— Es bueno saber que no sigues los malos pasos de tu hermana, Magnus — Le habló la señora Black.

— Sí, ahh... disculpe, ¿Dónde puedo conseguir algo de tomar?

— La barra de bebidas se encuentra en el salón principal, por supuesto, Regulus, ¿Por qué no acompañas a nuestro invitado?

— No creo que tenga inconvenientes en encontrar las bebidas, madre — Respondió más seco de lo que Magnus se esperaba.

— Regulus... — Le habló Walburga en un tono mucho más brusco — No seas mal anfitrión, hijo.

— Descuide, señora Black, si Regulus no quiere, entonces no lo obliguemos.

Magnus salió de ahí de inmediato acercándose a la barra de bebidas, en donde pasaría las siguientes dos horas, al menos tres chicos ya se habían acercado para intentar algún movimiento con él, sin embargo, todos habían ignorados olímpicamente.

Magnus estaba por tomar una cerveza más cuando alguien se acercó a él.

— ¿Bailas?

— ¿Contigo? — Alzó las cejas — No, no bailo.

La rubia rodó los ojos — Es evidente que no te agrado, ¿Al menos puedo saber por qué?

Realmente no había una razón válida para que a Magnus no le agradara Pandora, antes de los últimos meses, le parecía que era una chica bastante bonita y amable a comparación de su familia, sin embargo había algo y por más que le pesara aceptarlo, ese algo era Regulus Black.

— No me desagradas, solo... comprendes que no eres mi persona predilecta.

Pandora sonrío extendiéndole la mano — Dame un baile, es todo lo que pido.

— ¿No sería más fácil que se lo pidieras a Regulus?

— Así que eso es... ya te lo explicaré, solo ven conmigo.

Magnus suspiró rindiéndose y aceptando ir con la rubia hasta la pista de baile.

— Bien, dime.

— Wow, realmente no te agrado — Sonrío la rubia — Tus padres han intentado hablar con los míos toda la noche... al parecer, les parezco 'adecuada' para ti.

Magnus río sin poder evitarlo — Es broma, ¿No?

— No lo es... y para ser honesta, no me parece mala idea.

La sonrisa burlona que había estado adornando el rostro del Rousseau desapareció — ¿Acaso perdiste la cabeza, Lestrange?

— Magnus... ya sé lo que piensas, pero déjame explicarte — Pandora al notar que Magnus tenía la intención de irse, lo sujetó con fuerza — Contrario a lo que piensas, Regulus y yo no... simplemente no, ¿Okay? Pero eso no quiere decir que no hay alguien, escucha, Magnus, si no es contigo, mis padres querrán desposarme con alguien más, al menos si eres tú, ambos tendremos una oportunidad.

— ¿A qué te refieres?

— Tú y Regulus... y yo con — La sangre le subió hasta las mejillas — Xenophilius Lovegood.

— ¿Lovegood?, ¿Qué no él fue despedido del Profeta por...?

— Sí, bueno, no es relevante — La rubia lo interrumpió — Pero no me parece tan mala idea, retomando el tema anterior...

— ¿Y cómo estás segura de que Regulus quiere algo conmigo?

— Oh, no estoy segura, solo tengo fé.

Magnus sonrío irónico — Por supuesto.

— Bueno... yo sé que tú le gustas y es obvio que él a ti, así que, solo es cuestión de que dejes de ser un imbécil y hables con él.

— No estoy seguro, Pandora... lo pensaré, sobre ambas cosas, créeme.

Antes de que la rubia pudiera contestar, Regulus Black apareció en el salón notablemente borracho, su cabello estaba desordenado y su ropa arrugada, de igual forma, para Magnus jamás se había visto tan bien.

— ¡Y que le den a Magnus Rousseau! — Gritó atrayendo la atención de los presentes.

Magnus y Pandora se acercaron hasta Regulus tratando de ayudarlo — ¿Qué haces, Regulus?

— Oh pero si aquí estás, ¡EL HOMBRE DE LA NOCHE! — Exclamó atrayendo la atención de aun más personas — Lárgate de aquí, Rousseau.

— No, no me iré y tú tampoco, ¿Dónde está tu habitación?

— ¿Quieres conocer mi habitación?

— Quiero llevarte a un lugar en donde nadie vea lo ridículo que estás siendo, así que ayúdame.

Entre todos los presentes, Mulciber y Avery se habían acercado curiosos — Tu novio tiene razón, Reggie, tal vez deberías acompañarlo.

Magnus estaba por voltearse y enfrentarlos, sin embargo, Pandora lo detuvo tomándolo del hombro — Tú encárgate de Regulus, yo me encargaré de ellos.

El castaño asintió no muy convencido, pero finalmente salió de ahí con Regulus y tras algunas vueltas, ya que el Black no lo había ayudado mucho indicando dónde era su habitación, por fin llegaron.

Magnus abrió la puerta dando una impresión rápida de la habitación, las paredes eran oscuras y estaban decoradas por posters de equipos de Quidditch y banderines de Slytherin.

— Creo que necesito...

— Oh no... — Magnus jaló a Regulus rápidamente y abrió la primera puerta que encontró que afortunadamente era la del cuarto de baño — Anda Regulus.

Tan pronto como llegaron al inodoro, Regulus comenzó a desechar todo lo que había en su estómago, teniendo a Magnus sobando su espalda — Ya está bien, amor.

