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Eran aproximadamente las cinco de la mañana. El Sol aún no había salido y el cielo estaba compuesto por un manto oscuro sin colores. Adara seguía en la cama, que estaba al lado de una gran ventana. Unos minutos después, Dánae abrió la puerta de la sencilla habitación para despertar a su hija. Era un nuevo día y a Adara le esperaban muchas cosas.
Dánae se acercó a la cama, que estaba hecha un desastre. Antes de hablarle a su hija, se detuvo. Realmente no quería hacerlo. Ella amaba a Adara y le partía el corazón el hecho de que ya no fuera seguro estar junto a ella. Pero aunque quisiera, no podía dejarla durmiendo. Las circunstancias habían cambiado y había que aceptarlo.
- Adara, levántate
Adara, molesta se volteó a ver a su madre para replicar.
- ¡Pero mamá! ¡Son las cinco de la mañana! ¡Déjame dormir!
Adara iba a volver a cerrar los ojos, pero Dánae no se lo permitió .
-Recuerda que tenemos que ir al Santuario, es peligroso que te quedes en un lugar donde saben que pueden verte.
Adara refunfuñó, para luego arrastrar la cobija al otro lado. Su madre se fue de la habitación. Adara abrió el clóset para buscar ropa que ponerse. Lo único que encontró fue un pantalón y una camiseta, y en sus cajones sólo había un par de calcetas y ropa interior para un sólo día.
Observó el clóset algo confundida pero sólo se cambió. Una vez terminó se dirigió a la cocina para comer algo.
- Oye mamá ¿Cómo es ése amigo tuyo?
Adara miró a su madre con una cara pícara. La mayor sólo le regresó una sonrisa de fastidio.
- Es un caballero dorado. Se llama Shura, Shura de Capricornio.
-¿Y se apellida así? - preguntó Adara asombrada.
- No. Es su cargo, él vigila la décima casa del Santuario.
-¿Casa de qué?
- Él te lo explicará.
Después de desayunar y recoger la mesa, ambas se dispusieron a prepararse. Salieron y Dánae dejó caer un collar al suelo.
Después, una luz apareció, con muchas escaleras. A pesar de que Adara tenía muchas preguntas, las olvidó todas por esa imagen tan celestial, tan pura, tan... mitológica.
Adara se volteó a su madre, quien la miraba con ojos llorosos. Era hora de la despedida. La chica de cabellos rubios abrazó a su madre por lo que podría ser la última vez.
-Cuídate mucho, ¿sí?
- Así lo haré mamá.
Y sin otra palabra y con maleta en mano, Adara subió las escaleras.
<<Mientras tanto en el Santuario>>
Era una zona alejada. Llena de rocas, donde se podía ver la mayoría de las casas. Ahí estaba el vigilante de Capricornio.
- ¿Dónde estarán? Ya deberían haber llegado.-
Shura miró nerviosamente al reloj de fuego. Observaba cómo este se consumía poco a poco. Su atención se vió interrumpida por una luz cegadora. Ahí estaba Adara con una maleta de equipaje, un poco nerviosa. Shura, sin saber que decir, se acercó a la niña que estaba algo intimidada por la armadura dorada.
- Emm... Hola pequeña
-Hola... ¿Es usted el caballero de Capricornio? -preguntó Adara curiosa.
-Sí, me llamo Shura, y soy tu maestro a partir de ahora.
-Está bien... ¿dónde vive?
- Muy lejos de aquí, será mejor que empecemos a caminar.
Él y la rubia caminaron por las rocas. A decir verdad, a Adara se le complicaba un poco llevar la maleta pesada mientras caminaba así que se estaba quedando atrás. Su maestro lo notó y se volteó a ver a la chica.
-Déjame ayudarte con eso pequeña-
Acto seguido, levantó la maleta y se la llevó todo el camino como si nada. Algo que a Adara le impresionó mucho, deseaba ser como él algún día. De hecho, estaba ahí para ser precisamente eso.
- Y bien.. ¿Cómo te volviste caballero?- preguntó de nuevo Adara tratando de socializar un poco. Algo le decía que su maestro era algo... reservado
-Fue un duro entrenamiento personal mientras afilaba la Excalibur
-¿Excalibur?- Adara estaba sorprendida, ¿que sería eso que su maestro afilaba? ¿Sería un arma? No, el único que tenía derecho de usar Armas era el caballero de Libra.
