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Años habían pasado desde que Dánae encontró a su hijo Perseo, o mejor dicho Adara, ya que había reencarnado en una chica. Adara ya tenía doce años, aunque era muy madura para su edad. Ese día estaba con su madre en el jardín de la casa, lejos de cualquier pueblo o rastro de civilización. Ambas recogían flores tranquilamente, pero Adara se fue alejando más y más, hasta que se dio cuenta que estaba perdida. De repente, aparecieron dos hombres que ella no conocía.

Caballero de plata: Así que ésta es la chiquilla que el patriarca quiere que atrapemos.

Caballero de plata 2. : Sí, se parece mucho a la niña que buscamos.

El segundo caballero se volteó a Adara, que los veía con miedo y cautela, el caballero se fue acercando.

Caballero de plata 2.: Ven pequeña, hay un lugar al que queremos llevarte.

Caballero de plata: Sí, mira no te va a pasar nada, sólo tienes que ir con nosotros y te daremos golosinas *mintiendo*

Adara, aún con miedo y sin saber porque esos hombres tenían armadura, respondió.

Adara: ¡Y-yo no te conozco! ¡Ni a ti ni a é-él!

Caballero de plata 2. :Eres lista niña, pero te digo algo ¡Te llevaremos al Santuario a las buenas o a las malas!

Acto seguido, el caballero de plata lanzó un ataque a Adara, y sorprendentemente, ella lo esquivó. Su compañero también trataba de golpear a Adara, pero ella parecía una serpiente, ágil y veloz que sólo quería librarse de aquellos sujetos tan raros y peligrosos.

Caballero de plata 2:  ¡Niña estúpida!

Adara frunció el ceño, pero no tenía miedo, en cambio, se le veía determinada, valiente y audaz, sin tenerle temor a personas mayores que ella y que tenían armadura, para resumir, que son capaces de matarla ahí mismo.

Luego apareció Dánae, con una armadura, dorada y con detalles verdes, un pequeño regalo de su amante, Zeus, pues él sabía que tarde o temprano ocurriría una crisis con el Santuario y él no estaría ahí para protegerla.

Dánae: ¡Dejen a mi hija en paz, par de sin vergüenzas! *apuntándolos con el dedo índice* ¿¡Cómo se atreven a atacar a una niña y una semidiosa!?

Caballero de plata 1. : Señorita, estoy seguro de que podemos llegar a un acuerdo. Usted nos da la niña y nosotros la llevamos a un lugar seguro... 

Ambos caballeros tenïan miedo, más que nada por la cara amenazante de Dánae y la armadura que portaba, ambos retrocedían con cautela.

Dánae: ¿¡Son tan ingenuos como para creer que se las daré así como así!? ¡Vayan al Santuario y no vuelvan a pisar un sólo pie aquí ya que juro que lo perderán! ¿Entendido? 

Caballero de plata 1: Sí, s-señorita, n-No volverá a pa-pasar *nervioso*

Dánae se volteó a su hija, que la miraba como ojos como platos, al instante corrió para abrazar a su madre, pero era demasiado despierta como para no preguntarle algunas cosas.

Adara: Mamá, ¿quiénes eran esos señores?, ¿Por qué me querían llevar a el Santuario? ¿Qué es esa cosa?

Dánae cargó a Adara y la miró con una sonrisa tranquilizadora mientras su hija la miraba confundida, finalmente, Dánae decidió decirle a su hija la verdad de una vez por todas, porque, de todas maneras, Athena iba a despertar algún día y Adara no podía estar escondida para siempre de la verdad.

Dánae: Adara, mírame

Adara miró a su madre con los ojos bien abiertos con admiración.

Adara: Sí mamá...

Dánae: Escucha hija, esos hombres que te querían llevarte al Santuario eran caballeros de plata, y vienen del Santuario. El Santuario es el hogar de la siosa Athena, diosa de la guerra y la sabiduría, y junto con sus ochenta y ocho caballeros protegen al mundo de la maldad.

Athena siempre estuvo en contra de las armas, así que sus caballeros debían entrenar mucho con una energía con la que nacían: el Cosmos. Se dice que sus puños desgarran el cielo, y sus pies hacían la tierra estremecer.

