08 | Finicio
La familia de Lee Minho se reducía en su madre, sus tíos y su primo Hyunjin. Para Minho, la familia Hwang era bastante escurridiza, si había un viaje inevitablemente los Lee irían con ellos, jamás los dejarían atrás, Minho no está seguro de si está bien con eso o no.
Con respecto a su padre, no sabía nada de él más que estaba muerto, no le importaba, sabe que estuvo con él cuando era bebé pero no es que haya tenido una consciencia real en ese entonces, y para él era ridículo extrañar algo que no recordaba haber tenido. Creía que no necesitaba un padre, pero eso cambiaba cuando llegaba Dereck, la mano derecha de su tío Jibom.
Un hombre fuerte, audaz y sanguinario, bastante reservado, casi más que su tío. Era gentil con él y con Hyunjin, nunca les pedía que hicieran algo pero siempre les enseñaba trucos con armas blancas, Minho lo admiraba y adoraba más que nadie, es por eso que no se negó cuando su madre le avisó del viaje que tendrían, en el cual se quedarían con Dereck.
Aunque eso significara tener que dejar todas sus cosas atrás.
Minho era apegado y posesivo con sus cosas, le costaba abandonar hábitos y rutinas, si repetía algo el tiempo suficiente era claro que se quedaría con él para siempre, lo cuál era un problema, dada la situación.
— ¿Qué pasará con ellos? — su mirada felina se enfocó en el par de cabezas que jugaba a las cartas en el patio del colegio, Minho sentía su pecho apretarse con irritación al pensar que abandonaría a Jisung por, tal vez, mucho tiempo. — ¿Los volveremos a ver?
Hyunjin, apoyado en la ventana, mirando en su misma dirección negó casi impercetiblemente. No fue una respuesta que calmara a Lee, pero a este punto nada podría hacerlo.
Le tomaría tiempo desapegarse.
— Nos olvidaran — Hwang abandonó la vista de la ventana y regresó con pasos lentos a su pupitre, calculando el poco tiempo que quedaba de receso. —. Y nosotros a ellos, es probable que no los volvamos a ver — vió a Minho girar su cuerpo hacia él, dispuesto a replicar, por lo que cortó su idea antes de que pudiera ser expresada. —. Se acabó el juego.
Tenía un mal sabor.
— Seungmin hará pijamada con Jisung después de la escuela, ¿puedes pasar por ellos o quieres que vaya yo?
Samuel tarareó en negación a través del auricular mientras observaba las carnes en las congeladoras del super mercado. Se preguntó si le salía más barato comprar los cortes de doce o simplemente llevar un lomo entero.
— Iré yo, me queda de paso de las compras, ¿necesitas algo amor? — hubo ruido del otro lado; cajones cerrándose, la radio prendida, el timbre sonando. — ¿amor?
— Dame un segundo, la puerta — quieto en su lugar Samuel esperó la respuesta del otro lado de la llamada, atento a cualquier sonido proveniente del teléfono, estaba tenso. Había algo que lo preocupaba, tal vez el sentimiento de ser acechado —. Jimin está aquí, iré con ella al almacén. —. De estar en peligro.
Escucho lejanamente la voz de Jimin saludando en el teléfono antes de que su esposa lo despidiera apresuradamente con un te amo y cortara sin esperar respuesta. Lo cuál era extraño, dejaba un sentimiento amargo en la boca.
Trato de ignorar los pensamientos negativos y sus aterradoras intuiciones, se convenció de que solo se estaba psicoseando, debido a todo lo que pasaba en el trabajo. Las situaciones tensas y las dudas sin resolver, las cosas en el negocio volvían a sacudirse y está vez no estaba seguro de poder evitar la turbulencia como ocasiones pasadas.
Salió del supermercado con dos bolsas en cada mano, al costado de la entrada del súper había una mujer, de tez pálida y ojos felinos verdes que llamaron su atención, ella luchaba contra un carrito de compras que no quería separarse de la fila de los otros carritos. Podía oírla soltar maldiciones por lo bajo, incluso algunas palabras en ruso, lo que le pareció bastante interesante y termino por convencerlo para ayudarla.
