El Chico De La Puerta Roja

2. Lo que es un encuentro.

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Después de la inesperada noticia que fue el embarazo de Dior el tema no volvió a tocarse más, ella seguía comportándose igual a los días antes de que cualquier cosa igual sucediera e incluso resultaba haberse vuelto más diligente con todos los deberes que le competían como presidenta de la escuela.

Jooheon por supuesto insistió  hasta el final en obtener el permiso necesario para crear un segundo club de fútbol, pero Dior fue firme en no otorgarle ninguna luz verde a tal locura y perdida de tiempo; aunque mi amigo habría de haberme rogado para que la convenciera, tenía también muy claro que lo que ella decía era verdad y que ni locos los directivos invertirian en un segundo club de algo que ya les generaba los gastos suficientes.

Él simplemente quería un imposible.

Volviendo al tema de Dior, la cosa es que habían momentos del descanso entre clases en los que veía discutir a Jooheon y a Dior constantemente, ambos estaban más cercanos que nunca e incluso podía notar como mi amigo no parecía ser totalmente indiferente a la presencia de Dior, al contrario, él llevaba su bolso y muchas otras le daba de su almuerzo, o como el lunes, ella torció su tobillo corriendo en la clase de deporte y sobre todos los que estaban ahí la tomó y la llevó en su espalda cuidandola como — por supuesto — nunca antes.

Y seré sincero.

Para mi era un poco difícil de asimilar luego de saber que por años Jooheon no dio un peso por nuestra amiga Dior, pero al final de todo de eso se trataba ¿o no? El amor resultaba ser una fórmula inesperada que no estaba determinada por absolutamente nada, era una fuerza indeterminada e incalculable que no te permitía pensar o siquiera decidir sobre lo que debe ser o no.

Las cosas en el amor simplemente sucedían o no sucedían; nacían o morían tan rápido como aparecían.

Era como en 'Orgullo y Prejuicio', ya sabes, tanto Elizabeth como Mr. Darcy iban siempre en contra de lo que les dictaba el corazón, pero al final terminan juntos porque el amor es incluso más fuerte que todo lo que puedan ellos razonar con sus mentes; el amor cegada a cualquiera, y así juraras que no te acercarías nunca a esa persona que apaga tus sentidos de maneras inimaginables, aun así terminarás por ser arrastrado debido a los profundos sentimientos que se crean dentro de tu corazón.

Algo así debía estarle sucediendo a Jooheon.

Claro, porque aunque hubiese jurado a los cuatro vientos que nunca se fijaría en alguien como Dior — juramento hecho en preescolar — aún así terminó por caer rendido ante eso que seguramente lo sobrepasaba en todos los sentidos; Jooheon debía de estar completa y absolutamente enamorado o sino ¿cuál sería la mejor respuesta a la tremenda e inesperada escena de ellos siendo tan íntimos?

Y es que Dior no era fea y menos una tonta, ella era una mujer muy inteligente e ingeniosa, yo mismo podía constatar que tenía un sentido del humor certero y agraciado; además de que era popular entre los hombres aunque Jooheon ignorarse eso, incluso el capitán del equipo de fútbol — y eterno enemigo de Jooheon — estaba detrás de Dior y no perdía el tiempo en buscarla o darle uno que otro regalo invitándola a salir,  cosas que por supuesto Dior rechazaba porque no tenía ojos para nadie más que no fuera Jooheon.

Ahora ¿cómo resultó embarazada?

Muchas veces tenía la vil y ociosa curiosidad de preguntarle directamente a mi amigo, el cómo accedió a dejarse convencer por lo que sea que hubiese propuesto Dior para tener sexo o tan siquiera dejarla tocarlo; y nuevamente repito, no es que sea absolutamente extraño, es que por momentos Jooheon parecía  seguir siendo el mismo tonto que no podía hacer nada, mientras lo que sea que hiciera, estuviera relacionado a nuestra amiga de infancia y a quien conocíamos como la palma de nuestra mano.

— Estos días han sido fatales. Los peores. — Dior lanzó un suspiro pesado, estaba en su uniforme de deporte y su pie seguía vendado debido a la lesión; parecía que por momentos le dolía y por eso se sentaba en cualquier parte, como ahora que escogió mi escritorio como su mejor banca. Mi rostro se deformó por completo en desacuerdo y sin embargo no le importó — ¿Sabes la cantidad de clubes estúpidos que solicitaron abrir este año? Esta escuela está perdiendo la cabeza por completo. Debí considerarlo mejor cuando te dije de postularnos a presidencia.

