El Club De La Tristeza
3. Lo que es una verdad oculta.
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— ¿No quieres unirte al club de la tristeza?
La pregunta fue demasiado inesperada y sus ojos profundos me vieron con un haz de esperanza poco común; no me lo esperaba, por supuesto, para mi era más factible que Hyungwon decidiera encestarme un golpe en el ojo, a tener que invitarme a su extraño club que para nada llamaba mi atención. Hyungwon se levantó extendiendo la mano hacia mi, su rival en el amor... Para mi nada de lo que estaba sucediendo tenía sentido.
— ¿Por qué estás siendo amable conmigo? — Ignoré el hecho de que estaba sonriendo esperando tomara su mano, porque sentí era una forma de engañarme para luego burlarse de mi, o quizá quería hacerme creer que me ayudaría y luego de verdad me golpearía; siendo sincero, no quería amanecer con un ojo morado. — So-somos rivales en el amor ¿por qué debería tomar tu mano? Peor ¿por qué me uniría al mismo club que tú? Es imposible.
Me levanté sacudiendo mi ropa que estaba llena de tierra y césped, miré hacia mi casa pensando en que me era imposible tomar la opción de correr a esconderme porque ciertamente Hyungwon era mucho más ágil, rápido y atlético que yo; no tenía que corroborar nada, lo sabía perfectamente porque lo vigilaba mientras asistía a sus clases de deporte.
Inquieto miré a Hyungwon que asintió sutilmente la cabeza bajando la mano muy lento, el la resguardó en el bolsillo de su pantalón lanzando un pesado suspiro que me hizo pensar que en cualquier momento recibiría un golpe de su parte, más sin embargo, lo único que hizo fue fruncir los labios pretendiendo parecer obvio.
— Sería muy genial que alguien como tú se una a mi club, me parece un verdadero placer; también, creo que ambos sabemos perfectamente lo que es tener un amor inalcanzable ¿no es eso suficiente para aceptar mi propuesta? — Sonriendo se rascó la nuca y de repente abrió los ojos recordando algo. — Oh ¿y qué es eso de ser rivales? — Su curiosidad no tenía lógica de ser, era claro que no le importaba nada y aún así me decidí a explicarle las razones por las cuales no podía aceptar, por nada del mundo, su invitación.
— Es claro que somos rivales. Tú me robaste el amor de Kihyun y yo estoy tratando de recuperarlo ¿Cómo podría estar en el mismo club que mi rival? ¿Tiene sentido para ti? No quiero unirme de ninguna manera. — ladeando la cabeza Hyungwon levantó una ceja mirándome estar tan desesperado; era evidente que él se divertía viendome ser un idiota, y mientras tanto yo perdía la cabeza de a pocos porque me resultaba imposible rendirme en mi idea.
— Ser rivales suena un poco... — buscando las palabras él movió los labios de un lado a otro, mientras que yo me ponía a la defensiva creyendo que quizá él no se tomaba mi situación en serio. — No estoy seguro si quiero ser tu rival. Verás, sé por una buena fuente que eres muy bueno en temas de literatura y justo ahora necesito una mano con el club que acabo de abrir. Viéndote de cerca creo que... Pensé que sería excelente si pudieras ayudarme.
— ¿Yo? ¿De verdad? — mis ojos se abrieron en todo su esplendor, me sentí halagado sin querer y me acerqué mientras Hyungwon asentía con fervor; quien sea que le hubiese hablado de mi era alguien con sentido y bastante inteligente. Un genio.
— Por supuesto. No tengo a nadie mejor a quién recurrir y me siento afortunado de que hayas aterrizado en mi jardín, porque en serio no sabía cómo acercarme a ti. — la risa de Hyungwon sonó inundando la noche, lo miré con recelo esperando algún tipo de broma, pero él seguía mostrándose muy serio con la idea. — entonces ¿qué dices? ¿lo harás? Haría lo que fuera por trabajar contigo.
A pesar de lo que decía, aún no confiaba demasiado.
Me detuve a pensar más allá de las razones por las cuales alguien como Hyungwon me necesitaría y fue demasiado extraño a mi parecer; en lo que tenía presente, nunca fui alguien de relevancia para él y haciendo cuenta no existía ninguna persona cercana a Hyungwon que supiera que era bueno en literatura.
Algo era ciertamente no andaba bien.
