Cosas Raras Pasan En El Amor
1- Lo que es un comienzo.
Abril del 2019
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Como en toda historia normal, comenzar contando el inicio de todo es lo más adecuado ¿no? Pues bien, mi nombre es Lee Hoseok, Ho-seok. Lo deletreo acostunbrado para así evitar que creen apodos tontos o cualquier otro tipo de estupidez que se le pueda ocurrir a la gente en medio de sus intenciones de hacerse los chistosos; en fin, tengo diecisiete años, soy piscis y mi comida favorita es el ramen.
Sencillo.
No me gusta generar demasiados conflictos, así que suelo advertir dos cosas cuando conozco a alguien nuevo: — pasa cada mil años — Odio las personas presuntuosas y no tolero las injusticias, mucho menos las mentiras, por lo que ser honesto es lo primordial. Me gusta la poesía, la astronomía y jugar videojuegos en algunas ocasiones; hacer ejercicio, comer hamburguesa, los dinosaurios, los días de lluvia y Kihyun.
Oh, por dios ¡Kihyun!
Yoo Kihyun es el hombre más atractivo de la escuela, y aunque cursa un grado menos que yo, logré enamorarme de él desde que tenía escasos 13 años; y no, aún no lograba expresar mi tan profundo amor, pero de todas maneras me encontraba seguro de que en algún momento él se daría cuenta de lo mucho que lo amaba.
El único problema de que mi sueño de media noche pudiera hacerse realidad era su novio, Chae Hyungwon.
¿Saben?
De verdad odio las injusticias y sentía de verdad injusto que un aparecido, que un tipo flacucho y sin gracia alguna estuviera saliendo con uno de los estudiantes más bellos de nuestra escuela; es que ni siquiera tenía sentido que en serio a Kihyun le gustase salir con alguien a quien le encantaba lucir como un John Connor coreano, no podía aceptar fácilmente que un tipo de esos tuviera mayor suerte de lo que pude yo tener en todos los años de profundo y sincero amor.
¡no!
Desgraciadamente Hyungwon era mi vecino, lo descubrí hace dos meses cuando sacaba la basura y lo vi entrar a la casa de en frente, la misma tenía una bonita puerta roja que me parecía muy particular; la cosa fue que su entrada no había sido lo más normal para mí, porque llevaba encima a Kihyun mientras se comían los labios entre ambos.
Menuda mierda...
Algo en mi pecho se contrae y mis ojos se nublan cada que describo el dolor que sentí esa noche del viernes, era demasiado doloroso ser el chico al que el amor de su vida no le presta ni un cinco de atención, pero lo era muchísimo más ser el inepto tonto que dejaba que un idiota se llevara a su príncipe.
No cambia nada de duda, que Hyungwon era mi rival en el amor, el ladrón de mi bella musa y a quien quería derrotar a como de lugar, quería arrebatarle a Kihyun y tenerlo para mi solo porque ese siempre fue mi más ferviente sueño, el poder tomar su mano y salir con él de manera romántica era lo que yo más quería cumplir; pero en su lugar Hyungwon lo enredó y lo hacía comportar como algo que él no era.
Me ofendía estar en el bando perdedor, pero claro, Hyungwon tenía sus ventajas que no podían ser ignoradas.
Primero que nada, Hyungwon era muy atractivo; por más que quisiera ignorarlo no podía negar ese hecho, no podría hacerlo ni porque me cambiara de vida ya que eso era lo más evidente de todo; que no tuviera gracia para mí, no significaba que realmente fuera alguien incipido o feo de verdad, para mi pesar el tipillo este tenía estilo, carisma, y además era popular, tenía todo lo que necesitaba para tener a sus pies a cualquiera que quisiera, podía conquistar a cualquier chica o chico... Pero
¿por qué de todos tenía que ser Kihyun?
Era un maldito martirio tener que verlos salir de la escuela de la mano o los viernes ver cómo llegaban en su auto y entraban a esa estúpida casa de puerta roja para hacer sabe Dios qué cosas. No lo toleraba ni un poco más un desaire de estos y fue por eso que inteligentemente tracé un plan, un maravilloso plan que me regresaría a donde comencé y me permitiría volver a ser el hombre feliz que una vez fui cuando recién conocí a mi musa, Kihyun.