— Primero que nada, quita tu gordo trasero de mi escritorio — traté de moverla, pero ella era tan molesta. — Y segundo, te dije que el puesto de presidente me quedaba mejor a mi, pero me empujaste lejos y escribiste tu nombre primero. Maldita sea, eso te ganas por ser tan molesta.

— Calla ya, Hoseok. Estoy harta de escuchar gente idiota. — mis ojos se abrieron ante tal orden tan descarada.

— ¿Acabas de llamarme idiota? — Dior era así, pero aún podía bien sorprenderme. — Y no voy a callarme, merezco al menos quejarme del hecho de que pongas tu culo en mi escritorio, maldición.

— Mi culo se ve bien donde sea que lo ponga, te lo mostraría si no fueras heterofobico. — ¡jamás! Primero muerto antes que ver el culo de Dior. Seguramente tendría pesadillas durante milenios.

— ¡No quiero ver tu culo de gordo de mujer! Que asco. Vete a quejar con Jooheon o sólo bajate de mi escritorio. — estaba neurótico de repente, sólo quería que se bajara o en su defecto que retirara sus mundanas palabras.

— Jooheon está en el club de fútbol solicitando entrar de nuevo; dice que esta vez lo logrará, pero sinceramente no lo creo. — Jooheon ya pasaba los límites de lo que era insistir, era una absoluta pérdida de tiempo tener que tratar si en realidad el capitán del equipo, Park, nunca le permitiría entrar ni siquiera a los vestidores.

La tonta rivalidad comenzó en preescolar cuando Jooheon ganó el primer premio al niño más activo, él y Park eran los mejores y los más diestros en todo lo que deportes se trataba; pero no terminaba ahí, porque fue lo mismo para Jooheon durante toda la primaria, la escuela media, hasta ahora cuando a Park le dio por abrir él mismo el club de fútbol y de paso ser el capitán, prácticamente impidiéndole a Jooheon ser parte, seguramente porque temía que mi amigo le quitara su puesto de relevancia.

Era una tontería en realidad, pero ya Honey llevaba un año entero intentando por todos los medios ser parte del equipo y sinceramente ya no creía que pudiera lograrlo, y menos cuando Park y su padre — el entrenador — prácticamente manejaban todo respecto al club. Jooheon podría mil veces insistir en pertenecer al club de fútbol, pero lo más seguro era que tendría más suerte en unirse a cualquier otro, porque fútbol no sería.

— Debiste detenerlo — Pensaba en que ya era suficiente; ambos sabíamos cuánto anhelaba Jooheon pertenecer a ese club, pero Park seguramente usaría eso para burlarse de él y molestarlo; aunque él nunca se dejara perturbar por aquellos intentos de provocación, igualmente pensaba que era suficientemente molesto. — No me gusta que Park esté molestándolo, incluso si Jooheon no hace nada para evitarlo; sé que él no sería capaz de ponerlo en su lugar, pero te juro que yo sí que lo haré.

— Entonces ve y dicelo tú. He tratado de abrirle los ojos a Joo  de todas las maneras posibles, pero no quiere escuchar razones; además tuve que lídear con otro problema antes que nada.

— ¿Qué puede ser más importante para ti que Jooheon en estos momentos? — me parecía una tonta broma, pero de todas formas ahí estaba ella con su trasero gordo sobre mi escritorio queriendo engañarme. — Sólo aceptalo, le diste alas para que fuera a intentar de nuevo.

— Eso, mi querido Hoseok, se llama responsabilidad. Debía pasar urgente la solicitud de un último club. — Dior calló de manera dramática y se quedó mirándome risueña, parpadeó varias veces y se acercó bastante a mis rostro. — ¿No tienes curiosidad por saber quién envió su solicitud a última hora, Hoseok?

¿Por qué infiernos debería?

No existía absolutamente nadie que me importara y que yo supiera estuviera intentando abrir un nuevo club — bueno, quizá Jooheon, pero eso ya estaba más que claro — el único que venía a mi cabeza era Yoo Kihyun, y sinceramente no veía a mi musa creando algún club por alguna razón; es decir ¿cuál sería?