— Si voy a unirme a tu club pido entonces ser presidente; no hay nadie aquí que sepa más de poesía que yo. — lo dije con orgullo, pero Hyungwon soltó a reírse tomandome del brazo.
— Claro que no, Hoseok ¿Por qué te daría la presidencia de un club que cree con tanto esfuerzo? — Su mano frotó mi brazo y yo me solté de su agarre buscando dejara de tomarse tanta confianza, él se dio cuenta de ello y levantó las manos excusándose. — Lo siento. Y de verdad quisiera darte el puesto que pides, pero no puedo cederte la presidencia porque aún tengo personas a las que debo reclutar y cosas que tengo lograr antes de... Mmmm antes de terminar el año.
— ¿Uh? — Esperaba entender, pero en realidad es que lucia más como que sólo él sabía por qué y para qué lo hacía.
— Es algo en mi cabeza. — sonriendo barrio su cabello rojo hacia atrás. — Pero ¿sabes? encajas perfectamente con el papel de vice.
— ¿Vicepresidente? ¿¡Bromeas!? — quise resistirme, más sin embargo Hyungwon siguió insistiendo.
— ¿Vas a permitir que fracase sin siquiera haber comenzado? Somos rivales o lo que sea que quieras, pero tienes un corazón enorme y sé que no te negarás a mi ruego desesperado. — Lo que me molestaba de ello era que sonara tan seguro de que aceptaría. Lo miré, la manera en que juntaba sus manos rogando por una oportunidad me hizo sentir demasiado egoísta y no me gustaba para nada el sentimiento.
— Está bien... — estiré mi mano hacia él — acepto ser el vicepresidente de tu club, pero eso no cambia el hecho de que eres mi rival en el amor y que algún día tendré a Kihyun. — Hyungwon se quedó mirándome fijamente por un tiempo, no sabía que diablos pasaba por la mente de alguien así y menos lo que estaría planeando o nada, él por un instante resultó ser un completo misterio para mi y eso hizo que dudara de lo que estaba aceptando hacer. Retiré la mano abrumado y por supuesto Hyungwon se asombró de mi repentina declinación. — ¿Puedo confiar en que no me harás ningún tipo de trampa o broma?
— Por-¿por qué? Prometo que si te hago sentir incómodo, entonces puedes dejar el club cuando quieras. ¿Qué opinas ahora? ¿lo harás? Sólo es un club cualquiera, uno que por supuesto sólo tiene un objetivo.
— ¿Y cuál es ese objetivo? — Esperé por su respuesta. Algo de duda invadió sus ojos, pero pasó desapercibido cuando sonrió estando seguro de nuevo.
— No lo sé exactamente... pero espero descubrirlo. Si mi ayudas, claro.
Hyungwon en serio era extraño...
◇◇◇
— Hoseok, la madre de Dior me ha llamado para decirme que por favor pases por ella hoy. Jooheon no podrá hacerlo. — Al escuchar eso dejé de comer mis cereales, mamá seguía centrada en los huevos que preparaba, papá leía el periódico muy concentrado y la televisión emitía las noticias matutinas; mi hogar era demasiado normal, lo que me causaba profunda curiosidad era el hecho de que Jooheon no pudiera ir por Dior, cuando prácticamente todos los días lo hacía.
Siempre lo hacía.
— ¿Por qué? — Una leve preocupación me invadió, mamá suspiró y solté la cuchara centrandome solamente en ella.
— Lo han expulsado por pelear en la escuela. No sé mucho, pero por lo visto golpeo a un estudiante del equipo de fútbol.
Definitivamente mamá estaba delirando, algo así jamás podía haber sucedido.
— ¿¡Qué!? — me levanté de un tirón pensando en que era una gran locura; Jooheon podría haber hecho cualquier cosa, menos golpear a alguien. De ninguna manera quería yo creerlo.
— Pensé que lo sabías. Jooheon fue expulsado ayer y no podrá asistir por varios días, así que debes pasar por Dior de camino a la escuela. El mismo Jooheon me llamó también para recordártelo.
— Entiendo. — me senté pensando en ello, sobre los motivos que tendría Jooheon para hacer algo igual y llegué a la conclusión de que no entendería nada sino hasta hablar con Dior o con el mismo Jooheon. Miré la hora en el reloj y tomé de nuevo la cuchara buscando terminar cuanto antes, mientras me dedicaba a ello el timbre de la casa sonó y con ello mamá caminó directo a la puerta para ver de quién se trataba.