El primer paso para ello era investigar.
Todo el mundo sabe perfectamente que si quieres derrotar a un enemigo fuerte, entonces debes saber todo sobre él, desde sus fortalezas hasta la más mínima debilidad, y yo definitivamente estaba dispuesto a convertirme en todo un investigador privado en nombre de mi causa; no era difícil de lograr, incluso pedí la ayuda de Dior en diferentes ocasiones para lograr mi objetivo con mayor efectividad y rapidez, más sin embargo la odiota constantemente me rechazaba diciéndome que me encontraba loco de atar.
Pero eso no me detenía de querer lograr lo que deseaba, no, al contrario, tenía la suficiente voluntad como para seguir a Hyungwon a donde sea que fuera y así descubir a qué artilugios recurría para enamorar a todas y todos los que lo rodeaban; era tanto el furor por el baboso ese, que desde antes de entrar a la escuela ya se podía escuchar cómo murmuraban lo atractivo que resultaba ser y la suerte que era el poder verlo andar por los pasillos. Pero eso no iba a opacarme de ninguna forma, aquello ni siquiera habría de hacerme sentir mal y mucho menos rendirme en la idea de convencer a Kihyun de que yo era muchísimo más genial y más atractivo que cualquiera, incluido Chae Hyungwon.
Lo enamoraría con dinosaurios de ser necesario.
Sentándome en una de las mesas del McDonald's del centro comercial lo vi a lo lejos, estaba comiéndose una hamburguesa doble con Coca-Cola y su cara se movia en esa característica forma que, en cualquier otro, seguramente habría parecido aterrador y horrible de ver, sin embargo el rostro de Hyungwon lucia muy listito para ser fotógrafiado por las mil y un cámaras que todo el tiempo le seguían.
¿Cómo carajos lo hacía? ¿A caso hacía brujería? ¿Debería yo buscar entonces hechizar a Kihyun?
Bueno, ojalá aquello hubiese sido posible.
— Por Dios, Hoseok ¿qué crees que haces justo ahora? — La voz de mi mejor amigo interrumpió mi atenta vigilancia, terminé de escribir los detalles mínimos en mi libreta y acomodé mis lentes. Él se sentó en frente, miró hacia atrás, dónde se encontraba mi peor enemigo y negó con la cabeza con pesar. — Deja de hacer eso antes de que te metan a la cárcel o algo peor.
¿Cárcel?
No quería eso de ninguna forma.
— No seré privado de mi libertad por hacer lo correcto. Sacar a Chae del camino es mi objetivo y mi más grande hazaña ¿por qué infiernos debería ir a la cárcel por algo igual? Le hago un enorme favor a los esposos descuidados, eso tenlo por seguro; ese niñito es una amenaza con piernas súper largas. — Tenía que decirlo. Conocía a Jooheon mejor que nadie y sabía que él sólo quería asustarme para que desistiera de mi ardua labor, lo que él no entendía era que todo esto lo hacía en nombre del amor; mi amor, Kihyun. — Hyungwon va a tener que pagar todo lo que hizo, Honey, lo voy a hacer llorar lágrimas de sangre por ser el ladrón de mi musa.
— ¿Y cuál es su pecado? ¿Acostarse con Kihyun? — Jooheon se recostó en la silla burlándose de mi, quería tomar el tenedor que tenía cerca y enterrarlo en los ojos color caramelo del rubio que se hacía llamar mi mejor amigo. Lo que decía sólo me llenaba de motivos para seguir adelante con mi elaborado plan, buscar el mejor método para hacer caer a Hyungwon era mi prioridad y quedarme con el amor de Kihyun sólo para mi meta.
Hyungwon se quedaría llorando y rogando completamente.
— Lograré quedarme con el amor de Kihyun, tú y Dior pueden seguir burlándose de mi todo el jodido tiempo que deseen, pero Jooheon, vas a quedar de piedra el día que me veas entrar a la escuela de la mano de uno de los chicos más atractivos de todo Corea. — mi amigo rio y tomó una papa frita de mi bandeja; fuera de mi, lo miré esperando se arrepintiera de una vez el hacerme la vida de a cuadritos. — Yak!
