Capítulo treinta y dos: cano uolturium

—¿Mi amor? —Escucho la voz de Gorka fuera de la habitación. No contesto.

Pasé el día entero en la tienda leyendo el bendito libro. No salí a comer, beber o ayudar con las preparaciones de Yule. Apenas terminé de acomodar mis ideas, volví a calentar el agua fría para por fin tomar un maldito baño, quitando de mi piel cualquier marca u olor que delatara que Rómulo se la había pasado al lado, encima y debajo de mí durante toda la noche.

Además del hechizo de Lilith, encontré unos cuantos más en el Argentum Oblinit. Encanté las cortinas de la tienda para que nadie pudiera molestarme, pero sé que si paso un solo segundo más aquí adentro, no dudarán en tirar la carpa. Apenas termino de ponerme el estúpido vestido que aparenta felicidad, me siento sobre las almohadas de nuestro sitio para dormir y dejo que la tela se abra para que Gorka entre; no tarda en hacerlo con la preocupación pintada en su rostro.

—Hey... —me saluda acercándose. Ya he recogido el desorden que provocó mi berrinche. En este lugar también duerme él y no lo dejé pasar en todo el día, debió tomar un baño en la tienda de Seth o Killian—. ¿Qué sucedió contigo? Estuvimos esperándote todo el día.

—Yule es una estupidez, no quiero celebrar una mierda. —Gorka se sorprende por mis palabras e intenta buscar mi mirada, pero me limito a ver al lado contrario.

Él suelta un suspiro para luego caminar hasta llegar a mi lado. Se sienta cruzando sus piernas una sobre la otra, pero yo vuelvo a evitarlo. Fijo mis ojos en el techo, no quiero que note lo hinchados que están. El coraje que siento hace que un nudo se forme en mi garganta, provocando que mi respiración se vuelva pesada. Gorka toma mi mano para besarla.

—¿Quieres hablar sobre lo que pasó con Seamus? —Niego de inmediato. Si pronuncio una sola palabra más, seguramente estallaré de nuevo—. Adalia, tienes que dejar de alejarme. Por favor.

—Es solo... —Como dije, mi voz comienza a quebrarse—. Todo esto es demasiado para mí, ya no quiero ser parte de esto. Quiero irme a casa.

—Pues entonces vámonos. —Con dolor vuelvo a mover mi cabeza de derecha a izquierda y él comienza a limpiar mis lágrimas, pero eso solo provoca que mi llanto incremente. ¿Cómo le digo que hablo de Northbey y no de Regno?

—No-no pue-do irme aho-ra. —El aire que me falta hace que pronuncie sílabas en lugar de palabras. Los ojos de Gorka muestran preocupación, nunca había explotado de esta manera con él—. Quiero a Calum, a Morgan y a papá. Los necesito conmigo.

Él poco entiende acerca de lo que pasa, pero no me presiona para que se lo explique. Me rodea con un brazo y comienza a acariciar mi espalda, esperando pacientemente a que me calme. Escondo mi rostro en su hombro, manchando su camisa con mis lágrimas. Toma mi mano para colocarla sobre su pecho, apretándola con la suya. Cierro los ojos con la intención de concentrarme en su respiración profunda e intentar que la mía vaya al mismo ritmo. Lo logro después de algunos intentos, aunque aún hay algunas secuelas. Al volver a mirarlo tomo todo el aire que puedo, debo contarle lo que está pasando. Sé que va a apoyarnos.

—Perdón, Gorka.

—¿Perdonarte? Mi amor, no tiene nada de malo llorar. —Niego tratando de continuar calmada.

—Te mentí.

—Ya habíamos hablado de eso.

—No sobre mi magia. —Lo miro asustada por la reacción que tendrá.

