Capítulo 6: Cartas.
Liu Er estaba listo para leer una carta mejor que las anteriores, pero aún no podía creer lo que el rey había escrito. De hecho, ¿De verdad lo escribió el? Era imposible que hubiese una mejora en tan poco tiempo, debía haber alguna trampa, nada de eso tenía sentido.
Pero aún así, la luna terminó durmiendo aquella noche con la carta en manos, pegada a su pecho, como si fuese una calidez que le sería contagiada.
...
Pensar en esa noche era algo realmente vergonzoso para el mono albino, ¿Cómo fue posible que ese mono imbécil y egocéntrico lograra escribirle una carta que hiciera a su corazón sentirse tan ansioso?
Claro, Liu Er estaba interesado en el rey desde el principio.
Había escuchado tantas cosas sobre él, sobre lo apuesto y poderoso que era, así que cuando recibió sus propuestas de matrimonio estuvo emocionado, pero toda ilusión se rompió al ver lo imbécil que era.
Ya sabes lo que dicen, nunca conozcas a tus ídolos.
¡Y por si fuera poco, parece que el idiota no sabía aceptar un "no" por respuesta!
Por supuesto que el macaco de seis orejas seguía molesto por eso. Ser arrastrado contra su voluntad a un matrimonio con un imbécil era de los peores castigos del mundo, pero al menos era mejor que cualquier otro plan que el emperador de jade tenga para el.
Además, de todas maneras, el mono podrá ser muy egocéntrico y con una piedra en vez de cerebro, pero al menos no era tan malo, solo era un idiota, demasiado denso. Era culpa de Mihou por esperar demasiado de alguien como él.
¡Pero vaya! Esa carta fue como un flechazo.
Aunque Liu Er tenía en mente descubrir la verdad, después de todo, era imposible que el rey escribiera algo así.
Al día siguiente de la fiesta, la luna finalmente había salido de su habitación, caminando por los amplios pasillos, los cuales hasta ahora se daba cuenta que nunca se tomó el tiempo de recorrerlos porque decidió negarse a dejarse ver.
Realmente era un enorme sitio, y quizás el rey no tenía mal gusto, pues todo estaba perfectamente ordenado, con algunas pinturas antiguas, estatuas o plantas. Pero nada de eso era lo que estaba buscando la luna.
—¡Luna!—
Las orejas de Mihou se movieron, fijándose en el dueño de esa voz, un pequeño mono que estaba frente a el. Pronto, más monos aparecieron.
—¿Luna?—
—¡Luna!—
Todos los monos parecían emocionados, repitiendo aquella palabra, todos corriendo hacia el mono albino con emoción, saltando a su alrededor y otros viéndole con admiración. Si bien los vio a todos en la fiesta, ahora parecían muy felices de verlo allí otra vez.
—¿Necesita algo, Luna?—
—¿Tiene hambre? ¿Podemos traerle algo?—
—¿Quiere que le acompañemos a dar un paseo?—
—¿Quizás podemos acicalarlo?—
Todos los monitos hablaban a la vez, sintiéndose realmente emocionados de tener la oportunidad de encontrarse con el la luna de esta manera. Mihou no estaba acostumbrado a esto, quizás porque en su reino siempre ha estado solo y ningún ser se atrevía a ser suficiente para acercarse.
Pero aquí todos se veían tan amigables.
—No, no, estoy bien, gracias. Yo solo estaba buscando al sol.—Respondió Liu Er.
—¡Podemos llevarte!—
—¡Si! ¡Donde sea que usted desee!—
La luna sonrió mientras veía a los pequeños monos.
—Les agradecería mucho si me ayudan, pequeños.—
Los ojos de los pequeños monos brillaron con emoción, sintiéndose tan maravillados no solo con la belleza de la luna si no que también con la dulzura que les trataba. Defintiivamente más vale que su rey trate con mucho amor a la luna o los pequeños no se sentirán nada felices.
—¡Por supuesto, síganos, por favor!—
Los pequeños monos caminaron delante de la luna, guiándole en su camino hacia donde sea que se encontrara el sol.
...
—Entonces... ¿Saben si el sol ha estado escribiendo cartas?—
El silencio fue roto por la luna, quien realmente quería conseguir algo de información.
—¡Si, mucho!—Dijo un mono. —¡Escribe todo el tiempo! Aunque siempre desecha la mayoría de lo que hace.—
—¡Y dice que lo hace porque debe escribir cosas perfectas para su luna!—Agrega otro mono.
Liu Er no podía creer como el rey simplemente dejaba que sus súbditos se enteraran de ese tipo de cosas, ¿Acaso todos eran curiosos? ¿O es que el rey no sabía cuando cerrar la boca?
—Ya veo...—Respondió la luna, fingiendo algo de indiferencia.
—¿Y le gustó la última carta, luna?—Preguntó un mono.
—¿La de ayer?...— ¿Los monos acaso sabrían quién escribió la carta?