— Buenos Días ¿se encuentra Hoseok? — casi me ahogo y caigo muerto con la leche. Papá bajó el periódico mirándome, esperando que no fuera nada grave y volvió a lo suyo cuando terminé de recuperar algo de aire.
— Claro, permiteme un momento. ¡Hoseok!
No tuve que esperar a que me llamara una segunda vez; corrí hacia la puerta y miré por un costado, dándome cuenta de que en serio Hyungwon estaba de pie frente a mi puerta, a penas eran las 7:15 de la mañana y él ya se veía tan genial y carismático como siempre acostumbraba a mostrarse al mundo. Mi ceño se frunció del mero fastidio, porque yo sólo lucia como un muerto viviente y aún más debido a mi imposibilidad de dormir más de una o dos horas.
— ¿Hyungwon?
— Hoseok, Hola. — Mirando a mamá él sonrió rascando su nuca, y entendiendo lo que quería la miré también y aclaré la garganta; al cabo de unos segundos ella pareció entender y sonrió brillantemente.
— Lo siento, chicos, iré a terminar el desayuno. Hyungwon ¿quieres pasar a desayunar? — le mandé señales de humo advirtiendole que dijera que no, él asintió levemente y sonrió más brillante que nunca.
— Aah... no, en realidad no. Yo... Ya desayuné. Pero la próxima vez sería genial, señora Lee.
— Claro, eres bienvenido cada que quieras. — Mamá se perdió por el pasillo y yo la seguí con la mirada hasta que ya obtuve la privacidad que necesitaba. Volviendo a lo que me interesaba, fijé mi atención en Hyungwon quien me miraba bastante sonriente.
— ¿Qué haces aquí, Hyungwon? ¿Por qué vienes a mi casa tan temprano?
— Me preguntaba si... Mmmm, ya que asistimos a la misma escuela y que pronto estaremos en el mismo club, pues... Mmmm, no sé... Me preguntaba si podría llevarte en mi auto ¿te gustaría ir conmigo?
Tonto
Hyungwon debía ser un grandisimo tonto por invitar a su rival en el amor a un viaje en su auto ¿que nadie le dijo que congeniar con su enemigo era algo que no debía hacer de ninguna manera? Sin duda alguna Hyungwon ignoraba absolutamente todo respecto a las buenas estrategia y sólo era un ingenuo que no comprendía en que posición se encontraba.
Él definitivamente perdería.
Yo quería robarme el amor de Kihyun, su novio ¡se suponía debía odiarme hasta los tuétanos! ¿Por qué el afán de simpatizar conmigo, quien era el que lo amenazó de frente? Teniendo en cuenta de que poseía la ventaja al ser mucho más inteligente, estudié las posibilidades que tenía de hacer mi siguiente jugada ganadora.
1. Le decía que no y lo mandaba a volar con todo y auto. O 2. Le decía que sí y averiguaba las razones detrás de tanta amabilidad e insistencia para conmigo.
Obviamente sabía cuál me convenía más.
— Está bien, espera aquí. — Le cerré la puerta en la cara y me apoyé en ella, miré hacia arriba en las escaleras y recapacité luego de varios segundos de considerar lo que le dije. Corrí hacia arriba, cepillé mis dientes, tomé el morral, el teléfono y regresé abajo despidiéndome de mamá y papá, quienes me recomendaron ir con cuidado; en menos de diez minutos abrí de nuevo la puerta encontrandolo de frente a la calle.
Y ¡oh, vaya sorpresa!
Hyungwon, se veía perfecto. Como siempre.
Me causaba enorme molestia tener que aceptar que Hyungwon era alto, era más alto que yo y sus hombros mucho más anchos también, y aunque su espalda era angosta, el saco de la escuela se veía espléndidamente bien en él; de nuevo un punto para Hyungwon, siempre era un punto para él.
— Estoy listo. — Cerré la puerta tras de mi y Hyungwon volteó a verme con una nueva enorme sonrisa plamadota en la cara, su auto estaba estacionado justo al frente de su casa y él se veía más fresco que una lechuga.
— Genial, iremos directo a la escuela entonces. Andando. — Moviendo los hombros él se giró y yo negué rápidamente, porque tenía una misión netamente especial que cumplir antes que nada.
