Capítulo 4: Sentimientos.
Las cosas estaban realmente pacificas, ya que luego de que supieran todos los demonios lo que sucedió con aquel que trató de tocar a la luna, nadie quería terminar con la misma suerte, así que tal parece que las cosas iban bien.
Ahora, Wukong simplemente tenía que aprender a encargarse de cubrir las necesidades de la luna, quien como siempre, mostraba un terrible humor.
¿Cuál era el problema de la luna?
Aunque luego de salvarlo, permitía que el fuera quien entrara a la habitación a traerle la comida, pero tan pronto como Wukong habría la boca para decir algo, recibía un golpe o alguna cosa que Liu Er le lanzaba.
¡Cuánta violencia!
...
Aquel día, Wukong se encontraba en su trono, leyendo nuevamente las propuestas que le hizo a la luna, aún no comprendía cual era su problema, incluso fue algo que el rey se encargó de escribir cuando pudo pedirle a alguien más que lo hiciera.
—Debería intentar proponerse otra vez.—Un pequeño mono habló.
—¿Proponerme otra vez? ¡Ya estamos casados!—Respondió el rey.
—Bueno, quizás no proponerse, ¿Qué tal si lo corteja a través de cartas?—
—¿Cortejo a través de cartas?—
Monkey King lo pensó un momento, aquella idea sonaba interesante, algo a lo que no estaba acostumbrado teniendo en mente que cortejar no era algo que conocía demasiado.
—¿Y cómo sería eso?—Preguntó el rey.
—¡Escríbale cosas románticas!—Propuso un pequeño mono.
—¡Si! Puede escribirle como se siente, ¡Si habla de sentimientos, seguro que a la luna le va a gustar!—
—¿Escribirle de sentimientos?—Wukong lo meditó, aquello sonaba complicado de entender, pero no podía ser tan difícil, ¿Cierto?
Solo es escribir tontas cartas.
La luna estaba sentado en aquella pequeña mesa que tenía en su habitación, disfrutando de las más frescas frutas que le había traído el rey, siempre aprovechando a quejarse de cosas como el hecho de que una le faltaba un poco más para estar perfecta y cosas así, la luna podía ser muy caprichosa.
Pero algo que mantenía a Liu Er curioso, es que el rey no se había ido de la habitación, seguía allí con esa odiosa sonrisa.
—¿Qué quieres?—Gruñó Mihou mientras observaba al sol.
—Nada.—Respondió Wukong.—Solo estoy esperando que veas algo.—
El mono albino levantó una ceja con duda, observando los platos que el rey le había traído, notando que había una especie de carta. La luna tenía tanta hambre que no se molestó en darse cuenta de eso.
—¿Qué se supone que es esto?—
—Una carta.—
—No recuerdo que el correo me llegue a tu sucio palacio.—
—¡Oye!—El sol se sintió ofendido.—Primero, mi palacio no esta sucio, ¡Y segundo! Es una carta mía.—
—¿Y para que me la diste? ¿No es tuya?—
—Es una carta que yo escribí para ti.—Corrigió el rey.
—Con que es eso...—Liu Er simplemente agarró la carta y la lanzó al suelo.
—¿Por qué haces eso?—Gruñó el sol con molestia, acercándose a recoger la carta.
—Seguramente es horrible, como tus propuestas anteriores.—
—¡Mis propuestas no son horribles!—
—¿Alguna vez te has propuesto a alguien más, Sun Wukong? Estoy seguro que un niño es capaz de hacer una propuesta más decente que tu.—
—¿Qué quieres decir? ¿Cuál es el problema con mis propuestas?—
—¿Alguna vez las has leído?—
—¡Claro que si! ¡Todo el tiempo! ¡No entiendo por qué te molestan, yo las veo bien!—
Liu Er le miró de manera juzgadora.
—Espera, ¿Aún guardas las propuestas?—El mono albino trató de aguantar una risa.
El rostro del sol se puso rojo de la vergüenza.