Tomo la bocanada de aire más grande de mi vida para comenzar a hablar. Admito que mi versión original de cómo había llegado a esa aldea es falsa, pues necesito decirle lo que realmente pasó para tener su apoyo. No omito ningún detalle desde mi llegada a Northbey hasta la fecha... salvo claro por la complicada relación que tengo en estos momentos con Rómulo y los detalles del porqué estoy tan perdida por él. Le cuento acerca de Morgan, de cómo no me di cuenta de lo feliz que era trabajando en su cocina. Sí, también rompo mi promesa al revelarle la leyenda del lugar.

No le explico sobre los colores, no quiero que sepa lo que significa el rojo cada vez que estoy cerca de Rómulo. Le hago jurar que no hablará de esto con nadie más que conmigo. Aunque luce sumamente confundido, trata de entenderme y no interrumpe mi relato. No asimila cómo las bestias que conoció toda su vida son los mismos hombres con los que viajamos. Puedo ver en su rostro que no le agrada ni un poco la situación.

De lo que más me cuesta hablarle es acerca de la profecía, pues a pesar de haberla leído sigo sin comprenderla en su totalidad. Hablo acerca del demonio del bosque que tomó la forma de Calum, le cuento que Lilith es el aliado de Seamus e incluso que Agares fue hasta Regno a prevenir su destrucción. Estos días había estado bastante preocupado por su hogar y sus padres, logró darle un poco de calma el saber que están a salvo. Tarda en procesarlo, pero me presta toda su atención. Sé que le place que confíe en él por una vez en la vida. Sí... también me salto eso de que el único motivo para no romper con nuestro matrimonio es que necesito a su ejército en esta batalla. Apenas termino de hablar, como ya lo esperaba, él me ofrece sus tropas.

No es que lo haya manipulado... al menos no a propósito. Dioses, soy una pésima persona, ¿cierto? Así me siento en medio del silencio que se ha formado mientras él analiza la situación con su brazo aun rodeándome. Le cuesta encontrar las palabras adecuadas para darme ánimo.

—No tienes que decir nada —susurro.

—Es solo que... sigo tratando de entender.

—Yo lo viví y sigo sin poder creerlo. —Le ofrezco una triste sonrisa y él acaricia mi mejilla.

—Oye, realmente entiendo que estés aterrada y que... la situación no pinte para hacer una fiesta, pero tal vez la paz que se supone que representa el solsticio de invierno es lo que más necesitan. —Tuerzo la boca asintiendo, aunque sin mucho ánimo. Gorka lleva su mano hasta su bolsillo para sacar de él un nudo celta bastante desastroso. No puedo contener una pequeña risa—. Sí, sí, ya sé que no soy el mejor con las manualidades.

—Eres pésimo —contesto riendo para tomar el pequeño adorno de cuerda y él también se ríe. No sé cómo es tan hábil para manejar la espada y tan torpe con las manos cuando se trata de estas cosas.

—Los Drakirians me explicaron que son purificadores de alma. Neutralizan la oscuridad y, además, se dice que crean un ambiente favorable para la guerra.

—Este está tan mal hecho que no creo que atraiga más que desgracia —lo molesto.

—Bueno, ya basta de burlarte de mí, pesada. —Me despeina sonriendo y me quita el nudo fingiendo estar ofendido—. Se supone que todo en Yule tiene un significado. El muérdago que Valeska coloco en las carpas es para protegernos de cualquier cosa que quiera dañarnos, el fuego que quemará el árbol es para honrar a nuestros ancestros, así como para meditar sobre el año que termina. Las llamas consumirán todo, permitiendo que germine la semilla que comenzará un nuevo ciclo. Las cenizas que queden se colocarán en bolsas de tela y se convertirán en poderosos talismanes.

—¿Ahora también crees en eso? —Él se encoge de hombros.

—He visto cosas más extrañas en los últimos días. Incluso descubrí que mi esposa es una bruja y yo ni enterado, ¿te imaginas?

—Ya supéralo. —Le sonrío empujándolo levemente—. Entonces... se la pasaron días sentados haciendo nuditos y adornos para que queden calcinados en pocos minutos.

—Bueno, esto es acerca de soltar el pasado. —Ojalá fuera tan sencillo como simplemente prenderle fuego—. Además, solo son cosas materiales. No importará si se queman.

