Capítulo 5: Fiesta.

Los monos de Flower Fruit Mountain veían con curiosidad como su rey había comenzado a practicar su escritura, comenzando a hacer cartas que nunca terminaba, o quizás no le gustaban y solo las tiraba a algún lado. Pero todos comenzaron a sentirse aún más ansiosos y felices al saber que el rey había comenzado a practicar para hacerle mejores cartas a la luna. 

¡Era grandioso!

Pero aún había ciertas cosas pendientes.

...

—No.—

Wukong estaba sentado en su trono, mientras los monos a su alrededor parecieron realmente ofendidos y tristes al escuchar esa cruda respuesta de su rey.

—¡Pero queremos verlo! —Dijo un pequeño mono.

—No habrá una fiesta. ¡La luna no quiere ser vista, y yo tampoco quiero que lo vean! ¿Te imaginas cómo se pondrán? DBK definitivamente se va a molestar por saber que me casé sin invitarlo, ¡Y su esposa aún más!—

—¡No puede esconder a la luna toda la vida!—

—¡Claro que puedo!—

—¿Pero la luna qué pensará al respecto?—

El sol se atragantó sus palabras al escuchar eso, había olvidado todo eso de la charla sobre la empatía que le dijo la luna. Recientemente sus visitas al cuarto de la luna terminaban en una gran charla sobre alguna cosa que para el rey no era más que términos desconocidos y poco usados.

Probablemente cosas que no le interesaban.

Pero la última vez que se quejó al respecto, la luna lo amenazó con irse de allí. ¡Y vaya que esa amenaza de cierta forma funcionaba! Los pequeños monos de Flower Fruit Mountain no podían creer que tipo de hechizo le lanzó la luna al sol para que repentinamente se hiciera más empático.

—Yo... Supongo que tendré que preguntarle.—El sol desvió la mirada.

—¿Entonces podría haber una fiesta?—Preguntó otro pequeño mono.

—¡Aún no! Si lo habrá, primero debo de preparar a mi luna, así que esperen.—

La verdad es que esto no terminaba de parecerle algo realmente bueno a Wukong, pero estaría bien, ¿No?

—¿Una fiesta de bienvenida para mi?— Preguntó Liu Er, queriendo asegurarse de que todo lo que escuchó fue verdad.

—Si, entiendo si no quieres, ya me dijiste la última vez que...—

—Lo acepto.—

—¿Qué?—

—Quiero la fiesta, pero yo decido lo que voy a vestir, y espero que presenten el mejor vino. También voy a elegir lo que tu vas a vestir, porque me niego a dejar que te presentes con armadura.—

—¿Qué? ¿Cuál es el problema con mi armadura?—

—¡Es una fiesta, mi fiesta! No es una de tus guerras, no me gusta tu armadura, ponte algo más digno de un rey. Si vas a estar a mi lado, debes verte adecuado para mi.—

—¿Estás sugiriendo que no me veo adecuado?—

—Así es.—

El rey se sentía hervir de la rabia, totalmente ofendido mientras observaba a la luna, quien permanecía sentada en su cama con una gran sonrisa.

—¿Te vas a negar? Entonces supongo que realmente me voy a ir de aquí...—

—¡No!—El sol rápidamente habló.—Está bien, lo voy a permitir. —

—¡Maravilloso! Sabía que tomarías la mejor decisión, mi sol.—Ronroneó la luna, sintiéndose realmente feliz de salir ganando.

Wukong no pudo evitar sentirse realmente entusiasmado al oír la manera en que Mihou le había llamado, su cola se movía con entusiasmo, algo que no comprendía el rey.

—Por cierto, una cosa más.—Dijo Mihou.

—Lo que sea.—Respondió, casi hechizado.

Pero el rey reaccionó cuando vio como el macaco de seis orejas señaló con una mano al collar que tenía en el cuello. 

—Ya sabes que me estoy quedando voluntariamente, además, estamos casados. Podrías quitarme esto para ser capaz de usar mis poderes.—

—No creo que sea necesario...—

—¿No confías en mi, Wukong?—

Una pregunta trampa, el rey no era tan tonto como para no notar de que lo que responda va a tener consecuencias.

Era increíble lo manipulativa que podía ser la luna. 

¡Nadie le había advertido de eso!

—Claro que confío en ti.— Respondió el sol.

—Entonces me quitarás el collar, ¿Cierto?—

—Lo haría, pero no sé cómo.—

La luna frunció el ceño.

—¿Qué quieres decir?—Preguntó Mihou, realmente ofendido.

—El emperador de jade lo puso por su cuenta, yo no lo pedí. Y... Bueno, si recuerdas, no me dijo cómo funciona.—

—Ah, ese imbécil...—Gruñó la luna. 

¿De verdad después de todos estos años el emperador de jade seguía con rencores de todas las cosas que hizo? ¡No fue para tanto! 

—Pero... Supongo que podría pedirle que te lo quite.—

La felicidad llegó al rostro de la luna.

