Capítulo 2: Cortejo.
El sol no entendía porque la luna era tan difícil, ¿Por qué no solo se sentía feliz de ser su pareja? ¡Él era el increíble, poderoso y apuesto Monkey King! Cualquiera que sea su pareja se sentiría bendecido de todo saber que tenía a lo mejor.
Pero simplemente Macaque había sido grosero, totalmente opuesto a su apariencia de una nube esponjosa.
¿Esas eran las mentiras del matrimonio?
El mono dorado estaba sentado en su trono, su pie se movía sin parar como un tic de molestia mientras pensaba en como el día anterior la luna había llegado a su reino y se mostró tan irritable.
¿Cuál era el problema de la luna? Le había dado el mayor honor de todos: Ser su pareja. ¿Qué más quería? ¿Estaba molesto por el collar? Incluso era lindo, podría quitárselo cuando esté seguro de que no lo iba a intentar asesinar mientras dormía o que trataría de escaparse.
¡Además! Se había atrevido a rechazarlo tres veces, ¿Cuál era el problema? Habían sido buenas propuestas, ¿Qué tenía de malo? El rey agarró unos tres papeles que tenía en el suelo a su lado, las cartas que fueron devueltas tras ser rechazado.
¡Había escrito cartas a mano! Todo para proponerse, ¡Tres veces! Y esa egocéntrica luna le rechazó.
—¿Cuál es su problema? —Gruñó el rey mientras leía una de sus propuestas.
"Vas a casarte conmigo, así que ponte lindo, espero que vengas a mi hogar.
- Monkey King."
Los monitos a su alrededor solo murmuraban, quizás muy bajo para que su rey no los escuchara. Ya sabían que esto iba a pasar, su rey era muy... Complicado.
Ciertamente no era una buena forma de proponerse.
—¡Incluso luego de que le escribí esto! Entonces intento otra vez, ¿Cuál es el problema con estas propuestas? ¡Obviamente esa luna es la culpable! —
Las otras cartas tenían significados parecidos.
"Aquí tienes una segunda oportunidad: Sé mío.
- Monkey King."
Bastante breve, mientras la otra carta decía lo siguiente:
"Te otorgaré el honor de ser mi esposo, cásate conmigo.
- Monkey King."
Obviamente ninguno de los monos iba a atreverse a decirle a su rey que, de hecho, el problema sí eran sus propuestas, la luna no tenía la culpa de que aquellas propuestas sonaran a amenazas o incluso cartas de algún rarito.
Pero Sun Wukong estaba realmente seguro de que no había ni un solo problema con sus cartas, la luna era el que se hacía el difícil.
¡Pero está bien! Podría trabajar con eso.
Ahora era un hombre casado.
—¡Idiota! ¡Egocéntrico! ¡Tonto! — Monkey King gruñía mientras pateaba un mango.
Una semana habían pasado y en esos días que fue a visitar a la luna en su cuarto, simplemente recibió maldiciones y golpes que sanan pronto, pero los golpes al orgullo son lo peor.
¡Esa maldita luna!
¿Cuál era su problema? Todos los días trataba de hablarle, pero tan pronto como abría la puerta el mono albino le lanzaba alguna cosa a la cara, como un jarrón o un espejo o una silla. Aun así, el rey se encargaba de llevarle comida, ¡Incluso bocadillos, los más frescos! Pero nada era suficiente para calmar la rabia de la luna.
¡Nadie le había advertido a Monkey King que la vida de casados era tan difícil!
Todos hablaban maravillas del matrimonio, ¡Incluso todos los monos de Flower Fruit Mountain disfrutaban de tener una pareja a su lado! Tan cariñosos y felices, ¿Por qué no sucedía lo mismo con la luna? ¿Cuál era la diferencia? ¿Qué estaba haciendo mal?
—Mi rey. —Un monito le habló, desde arriba del árbol. —¿Cuándo veremos a nuestra reina? —
Cierto.
Todos los monos sabían que el sol había regresado del reino celestial con una hermosa esposa en sus brazos. Al menos esa es la parte linda de la historia, ninguno menciona el hecho de que esa "bella esposa" le mordió el brazo unas cinco veces mientras trataba de huir, además de que casi se le caía de la nube dos veces.
Como la luna fue encerrada tan pronto como llegó, nadie fue capaz de ver al mono albino, el mismo sol decía que debían darle tiempo para que se acostumbre a este nuevo lugar.
¿Cómo podía decirles a sus súbditos que tenía problemas maritales?
Aunque tampoco es como si fuese un secreto que la mayoría del tiempo estaba irritado y diciendo maldiciones porque la luna le había rechazado o tenía alguna herida ocasionada por el mono albino.
—No creo que pronto, sigue estando molesto. —Respondió el mono dorado.
—¿Por qué? —Preguntó otro monito, varios se habían reunido a su alrededor con curiosidad.
—Bueno... Simplemente esta de mal humor y no acepta ser mi pareja. —Finalmente lo dijo, sin especificar demasiado.
—¿Por qué no lo corteja? —Propuso un monito.
—¿Cortejarlo? ¡Ya estamos casados! ¿Qué más es necesario? —
Hablar de eso con su rey era complicado, en especial por su comportamiento, nadie quería atreverse a decir demasiado, que lástima que la luna deba ser quien pague por todo esto, pero de cierta forma, la luna se había metido en problemas antes con el reino celestial, así que era una especie de castigo mientras el emperador de jade disfrutaba de no tener que lidiar con ambos monos.