—¡Si!—Respondió el pequeño.—El rey decía que le faltaba inspiración o una idea para escribir, ¡Pero ayer fue como si se le ocurriera una idea finalmente!—
¿Tendrá algo que ver con lo que le dijo PIF antes de irse? Pero era imposible que la mujer le recitara toda la carta al sol. La verdad si le dio curiosidad escuchar, pero fue algo tarde, y Liu Er no acostumbraba a escuchar todo porque siempre le molestaban los sonidos, así que era muy selectivo y debía estar concentrado.
De cualquier manera, esta información era muy útil y podría usarla para preguntarle al rey más tarde.
—¡Si! Fue una buena carta.—Respondió la luna sonriendo.
Luego de lo que fue un paseo por casi todo el palacio, llegaron al salón del trono, donde Wukong estaba realmente mal acomodado en su asiento, pero al ver que se trataba de la luna se acomodó rápidamente y se arregló el pelaje lo más veloz posible, tratando de verse apuesto.
Era realmente fácil de leer.
Mihou tuvo que aguantarse una risa que amenazaba con salir tras ser capaz de presenciar eso.
—¡Liu Er! Que sorpresa verte.—El sol sonrió, normalmente la luna nunca salía de su habitación, así que ciertamente no estaba listo para verlo, aun cuando hace poco lo vio en la mañana para llevarle el desayuno.
—Quería verte, ¿Acaso no puedo?—
—¿Verme?... ¿A mi?...—El rey no pudo evitar sentirse tan importante al oír eso, aunque los latidos que iban en aumento de su corazón lo estaban delatando y Mihou lo sabía.
—Claro, mi sol.—
Mi sol.
La cola del rey se movía con emoción, ¿De verdad estaba escuchando bien? ¿Este era la misma luna que hace no mucho le estaba tirando insultos?
—Pareces estar de buen humor.—
—Bueno, algo así.—Respondió Mihou.—¿Estás ocupado? Quería hablar contigo.—
—¿Ocupado? ¿Yo? ¿Hablar? Eso...—Era increíble lo nervioso que se puso el rey por recibir repentinamente aquel trato.—¡No! Digo, uhm... Tengo cosas que hacer, si, pero puedo... Tomarme un momento para hablar contigo.—Respondió el sol, levantándose de su trono y acercándose a la luna.
Claro, era obvio que incluso ahora el sol no quiera admitir que de hecho está demasiado libre y se moría de ganas de estar con el mono albino. Wukong era demasiado obvio, así que esto solo era un juego fácil para Liu Er.
—¿Vamos?—
—Por supuesto.—Respondió el sol, saliendo del palacio junto a la luna.
Los pequeños monos se quedaron allí, comenzando a murmurar entre ellos con tanta emoción, era como presenciar una obra de teatro de amor, y ellos solo podían rezar para que el protagonista masculino principal, en este caso, su rey, deje de ser tan tonto y por favor demuestre interés honesto en la luna.
Porque seamos sinceros, ninguno de ellos le tiene fe a su rey.
El sol y la luna salieron a caminar por la montaña, y esta vez, Wukong pudo mostrarle el lugar a Mihou, quien estaba satisfecho con el sitio, aunque no era a lo que normalmente está acostumbrado.
—Entonces... ¿De qué querías hablar? Aparte de mostrarte los lugares no me dijiste nada.—
Crear incertidumbre y curiosidad era justo lo que necesitaba la luna.
—Oh, si, sobre eso... Es sobre ayer.—
—¿Ayer? ¿Sucedió algo en la fiesta que no te gustara?—
Luego, hacer que se preocupara, justo como ahora.
—No, no. La fiesta estuvo grandiosa.—
—¿Entonces qué sucedió?—
—Es sobre la carta, Wukong.—
Llamarlo por su nombre al decir el tema en cuestión era el toque final.
Seguramente ahora admitiría la verdad.
El sol pareció más preocupado y nervioso, Liu Er solo sonreía mientras esperaba una respuesta, observando al rey.
—...¿No te gustó la carta?—
Todas las burlas y palabras que Mihou tenía en mente, se atoraron en su garganta al oír esas palabras y ver como el sol parecía genuinamente preocupado por la carta.
¿De verdad eso era todo? ¡Claro que le encantó la carta! Era tan obvio que una carta así era perfecta, demasiado para que lo haga un idiota como él. Pero Wukong parecía tan inocente al respecto de saber si fue una buena carta o no.
Esto debía ser una broma, no podía existir alguien tan denso, ¿O si?
—Fue una buena carta.—Respondió la luna.—Solo... Me preguntaba si recibiste alguna ayuda al escribirla.—
Quizás sea necesario ir directo al grano.
Mihou esperaba cualquier reacción menos el rubor que apareció en el rostro del sol, quien miró a otro lado.
—Yo... Si, un poco.—
—¿Enserio? ¿De quién? ¿Cómo?—
—Bueno, no sé si fue una ayuda, pero ayer PIF me dijo algo.—
¿De verdad era tan fácil de descubrir la verdad? ¿El rey no planeaba ocultarle algo?