— No me importa. — tiré la espalda contra el respaldo de la silla mirando de manera natural hacia la ventana, en el patio, de camino a la salida, vi a Chae Hyungwon.

Ese infeliz.

Lo había prometido, a Jooheon; le prometí que no seguiría más Hyungwon y que intentaría conquistar a Kihyun con mis propios encantos. Pues había cumplido fielmente a mi palabra y me detuve de cualquier actividad relacionada a mi plan primero, sin embargo, aún la curiosidad sobre lo que sea que hacía Hyungwon para tener el amor de mi musa me era de alto interés y esperaba que en algún momento podría descubrir su secreto oculto.

Era algo que esperaba con más que ansías.

Mi rival en el amor se veía muy contento, lo que pasa es que el tipo siempre permanecía sonriendo y compartiendo con un montón de estudiantes que le admiraban como a un dios, y eso si que era era tonto; no es como si Hyungwon fuese algún tipo Idol, aunque él mismo casi hubiese sido reclutado como uno.

Y ahí iba él de nuevo; tan inigualable.

La historia se resumía a que un día, luego de clases, todos salían y de repente alguien interceptó al chico nuevo diciendo que era un manager de SM Entertainment, al final este sujeto  — este loco sujeto — rechazó la gran oportunidad, simplemente porque no le interesaba nada Igual. Esa fue la primera historia que escuché de Chae Hyungwon y la que más resonaba junto a los apodos: chico flor, chico manga, beautiful man y un montón de tonterías que lo situaban como al estudiante más deseado entre todos.

Era injusto.

Y lo sé, lo juro, a pesar de mi vehemente promesa seguía queriendo saber las malditas razones por las cuales Kihyun habría de enredarse con alguien como él, es decir, a parte de su belleza ¿qué más tenía Chae Hyungwon? No era como si tuviera una verga sagrada para que todos estuvieran  actuando a cada instante como algo igual, ni siquiera era normal.

Solté un suspiro lleno se frustración.

Cuidadosamente detallé su uniforme, la chaqueta café característica de nuestra escuela nadie la portaba como él lo hacía, se podía decir que a Hyungwon se le veía mucho mejor que a cualquiera; y seguía siendo injusto por donde sea que lo viera. Mi rival en el amor era alguien demasiado fuerte, alguien a quien ciertamente no podía retar de frente, sin quedar como un tremendo tonto que sólo respira por la herida.

— Él.

— Jum... — Mi mente divagó por diferentes cosas, antes de poder captar el sentido de las palabras de Dior. — Espera ¿de qué hablas? — fruncí el ceño con prontitud. La manera en que mi mirada pasó de Hyungwon a Dior fue incluso más que exagerada.

— Chae Hyungwon — Insistió ella en hablar a medias — Él envió una solicitud para un nuevo club y fue persistente en ello.

Extraño.

De todas las personas que podrían abrir un club, era evidente que Hyungwon no se encontraba entre ellos. Mi vista volvió al tipo delgado que permanecía hablando con una chica, su mirada distraída, la sonrisa amable y los movimientos lentos y casi medidos ¿qué tipo de club podría abrir alguien como él, por todos los cielos?

— ¿Y cómo se llama? ¿El club de los chicos populares o algo así? Tonterías — me permití burlarme de la mera idea porque por supuesto tal club debía ser a lo sumo una broma de lo peor, luego mire a Dior y ella sonreía complacida quién sabe por qué. — ¿Qué diablos sucede contigo?

Acomodándose y mirando hacia afuera de la ventana, Dior sonrió y volvió a verme con enorme encanto. — Chae es extraño. — su manera de decirlo fue más de admiración que cualquier otra cosa; no entendía qué la llevaba a decir tal tontería, pero lo que sea que fuera la tenía fascinada — Hyungwon llegó hoy al aula de reuniones con una hoja de solicitud a medio llenar, me dijo que si no lo hacía se arrepentiría por el resto de su vida. Le dije que me sería imposible pasar alguna solicitud más, pero él insistió hasta el final y no tuve más opción que decirle que sí.

— Pero ¿Por qué? — Ella soltó un suspiro y enseguida se encogió de hombros.