Él levantó los brazos y siguió moviendo felizmente la mandíbula, se reía mostrando dos par de hoyuelos que a simple vista eran adorables y quizá por eso era que Dior, nuestra mejor amiga, solía botar la baba por él. — ¿Y cómo lo lograrás? — su pregunta me dio la pauta que necesitaba, porque mi plan era el mejor planteado de todo el mundo y seguramente lograría esto mucho más fácilmente de lo que cualquiera podría imaginar.
— Que bueno que...
— Ok, suficiente. — mi enorme sonrisa se volvió la de un payaso triste; Jooheon sólo seguía riéndose de mi sin piedad alguna. — No voy a escuchar más tus locuras. — Pero si no había dicho nada aún. — Voy a darte un consejo como tu mejor amigo. Mira, si quieres conquistar a Kihyun, entonces sólo tienes que acercarte a él y mostrarte tal como eres, Hoseok. — hizo un gesto con su mano deslizándose por el respaldo de la silla, quedando así en una mala posición que para él parecía ser relajante e intentando ver sobre su hombro hacia donde estaba el idiota de Hyungwon continuó hablando — ¿Por qué tienes que seguirlo a él para salir con "el hermoso" Kihyun? Vamos, tú también tienes tu algo aunque seas un friki y un psicópata que sigue día y noche a un pobre hombre que lo único que ha hecho es ser genial.
Debía de estar bromeando.
— ¿Genial? — quería partir en dos la cabeza de Jooheon. — ¿te estás dando cuenta que tiene engañado a Kihyun? Es obvio que solamente lo está usando.
— Y bien usado, dejame comunicarte. Al parecer el tipo sabe lo que hace. — su comentario estaba de más, no era gracioso y por supuesto que no me parecía siquiera aceptable. Cerré los ojos apretando muy fuertemente el tenedor, haciendo un trabajo inhumano de recordar permanentemente que Jooheon se trataba de una persona, que esa persona era mi mejor amigo y que asesinar a alguien era un grave crimen. — ¿por qué no sales mejor con algún otro, Hoseok? Alguien como, no sé ¿Dior? Así me la sacas de encima de una buena vez.
— ¿Te crees muy gracioso, gran idiota? ¡Soy gay! ¡gay! — Lo grité a los cuatro vientos ya desesperado y al terminar pude escuchar unas risas provenir de la dirección en la que se encontraba Chae Hyungwon; cayendo en cuenta de lo que hice miré al rededor y no supe cómo diablos cubrir mi vergüenza, encontrándome con su mirada lo vi sonriendo muy satisfecho y me imaginé lo patético que seguramente estaba pareciendo para él. — Por. Dios....
— Eso te sucede por ser tan tonto, Hoseok ¿viste? Ahora está seguro de que eres gay. — soltó a reírse sin importarle cuánta vergüenza estuviese yo cargando en el rostro — Ahora hablando en serio, tienes que desistir de esta locura y dejar de seguir a Hyungwon por toda la ciudad como si hacerlo te fuera a dar la oportunidad de salir con Yoo Kihyun, es imposible si él no quiere salir contigo ¿entiendes lo que te estoy diciendo?
— Eso tú no lo sabes — le contrarié aún dispuesto a no dar el brazo a torcer. — Puedo conquistar a Kihyun, Jooheon, pero para eso necesito saber qué fórmula usa Hyungwon para hacer que esté como un loco tras él. Tienes que ayudarme a lograrlo, por favor, por favor, por favor. — Jooheon soltó el aire por la boca de manera ruidosa, negó con la cabeza y optó por sentarse correctamente; poniendo los brazos sobre la mesa se inclinó llamandome y no me pareció extraña la manera de él comportarse conmigo, no era nada extraño porque solíamos ser cercanos de esa manera. Inclinandome también presté mucha atención a lo que diría.
— ¿Quieres saber cuál es el secreto de Chae Hyungwon? — Lo murmuró dentro de mi oído muy suavemente y mis ojos se agrandaron al escuchar eso, me separé de manera brusca queriendo comprobar que Jooheon no estaba queriendo tomarme el pelo, pero el levantó las cejas muy animado y volvió a llamarme con los dedos para que me acercara, lo cual hice si dudar. — Sexo, Hoseok. Todo es sobre el sexo.