—¿Qué te dijo?—
—Solo dijo que...—El rey murmuró algo realmente bajo, sintiéndose más avergonzado.
—¿Qué?—
—Nada, solo, uhm... Me dijo que debería escribirte una carta respecto a hoy, es todo.—
Liu Er Mihou tenía una amplia sonrisa, el rey al verlo solo frunció el ceño.
—¿Te vas a reír?—
—¡No, claro que no!—La luna respondió, tratando de esconder su risa y quizás un poco de su propio sonrojo.
La verdad es que Mihou fue capaz de oír lo que dijo la primera vez.
"Solo dijo que... Eso que sentí al verte hoy, lo escriba en una carta. Porque ella notó la forma en que te miré."
Que Buda bendiga a PIF, porque el macaco de seis orejas solo podía sentir que esto era lo más estúpido y lindo que pudo ocurrirle.
Quizás Wukong no era tan terrible.
El sol se había cruzado de brazos y mirado hacia otro lado, como cuando un niño se molestaba por algo.
—Oye.—Llamó la atención la luna.
—¿Qué? ¿Te vas a burlar esta vez?—
—No.—Respondió Mihou.—De hecho, quería decir que tu carta fue realmente linda, aprendiste muy bien.—
—...¿De verdad estuvo bien?—
—Si, así que... Podrías seguir intentando cortejarme de esa manera. Quizás, si sigues así, decida también responderte con cartas.—
Los ojos del rey brillaron con la simple idea.
—Yo...—El sol miró a otro lado, tratando de mantener una mirada neutra para no verse tan emocionado.—Lo tendré en mente, Mihou.—
Después de eso, el rey volvió a su trabajo, el cual de hecho no tenía, así que fue a pensar en su siguiente carta, por otro lado, la luna se quedó afuera un rato más, siendo rodeado por los pequeños monos y riendo mientras estos le acicalaban y él los acicalaba de vuelta.
También se encargó de preguntarles al respecto de si podrían llevarle algo donde escribir.
El sol estaba satisfecho, como un cachorro, moviendo su cola mientras abría la carta que la luna le había entregado antes por medio de uno de los monos.
Era una carta de la luna, su luna.
"Disfruté mucho leer tu carta de anoche, y debo decir que también disfruté verte ayer. No tenía mucho interés por la fiesta, pero me encanta lucirme un poco.
De todas maneras, solo puedo devolver las palabras.
Es realmente divertido molestarte hasta finalmente verte avergonzado, eres igual a un durazno, creo que quiero llamarte por ese apodo mucho más, espero que no te moleste demasiado.
Fue agradable hablar contigo, estoy satisfecho con saber que intercambiaremos cartas, ¿Todas las demás serán igual de agradables como las del día de la fiesta?
La luz del sol te sienta demasiado bien, ¿Lo sabías?
Ojalá verte brillar todos los días, Peaches.
- Liu Er Mihou."
El rostro del sol volvió a ponerse rojo, sintiendo la emoción y un huracán de sentimientos que lo hacían sentirse tan vivo.
¿Esto era enamorarse? ¿Leer sentimientos?
...
Quizás el sol estaba entendiendo lo maravilloso que era eso.
Cuando la noche había llegado, Liu Er había vuelto a su habitación, cuando terminó de cenar, se dignó a abrir la carta que vino junto a su plato.
Parece que el rey si planeaba cumplir su parte, eso solo hizo sonreír a la luna, decidido a leer la carta.
"Intercambiar cartas contigo seguro es mucho mejor que solamente cortejarte.
Me pregunto cómo será leer tus sentimientos, así como tu lees los míos.
Te veías tan hermoso hoy, otra vez, aunque siempre te ves hermoso, pero esta vez, pude verte bajo el sol mientras reías y jugabas con los pequeños.
Pude apreciar mejor tus hermosas orejas, seguro escuchas mucho más que los demás, y si es así...
Espero que con un par logres oír los latidos de mi corazón, con otro escuches lo alto que son mis pensamientos sobre ti, y con los últimos, escuches las palabras que te deseo susurrar para ver más de tu sonrisa celestial.
Esperaré tu carta con emoción, mi luna.
- Monkey King."
Liu Er Mihou podría tener miles de años, pero ahora mismo solo pudo dar vueltas por su habitación como una joven enamorada, sintiendo nuevamente sus mejillas arder y su corazón ser muy ruidoso.
—Ese idiota...—La luna se acostó en la cama, leyendo una y otra vez la carta para asegurarse de que decía lo que acababa de leer. Era gracioso, porque algunas cosas si eran verdad, podía escuchar todo eso, pero nunca pensó que leerlo sería... De esta manera.
Se supone que esto era para divertirse, pero ahora mismo, la luna no pudo sentirse tan poco a comparación de las cartas del rey. ¿De verdad era un idiota o jugaba a ser uno? Porque con estas cartas era como un intruso en su corazón.
...
Aunque una parte de la luna, esperaba con ansias la carta de mañana.
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