—¡Oh, eso me encantaría!—Dijo felizmente Mihou. —¿Puede ser ahora mismo?—

—Solo con una condición.—

—Escucharé.—

—Que te quedes quieto durante el viaje, la última vez fue un caos.—

—No prometo nada.—

El sol soltó una risa, realmente era algo que no le importaba, después de todo, fue una experiencia divertida. 

De cualquier manera, lo mejor era prepararse para visitar al emperador.

Las puertas del palacio fueron abiertas de par en par, abriéndole paso al sol, quien estaba siendo acompañado por la luna, quien se mantenía a su lado. El emperador de jade frunció el ceño al solo ver a ambos.

—El sol y la luna, ¿Qué hacen aquí?—Preguntó el emperador.

—Quiero que le quites el collar.—Ordenó el sol.

—¿Estás seguro? No estoy seguro de que quieras eso realmente, Sun Wukong.—

—Mi luna está incómodo con el collar, así que deseo que se lo quites.—

—Tengo otro objeto que puede servir siendo más cómodo, ¿Un brazalete, quizás? ¿Una diadema?—

—No.—Negó rápidamente el sol.—Solo quiero que se lo quites y quede libre.—

—Oh, no te recomendaría eso... El macaco de seis orejas es un ser despiadado, mentiroso y estafador. Seguramente te ha engañado para que lo liberes. ¡El va a huir tan pronto como lo liberes!—

—Estoy totalmente de acuerdo.— Además de que el sol confiaba en poder atraparlo una segunda vez.

—¿Sigues rencoroso porque caíste en un truco, tonto de jade?—Se burló la luna.

—Silencio.—El emperador de jade habló, frunciendo el ceño, no le pareció nada agradable recordar eso.

Pero para sorpresa de ambos monos, Mihou cayó de rodillas al suelo mientras se llevó sus manos al cuello, sintiendo como el collar apretaba su garganta, dejándole sin poder hablar o respirar. El sol no se mostró contento.

—¡Basta!—Ordenó el sol, mirando con el ceño fruncido al emperador.

—Oh, si, lo siento.—Respondió sin nada de arrepentimiento el emperador, entonces Liu Er pudo volver a respirar, comenzando a recoger todo el aire perdido.—Había olvidado ese detalle, Monkey King... Ese collar es algo especial, aún estás a tiempo para dejárselo a la luna. Algo de modales le vendría bien.—

—Quítaselo.—Gruñó Wukong.

—...Bien.—

Entonces, Guanyin llegó al lugar, acercándose al mono albino, tocando el collar y murmurando un mantra para que el colar simplemente se abriera y le permitiera a la diosa quitárselo a la luna. Finalmente se retiró de allí.

—Espero que estés satisfecho. Y cuando ya te canses de la luna... Solo dímelo, Sun Wukong. Aún tengo cosas pendientes con él, y creo poder conseguirle una nueva función.—

—Adiós.—

Respondió de manera cruda el rey para cargar a la luna y llevárselo de allí. No fue necesario una amenaza, pero Wukong estaba molesto, y Mihou no pudo evitar sentirse ofendido. 

Pero quizás lo mejor era evitar esa charla y prepararse para la fiesta.

Preparar una fiesta en dos días no fue imposible, pero no fue fácil. De todas maneras, eran muchos monos los que había en Flower Fruit Mountain, los suficientes para que ayudaran a que el palacio se veo precioso y el comedor esté lleno de comida recién hecha. 

En poco tiempo llegaría DBK y su esposa, aunque antes de eso Wukong le presentó finalmente a sus súbditos a la luna, su reina. Todos parecieron realmente felices de verlo, finalmente estaba allí, tan maravilloso como todas las leyendas contaban, ninguno podía creer que alguien como la luna se había fijado en el sol... Después de todo, ellos no sabían la historia larga.

La luna cumplió su cometido y se encargó de vestir realmente bien y elegante al rey, quien tal parece evitaba usar todo menos sus armadura, pero esta vez, le permitió vestir de dorado, un color que le quedaba perfecto junto al rojo. Por otro lado, la luna se encargó de vestir su preciado Hanfu negro, cosa que le permitió al rey deleitarse los ojos de poder ver la preciosa imagen de la luna a su lado, tal cual como la pintura que vio la primera vez de él. Y justo como Wukong lo pensaba, la pintura no le hacía comparación.

Los monos más jóvenes se despidieron para dormir, ahora era el momento donde solo quedaban los gobernantes y la visita recién llegada, la pareja Demon Bull. 

—¡Hermano, hermana!—Saludó Wukong al abrir las puertas, permitiéndole a la pareja entrar.

—Ha sido un tiempo, hermano.—Saludó DBK. 

—Saludos.—Dijo PIF a su lado.

—Les presento a mi esposo, la luna. Su nombre es Liu Er Mihou.—Lo presentó el rey.—Mihou, ellos son Demon Bull King y su esposa, Princess Iron Fan.—

—Es un placer.—Respondió Mihou con una sonrisa.

Los tres se saludaron y fueron a comer, sentándose en la mesa. 

Wukong solo podía esperar que las cosas no asustaran demasiado a su luna.

