La sociedad de los poetas malditos

Dedicado a Maduixa, Evans, Mila, Danielle, Aixa, Alexis, Isa y Monze.

Puedo recrear escenas dolorosas a costa de mi propia sanidad, igual que muchos otros que he conocido. El dolor es mi mayor inspiración e ingiero miseria auto-provocada solo para satisfacerme con los números que veo en la pantalla. Soy esclavo del sufrimiento, igual que aquellos que se alimentan del mío.

Dime, si mi cuerpo se pierde en el mar y mi cuenta de instagram se elimina, ¿qué más queda?

Una sensación de vacío rebalsada por lágrimas es lo que forma el mar en que se ahogan los post-adolescentes y pubertos de mi generación. Todos somos poetas malditos, muertos en el interior. Sin ganas de vivir y sin deseos de morir. Tan solo la pregunta que se repite, para completar el ciclo: ¿cómo terminar este dolor?

Veo ojos mutilados en ojeras, las escenas vívidas de un pasado que nos aterra y se nos escapa de las manos. Lo decimos de frente, lo decimos cantando. Nunca nos escuchan, nuestra opinión no cuenta; nos falta experiencia pero nos sobra vida. Quizás la juventud es una maldición, envidia de los adultos que nos hacen odiar las cosas que amamos y nos sumergimos en indiferencia auto-inducida para presumir que no sentimos nada, porque se supone que esa es la adultez: no sentir nada.

Porque se supone que this is the way, ese es el camino. Somos el objetivo del ojo público, el público objetivo del cual todos se burlan. ¿Y cuál es el punto? Si el futuro nos fue arrebatado desde el día que nacimos, porque el mundo no existe. Solo pisamos la simulación de positivismo que nos han vendido, aferrándonos a un veganismo crédulo, a una belleza anoréxica, a series que nos tratan como niños.

Tan solo existimos, oyendo cómo no importa nuestra existencia.

¿Cómo te atrevés a pedirle madurez a un niño de catorce años? ¿Cómo te atrevés a pedirle experiencia a un chavalo de veinte? Si no respetan el tiempo, ¿por qué deberíamos respetar la propaganda del adulto? Si luchar con fuerza bruta está mal, ¿cómo es que ellos se ganaron su lugar? ¿Cómo pelear una guerra que ya está perdida? ¿Cómo hacerse un nombre cuando nos pisotea el algoritmo? ¿Cómo lucrar con nuestro propio sufrimiento? Si solo desean vernos desnudos y pajearse con la juventud que se nos escurre y burlarse de nosotros cuando no cabemos en la hegemonía.

II

¿Cuál es el objetivo de la vida? Si el arte existe por el arte mismo y la vida es su propio motivo, ¿por qué sigo predicando mi sobriedad insípida? ¿Cómo ser parte de una rebeldía que me aterra? Si siempre he sido un cordero aferrado a los barrotes que me dan comida. Supongo que luchar a mi manera es lo más cercano a ser un revolucionario, por más que mis ideales no se alínien con mis contemporáneos.

Si me da miedo la violencia física y los gritos y la lluvia torrencial sobre un techo sin luz. Si me da miedo la vida y las personas y la información que me abruma en cada reel que se desliza bajo mis dedos. Si solo he buscado mi bienestar personal mientras me quejo de personajes que no puedo tocar porque no existen. Si, bajo parámetros externos, me he vuelto un ser mediocre incapaz de salir de la caverna que lo cobija.

Y desapareceré así, con la evolución de la tecnología, porque solo soy un fragmento del universo intentando manifestar su experiencia por medio de un lenguaje atrofiado. Y desapareceré así, porque solo un pedazo del universo intentando... 

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