Sad eyes
POV Yoongi:
Cuando abrí los ojos, me sentía mareado. El corazón y la respiración me iban a mil, como si quisieran hacer notar que estaba vivo. Escuchaba unos pitidos constantes y solo veía blanco frente a mí. El color blanco del techo de la habitación de hospital en la que me encontraba.
Enseguida me di cuenta de que no me podía mover demasiado y mi boca no recordaba cómo pronunciar palabra alguna. Me sentía como si hubiera despertado de un largo sueño.
Lo único que recordaba de mi sueño era... ¿un olor? Sí, era un olor de estos que te envolvían cuando llegabas a casa después de una larga jornada y tus padres te acogían con un saludo informal o un abrazo. Cuando abrí los ojos percibí el mismo olor en el ambiente, y a los constantes pitidos que escuchaba se le unió un jadeo de sorpresa y un sollozo. Una silueta femenina entró en mi campo de visión y al reconocer el rostro de mi madre, mis ojos se aguaron sin yo entender el por qué. Tal vez fue un efecto espejo, fruto del llanto de la mujer frente a mí.
Apenas giré la cabeza para poder apreciarla mejor. Iba vestida de traje y agarraba mi mano con fuerza mientras hablaba entre sollozos. En ese entonces no entendí nada de lo que estaba pasando, mas al escuchar al médico hablar con mi madre, las ideas se ordenaron en mi cabeza con rapidez. Me había salvado de la muerte. Estaba bien.
Un tiempo más tarde, después de que mis familiares hubieran entrado a verme, - no podían hacer mucho más, pues no era capaz de hablar.- entraron dos chicos jóvenes. El que tenía cara de ser el menor se tapó la boca y se le aguaron los ojos, y en ese momento supe que me olvidaba de algo. ¿Conocía a ese chico? ¿Por qué no lo recordaba?
Las siguientes semanas estuvieron llenas de médicos, pruebas y demás cosas relacionadas con la rehabilitación que iba a tener que hacer. Había sido informado del accidente que había sufrido y de que llevaba dos meses en coma. Me trasladaron a una especie de clínica especializada en rehabilitación y empecé a recibir visitas del pedagogo para volver a hablar, además de empezar a tener sesiones para recuperar la movilidad. Los médicos dijeron que iba mejorando más rápido de lo esperado, aunque las lesiones de mis piernas tomarían más tiempo para sanar.
Pasó un mes de rehabilitación y había mejorado en lo que respecta a hablar. En cuanto a movilidad, podía mover mis brazos y manos. Empezaba a ser consciente de todo lo que me había pasado y el remolino de incógnitas y dudas en mi mente se empezaba a apaciguar. El chico de la otra vez siguió viniendo a verme y tengo malos recuerdos de cuando fui capaz de decirle que no recordaba quién era. El médico había advertido rastros de pérdida de memoria y dijo que tendría que "aprender a recordar". Una expresión bastante curiosa, sin duda.
Aquel día estaba con el chico – el cual sabía que se llamaba Jungkook.- en un área de descanso al aire libre destinada a los pacientes. Yo iba en silla de ruedas eléctrica (cortesía de mis padres) mientras que Jungkook estaba sentado a mi lado en un banco.
— Me alegro tanto de que estés haciendo rehabilitación aquí en Seúl. Tus padres decían que os iríais a Daegu.
— Bueno, supongo que aquí tendrán algo de especial.
— Tal vez...— el teléfono de Jungkook vibró y este miró a ver lo que era.— Oh, me tengo que ir. He quedado con Hoseok más tarde.— se excusó levantándose.— Siento no poder acompañarte a la rehabilitación.
— No pasa nada, ya has venido otras veces.— Le quité importancia.— ve con Hoseok antes de que se preocupe, anda.— Jungkook me miró sin estar seguro.— Estoy bien, puedes irte.— Insistí empujándolo un poco. Jungkook sonrió y me abrazó con cuidado, se despidió y emprendió el camino hacia la salida mientras que yo me quedaba en mi sitio.
Miré a mi alrededor. A esa hora había más gente en el área de descanso, ya que las visitas solían ser más abundantes en ese momento de la tarde. Se podía ver a los pacientes acompañados por sus familiares, y era raro que hubiera un paciente solo.
Por eso me sorprendió cuando vi a un chico sentado en un banco al lado de la zona infantil, encogido en su sitio y mirando sin ganas el teléfono frente a él. Parecía más o menos de la edad de Jungkook y se le veía tan solo...