Adara: Pero mamá, ¿y eso que tiene que ver conmigo?

Dánae: En realidad.... 

Inesperadamente, Dánae comenzó a derramar lágrimas, con las mirada baja y una cara melancólica, ¡cómo dolía decirle eso a su hija! A quien había criado como si fuera la suya e incluso amado, pero eso no podía quedar así, si realmente la amaba, tenía que dejarla ir, no podía arriesgarse a que más caballeros fueran a buscarla.

Adara: Mamá... ¿me vas a decir?...

Dánae dejó de llorar y miró a su hija fijamente mientras ella la miraba con ceño fruncido. Después de tener una pelea interna, dijo lo que tenía que decir.

Dánae: Adara... yo... no puedes seguir conmigo, no podemos seguir juntas...

Adara: ¿Pero por qué mami?

¡Cómo confesarse ante la mirada inocente de Adara!

 Dánae: El Santuario... está pasando por una crisis, Athena, está perdida y el patriarca... no es el mismo, algo está pasando... Adara, ellos te quieren porque eres la reencarnación de Perseo, el conocido héroe de la mitológica griega... yo soy su madre...

Adara: Así que por eso van tras de mí

Dánae: Sí, tú eres una de las pocas personas que pueden acabar con Athena y por eso el patriarca te quiere... no tardará en mandar la orden de mandar un ejército de caballeros para atraparte, y yo... no puedes seguir aquí, debo de alejarte...

Adara: ¿A dónde me llevarás mamá?

Dánae: Te llevaré al Santuario 

Adara: ¡Pero mamá! ¡Acabas de decir que el Santuario quiere atraparme! ¿¡Cómo me vas a llevar allá!?

Dánae: Tengo un amigo que te tratará bien, y te va entrenar para ser un caballero.

Adara: ¿Un caballero? 

Dánae: Es la única forma de que logres sobrevivir a las guerras que se avecinan.

Adara: Bien...  ¿Cuándo me vas a llevar allá?

Dánae: Mañana, prepárate.

Adara: Bien.

Mientras tanto en el Santuario

Aioria: Señor Patriarca *arrodillandose* lamento informar que mis hombres han fallado en capturar a la reencarnación de Perseo que tiene por nombre Adara.

Patriarca: Pensé que habías dicho que no fallarían.

Aioria: Estoy consciente de lo que dije Patriarca *frunciendo el ceño*

Patriarca: Al menos no resultaste un traidor como el desgraciado de tu hermano, Aioros de Sagitario. Pero no te preocupes, ahora no será útil capturarla, mejor hay que esperar.

Aioria: Está bien Patriarca.

Patriarca: Tienes permiso de retirarte.

Aioria, el Caballero dorado de Leo y el protector de la quinta casa se retiró mientras quedaba pensativo, ¿por qué su hermano traicionaría a Athena?

Un rato después, Shura de Capricornio, Caballero dorado de Capricornio y protector de la décima casa, apareció en los aposentos de Athena, que estaban justo después de el trono del Patriarca.

Patriarca: ¿Qué te trae por quí Shura?

Shura: *arrodillado* Lamento confirmar la muerte de Saga de Géminis Patriarca.

Patriarca: Ya veo, ¿La falsa Athena ha sido capturada?

Shura: Por ahora no sabemos de su paradero, pero mandaré caballeros de plata para que la busquen y la eliminen.

Patriarca: Gracias Shura, apreció lo qué haces por el Santuario, puedes retirarte.

Shura, sin la menor complicación, se retiró pensando en Dánae, ella ya le había dicho que le mandaría a  Adara, quien es buscada por el Santuario, ¿debería hacerlo?, ¿debería de mentirle al Patriarca? Tal vez, pero sólo si la niña  en sí valía la pena para ser un caballero.

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Palabras: 1200

Holi!!!! Aquí Miri con un nuevo cap!!!!! Ya se que me tarde un buen en actualizar pero aquí esta y es lo que importa, ¿Qué les parece el hecho de que Adara valla al Santuario? ¿Shura la tratará bien? Comenten y voten si quieren claro.

-c va volando :3-





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