Junto sus bolsas de manera que las sostuvo con una sola mano y se acercó rápidamente a la mujer, la saludo cortamente con un "Buenos días" logrando que ella girara su cabeza enseguida para mirarlo.
— Buenos días — correspondió junto a una inclinación de cabeza, Samuel coloco su mano a un lado de la suya en el carrito, empujó hacia abajo y luego hacia atrás logrando que este se desprendiera de la fila con una última sacudida. —. Se lo agradezco, nunca logro agarrarle el truco a estás cosas. — ambos rieron a la par.
Negó con la cabeza mientras volvía a poner sus bolsas en la posición de antes, con dos en cada mano. — No es un problema, se veía que estaba batallando — no pudo evitar observarla con detalle, ahora que estaba cerca podía notar más peculiaridades, como una pequeña cicatriz, redonda con pequeñas espirales en su mejilla, un pequeño corte seguramente, no intencionado, fue rápido, pero no pudo haber sido por ella. —. Su rostro me parece familiar, Она выглядит кореянкой, но я не думаю, что она отсюда.¹
Ella se mostró sorprendida, sus afilados ojos se abrieron de manera que ahora parecían redondos, como dos pequeñas avellanas. Hubo un ligero atisbo de desconfianza en sus ojos, la tensión en su cuerpo le confirmo que empezaba a dudar de quien era él y lo que quería.
— Могу я узнать, с кем я имею удовольствие?²
Solo podría pertenecer a un lugar.
— Я мистер Ким, я Феникс.³
Podría ser que tuviera una solución.
El humo del tabaco se adhería con morbo a las paredes, no desaparecía, se dejaba ver flotando entre los destellos de luz que las lámparas proporcionaban, era exótico, al menos así lo creía él, mientras lo admiraba sin prisas, está seguro que él es un espectáculo para sus visitas, le agrada eso.
Un hombre, de tez morena y cabello rubio ondulado, arrodillado frente a él se aclara la garganta y pronuncia con un ligero temblor que fácilmente podría pasar desapercibido. — Señor — hizo un sonido de afirmación, lo escuchaba, fuerte y claro, era el único que rompía el silencio, su silencio, en esa habitación estrecha y de oscuras paredes. —, en cuanto a nuestro trato... la información es-
— Valiosa — interrumpe. Se levanta del sillón y este cruje, es viejo pero tiene valor sentimental, un regalo de una mujer anticuada, dulce rostro, terrible carácter, ella era buena en los negocios pero tenía una debilidad al hacer amistades. —. La información es valiosa — puede ver la esperanza en los ojos de su invitado, este se acerca con pequeños gateos hacia sus pies, como un tímido pero ansioso cachorrito. —, sin embargo, mi nuevo amigo — el susodicho se tensa, ahora está expectante y desconfía.—, no está completa.
Cuando sale de la habitación el aire fresco es lo primero que siente, luego de haber estado siendo abrazado por horas con el calor de la habitación oscura. Hay luz, es de mañana, frunce el ceño porque no había sido conciente del tiempo, está desconcertado.
Culpa al trago y su emoción, a la nueva persona que conoció, al tabaco y el cómodo pero viejo sillón.
— Nos será útil — comenta, a nadie en particular. Habla de su nuevo amigo, lo conoció hace poco, aún tiene dudas, lo aceptó con facilidad y los favores que pidió no parecen ser llamativos, es extraño. —. Mantenganlo vigilado — ordena al grupo que lo sigue, ellos asienten y dos se marchan pasando por sus costados. Los ve irse y sonríe, se siente divertido por todo lo que entra en su contacto. —. Es una ciudad grande... podría perderse, ¿verdad?
Parece Coreana, pero no creo que sea de aquí¹
¿Puedo saber con quién estoy teniendo placer?²
Soy el Sr. Kim, soy Phoenix.³
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