—¡Sea lo que sea, no es lo que crees! ¡Solo las guardo porque... Se me olvidó tirarlas, es todo!—
—¿Acaso estás taaaan obsesionado conmigo? ¡Pensé que era broma!—
—¡Cállate!—El sol se sintió tan frustrado, volviendo a poner la carta en la mesa de la luna.—Ahora, ¡Dime cual es el problema con mis propuestas!—
—El problema es que tienes un ego de mierda y solo dices que me "darás el honor" de ser tu pareja, ¿Disculpa? ¡Tu eres quien se debe honrar de tenerme a mi! Debes darme cumplidos a mi, no básicamente decirme que me case contigo y ya, ¡Nunca nos hemos visto antes, idiota!—
—¡Yo soy el sol! Soy un ser sumamente poderoso. ¡Yo soy más valioso! ¿Por qué no te sientes orgulloso de ser mi esposo?—
—¡Solo tienes fuerza pero no cerebro! El único orgullo son tus riquezas, ¡Me tienes encerrado!—
—De hecho, la puerta está abierta, ¡Puedes salir!—
—¡No planeo salir! Mi autoestima está arruinada, ¡Seguramente me vieron llegar y casi caerme de tu maldita nube!—
—¡No es mi culpa que no te quedarás quieto!—
—¡Ah, si, tienes razón! ¡Solo debí quedarme quieto y dejar que un LOCO me raptara!—
—¡No te rapté! Nos casamos, ¡Y te entregaron a mi!—
—¡NO ESTUVE DE ACUERDO EN ESE MATRIMONIO, IMBECIL!—
—¡Bueno! El emperador de jade estuvo de acuerdo.—
—¡Ese idiota solo me tiene rencor porque la última vez lo estafé! Es un idiota.—
—¿Lo estafaste?—
—¡Claro que lo hice! Y a todo el reino celestial, son todos unos idiotas, ¡No es mi culpa que sean tan fáciles de estafar!—
Quizás confesarle a alguien ese tipo de cosas no era lo mejor.
Después de todo, siempre terminaban mirándole mal al saber eso, después de todo, quizás en la tierra y para los demonios sea la luna, pero en el reino celestial solo es el infame macaco de seis orejas, un ser del cual no te puedes fiar.
Pero no es como si a Liu Er le molestara ser mal visto por el rey, quizás de esa manera quiera divorciarse.
—¡Genial!—Dijo el rey.—Entonces supongo que somos tal para cual.—
—¿No escuchaste lo que dije?—La luna preguntó sin comprender.
—Lo hice, pero vamos, ¿Estafar? Yo destruí el reino celestial unas cuantas veces, es divertido quedarme con los tesoros del emperador de jade.—
Cierto.
Su esposo era literalmente el único ser capaz de patear al emperador de jade y sería el emperador quien se disculpe por estar en el camino.
Un maldito loco.
—Eres un idiota.—Fue lo único que dijo Liu Er para dejar escapar una risa y volver a comer.
—¿Leerás la carta?—
La luna rodó los ojos.
—Bien, lo haré.—
Finalmente el mono albino decidió prestarle atención a aquella carta que hizo el rey, abriéndola y leyendo lo escrito.
"Hoy me siento bien.
- Monkey King."
—¿Qué mierda es esto?—La luna preguntó.
—¿No te gusta?—El mono de piedra pareció ofendido.
—¿Se supone que esto es una carta?—
—¡Estoy hablando de sentimientos! ¿Por qué no te gustan los sentimientos?—
—¡Estos no son sentimientos, idiota!—
Liu Er arrugó la carta y la lanzó hacia el rey, quien la atrapó con sus manos y miró a la luna sin comprender.
—¿Entonces qué es?—
—¡Es una carta sobre ti! ¿Acaso no sabes que son los sentimientos?—
Fue una pregunta sarcástica, pero parece que Wukong lo tomó como algo de verdad, pensando sobre eso.
—Espera... ¿De verdad no lo sabes?—Liu Er observó con sorpresa al rey, viendo como nuevamente el mono de piedra se avergonzaba y miraba a otro lado, moviendo su cola con molestia.—Creo que ahora tiene sentido que seas un idiota, eh.—
—¡No soy un idiota!—
—Parece que lo eres.—El mono albino volvió a reír.—¡Vaya! Esto me pasa por esperar demasiado de un idiota denso como tu.—
—¿Qué quieres decir?—
—Nada.—Tarareó la luna en respuesta.—Mira, los sentimientos son emociones: Tristeza, felicidad, alegría, risa, cosas así.—
—Ya sé eso.—
—¿Entonces por qué es difícil hacer una carta de emociones?—
Wukong no respondió.