—Quizás... Cortejarlo pueda ponerlo de buen humor. —Agregó un monito, porque decirle al rey que "debería cortejarlo porque simplemente lo obligó a estar con el" no era una respuesta buena.
—Hm, supongo que podría intentarlo. —
Los pequeños monos de Flower Fruit Mountain se alegraron, parecía que vendrían cosas buenas a futuro.
...
Aunque quizás nadie esperaba el hecho de que el maravilloso Sun Wukong, no sabía cómo se cortejaba.
La luna había tenido que adaptarse, aunque la habitación no era horrible y la cama era realmente suave. Además de que la comida siempre llegaba a tiempo, siendo realmente deliciosa.
¡Pero nada de eso compensaba el hecho de que estaba encerrado! Ese maldito idiota de jade, ¡La luna debió saber que seguiría rencoroso!
Ahora estaba allí, a manos de un loco.
Aún recordaba leer las "propuestas" de Monkey King. De todas las malditas propuestas que llegan a su hogar, todas las suele devolver o quemar, pero al venir del sol, Mihou pensó que sería realmente interesante.
¿El sol estaba interesado en él? Ya era hora, después de todo, Mihou sabía perfectamente lo hermoso que era, ningún ser podría resistirse.
Nunca pensó que eso terminaría con un idiota casándose a la fuerza con él.
El macaco maldecía su buena apariencia.
Luego de leer la carta, todas las ideas de que el sol era maravilloso, acabaron, porque realmente eran las peores propuestas que había leído, ¡Parecían amenazas! ¿Qué clase de idiota escribió eso? Alguien egocéntrico, seguro.
Aunque el macaco aceptó leer las tres cartas, las rechazó cada una, simplemente porque tenía esperanzas de que fuese una broma y no eran las verdaderas cartas escritas por el grandioso sol.
Pero tal parece que nunca fue una broma.
Qué vida tan injusta.
La habitación tenía ropa, varios cambios, y un espacioso baño que podría usar para asearse correctamente. Pero seguía siendo una jaula.
La luna gruñó mientras se acomodaba en la cama, deseando que todo acabara, dormir y cuando despierte estar libre.
¡Tampoco es como si hubiese hecho cosas tan malas! Simplemente había engañado a todo el reino celestial y cosas así, nada grave.
Parece que el mundo estaba en su contra.
Y se hizo peor cuando la puerta de su habitación fue abierta por el rey. Ese maldito sol. Macaque tomo asiento en la cama y gruñó al verlo, pero se detuvo por la sorpresa.
Ese rey idiota había lanzado una vaca muerta frente a él.
Y parecía ser que, según la cara de tonto que tenía el rey, el mono dorado esperaba una felicitación con su rostro lleno de orgullo.
—¿Qué mierda? —Macaque habló, mostrando disgusto y arrugando la nariz.
—¿Acaso no te gusta? —
—¡Estás apestado la habitación, imbécil! ¡Saca eso de aquí ahora! —
—¿Cuál es el problema? —El mono frunció el ceño, sintiéndose realmente ofendido.
—¿Cuál es el problema? ¡El problema eres tú! ¡Fuera! ¡Y llévate a la maldita vaca! —
El sol gruñó mientras volvía a cargar al animal muerto para luego irse de allí.
¿Cuál era el problema de la luna? ¡Era una ofrenda de cortejo! ¿Por qué era tan difícil estar en buenos términos? Lo único que comprendía Wukong es que la luna era increíblemente gruñona.
Mañana le haría una visita al emperador de jade, el sol estaba seguro de que las cosas eran así porque el emperador hizo algo, ¡Seguro era eso! No había razón para que alguien odiara casarse con él.
Pronto arreglaría eso y estaría felizmente casado.
Las puertas del palacio del emperador de jade fueron rotas otra vez, el emperador solo suspiró con desgracia, ¿Acaso era tan difícil para ese mono ser alguien civilizado y abrir la puerta con normalidad?
—Sun Wukong. —Dijo el emperador. —¿Qué tal va la vida marital? —
El sol frunció el ceño.
—No sé qué le habrás hecho a la luna, pero me odia. —
"Me pregunto por qué" Pensó el emperador para sí.
—¿No estarás siendo muy brusco con él? —Cuestionó el emperador.
—¿Brusco? ¡No le he hecho nada! ¡Ni siquiera me deja verlo! —
El emperador tuvo que aguantarse las ganas de reír.
—Quizás debas intentar tratarlo diferente. —Dijo el emperador.
—¿Cómo? ¡No acepta nada! Ni siquiera acepta los cortejos. —
—Bueno, nadie dijo que casarse era fácil. —
El mono iba a maldecir al emperador y probablemente golpearlo, pero entonces, se quedó quieto al sentir como los clones que había dejado en su montaña vigilando al macaco habían sido eliminados.
El sol gruñó con rabia y se fue de allí sin esperar ni un solo segundo más para subirse a su nube y volver a Flower Fruit Mountain.
La luna sería incapaz de acabar con sus clones, no tenía la fuerza.
Algo había pasado en su ausencia.
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