— No, debo ir por Dior primero. Se lo prometí a mamá y no puedo dejarla sola tampoco. Ella debe estarme esperando para ir a la escuela juntos, así que iremos primero ahí. — El se dedicó a pensar.
— Dio-¡ah! — Hyungwon hizo alusión a recordar algo en tanto lo alcanzaba. — ¡La chica de los clubes!
— Eso, ella. Es la presidenta de la escuela. — Al momento de decirlo Hyungwon prácticamente mostró en su rostro una expresión de completo desconcierto, levantando su dedo me señaló aún no entendiendo sabe Dios qué cosa.
— ¿Lo es? Creí que tú lo eras. Es decir ¿Por qué no tú? — Me reí fuertemente por su tanta ingenuidad ¿Cómo en los cielos habría llegado él a esa conclusión sin sentido? Dior era una invasiva tóxica y ella misma me quitó el puesto de presidente en menos de lo que pude imaginar; pero no me sentía mal, al contrario, Dior era tan buena presidenta escolar, que agradecía un montón que me hubiese empujado lejos cuando estuve a punto de postularme.
— Claro que no, no lo soy; soy el secretario de la clase y mi única función importante ahora es acompañar a Dior a la escuela, y ver que llegue bien. Eso es todo. — me sentí orgulloso de ello y asentí con firmeza ante mi gran heroísmo.
— Y ser vicepresidente. — Reiteró haciéndome caer en cuenta de que era cierto lo que decía; no tuve más opción que darle la razón.
— Exactamente, y ahora ser vicepresidente. — Fue algo que acepté con aparente facilidad. Para mi por supuesto que la sonrisa de Hyungwon escondía algo mucho más allá de la simple amabilidad y sentía la enorme necesidad de desenmascarar esas escondidas intenciones que no eran para nada bien ocultas; yo era una persona muy perceptiva en todo el sentido de la palabra y sin duda Hyungwon me ocultaba algo, algo enorme que no era fácil de descubrír a menos que estuviera cerca de él.
— ¿Vamos? Puedes indicarme dónde ir. Recogeremos a la presidenta e iremos a la escuela ¿Estás bien con eso, Hoseok? — El cabello rojo de Hyungwon brillaba con los leves rayos del sol, me quedé totalmente centrado viendolo y lamenté muchísimo no tener a la mano mi libreta para escribir cada detalle. — Dame tu maleta.
¿Qué?
— ¿Por qué? ¿La vas a vaciar o algo así? — me alejé esperando lo peor, más sin embargo Hyungwon soltó una risa burlesca. — ¿Qué diablos?
— Claro que no. — la tomó y la colgó en su hombro. — Eres mi hyung y debería hacer cosas como estas ¿no? — sonriendo señaló el auto con su cabeza — Vamos, llegaremos tarde si seguimos aquí.
Me detuve a pensar por un momento mientras lo veía cruzar la calle, me detuve a pensar en qué era lo que llevaba a Hyungwon, en serio, a actuar de esa manera que nada tenía que ver con el hecho de que eramos rivales en el amor; era hasta absurda la manera en que sonreía sin parar y la dedicación sin ningún motivo...
No lo entendía y muchos menos a sus razones tras esa fachada de niño bueno.
Solté el aire siguiéndolo de igual manera y subí en la parte de adelante. El de Hyungwon auto era lindo, resultaba que estaba limpio, era cómodo, y olía como a sándalo y limón; desde el retrovisor lo vi poner las maletas en el asiento de atrás y finalmente subió mirándome.
— ¿A Dónde vamos? — Me rendí, porque Hyungwon sonaba más emocionado que un niño de diez años en algún gran parque temático; cruzandome de brazos le indiqué a dónde ir y guardé absoluto silencio.
No quería congeniar con alguien así.
En el camino me dediqué excelsamente a pensar en la manera en que podría yo tomar esto como ventaja, en usar esta oportunidad para conseguir convencer a Kihyun de que era mejor que Hyungwon, su actual novio. Mirandolo al lado me preguntaba qué tipo de estrategia tendría alguien como él, porque seguramente no iba a quedarse tranquilo sabiendo que quería quitarle a Kihyun
¿Tenía siquiera sentido?