Tomé aire antes de decidir dirigirme hacia donde estaba sentado el chico. Mientras que la silla de ruedas se movía hacia allá, en mi cabeza iba pensando cosas que podría decirle a aquel chico para poder entablar una conversación. Paré a medio camino, sopesando si era una buena idea, y me iba a volver por donde había venido cuando aquel chico reparó en mí. Chasqueé la lengua internamente y acorté la distancia que nos separaba. El chico no dejaba de mirarme con ojos oscuros y analíticos que, siendo honesto, me inquietaron.
— Ehm... Hola.— Sonreí un poco, mas el chico solo me siguió mirando con expresión neutra. Tragué saliva. Esto iba a ser más difícil de lo que pensaba.— Es raro ver a alguien solo a esta hora, ¿quieres compañía?
El chico solo me miró de arriba a abajo y se levantó de su sitio para después irse sin decirme palabra. Mi sonrisa se quedó en el aire y me sentí bastante mal conmigo mismo. ¿Tal vez tendría algún trastorno social? No lo sabía. Lo único que sabía es que sus ojos transmitían tanta tristeza, tanta desconfianza, que no tenía duda alguna de que aquel chico había pasado por mucho.
*******
Pasaron los días, y empecé a ver de forma más seguida a aquel chico de ojos tristes. No habíamos intercambiado palabras, ya que él siempre se mostraba esquivo y siempre estaba solo.
No fue hasta un día a la hora de la comida, cuando estaba almorzando con Jungkook en una de las mesas de la cafetería, que pude saber algo más de él.
— Vamos Jimin, tienes que acabarte todo el plato.—La frase parecía dirigida a un niño pequeño caprichoso, pero no. Una enfermera se encontraba sentada junto a él en otra mesa, mirando con preocupación al nombrado como Jimin. Agudicé la vista y noté que la mano del chico que sostenía la cuchara temblaba.
Pude ver que el chico se terminó el plato entre pequeñas muecas y ojos algo llorosos. "Qué exagerado", pensé. Jungkook se fue rato más tarde, sin yo haberle comentado nada de mi anterior encuentro con el tal Jimin, y yo me dirigí a mi habitación en la silla de ruedas.
Pero me detuve al escuchar un pequeño sollozo acompañado de lo que parecían arcadas. Bueno, estaba en una especie de hospital y las paredes eran de papel, como quien dice. Mas los sucesos acontecidos recientemente me llevaron a seguir el sonido de los sollozos al baño. Pareció ser que el dueño de aquel lamento me había escuchado, pues los sonidos pararon repentinamente. Tragué saliva y antes de echarme atrás, hablé.
— Ji... ¿Jimin?— le pregunté al silencio del baño. Pude escuchar el sonido de la cisterna de uno de los baños y vi que unos segundos después, Jimin salía de un cubículo con ojos rojos por un llanto reciente. Me miró con enfado en los ojos y se acercó a mí.
— ¿Cuál es tu maldito problema?— Me preguntó con voz rasposa.— ¿Te manda él o algo? ¿Es que no piensa alejarse de una vez?— Habló alzando un poco la voz.
— ¿Él? ¿Quién? ¡No! Solo pasaba por aquí y... te he escuchado llorar.
— Sí, bueno, lo que sea, ¿nos conocemos? ¿Cómo es que sabes cómo me llamo?— Noté que mantenía cierta distancia entre ambos, como temeroso. ¿Qué pensaba que podía hacerle una persona en silla de ruedas?
—Yo... antes he escuchado a la enfermera llamarte así y...
— Excusas. Dile a Yeonjun que me deje en paz si no quiere que lo denuncie por acoso. Ahora déjame salir.— Dijo haciendo un movimiento con la mano. Reparé entonces en que tapaba la salida con la silla. Sin moverme de mi sitio, lo miré a la cara.
— Mira, no sé quién es el tal Yeonjun, pero yo solo venía a ver si estabas bien.
— De nuevo te pregunto, ¿nos conocemos?
— Soy Yoongi, Min Yoongi.— contesté algo frustrado por su forma de hablar.— Llevo unos días viéndote solo por aquí y no sabía lo que te pasaba. Soy curioso. Lo siento.— Hablé rápidamente. Jimin me miraba sin terminar de creerme. Suspiré, intentando calmarme para seguir hablando.— Oye, de verdad no sé quién es Yeonjun y si estoy aquí es porque me preocupa que estés solo siempre y me gustaría ayudarte en lo que sea.
En ningún momento dejó de mirarme a los ojos, buscando señales de que mentía. Relajó un poco el gesto y miró a un lado, algo más tranquilo.
— Lo siento, yo... Yo ya no sé en quién confiar.— Sus palabras dejaron un sentimiento amargo en el aire y todo se quedó en silencio por un momento.
— Si-si me permites preguntar, ¿puedo saber por qué estás aquí?— me miró de nuevo de reojo.