—Sí... supongo que tienes razón.

—¿Vendrás entonces? —cuestiona limpiando de nuevo mi cara—. Anda, solo un rato. Es el solsticio de invierno, tu noche favorita. Aquí no se ven las auroras boreales como en Regno, pero seguro será divertido. Si te sientes incómoda volvemos de inmediato y no saldremos de esta carpa, lo prometo.

Asiento sin demasiados ánimos, pero el aceptar hace que Gorka me dirija una enorme sonrisa. Me da un beso corto, pero lleno de cariño, y se pone de pie para ofrecerme su mano. No puedo describir la sensación que recorre mi cuerpo al tomarla. Lo estoy usando, traicionando... me estoy aprovechando de lo bueno que es siempre conmigo. También me estoy siendo infiel a mí misma. Ruego porque a Rómulo le haya regresado el mal humor para que no se aleje de su tienda en toda la noche.

Los Drakirians están reunidos frente a lo que en unos minutos será una gigantesca hoguera. El hombre de paja que hay en el centro es enorme, está rodeado por todas las ofrendas que regalaremos a los dioses. Hay demasiadas personas como para reunirnos en un solo lugar, por lo que formaron pequeños grupos en el suelo. Sentados en círculos, se ríen, disfrutan de la comida y admiran las estrellas de la noche.

Extraño las luces del cielo. Siempre me han encantado las auroras boreales. Cuando me mudé a Regno, me emocionaba la idea de verlas e hice que Gorka prometiera acompañarme. Se volvió una promesa entre nosotros no hacer planes para esa noche y admirarlas juntos. Solo pudimos cumplirlo un par de veces, pero en esas ocasiones, lo obligaba a quedarse en el castillo para que saliéramos al balcón a admirarlas hasta que desaparecieran del cielo. La coreografía que montan en las alturas tiene más magia que cualquier hechizo. Son las almas de nuestros difuntos viajando al otro lado cuando por fin se sienten listos. Espero con todo mi corazón que mi hermano esté danzando con ellas en este momento para por fin encontrar paz. Quiero que descanse, ya veré cómo arreglármelas aquí abajo hasta estar con él nuevamente.

Gorka me rodea con un brazo para calentarme en la fría noche mientras caminamos hasta donde están mis compañeros. Sé que como a mí este día le trae buenos recuerdos de nosotros dos en esa terraza. Lo miro de reojo avanzando, tal vez sea mi deber obligarme a quererlo como algo más que a un amigo. Tal vez... simplemente no me he esforzado lo suficiente. Aprieto mis labios cuando esa idea cruza mi mente. Es que con Rómulo ni siquiera tuve que intentarlo. Comienzo a creer que puso un hechizo sobre mí para que no pudiera sacarlo de mi cabeza.

Apenas nos sentamos con los chicos, Valeska me dirige una mirada cínica. Ella me vio besando a Rómulo la noche en que llegamos a su aldea y sé que desde ese momento no ha hecho más que juzgarme. No sé cuál sea su relación con el heredero de Northbey, pero sí noté su semblante cambiar al enterarse de que mi esposo había aparecido de pronto. Por otro lado, el rostro de Damián se torna serio al ver a Gorka abrazarme. Me hace sentir diminuta, pues él estaba realmente feliz cuando supo que había algo entre su mejor amigo y yo.

—¿Me perdí de algo? —pregunta Seth al sentir como poco a poco el ambiente se vuelve tenso. Gracias a los dioses que ese bocón no sabe nada.

—En lo absoluto. —Me sonríe Valeska y el chico de piel morena alza los hombros sin darle importancia para luego meterse a la boca una gran cantidad de comida.

—Creí que no querías celebrar... —le digo tratando de ignorar a los otros dos.

—No me gusta Yule, pero adoro la comida. —Asiento. Valeska ya ha apartado sus ojos de mí, pero Damián sigue observándonos. Le devuelvo la mirada mientras Killian nos ofrece a Gorka y a mí nuestros platos.

