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"Comienzo a creer que a sanemi no le caemos para nada bien." La voz de Zenitsu resonó entre las paredes de madera de aquella habitación con múltiples camillas.
Se suponía que trataban de hacer bolas de arroz dulce sin embargo al paso que iban probablemente estaban haciendo una masilla mal cocida. Si no fuera por Tanjiro que simplemente se dedicaba a escuchar y no a juzgar.
"¿A si? Yo digo que le caes muy bien." Genya murmuró entre dientes con fastidio. Su primer plan no había resultado muy bien, había terminado con la nariz rota y con un Kamado discutiendo con Sanemi. Tal vez también con una orden de alejamiento.
El segundo paso era conquistarlo con comida.
"Dale, total a mí no me va a romper el cuello." El rubio protesto antes de tirarle una bola de arroz y Genya simplemente respondía de la misma manera.
"Detenganse...Esto no es nada divertido para mí." Tanjiro susurró con pena al mirar los restos de comida y ser desperdiciada. (En realidad inosuke se estaba comiendo todo lo que caía al suelo.)
"Por favor, convence al culo caliente de Genya que esto es una pésima idea." Zenitsu volvió a reprochar. Seguía odiando la idea de que su querido amigo estuviera enamorado de Sanemi.
Tal vez apoyaría a la causa si tal vez SANEMI no le hubiera roto la nariz, el brazo y las costillas en su último encuentro casual. Sin embargo el de corte Mohawk jamás entendería aquello.
"No puedo entrometerme en esto además ¿Qué tan mal puede resultar...lo que sea que estamos haciendo?" El pelirrojo se alzó de hombros mientras seguía moldeando las bolas de arroz con sus propias manos.
"Exacto. Además, sanemi no es tan malo como creen." Genya asintió, sus manos limpiando su escopeta mientras que ambos hombres lo miraban con incredulidad.
Habían defendido muchísimas veces a Genya de no ser aniquilado por el albino pero parecía nunca entender.
"¿Por qué solo estoy cocinando yo? No se supone que debería enamorarse de tus cualidades de cocina y no de las mías?" El alfa susurró lentamente mientras miraba como inosuke se comía las últimas bolas de arroz que había hecho y suspiró. Iba a matarse un día de estos.
"Es un favor, solo házlo. Si lo hago yo probablemente termine intoxicado." El Omega susurró lentamente mientras miraba su escopeta y la levantaba a dirección de Zenitsu quien ayudaba a hacer bolas de arroz.
"¡Y una mierda, no me apuntes con eso!" protestó molesto antes de lanzarle otra vez la comida.
"Se supone que debes acercarte." Zenitsu murmuró.
Estaban ocultos detrás de aquél árbol de glicinas por más de una hora mientras miraban al alfa estar entrenando con Iguro, un Omega también.
"Estás loco. Probablemente termine con la katana encajada en el culo y no con su..."
"¡Ya! No me interesa saber que prefieres tener encajado, solo ve y dale la canasta." Tanjiro susurró rápidamente, necesitaba ir a ver a su querida hermana y darse un buen baño en las aguas termales en vez de estar siempre metido en líos.
Genya suspiro pesadamente, sus manos tomando la tira del cesto antes de mirarlos de mala gana y comenzar a caminar hacia ambos pilares. Y se comenzaba a arrepentir al notar como el pilar de la serpiente comenzaba a murmurar cosas al albino quien detuvo sus movimientos y se giraba a mirar a Genya con fastidio.
"¿Qué haces aquí? Lárgate." Sanemi murmuró lentamente, su voz saliendo más ronca de lo normal y grave que de costumbre.
El de corte Mohawk no respondió, simplemente extendió la canasta hacia él mientras temblaba ligeramente.
"Métetela por el culo, hombre." El albino lo miró de mala gana mientras empujaba la canasta lejos de su alcance.
"N-nemi... son bolas de arroz." Genya susurró lentamente, suspirando al mirar como la canasta caía al suelo y probablemente la comida se haya arruinado.
"No me digas así, desaparece de mi vida." El alfa guardo su katana con rapidez. Dando media vuelta para comenzar a alejarse de ahí a pasos rápidos y con pisotones fuertes.
Iguro simplemente se quedó a un lado mientras miraba la canasta con disgusto.
El Omega se sentía herido.
Plan número dos : Fallido.
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