— No me gustaba comer, pero ahora estoy bien.— Dijo solamente, mirándome con rostro neutro.— ¿Puedo salir ya?
Parpadeé varias veces y asentí, moviendo la silla hacia atrás para que pudiera salir del baño. Jimin salió y miró a su alrededor. Luego me miró a mí e hizo un leve asentimiento de cabeza para después irse. No pensé que fuera necesario preguntarle algo más, así que solo dejé que el chico de ojos tristes se fuera, caminando por el pasillo hacia la zona de los pacientes con enfermedades mentales.
*******
Después de ese suceso, Jimin y yo empezamos a hablar seguidamente. Costó lo suyo poder construir una relación de confianza y, pese a todo, era demasiado reservado conmigo como para contarme algo de él. Lo poco que había averiguado era que tenía anorexia nerviosa, y no me atrevía a preguntar los motivos, ya que habían pasado dos semanas desde que empezamos a hablar.
Aquel día estaba en rehabilitación de la movilidad. Recuperar la movilidad de las piernas era lo más difícil de todo, ya que era la parte más dañada de todas. Estaba en medio de los ejercicios cuando reparé en Jimin, quien estaba en la puerta de la sala mirándome. Le intenté sonreír por sobre el cansancio y terminé los ejercicios. La enfermera me sentó en la silla de ruedas y me dijo que ya podía retirarme, así que me dirigí a la puerta, donde se encontraba Jimin.
— No esperaba verte por aquí, ¿ha pasado algo?— Se quedó en silencio y solo me miró con sus característicos ojos tristes y rostro neutro. Le hice una señal para que saliéramos de la sala y fuimos al área exterior. Una vez allí, me giré para mirarlo y le pregunté de nuevo.— Jimin, ¿ha pasado algo?—Lo vi dudar antes de sacar el móvil de su bolsillo y enseñarme la pantalla llena de notificaciones y de llamadas perdidas de un contacto agregado como "No le hables". Alcé una ceja sin entender.
— Él no me va a dejar en paz nunca.— Dijo con la voz entrecortada, mas sin indicios de que fuera a llorar.
— ¿Qué? ¿Quién es ese contacto?
— Es... es Yeonjun... Mi ex-novio.— Dijo bajando un poco la mirada. Yo lo miré con preocupación.— Su-supongo que te lo puedo contar, ¿no? Me-me dijiste que ibas a ayudarme.— Me miró algo nervioso.
— Yo... claro que puedes contarme.— Le hablé en el tono más suave que pude.
— Yeonjun... era mi pareja. Yo estaba en una relación que no... Que no me completaba del todo, y en ese momento estar con él se sentía como lo mejor del mundo.— Relató sin mirarme a la cara.— Entonces decidí dejar a mi pareja en ese momento y empezar a salir con él. Al principio todo iba bien y... Él se comportaba bien.
«Pero un poco de tiempo después él cambió. Me contó que un familiar suyo había fallecido o algo así y desde entonces empezó a ser más arisco y posesivo. Yo en parte entendía que se comportara así después de una pérdida. Quizá tenía miedo de que lo dejara, ¿no? Él empezó a beber seguidamente y cuando nos veíamos... Cuando nos veíamos solo me decía cosas como "deberías no arreglarte tanto" o "podrías cuidar un poco tu aspecto", de forma bastante despectiva.»
Jimin paró de hablar para intentar controlar las lágrimas que amenazaban con salir. Yo puse una mano en su hombro, intentando hacerle saber que iba a tener todo mi apoyo. Jimin se recompuso y siguió contando.
—Yo soy una persona muy débil a las críticas y ya había estado muy mal anteriormente cuando vivía en Busan. Por eso no entiendo... No entiendo cómo es que volví a dejar de comer.— Se quedó mirando un punto en el suelo.— Empecé a comer mucho menos e incluso si comía, luego lo echaba todo porque tenía miedo al rechazo de Yeonjun. Es extraño, lo sé.
«Pero un día llegué a mi límite cuando Yeonjun y yo peleamos. Fue porque ese día habíamos visto a mi ex-pareja y él se había puesto muy celoso. Después de tener una discusión con él, de camino a casa me desmayé en plena calle, porque mi cuerpo también había llegado a su límite. Cuando desperté en el hospital, me contaron lo que había pasado y de repente me sentí tan tranquilo de no verlo a él allí.
Me internaron en este hospital de rehabilitación y yo estaba tranquilo, porque Yeonjun no sabía dónde me encontraba y no iba a encontrarme si yo no quería. Todos los días me manda mensajes intentando persuadirme para que le diga dónde estoy, pero sé que no debo volver con él.»