— No lo sé. Aunque ¿sabes qué otra cosa fue increíble? — Inútilmente esperé ansioso por escuchar lo que sea que tuviera por decir, ella se aseguró que nadie más estuviera cerca y bajó la voz — Me felicitó por mi embarazo.

Imposible.

— ¿¡Qué!? ¿¡Le dijiste a Hyungwon sobre eso!? — mis ojos estaban abiertos a más no poder — ¿¡Cómo pudiste, Dior!? ¡Él no es tu amigo! ¿Qué si le dice a todo el mundo?

— Cálmate, tonto, por supuesto que no le dije nada. Al principio estaba muy enojada porque pensé que alguien nos había escuchado hablar, pero resultó ser que Hyungwon puede notarlo fácilmente. Él me lo confesó.

Vamos, en serio Dior no pudo haberse tragado semejante cuento tan estúpido ¿no?

Pues al parecer Hyungwon también tenía un poder sobrehumano de convencimiento, porque en serio mi amiga parecía encantada con el hecho. Me preguntaba también por qué razón Hyungwon abriría un club, él no parecía de los chicos que le gustara liderar algo igual, incluso yo muchas veces lo imaginé uniéndose al equipo de natación o fútbol; pero esto era nuevo.

— ¿Y qué club es? — No me competía saberlo, pero ya que Dior abrió su bocota, trataría de sacar la información que fuese necesaria.

— Lo llamó el Club de la tristeza.

En un principio creí que escuchaba mal.

— ¿Él club de qué? — solté una risa incrédula que lo decía todo. — Por favor, Dior.

— No estoy mintiendote, así lo nombró. — Dior parecía aún más alegre. —  Estoy esperando ansiosa por ver cómo terminará. Se oye demasiado interesante ¿no crees?

— Ni siquiera me interesa. — Me levanté dispuesto a salir y buscar algo para comer, Dior vio por la ventana una última vez  y bajó del escritorio siguiendome.

— A ti no te interesa ahora, pero cuando escuches de qué trata quizá cambies de opinión. — su risa burlesca no me hizo gracia para nada, cualquier cosa que tuviera en la cabeza debía ser bastante gracioso al parecer.

— ¿De qué hablas? — deteniéndome en el umbral de la puerta me mostré exasperado por sus jugarretas, no quería parecer demasiado interesado y sin embargo ahí estaba prácticamente exigiéndole que hablara de una vez por todas.

— Que el club es sobre poesía, de eso hablo. — Dior debía estar completamente equivocada.

eso fue lo único que pude pensar.

◇◇◇


Lamentablemente mi inagotable interés respecto a Hyungwon despertó de nuevo, se podría decir que había aumentado inclusive porque, tal y como Dior dijo en aquel momento, Chae Hyungwon era extraño; pero no un extraño fascinante como a ella le gustaba hacerlo ver, sino un extraño imposible de entender.

Cada que pensaba en las razones por las cuales alguien como Hyungwon podría crear un club de poesía, regresaba al punto de partida donde me era imposible de aceptar que él, el mismo tipo que se la pasaba fanfarroneando de aquí a allá, tuviera las suficientes neuronas para ingeniarse un club de tal calibre; ni siquiera lo imaginaba, no podía aceptar el hecho de que Hyungwon de verdad hiciese algo igual; porque seamos honestos, él no lucia así de sensible e inteligente.

Pero no importaba lo que yo pensara sobre el hecho, lo que interesaba aquí era confirmar lo que Dior soltó con tanto fervor e interés; necesitaba constatar que realmente Hyungwon era el tipo de persona que mi amiga decía ser y saber si esa era la razón por la cual Kihyun no apartaba sus ojos de él. A este paso yo estaba optando por creer que sí, que precisamente Hyungwon se aprovechaba de esa fachada tierna y delicada para engañar a mi musa adorada, que lo usaba cruelmente haciéndole creer que era alguien totalmente diferente a lo que realmente era.

¿No?

Porque, seamos serios de una buena vez ¿qué otra cosa podría ser? Hyungwon
En serio no podía ser así de interesante.