Yo esperaba por todos cielos estar soñando porque nada como eso podía estar sucediendome a mi.
— ¿¡De qué hablas!? — La manera en que miraba a Jooheon estaba fuera de todo lo normal, él sonrió satisfecho quizá por hacerme parecer un idiota que se espantaba por algo como la palabra sexo en público, pero al final ¿qué más podía hacer sino horrizarme?
Aquello era una desfachatez.
Yo era un chico común y corriente, para mí un beso ya era una prueba de amor demasiado enorme y lo veía incluso como un acto valeroso de esos que sólo se logran si rescatas a la damisela en peligro; prácticamente yo tenía todas mis esperanzas puestas en convencer a Kihyun que su príncipe azul era yo y no el fornicador de Chae Hyungwon, confíaba ciegamente que lo lograría para poder así recibir mi recompensa ¿qué diablos significaba eso ahora de que la clave de todo era el sexo? Eso sólo Jooheon lo pensaba y seguro mentía.
Kihyun no podía estar junto a Hyungwon sólo por eso.
¿O sí?
Claro que no.
— ¡Deja de mentir! Es obvio que estás burlandote de mi, no has hecho nada más aparte de eso desde que llegaste y te comiste mis papas. Por Dios, quiero sacarte los ojos con este tenedor. — se lo dije molesto, no quería que me dijera cosas fantasiosas sino hechos reales, algo contundente que hiciera a Kihyun querer estar conmigo de verdad y no andar detrás de Hyungwon como un borrego enamorado.
Y creanme, no quería ofender al idiota de Chae, pero su estilo me causaba urticaria.
Deducia fácilmente que amaba el color negro porque sus ropas no variaban de color, y cuando lo hacían, las mismas solían estar entre una ridícula escala de grises y blancos que no eran diferentes; y en serio, habría tratado con todas mis fuerzas imitarlo, de vestir algunas prendas que se asemejaran y probar suerte poniéndome frente a Kihyun o algo así, pero es que no podía ni en la imaginación.
¡No podía!
Por los siete infiernos, Hyungwon amaba sobremanera usar camisetas negras horribles sin ninguna gracia, pantalones rasgados y converse clásicas, y sí, él podía mil veces hacerlo porque era su maldita vida, pero cualquiera sabría que los pantalones cortos y los hoddie eran muchísimo más atractivos.
Hyungwon no sabía nada de moda.
— No tienes por qué ponerte tan de mal humor, por el amor al cielo Hoseok; Escucha atentamente. Sé que para ti un beso es un acto de devoción, eso lo entiendo, y aunque no lo creas muchos piensan igual a ti; no demasiados y quizá estén casi extintos, pero los hay. La cosa es que Kihyun parece ser de los que les gusta la acción, o sino jamás habría salido con Hyungwon ¿no crees? Si le gustara andar de santurron te habría echado el ojo hacia un par de años atrás, cuando trataste de darle ese pan dulce en la excursión de la escuela.
Pues se equivocaba rotundamente.
— De igual manera pienso que Kihyun estaría mejor con alguien como yo. Necesita una persona que lo respete de verdad y no sólo un tipo que se cree genial sólo por tocar su cuerpo; eso es asqueroso. — Dije lo que pensaba. No tenía mucho sentido tener que aceptar que todo estaba bien simplemente porque Hyungwon era mucho más atractivo para los demás por su ropa y su forma badass de actuar ¿por qué demonios? Para mi Hyungwon era mi rival en el amor y no iba a descansar hasta lograr robar a Kihyun de sus larguiruchos brazos.
— Sigo insistiendo en que, sin importar qué, deberías mostrarte ante Kihyun siendo sincero. Hoseok, creo que eres un chico maravilloso, eres mi mejor amigo y como mi mejor amigo no quiero ver que el día de mañana eres arrastrado a una celda de máxima seguridad por estar siguiendo a alguien que a ciencia cierta no importa demasiado ¿ah? ¿Qué dices? ¿Me escucharás? Deja de seguir a Hyungwon, hazlo por mi.