...

La verdad es que el sol no esperaba que un par de horas luego, DBK habría quedado totalmente borracho y tirado en el suelo tras perder en un concurso de quién bebe más contra la luna. Tampoco esperaba el hecho de que Liu Er y PIF se volvieran amigos y no paraban de hablar del terrible comportamiento de Wukong. 

Tal parece que la luna no tenía problemas encajando con los demás.

—¡Entonces aún está practicando lo de las cartas! Pero quien sabe, un día podrá mejorar.—

—Algún día llegará lo bueno, paciencia.—Respondió PIF.—Pero si sigue siendo un idiota, solo me lo dices y yo me encargaré de él.—

—¡Ya veremos!—

Ambos rieron. Liu Er no había contado toda la verdad, no le dijo a PIF que básicamente fue un matrimonio repentino en el cual lo mantenía cautivo de cierta manera, sabía que a Wukong no le hubiese gustado la idea, pero más que todo era por el honor del mono albino.

—La noche ha llegado muy pronto.—Dijo PIF. 

—Oh, si. ¿Qué tal si salimos un poco?—Propuso Mihou.

Los tres restantes salieron a apreciar la noche, una digna vista de Flower Fruit Mountain, la preciosa luna alzándose en el cielo, rodeada de estrellas, viéndose tan magnifica. Y entonces, Wukong bajó la mirada, fijándose en su luna, bañada por la tenue luz natural, tan maravilloso como relatan las leyendas y como lo pintan en toda pintura.

Y lo mejor de todo es que era suyo.

Un sentimiento curioso llegó al rey, quien no pudo evitar sentirse levemente ansioso.

—Creo que ya es momento de irnos.—Dijo PIF sonriendo, girándose a ver a Mihou.—Muchas gracias por invitarnos, y ha sido un honor conocerte, Liu Er Mihou.—

—Gracias por la visita, hermana.—Dijo el rey.

—Gracias a ustedes.—Respondió la mujer.—Wukong, sé agradable con tu esposo, ¿Bien? Realmente me comenzaba a preocupar que terminaras solo, pero es bueno ver que no fue así... Y, una cosa cosa más.—PIF se acercó al mono de piedra y le susurró algo al oído, luego se alejo, sonriendo y despidiéndose, yendo devuelta al palacio para llevarse a su esposo en una corriente de viento creada por ella. 

—Supongo que acabó bien, ¿No?—Preguntó el macaco de seis orejas, mirando al rey.

No hubo una respuesta, pero fue muy curioso para la luna ver como Wukong estaba sonrojado.

—¿Wukong?—Volvió a llamar Mihou, acercándose mucho al sol.

—¡Si!—Rápidamente reaccionó ante eso, dando un paso atrás.—Salió maravilloso, si... ¿Te divertiste?—

—Son muy agradables.—Respondió Mihou con una sonrisa.—¡Incluso diría más agradables que tu!—

—¡Oye!—

La luna dejó escapar una risa.

—Bueno, estoy cansado, así que me disculpas, iré a dormir.—

—Si... Descansa.—

—Igualmente, Peaches.—

—¡Oye! ¿De verdad me dirás así?—

—¡Claro! Suena divertido, mucho más divertido que tu nombre. Debo agradecerle a PIF por las historias que me contó, quién diría que desde siempre te encantaron los melocotones. ¡Y robar en el reino celestial! Eres todo un criminal, señor sol.—

Mihou se sintió realmente satisfecho al notar la expresión molesta y ofendida de Wukong ante esas palabras.

—De cualquier manera... Buenas noches, Peaches.—Terminó de decir la luna, pasando su cola por el rostro del rey para luego irse de allí.

El rey no pudo quedarse más desconcertado, como una estatua, observándole alejarse.

Esa maldita luna.

Cuando Mihou decía que iba a dormir, primero siempre se tomaba su baño, lo cual duraba un buen tiempo, hasta que finalmente su sedoso pelaje quede perfecto es que se acuesta a dormir. Lo que la luna no esperó, fue encontrar una carta en su cama, una carta que no era necesario saber quien era el dueño. 

El mono albino solo sonrió divertido de tan solo imaginar la estupidez que habrá escrito el rey esta vez.


"Esta noche dormiré con el más hermoso sueño.

La memoria de ver a la maravillosa luna brillante, y no me refiero a la que está en el cielo.

Mis ojos fueron bendecidos con la oportunidad de ver a la majestuosa luna de pelaje albino, tan suave como una nube, y ojos en los que podría perderme en mi eterna vida.

Me pregunto si en mis sueños se verá tan real y hermosa como hoy.

Espero disfrutaras la fiesta, amada luna.

Yo disfruté de verte hoy.

- Monkey King."


La luna solo pudo sentir el rubor en sus orejas y rostro, además del latido ruidoso de su corazón. 

Esto no fue nada de lo que la luna esperó, seguramente no la escribió Wukong, era imposible, el no sabe escribir cartas pero si de verdad lo es...

Ese maldito sol realmente logró despertar el corazón silencioso de la luna.




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