No había mejor explicación en mi cabeza y por eso me dediqué a hacerlo, retomé de nuevo lo que dije una vez dejaría de lado, volví a seguir a Hyungwon buscando entender cada aspecto minúsculo y sospechoso que pudiera percibir en él y lo iba anotando fielmente en mi libreta designada a ello; cada expresión, cada gesto, su comida favorita, su bebida favorita, sus gustos por las patinetas y hasta la forma en que se reia, no había nada que no hubiese observado con total detenimiento.

Justo en ese momento me encontraba tras los arbustos de mi casa esperando su llegada, eran exactamente las 7:45 de la noche del día viernes y esperaba que  apareciera acompañado de Kihyun; no era algo que quisiera comprobar, pero suponía sería igual a todos los viernes de los últimos meses.

Me quedé absorto mirando un punto fijo en la superficie de aquella bonita puerta roja, su diseño era casracterisco de alguna casa inglesa y la fachada blanca hacía un contraste bastante llamativo y único, las luces amarillas tenues albergaban gran parte del jardín delantero y los ruidos nocturnos eran mínimos de algún modo.

No tenía nada más en mente.

Necesitaba ganar, era lo único que se repetía en mi cabeza en esos momentos de inmensa desesperación y fue ahí cuando lo hice; corrí atravesando la calle sin pensarlo dos veces, subí la acera, y cuando alcancé el césped escuché la puerta roja abrirse y con ello mis ojos también se abrieron.

Estaba perdido.

¿Qué había fallado en mi fórmula?

¿Qué había hecho mal?

Lo vigilé casi todo el dia y suponía que él no se encontraba en casa como todos los viernes, así que ¿qué había sido diferente?

No lo sabía.

De la mera impresión — Y quizá más de la vergüenza — Opté por tirarme hacia los lindos arbustos que decoraban el jardín de Hyungwon, me lancé porque no veía otra solución a lo que realmente estaba por ocurrir.

Caí como un costal de ropa sucia, mi cuerpo dolía un infierno y medio, pero por supuesto lo hacía más mi orgullo.

— ¿Lee Hoseok? — ¿Saben qué es peor que tener que aceptar que tu peor enemigo robe a tu ser más amado? Pues es que te reconozca y aún siga pretendiendo que no le importa nada. Cerré los ojos muy fuerte, los cerré esperando que fuera un sueño absurdo y que nunca en mi asquerosa vida yo hubiera decidido cruzar la calle desde mi casa hasta su jardín. — Ey ¿estás bien? ¿Te golpeaste la cabeza? — Su preocupación inmediata hizo que una cólera absurda recorriera todo mi cuerpo, cada cosa que de él proviniera se me hacía completamente presuntuoso, así que levanté la cabeza mirandolo. Sus ojos grandes eran demasiado expresivos y los mismos se quedaron mirandome desde arriba de los arbustos, asombrados; Hyungwon rodeo los mismos a un trote moderado, su cabello se movió y algo en su indumentaria sonaba igual a cadenas, llegando al otro lado se agachó y miró aún absorto los daños. — Debería llevarte al hospital — comentó  — ese aterrizaje estuvo un poco forzado ¿no crees?

— Termina con él, yo lo vi primero. — Lo primero que salió de mis labios fue tal amenaza tan petulante; la vergüenza de haber irrumpido en una casa ajena era menor que mi desesperación de ver perdido al amor de mi vida.

— ¿ah?

— Hablo de Kihyun. Es mi primer amor ¿Cómo pudiste? ¿Cómo te atreviste a quitármelo?

Los ojos expresivos de Hyungwon miraron el suelo con profundo detenimiento, se encontraba pensando y supuse que ya todo estaba perdido para mi; no tenía escapatoria y ahora todo el mundo se enteraría, todos sabrían y hablarían del extraño Lee Hoseok que amenazaba al tipo más popular de la escuela con dejar a su novio, sólo porque sí.

Me sentía peor que patético.

— Ya veo, con que es así. — Estaba sentenciado y sólo sentí unas enormes ganas de llorar porque no era nada justo, no lo era para mi y mucho menos para mi amor hacia Kihyun que era tan enorme y verdadero; sólo quería ser amado por él también y mostrarle que también podría hacerlo feliz. — ¿No quieres unirte al club de la tristeza?

— ¿cómo dices?

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Hola, mis personas favoritas.
Aquí les dejo un nuevo capítulo de Sad Club, espero que les guste.
Tengan una linda noche/ día/ noche 💙💜

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