-Me refiero a mi brazo derecho. Bien sabes que nosotros los caballeros no usamos Armas por razones pacifistas- aclaró Shura.
-¿Y cuánto tardaste en terminar de afilarla?
-Muchos años de dedicación , pero ahora es mortal y , si quisiera, te podría rebanar en dos...
-Amm- Esa respuesta fue un tanto extrema para la rubia. Shura notó inmediatamente lo incómoda que estaba la chica.
-Lamentó ponerte incómoda, es que, hace mucho que no tengo compañía
-No se preocupe maestro.
Después de caminar por mucho tiempo, llegaron a las casas del zodíaco, donde estaban los demás caballeros. Naturalmente, la primera era la casa de Aries.
-Buenos días Mü- saludó Shura en voz alta, no recibió respuesta.
Adara se sentía rara, como si pudiera sentir una tela invisible recorriendo sus sentidos. ¿Era eso a lo que los caballeros llamaban "cosmos"? Aún así, esa tela parecía ser muy gruesa, si estaba en lo correcto ¿sería ése el cosmos del caballero de Aries? La rubia se dedicó a observar el lugar, era brillante y luminoso, con un toque de lujo por aquí y por allá. Era un templo que describía perfectamente a los arianos.
Después de unos segundos, Mü apareció con su armadura dorada puesta y unos lentes sobre sus ojos. Adara notó sus facciones delicadas pero un poco malhumoradas. Adara se volteó a ver a su maestro, quien tenía una sonrisa en la cara.
-¡Hola Mü! Tanto tiempo sin verte
-Es porque no sales de tu casa Capricornio
-Sí, lo admito... ¿podrías dejarme pasar por tu casa?
Mü no contestó inmediatamente. Sentía un cosmos enorme, más no maligno. Era casi igual a él cosmos de un caballero dorado, pero, sólo eran Shura y él ¿cómo era posible? Decidió hacerle una pregunta inocente a su compañero.
-¿Quién viene contigo?
Shura se tensó un poco por la pregunta. No sabía qué decir. Adara no quería que su maestro se metieran en más problemas por ella así que apareció por si misma.
-Me llamo Adara y soy aspirante a caballero.- Mü la miró con extrañeza para luego mirar a Shura regañándolo con la mirada. El de cabellos lila se acercó a la chica poniéndola nerviosa y se arrodilló por la baja altura.
-¿Qué no deberías estar con las Amazonas niña?- preguntó Mü examinándola.
-No lo sé, el maestro Shura dijo que entrenaría con él.
-Bien... Shura ¿puedo hablar contigo en privado?
-Por supuesto
Shura y Mü salieron del templo afuera donde tuvieron una pequeña discusión.
- Shura ¿qué estás haciendo?
-Voy a entrenar a esta niña.
-Bien sabes que debe de usar una máscara al igual que todas las amazonas.
-Lo sé, pero le veo potencial para ser un caballero.
-¿Y qué le dirás al patriarca? Si descubre el cosmos que posee querrá entrenarla por su cuenta.
-Estoy consciente de eso Mü.
-Bien, sólo te estoy advirtiendo. Te doy permiso de pasar.
-Gracias amigo, agradezco tu preocupación.
Shura volvió a la casa y empezó a caminar hacia la siguiente. Adara lo siguió un poco confundida.
-¿Qué le dijo?- preguntó Adara inquieta.
-No te preocupes por ello, camina- contestó el caballero mientras avanzaba y dejaba a Adara con ansias.
Después de mucho caminar, ambos llegaron a la siguiente casa, que bien, no era tan espaciosa como la de Aries, era de un tamaño adecuado.
Pasaron por la entrada y ahí Adara tuvo la misma sensación de la tela invisible pero era un aura menos amenazadora. No tardó en percatarse de el aroma de un buen filete sazonado con especias. El buen olor le hizo babear un poco pero se detuvo porque no quería dar una mala impresión. Cuando el sonido de aceite friéndose cesó, Adara divisó al imponente caballero de Tauro.
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Buenas :D aquí Miri de nuevo actualizando pero valió la pena es uno de los caps más largos que he hecho :3 bueno no tengo nada más que decir :v
Sayonara Chingus!!!!!
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