—¿Y Rómulo? —me pregunta en tono golpeado.

—Debe seguir en su tienda. —Sé que la pregunta no hacía referencia a su paradero, pero no puedo explicarle nada ahora.

—¿No hablaste con él? —nos interrumpe Gorka —. Creí que tratarías de animarlo.

—Lo hizo, por eso creí que estaría aquí —contesta el guardia por mí y yo solo puedo disculparme con la mirada. No dudo que haya conseguido algunos detalles de nuestra velada. No deja de juzgarme con sus ojos hasta que escuchamos los pasos del príncipe acercarse—. Parece que ya llegó.

Rómulo se aproxima a nosotros, pero no tengo el valor de mirarlo. No cuando Gorka está atrayéndome a su cuerpo mientras ríe por un mal chiste de Seth. Se queda de pie escasos segundos para luego tomar asiento en medio de Valeska y Damián. Sé que está observándome cuando mis manos comienzan a temblar. Me obligo a no volver a llorar enterrando mis uñas en mis brazos para distraer el dolor mental con el físico.

—¡Vaya! Te ves mucho mejor. Me alegra que por fin hayas salido. —Con cada palabra que sale de la boca de Seth unas inmensas ganas de golpearlo crecen en mi interior. ¿Podría cerrar la maldita boca por una vez en la vida?

—Resulta que Adalia es bastante buena con... las palabras. —Suena a un halago, pero aún sin verlo sé que sus ojos deben ser amarillos—. ¿No, Gorka? —Se forma un hueco en mi estómago cuando escucho el nombre de mi esposo salir de la boca de Rómulo.

—La mejor —contesta dirigiéndole su mejor intento de sonrisa. Ya había aceptado la idea de que Rómulo era mi amigo, pero ahora tiene que asimilar que los Nobey no son tan malos como nos hicieron creer.

Cuando por fin me obligo a poner mis ojos sobre los del príncipe confirmo el color que había imaginado en mi mente. Me rompe el corazón que me vea de esa manera luego de haberme mirado con tanto amor esta misma mañana, pero sé que va a entenderlo cuando le explique que necesitamos al ejército de Regno. Niega mirando hacia otro lado, está completamente decepcionado de mí. Su mandíbula se contrae a la vez que su lengua juega en su boca, trata de que ese movimiento impida que las palabras salgan. Debe querer gritarme de todo en estos momentos. La seriedad se apodera de su rostro a la vez que las venas de su cuello comienzan a marcarse. Valeska le pasa un plato de comida y le da un pellizco en el brazo para que se calme. No lo logra para nada.

Los Drakirians llaman nuestra atención, la hoguera está a punto de ser encendida. Todos guardan silencio para observar al Dragón más grande del campamento acercarse a la paja. Su aliento en llamas consume el trabajo que se realizó durante semanas. En medio del espectáculo, una lira comienza a sonar suavemente. Pronto, la cálida voz de un hombre la acompaña con una canción tradicional.

"En la noche más oscura

cuando las horas no avanzan

El dolor, la tristeza y la duda

consumen mi alma

Un antiguo miedo me atrapa

a la vez que uno nuevo se alza

trato de escapar,

pero la pesadilla no acaba

La hoguera arde

sus llamas alto van

una luz de esperanza

borra el miedo de soltar

No hay frío eterno

No hay mal que no sane

En medio del invierno

La esperanza yace

Ven, nace, amor noble

esperanza de la noche

Bienvenido sol naciente

Bienvenido sol valiente "

Hola, hola. 

Para los curiosos, Yule es algo así como la navidad Nórdica. Fue una coincidencia que el capítulo quedara para estas fechas, pero aprovecho para desearles felices fiestas. En esta ocasión "cano uolturium" se traduce del latín como "buitre". 

Siento decir que me he quedado sin capítulos. No puedo prometer una actualización semanal, pero voy a intentarlo. Nos leemos pronto.

—Nefelibata

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top