El rostro de Jooheon era de completa súplica, juntando las manos reafirmó sus palabras y mi mirada fue a dar a la persona que provocó todo esto con su llegada a la escuela; era su culpa, porque de no haber tocado a mi precioso Kihyun yo no habría enloquecido y decidido seguir cada uno de sus movimientos, no buscaba más que reconocimiento y la atención de la persona que yo tanto amaba.
La necesitaba ya.
Y sí, podían llamarme psicópata, vamos, cualquiera podría decirlo, de hecho muchos lo murmuraban constantemente, pero es que seguramente pocos sabrán la enorme tristeza que se siente muy en lo profundo del pecho, cuando la persona que amas, ama alguien más.
Es aterrador, horrible, tortuoso.
Kihyun era el chico de mis sueños, el que hacía que me levantara en las mañanas con una sonrisa animada y en quien pensaba día y noche también ¿no era entonces injusto que de un día para otro un tipo apareciera y se lo hubiese llevado así sin más?
El estilo y lo que sea que tuviera él como ventaja no era en realidad algo importante ¿o sí? Jooheon también debía estar equivocado al juzgar de esa manera a Kihyun, entendía que estaba demasiado vislumbrado con todo lo que quizá significaba Hyungwon para la escuela en general, pero el resto eran simplemente patrañas.
— ¿Entonces? ¿Lo dejarás? Sé que habrán mejores formas. — Mirando una vez más en dirección donde se encontraba mi rival en el amor, pensé en qué debía hacer exactamente y lo decidí al cabo de unos segundos.
— Me rendiré. — comenté no estando realmente convencido de aquello. — ya no seguiré a Chae Hyungwon.
— ¡Eso es, amigo mío! Ya verás que todo mejorará luego de que cambies tu estrategia o lo que sea. — Jooheon se levantó y tuve que seguirlo afuera, di una última mirada a Hyungwon mientras este estaba centrado comiendo y hablando, sentí frustración de simplemente verlo y sin más dejé el lugar con la idea de que no podía ser así de sencillo.
◇◇◇
— Ya comenzaron las aplicaciones para los clubes. — La voz cansada de Dior se escuchó en toda el aula, ella se tiró en la silla luciendo muy bonita y soltó el aire mirando al tablero que ya estaba limpio — Gracias por ayudarme, Hoseok.
— No te preocupes. — Seguí llenando la lista de asistencia en silencio. La miré para saber lo que le sucedía, encontrando que miraba sus piernas demasiado ida. — ¿qué pasa? — Su silencio fue un poco perturbador, es decir, el sentimiento no era igual a presentimiento o algo igual, simplemente fue una estela en el ambiente que me decía de un algo extraño; era muy somero y confuso.
— Estoy- estoy embarazada. — Mi silencio se prolongó y solté el bolígrafo mirandola, luego hacía afuera de la ventana.
Era primavera y las flores de cerezo estaban en su máximo esplendor, además los sonidos que llegaban al aula eran lejanos; sonidos de risas, gritos y murmullos que a ese punto eran incomprensibles para mi, porque me encontraba fuera de lugar y muy confundido.
— ¿Y qué harás? — se lo pregunté curioso. Sabía que estaba siendo demasiado entrometido y que no necesitaba meter el dedo en la yaga, no era mi deber de ningún modo, pero Dior era mi mejor amiga después de todo.
— Lo tendré, supongo; mi estómago crecerá y eventualmente todos se darán cuenta. Aún no le digo a mis padres.
— Entiendo. — tomé el bolígrafo moviendolo en mi mano y mirando dentro del aula pensé en qué más decir, cuando la puerta del salón se abrió; alcancé a asustarme mucho debido a la sorpresa.
— Yo! WhatsApp, bros.
Era Jooheon.
Mire a Dior de forma natural, ella me veía y sus labios se movieron sin hacer ningún sonido — "No se lo digas" — Asentí por supuesto, no iba a traicionar a mi amiga de secundaria por algo igual, pero aún así la curiosidad siguió implantandose en mi y me preguntaba si es que quizá Jooheon era el padre ¿había al final él comenzado a fijarse en Dior? Creía que sí.
— ¿Cuál es el misterio? ¿Por qué dejaron de hablar? — mirando a Jooheon negué con la cabeza rápidamente.
— Nada, yo-
— Estabamos esperándote, Joo.
