La impostora

No lo hago por llamar la atención, lo hago porque me duele.

Cuento los días en que mejoro, caben todos en mis dedos.

Son efímeros y mueren al instante,

como si nunca hubieran deseado nacer.

¿Cuál es el punto de una memoria? Si no duermo por las noches.

Me veo en el espejo, no soy lo que veo.

No hay identidad que me defina más que una enfermedad,

enfermedad que he adoptado como nombre.

Todos me conocen como eso, un ser inerte,

incapaz de escapar del estado taciturno.

Siempre muero y renazco, no tengo rumbo.

Hoja pálida y descolorida, un rumor lejano.

¿Cuál es el punto?

Me esfuerzo por manifestar una madurez que no poseo

y fracaso en el intento...

***

siento que no me sirven las palabras amables, me siento insuficiente.

si la prosa poética no es poesía, ¿entonces quién soy?

¿por qué hay más estética en el verso libre?

¿cómo debo clasificarme, regalarme, venderme? o confesarme

un ignorante de las letras, tan solo soy un ignorante.

no importa mi trayectoria ni mi gloria,

mi burbuja es una noria, esculpida desde el suelo;

es un parque de diversiones mi poesía, así de gringa, así de externa, así de mía.

porque ahora resulta que no soy nica

por más que divague entre miseria.

por más que sienta cómo la miseria chorrea por mis piernas,

empapa mi útero y me impide salir, como feto que no nace,

como feto que no muere, porque nunca ha estado vivo.

¿y quién soy yo sino un despojo, un desecho, un desaire?

¿cómo te estructuro la metáfora

para que me ames?

¿cómo maquillo mis palabras para parecerte bonita?

¿cómo vestirme de puta intentando crear poesía?

¿cómo agradarte a vos, a quien desprecio tanto?

¿por qué agradarte?

si me hicistes odiarme, hicistes que odiara la letra, la literatura, mi esencia, mi arte.

hicistes que me perdiera entre las comas inescrutables del pretérito pluscuamperfecto

en vez de tomar mi mano amablemente

y mostrarme un camino diferente

al modernismo, al darío,

quien no me identifica en nada.

yo no he viajado, yo no tengo pluma.

soy un hikikomori adicto al anime,

no soy burgués ni soy Neruda.

no soy Frida ni soy Gioconda,

carezco de nombre

porque no podés pronunciarlo.

carezco de tu aprobación

porque nunca te has atrevido

a probarme.

***

Pasé la tarde leyendo poesía y ahora tengo al síndrome del impostor susurrándome que desista, diciéndome que me desvista y me venda en el only fans, porque hasta ahí seguiré siendo mediocre pero atractiva.

Soltar verborrea victimista me ha hecho ganar simpatía, hay quienes me leen por empatía y algunos colados del montón.

Siento que no quiero seguirme viendo a como me veo yo, quiero arrancarme los ojos y aprender cómo me ves vos,

al otro lado de la pantalla. ¿Cómo interpretás los versos sin contexto de un poeta que odia la poesía?

¿Cómo sos capaz de leerme sin comprenderme? De consumirme, de verme desnuda entre letras corroídas en una realística obra de no ficción.

Ya no sé cómo evadirme sin evitarme, cómo amarme sin repudiarme, cómo leerme sin provocarme insomnio.

No puedo cambiar el pasado, he evolucionado hacia un presente que rechazo porque no me gusta ser consciente de mis fallos.

Me he desnudado tantas veces entre palabras que a veces no me hallo. Entonces me leo y me encuentro y siento que me amo, pero luego soy crítico de mi propia oración y todo me parece un error.

Mirame acá, intentando ser relevante, sin herramientas para sopesar mi propio rencor. El dolor es quien siempre mueve mis manos y ahora, quien más duele, es la noción de un yo.

¿Por qué yo? ¿Por qué yo y no ellos? ¿Por qué siempre soy consciente de mi tono de voz?

¿Soy tan mediocre y analfabeta que no merezco una mención? ¿Es eso? Tantos años puliendo una piedra para apuñalar a mi madre... terminó clavada en mi esternón.

Soy la canción sin melodía que se pierde con el viento porque nadie nunca quiso reconocer cuándo la cantó.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top