Era muy raro, muy fuera de lo común por así decirlo; la única respuesta a ello era que Hyungwon estaba siendo demasiado confiado en tener el amor de Kihyun y eso no se me hacia nada extraño. Ya quería ver su rostro una vez lograra arrebatarselo de las manos.
— hyung... — atendí a su llamado, miré su perfil fino que era digno de admirar y fruncí el ceño al darme cuenta de que, estar de cerca me daba más oportunidades de encontrar detalles mínimos que me ponían en absoluta desventaja; volví la mirada afuera y respondí.
— ¿sí?
— Respecto al club ¿hay alguna actividad que tengas planeada ya? — mi mirada fue a dar al frente, a lo lejos vi a Dior esperando fuera de su casa.
— No lo sé ¿Y tú? Es tu club ¿no? — esperé a que respondiera, pero él parecía no tener muy claro ello; se veía hasta confundido.
— No lo sé, yo sólo hice lo que él dijo que hiciera.
¿De qué hablaba?
— ¿Quién? — El auto se detuvo, no dejé de mirarlo ni una sola vez esperando respondiera algo más, pero él sencillamente me recorrió todo el bendito rostro con esos ojos expresivos que comenzaban a exasperarme. — ¿Hyungwon, de casualidad tienes algo que decirme? — Él se lo pensó y negó con la cabeza antes de que tocaran la ventana.
— ¿Hoseok? — Dior estaba asomada ya en la ventana, su cabezota entró mirando curiosa y abrió los ojos cuando se dio cuenta de quién manejaba. — ¡Chae Hyungwon!
— Hi!
— Wow, Hoseok. Quien te viera diría que eres todo un casanova. — Su burla sin sentido hizo que mi mal humor despertara y saliera disparado, es que ella ni siquiera esperó a que Hyungwon le indicara que podía subir, simplemente abrió la puerta de atrás, lanzó su morral y sentó su gordo trasero de mujer cerrando con una fuerza exagerada.
— Y díganme ¿Cómo comenzó todo?
— Bueno...
No entendí, mejor dicho, no quería aceptar que mi mejor amiga estuviera pretendiendo lo que imaginaba estaba pretendiendo.
— ¿Cómo comenzó qué? — me giré a verla esperando explicara a qué diablos se refería en serio; un error y yo mismo la echaba a rodar del auto en movimiento.
— Duh! Tonto; pues claro que cómo comenzaron a salir. Quiero saber todo con lujos de detalle. — su risa horrible quería partirme en dos los tímpanos, me puse rojo porque no podía imaginarme saliendo con Hyungwon sin pensar en que seguramente lo mataría en la primera cita ¿de qué diablos hablaba?
— ¡Dior, Hyungwon es mi rival!
— Pero todo puede cambiar ¿no? Date cuenta, Hoseok, Hyungwon no es feo y es el chico más popular de la escuela; tienes suerte de que se haya fijado en alguien tan raro como tú. — esta vez la risa de Hyungwon se escuchó por todo el auto, mi mirada fue a parar a él que se cubría el rostro con una mano, intentando calmarse sin ningún éxito; estaba peor que avergonzado de que Dior fuera una bocona de lo peor.
— No estoy saliendo con Hoseok hyung, presidenta. — Al menos fue capaz de negarlo; más sin embargo Dior se mostró decepcionada, tiró la espalda contra el respaldo de la silla, se cruzó de brazos y miró hacia afuera negando con la cabeza molesta, quién sabe por qué demonios. — Lamento desilusionarte, pero salgo con Kihyun. — remató él, haciendo de mi un puto objeto pintado en la pared. — ¿y cómo sigue?
— Mejor, aunque los mareos son más constantes ahora y también tengo náuseas.
— Vaya, no debe ser nada fácil sobrellevarlo todo. — Hyungwon sonaba sinceramente preocupado, mientras tanto yo asimilaba todo.
— Para nada. En pocos meses estaré como de este tamaño... — hizo una simulación con sus brazos el crecimiento de su panza, Hyungwon abrió los ojos y yo golpeé mi frente con la palma de la mano. — Quiero que sea niño.
— ¿Cómo puedes conversar con este sujeto sobre algo tan delicado, Dior? — se lo recalqué recordándole que no hablaba con alguien confiable, que no sabíamos qué diablos esperar de Hyungwon. — ¿En qué quedamos tú y yo?