Terminó de hablar y hubo un corto silencio entre ambos. Yo procesaba todo lo que me había dicho y buscaba las palabras correctas para él.
— Eres consciente de que has hecho lo correcto, ¿verdad?— Dije. Lo vi asentir un poco.— Y, ¿por qué estás tan desanimado?
— Porque hay veces que... Hasta lo echo de menos. Incluso si él es la razón por la que estoy aquí.
— Es normal que sientas ese apego por él, pero lo estás haciendo muy bien, Jimin. Hay mucha gente que se queda atrapada en ese tipo de situaciones toda su vida y ahora tú tienes la oportunidad de mejorar por ti mismo y superarlo todo sin que él te derribe otra vez.— Busqué su mirada.—Eres tu propia salvación, Jimin.— Se mordió el labio y me miró con los ojos llorosos. Le sonreí un poco.
— Yo... Lo único que sé es que no quiero volver a caer. Solo quiero salir de aquí y hacerle saber que no me va a hacer sentir mal nunca más. Quiero mejorar.— Mi sonrisa se ensanchó un poco más al escuchar eso.
— Eso es lo que quería escuchar.— Froté su hombro y él sonrió un poco. Fue la primera vez que lo vi sonreír desde que lo conocí. Bajé la mirada a mis piernas.— Yo también voy a mejorar.— Jimin me miró curioso y le devolví la mirada.— Nuestro futuro solo tendrá felicidad, ya verás, Jimin.
*******
POV Jimin:
Caminaba con pasos seguros por aquellos familiares pasillos inmaculados que tantas veces había transitado. Lo había conseguido, había logrado mejorar, y me sentía muy bien, mejor que nunca. Era capaz de olvidar aquel dolor y todas las cicatrices y ahora se habían convertido en un viejo recuerdo. Todavía no me había encontrado con Yeonjun, pero estaba seguro de que podría afrontarlo. Había podido mejorar sin él y no iba a volver a caer.
Y luego estaba Yoongi. Aunque él me decía reiteradas veces que el hecho de estar bien era mérito enteramente mío, no podía ignorar las veces en las que él me había animado cuando tenía una recaída o las palabras de apoyo en todo momento. Encontrarme con él fue como una señal de que todo mejoraría.
La última vez que lo vi fue para anunciarle de que me daban el alta, y él estaba incluso más emocionado que yo. Me dijo que estaba feliz de verme sonreír más seguido y me mandó que siempre recordara que no estaba solo, que siempre lo iba a tener para cualquier cosa.
Aquel día había decidido hacerle una visita, ya que había pasado una semana y media sin verlo y ya extrañaba hablar con él. Me dirigí a la habitación de Yoongi acelerando un poco el paso y al fin llegué a la puerta.
— ¿Yoongi?— Llamé en un tono bajo de voz antes de entrar en la habitación. Pero cuál fue mi sorpresa al encontrarme con la habitación completamente vacía. Mi sonrisa se perdió y mis ojos pasaron por todos los rincones de la habitación. ¿No estaba? ¿Le habían dado el alta? ¿O acaso...? El solo pensamiento me dio escalofríos y un repentino malestar se instaló en mi interior.
— ¿Park Jimin?— Una voz femenina interrumpió mis pensamientos y me giré a ver a la enfermera que ayudaba a Yoongi en la rehabilitación. Ella me sonrió.— Yoongi me dijo que vendrías. Le dieron el alta hace dos días.— Mis ojos se abrieron mucho y la miré sorprendido.— También me dijo que te diera esto si es que te veía.— Añadió extendiéndome un pequeño sobre. La mujer se despidió y me dejó a solas en la habitación.
Examiné el sobre, curioso, y lo abrí rápidamente. Leer sus palabras se sintieron como si las estuviera pronunciando él mismo. Sonreí mientras las leía y salí de la habitación sin prisa.
Estimado Jimin:
Ahora puedo sonreír, porque sé que todos van a escuchar tu voz. Tengo la certeza de saber que vas a estar bien.
Hasta que nos volvamos a ver, Min Yoongi.
Sí, sin duda, voy a estar bien.
Total de palabras: 3023
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Vale, todavía no me creo que haya pasado a la última fase ><
Estoy muy muy contenta de haber llegado hasta aquí y de no haberme echado atrás a la hora de participar. Es una oportunidad que he sabido aprovechar. Muchas gracias, @ITellYouSomething
Me ha encantado participar en este concurso, ya que gracias a esta experiencia he aprendido a escribir One Shots y he tenido la oportunidad de leer otras historias geniales. De verdad lo agradezco mucho.
Si has llegado hasta aquí también decir que, como siempre, espero que este OS haya sido de tu agrado y que lo hayas disfrutado uwu.
Lucy~
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