—Escucha, la cosa es que no todo es sobre ti. Tus propuestas fueron horribles porque solo hablabas de ti y tu egocentrismo. Quizás eres increíble, pero que se te suba tanto en la cabeza no ayudará a que consigas que alguien esté a tu lado.—
—No necesito a nadie.—
—Bueno, ¿Entonces qué hago aquí?—
El rey pareció pensativo al respecto. La verdad, el sol sabía la respuesta.
—Solo quería un compañero, todos tienen uno.—Aún cuando lo decía con el ceño fruncido, aquellas palabras sonaron como una triste confesión.
—Eso que has dicho, es justo lo opuesto a lo que dijiste sobre no necesitar a nadie.—Respondió la luna.—No quieres estar solo, y eso te pone triste.—
—¡No estoy triste por eso! Cualquiera quisiera ser mi pareja, estoy seguro. ¡Ellos me necesitan a mi!—
El mono albino chasqueó la lengua mientras negaba con la cabeza.
—Tu crees que no importa lo que hagas, todos te van a querer, ¡Pero no! Con esa actitud, vas a quedar solo, Sun Wukong.—
Nadie nunca se había atrevido a decir aquellas palabras hacia el sol, y simplemente escuchar todo eso, fue como una revelación para el rey, un balde de agua fría que de repente le fue lanzado.
—¿Entonces no te agrado? ¿También te irás?—
Aquella pregunta hecha por el rey fácilmente el mono albino la respondería sin interés por sonar realmente grosero, pero ahora mismo, no pudo evitar vacilar.
—Bueno, eres realmente irritante y odioso, pero supongo que es divertido molestarte.—Respondió la luna.—Me quiero ir, pero podría pensar en quedarme si intentas mejorar tu actitud.—
Como si no fuese más que un cachorro, el rey movió su cola con emoción y sus ojos parecieron brillar.
—¿Qué debo hacer?—Preguntó Wukong.
—Primero que todo, trata de mejorar tus métodos de cortejo. O quizás, aprender a escribir cartas sobre los sentimientos.—
—La verdad no he... Cortejado a otros antes.—
—¿Así que soy el primero?—La luna se burló.—¡Vaya honor!—Respondió con sarcasmo.
—Simplemente nadie me ha interesado, ¡Es todo!—Se justificó el rey.
—Bien, bien.—El mono albino se comió una mora antes de continuar hablando.—Los cortejos pueden ser con pasar el rato juntos, salir juntos, dar regalos, preferiblemente no se te ocurra traer animales muertos.—
—¿Y las cartas?—
—También puedes cortejar de esa manera.—Respondió la luna.—Pero trata de que no parezca una amenaza o una carta donde te halagas a ti mismo. ¡Debe ser romántica! Como diciéndome lo hermoso que soy y cómo te enamoraste de mi.—
—Suena complicado.—
—Al menos inténtalo.—Dijo la luna. —O quizás de verdad me voy a ir.—
—Está bien...—
La verdad es que Liu Er realmente estaba disfrutando esto, era divertido. Estaba conociendo un lado del sol que nadie más conocía, y era realmente increíble darte cuenta que ese mismo sol que es conocido por ser un ser temible y el mismo que desgarró al demonio de hielo, es el mismo sol que hace poco pudo ver sentirse avergonzado por no poder escribir cartas de amor.
Quizás esto sea interesante.
Cuando la noche llegó, Liu Er pudo disfrutar de la cena traída por el rey, quien esta vez no había decidido quedarse, simplemente se fue.
Finalmente cuando acabó cada cosa, el mono albino fue al baño para bañarse, tardando una hora, siempre le gustaba tomar su tiempo para una buena limpieza y arreglar su pelaje.
Al acabar, salió de allí, ya estaba vestido y listo para descansar, pero su mirada se posó en la mesa, donde se habían llevado todos los platos vacíos y solo quedó una carta, Liu Er sonrió ante eso, acercándose para abrirla y leer.
"Gracias.
-Monkey King."
Por primera vez, leer una carta del mono de piedra que fuese tan corta y simple, sonaba como algo bueno.
Sí, el sol era un idiota.
Pero era tontamente divertido.
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