— hyung, no voy a decírselo a nadie. Lo prometo. — su sonrisa socavona hizo que frunciera mis labios; sonaba sincero.
— No sé, hagan lo que quieran. Pero no vayas a decirme después que no te lo advertí ¿me entendiste?
— Deja de ser tan amargado, Hyungwon ya prometió que no se lo dirá a nadie y eso es suficiente.
Sí, claro. Suficiente...
◇◇◇
El día estaba siendo ajetreado debido a los exámenes, la semana de evaluaciones dio comienzo de manera contundente así que me encontraba descansado en mi escritorio. Esperando a que el receso pasara cerré los ojos un momento y escuché que golpeaban la mesa con los nudillos.
— ¿Buenas?
Una vena creció en mi frente una vez supe de quién se trataba.
— ¿Qué quieres, Dior? — Su voz me hizo fruncir el ceño al instante. Ella estuvo molestandome toda la mañana con lo mismo una y otra, y otra, y otra, y otra vez; resultaba ser tan molesto, que lo único que pedía al cielo era que algo la hiciera olvidarse del temita ese.
— Y bien ¿Cuándo lo vas a hacer oficial?
—¡Basta, Dior! — La miré furioso. El cuentito este de Hyungwon ya me tenía podrido. — no quiero cogerme a Hyungwon de ninguna manera y si acepté ser el vicepresidente de su estúpido club es porque necesito saber qué diablos hace para mantener la atención de Kihyun; maldita sea, voy a matar a todos.
— Ok, no te molestes conmigo ¿Sí?
— Has estado acosandome toda la mañana por lo mismo, Dior, por supuesto que me enojo contigo. Voy a traer mi katana y comenzaré a mutilar gente por doquier, me tienen malditamente cansado con tanto Hyungwon todo el maldito día, ¡por los siete infiernos! — Convertí mis manos en puños llenos de frustración, rabia, resentimiento y envidia; a mi lo único que me daban ganas de Hyungwon, era de echarlo a patadas de Corea para nunca más volver a encontrarmelo en la vida.
— Bien, Bien...Pero sólo estaba curiosa. Me sorprendí cuando el auto se detuvo justo frente de mi casa y te vi; creí que lo odiabas lo suficiente como para no subir nunca en su auto, Hoseok.
— Pues amo mucho más a Kihyun, fíjate.
Dior se rio de nuevo.
— ¿Y qué harás cuando Kihyun se entere que ibas en el auto de su novio? ¿Le dirás que es por él? Tonterías.
¿Y qué tenía eso de malo?
— Pues es la verdad. — fui claro; no era algo que pudiera explicar fácilmente, pero definitivamente todo lo hacía porque estaba sinceramente enamorado de Kihyun. — Dior ¿Qué sucedió con Jooheon? — mi pregunta la hizo cambiar de semblante a la velocidad en la que cae un rayo, agachando la mirada soltó un pesado suspiro y se encogió de hombros.
— Es mi culpa.
— ¿ah? ¿Cómo que tu culpa? — aquello me dejó incluso más confundido que al principio, los ojos de Dior fueron a dar a la esquina del aula y luego jugó con el borde de su camiseta deportiva.
— Verás... Jooheon golpeó a Park por mi culpa.
Con que había sido a Park. Aquello era más ilógico aún, porque Jooheon nunca sucumbió a ninguna provocación de su parte ¿y ahora resultaba que lo había golpeado por Dior?
Era ilógico.
— ¿Por qué? Jooheon nunca actuó de esa manera antes.
— Park le dijo algo sobre mi. — frucí el ceño queriendo entender. — creo que debí saber que lo haría en cualquier momento.
— ¿De qué infiernos hablas?
— Hoseok, yo... —Llegó un extraño momento en el que, por alguna razón, no quise escuchar más lo que sea que quería decir, me levanté molesto y ella comenzó a llorar de manera inevitable — Me acosté con Park, Hoseok. Lo arruiné todo y ahora no sé cómo decirle a Jooheon. De verdad lo siento...
Las cosas eran peor de lo que nunca hubiera imaginado....
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Hola, mis personas favoritas.
He aquí otro capítulo de Sad Club, espero que les guste y muchas gracias por apoyar la historia.
La razón de la doble actualización, es que la tóxica de mi beta me tiene de esclava. Digo- mi hermosa beta me pidió de buena manera (me pega) que actualizara.
#SaveKate 🤣
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