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Consecutivamente ese día, Kyojuro almorzó con su Consejero al estar avisado de la ausencia de su marido, sin mucho apice de deprimirse por una comida sin compañía, convenció al hombre de comer con él.

Con curiosidad miró el alimento de su maestro, quedó bastante impresionado por la selecta colección de alimentos que se colocó en su plato.

Unas verduras hervidas acompañadas de un filete de res con una salsa que olía delicioso, igualmente, incluía un cuenco de arroz.

—¿Por qué tanto interés, mi alteza? —preguntó Douma al notar la obvia mirada de su estudiante en su comida.

—Lo siento —responde Kyojuro apenado  —, no creí que fuera tan selecto.

—¿Disculpe? —volvió a cuestionar ofendido.

—Con su puesto, consideré que no tuviera tanta importancia a la hora de consumir alimento.

—Oh, comprendo —dijo relajando sus hombros —, como bien sabe, mi rango real es mucho inferior al suyo, pero igual de valioso que un soldado, debo estar con su alteza todo el día, todos los días, por lo que mi dieta debe ser alta en variedad de vitaminas, proteínas, carbohidratos y demás.

—Y yo que lo creía presumido. —pensó.

Luego del almuerzo, Douma continuó con los paseos alrededor del palacio, contando la historia de cada puerta, daño o detalle que se encontraba por las paredes.

—A propósito, Consejero. —dijo Kyojuro algo curioso.

—¿Si, majestad?

—¿Podría explicar la relación de la nieve con su Imperio? En mis antiguas tierras, se decía que el Imperio Lunar llevaba consigo un hechizo que postergaba la nieve por todas sus estaciones, y que sus pobladores vestían con pieles de animales, así como su piel y características habían evolucionado para soportar el frío.

Douma soltó una carcajada antes de hablar.

—Sus creencias son bastante agradables de escuchar, Empetutriz. Pero debo de dirigirlo a un lugar para que entienda la historia.

Kyojuro siguió a su maestro a una sala algo apartada de las demás, con puertas muy diferentes a las que se encontraban por todo el castillo, unas de color del cuarzo en su estado más puro.

Al entrar lo primero en distinguir fue la gran cantidad de cuadros que rodeaban toda la sala, cada uno de ellos tenía a una pareja designada, que, Kyojuro dedujo que se trataban de los anteriores Emperadores.

Cuando regresó su vista a Douma, este ya estaba parado en un cuadro en específico, su base estaba labrada en fina madera y pintada con una técnica nunca antes vista por él.

—Estos son nuestros fundadores. —comenzó —En honor a sus avances, dirección y gentileza destacables en un inolvidable invierno, fue que el Imperio surgió. El símbolo de nuestras tierras corresponde a un copo de nieve por lo mismo. A sus valientes asañas en una noche invernal.

Kyojuro no apartó la vista de aquellos Emperadores, una pareja de cabelleras negras, sonrisas cálidas y ojos repletos de amabilidad. Por la simple apariencia se demostraba que no eran gente de mal.

Por alguna extraña razón, luego de la historia de los fundadores, a Kyojuro le surgió algo de orgullo pertenecedor.

Como si ahora fuera un verdadero Lunayama, el nombre que se les daba a los habitantes del Imperio.

—Solo le menciono que, por más maestro suyo que yo sea, lo único que desconozco en su totalidad son las historias de los siguientes a la corona. —comentó Douma en un tono apagado.

—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó Kyojuro ligeramente acelerado.

—Me temo que solo la familia real conoce sobre nuestros Emperadores anteriores, es protocolo familiar, si ha de conocer algo de nuestros anteriores gobernantes, deberá preguntarle a Akaza-dono.

Con la mirada cabizbaja y la incomodidad por la mención del primer nombre de sus esposo, Kyojuro siguió a Douma fuera de la "Sala Memorial", no sin antes mirar hacia su dirección de vez en vez para determinarse a preguntar por los demás gobernantes.

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Feliz año nuevo 👏🏻🎉

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