Regulus tosió un poco limpiándose la boca — Mierda...

— Yo sé que debes sentirte fatal, pero ya pasará...

— No, mierda porque tú no deberías de estar aquí, yo no debería de haberme puesto así... — El Black se sentó en el suelo, escondiendo el rostro entre sus rodillas.

— Igual ya está hecho, ¿No?

— Supongo... ¿Puedes esperar afuera?

Magnus hizo lo que Regulus le pidió y regresó para sentarse al borde la cama.

Después de varios minutos Regulus regresó a su lado un poco mareado — Supongo que quieres hablar, pero... — Un hipo repentino lo hizo detenerse — Lo siento, ah... creo que quiero dormir.

Magnus asintió y lo ayudó a recostarse, lo tapó con una sábana y justo cuando estaba por retirarse, la voz de Regulus lo detuvo — No tienes que irte...

Una sonrisa se dibujó en el rostro del Rousseau y se acercó hasta un sillón cerca de la cama para tomar asiento y cuidar del sueño del menor de los Black.

— No tienes que...

— Descansa, Regulus.

¡!

El reloj marcaba la 1:30 a.m. cuando Regulus despertó, se sentía algo confundido y que su cabeza podía estallar en cualquier momento.

— ¿Todo bien?

— Me duele la cabeza...

— Efectos colaterales, supongo — Magnus trató de sonreír — ¿Te traigo algo?

— No, gracias... hmm, ¿Magnus por qué estás aquí? — Preguntó Regulus sin darle más vueltas al asunto.

— Necesitaba hablar contigo... Regulus fui un imbécil, soy un imbécil — Corrigió — Me gustas y me gustas mucho, te quiero de una manera que jamás me había pasado con nadie y...

— Y aun así te fuiste.

— Al menos déjame terminar, por favor... si después de esto tu opinión no cambia, puedes odiarme por el resto de tu vida y no voy a interferir, pero, por el momento, permíteme explicarte.

Regulus no respondió, así que Magnus lo tomó como señal para continuar — Lo que quiero decir es que te quiero, en pocas semanas lograste hacerme más feliz de lo que lo había sido en años, no sé qué hiciste y cómo pasaste de hacerme pensar que eras completamente molesto a estar aquí diciéndote esto, pero es verdad.

— ¿Pero...?

Magnus dio un largo suspiro — Pero aún creo que no soy lo suficientemente bueno para ti... de cualquier forma, quiero intentar serlo, quiero merecerte Regulus.

— Ay Magnus... — Y sin previo aviso, Regulus atacó los labios de su contrario en un beso hambriento.

Cuando ambos se separaron, Magnus sonrío tomándolo de las mejillas — ¿Qué fue eso?

— De veras que eres imbécil — Río.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando la compañía del otro, la fiesta había terminado hacia un rato, así que el único ruido que había en la mansión, era el de los elfos limpiando las copas en la parte de abajo.

Magnus estaba por hablar cuando un grito lo alertaron y todos los que vinieron después también.

— ¿Deberíamos...?

El Rousseau ni siquiera lo pensó y salió corriendo, solo esperaba que no fuera lo que estaba pensando.

¡!

Cuando Regulus y Magnus llegaron bajaron, los gritos habían cesado y lo único que se escuchaba era una fuerte discusión entre los señores Black y Sirius.

— ¡Y TODOS SE PUEDEN IR AL INFIERNO, YO ME LARGO!

Sirius salió del pasillo en el que se encontraba con Genevieve entre sus brazos, Magnus en ese momento sintió que el alma se le salía del cuerpo, siempre había visto a su hermana como alguien fuerte, y verla tan débil, sin duda era un golpe.

— ¿Está...?

— Está inconsciente, Rousseau — Respondió Sirius — Despertará en cualquier momento, conozco a alguien que puede ayudarnos.

Al ver que ninguno diría nada, el mayor comenzó a alejarse.

— ¿Te vas, no es así? — Preguntó Magnus a lo que Sirius asintió — Déjame pedirte que a donde sea que vayas, lleves a Genny contigo.

— Después de lo que acaba de pasar no planeabas que la dejara con tus padres, ¿Verdad? Por supuesto que la llevaré conmigo.

En cualquier otro momento, Magnus le habría reclamado por el tono que usaba, sin embargo, en ese solo le interesaba el bien de su hermana — ¿Y a dónde...?

Sirius suspiró — Por el momento no es seguro que te lo diga.

Regulus miraba a su hermano y a Magnus hablar sin poder intervenir en la conversación, quería, realmente lo quería, sin embargo, las palabras simplemente no salían de su boca.

— ¿Regulus...? — Le habló Sirius, haciendo que su corazón comenzara a latir muy rápido, había pasado demasiado desde que habían hablado por última vez — Cuídate.

El menor asintió, viendo como su hermano se retiraba con Genevieve aún inconsciente y no pudo evitar soltar algunas lágrimas.

— Tranquilo, Reggie, yo estoy contigo, vas a estar bien... estaremos bien.

Magnus lo abrazó de manera protectora y aunque todo parecía tan mal en ese momento, Regulus le creyó, estarían bien... al menos por el momento.

¡!

author's note: aah, este es el capítulo
más largo que he escrito hasta ahora,
¿qué opinaan?

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