—oh, no. No señora. No te llevaré a casa hoy. Sólo vine a dejar mi solicitud para un nuevo club. — él entró emocionado haciéndose en frente de Dior, ella se sonrojo porque claro, estaba enamorada de Jooheon; lo había estado desde siempre.
Cuando ibamos al jardín, Dior solía seguir a Jooheon por todos lodos diciéndole que se casarían, que tendrían hijos y vivirían en Incheon. Era ilógico ¿Quién viviría en el maldito Incheon? Total, Jooheon siempre fue muy claro con el hecho de que nunca en la vida se fijaría en ella, incluso la empujaba lejos porque no toleraba siquiera ver su rostro a diario diciéndole las mismas palabras una y otra vez.
Así fue hasta que un día, durante la escuela primaria, Dior rompió su brazo por subir a un árbol; lo hizo porque quería probarle a Jooheon que era una niña totalmente diferente a las demás. Ella faltó varias semanas en lo que se recuperaba y a Jooheon parecía hacerle falta, porque todos los días llegaba corriendo a preguntar por Dior, por si había regresado de casualidad.
Bueno, era una historia sencilla porque al final ambos se hicieron aparentemente mucho más cercanos tras el incidente, haciendo por ende que se convirtiera en nuestra mejor amiga, sin embargo, Jooheon siguió sin aceptar a Dior de ninguna otra forma que no fuera como eso, una amiga.
— Club de fútbol. — Dior leyó el tipo de club que solicitaba abrir Jooheon y fruncí el ceño. — Ya hay un club se fútbol, Joo.
— Pues haz otro y registrame como capitán. — Moviendo las cejas intentó convencerla, pero Dior no iba a ceder ante eso fácilmente. El crear otro club de fútbol sólo haría que todos estuvieran divididos y seguramente los directivos tampoco lo aprobarían.
— Ya te dije que no, Joo. No sé, escoge otro. — ella pensó y abrió los ojos — ¿Por qué no creas un club se adorar a Dior? Así me adorarias sólo a mi, mi amor. — ella le lanzó un beso al aire haciendo que Jooheon se retirara con el fastidio alojado en todo el rostro.
— ¡Que asco! — Solté a reírme cuando vi la típica discusión. Jooheon volteó a verme lanzando quejas por do quier.
— ¡Vamos, Hoseok! dile a Dior que acepte mi club y que deje de estarme fastidiando. — negué con la cabeza y continué con la lista de asistencia.
— Lo siento, Jooheon, pero sabes que un segundo club de fútbol no será aprobado nunca. El principal ya gasta los suficientes recursos de la escuela. — se lo recordé, pero eso sólo hizo que se saliera de la ropa.
— Mi padre paga por ello y aún así no puedo unirme al club que quiero ¿¡Es una maldita ironía o algo así!?
— Eso es porque no te esfuerzas. — Dior lo comentó y sonrió viéndolo encantada; yo pensé que era absolutamente errado. De verdad era ilógico que alguien tan diestro como Jooheon no hubiese podido entrar al equipo después de tantos intentos.
— Eso es porque Park me odia. Me encuentro completamente seguro de que es quien le dice al entrenador de no permitirme entrar ¿O sino como diablos?
— Por- ¿por qué lo dices? — Dior lo miró con curiosidad y yo levanté las cejas — son-son tonterías.
— ¿Ah, sí? Te reto a negarmelo. Hablas mucho con él últimamente ¿dirás que es mentira también?
Ella simplemente rodó los ojos.
— Bien puedes hacer un club de ajedrez. Ese si que no hay — lo comenté entre risas y Jooheon bufó.
— Ja Ja, bienvenido al aburrido club de Joo. Perfecto.
Mirando una vez más a Dior note como se quedaba viendo a Jooheon discutir sobre su fallido club de fútbol, sus ojos alumbraban de manera especial y su sonrisa era perfecta, incluso sus gestos y dedicación al hablarle.
Ella no veía a nadie más que no fuera él...
Ahí sentado viéndolos ser una pareja tan particular, me dije a mi mismo que siempre hay cosas raras pasando entorno al amor....
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Hola, mis personas favoritas.
Aquí les traigo un primer capítulo de Sad Club, espero que les guste y que estén esperando por el siguiente capítulo con ansias.
Gracias por su apoyo constante!
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