Agape

Todo lo que quiero

Días después de Capítulo treinta y ocho | Don't look back in anger (Último)



Estiró sus brazos para relajar sus músculos y miró todo lo que tenía sobre la cama; sentía que no terminaría como pensó pues al parecer su vida ya estaba instalada en esa habitación y por más que quisiera, no podría deshacerse de todo lo que dijera que él vivió ahí.

Vio por la ventana que ya era de noche y después desvió su mirada hacia el montón de almohadas y edredones que estaban sobre el suelo, lugar donde dormía desde hace días solo para no incomodar. Aunque sabía que dormir en la misma habitación de su ex novia ya era incómodo con tan solo pensarlo. Pero, al parecer, aparentar era mucho más fácil que enfrentar por completo a todo lo que les rodeaba.

Habían pasado pocos días, y hablar con Claire sobre los rumbos que tomaría cada quién era una discusión seria y cargada de orgullo, donde ninguno de los dos quería quedarse en la habitación pero no parecían ser lo suficientemente fuertes como para irse.

Era sábado, todos estaban fuera y él decidió hacer su mudanza temporal hacia la habitación de Fred hasta que llegara el momento de irse de Vancouver. Tarde o temprano tenía que salir de ahí.

Observó la pared donde decenas de post it estaban, adornándola sin patrón alguno y lentamente se acercó a ella, arrancando cada uno de ellos y arrugándolos con cierto desprecio a hacerlo; tratando de recordar todas esas cosas que se pidió así mismo hacer, hasta que llegó a uno color azul que estaba tan alto que necesitó colocarse de puntillas para alcanzarlo.

—Buscar una caja de música especial—leyó en aquel trozo de papel, recordando como la idea del regalo de Navidad para Claire llegó a su mente mientras hacía tarea y la escribió tan rápido que apenas si entendía lo que había escrito; saltó para colocar ese post it hasta un lugar donde Claire lo pasara por alto pues al parecer él era el único que notaba cuando había algo diferente en esa pared.

Arrugó ese post it como los demás y los arrojó al bote de basura, continuando la limpieza de la pared.

Quería terminar, antes de que todos llegaran y comenzaran a preguntar, para que Claire no siguiera insistiendo en que él debía quedarse con la habitación ni tener que volver a dormir ahí, ignorando ese dolor en el pecho que se adueñaba de sus noches, que le pedía subir a la cama con ella.

Creyó que eso se acabaría cuando Claire dejó de llorar por las noches encerrada en al baño y regresaba a la habitación fingiendo que nada pasaba, pero que al acostarse en la cama la delatara su nariz.

A esas alturas, no comprendía porqué le costaba decirle a los demás que ya no estaban juntos, y peor aún, por qué les costaba tanto aceptarlos ellos mismos. Costaba tanto que preferían pretender que eran invisibles cada que uno pisaba la habitación.

Arrojó otro montón de papel al bote de basura y, harto, dio pasos en reversa hasta quedar sentado en la cama junto con cajas de cartón repleta de sus libros: El escritorio estaba casi vacío pues lo único que quedaban eran cosas que le pertenecían a Claire y alguna que otra cosa que él sentía no necesitar.

Se quedó sumido en pensamientos, esos mismos y constantes pensamientos que le culpaban por todo lo que les acontecía en ese momento; que le reclamaban y le corroboraban que merecía sentirse así. Aunque peor era mirar a Claire a los ojos y no poder permitirse tocarla de nuevo.

El miedo lo acorraló en ese momento, y no comprendía del todo por qué.

Tal vez una parte de él comenzaba a entender que no se trataba de una simple pelea o algo que tenía reparación, probablemente, una parte de él estaba rindiéndose abandonando cada esperanza que le quedaba.

Resopló, recargando sus codos en sus piernas aun mirando esa pared. Pero dejó de prestar atención a todo eso cuando la puerta principal se escuchó y después como ésta fue azotada; intentó adivinar a quien pertenecían los pasos que se adueñaban del silencio que él tenía pero éstos eran tan rápidos que parecía que la persona corría como si su vida dependiera de ello. Se puso de pie al sentir todo más cerca, esperando que fuese Silver quien se dirigía a su habitación, pero lo que obtuvo fue a una rubia quien abrió la puerta de la habitación; sorprendida y agitada, negó con su cabeza rehusándose a aceptar que estuviese ahí.

Wes la miró fijamente esperando algo pero ella solo se dedicó a cerrar la puerta sin dejar de verle, como si le pidiera algo; con la nariz enrojecida, el tirante de su vestido cayendo de su hombro y una mancha en su pecho, Wesley adivinó que la lucidez la había abandonado y al mismo tiempo le hizo recordar todos esos momentos en los que tuvo que obligarla a dormir cuando el alcohol se adueñaba de ella.

Inconscientemente, sonrió.

—Dime una cosa—dijo ella, después de recobrar un poco la cordura que le quedaba—. ¿Nosotros merecíamos algo así? —sonó como un reclamo que hizo que la sonrisa de Wes se fuese.

—No—respondió.

Claire relamió sus labios como si le costara recordar.

—¿Y por está terminando?

—Ya no quieres verme—pronunció lentamente.

—Iba a llamarte pero recordé que Silver tenía mi teléfono y esperé a que fuese por algo a la barra y me escapé de ella para venir aquí y...—cerró sus ojos, dudando. Cruzó sus piernas bailando un poco por eso y rio—. No es una buena idea.

—¿Qué no es una buena idea?

—Iba... Iba a pedirte que te quedaras—pronunció, a punto de llorar y rio como si aquello fuese algo tonto—. Porque cada vez que me pides tenerme de vuelta me atrevo a decirte que no aunque sea mentira, una y otra vez y ya no puedo soportarlo, y eso solo demuestra que aún me tienes.

Wes negó con su cabeza, acercándose poco a poco a ella al mismo tiempo que siseaba como si de pronto fuese a arrullarla; intentó abrazarla pero Claire simplemente se quedó inmóvil al mismo tiempo en el que se soltaba a llorar, prohibiéndose tocarlo a toda cosa como si no fuese digno de eso.

—Dime que me quede, y lo haré—dijo él, suplicando porque ella lo considerara nuevamente—. Cariño, dime que me quede y me quedaré—repitió, acariciando su espalda aun dudando si era buena idea.

Ella negó con su cabeza, alejándose lentamente, separándose como si aquello ya no fuese correcto. Wesley esperó, esperó algo favorecedor, pero los ojos inundados de Claire y ese estado alcoholizado que caracterizaba a la chica como una máquina de verdad, solo hizo que la pesadez en su pecho comenzara a quemar esperando lo peor.

—Quiero al otro Wesley de vuelta—dijo, con pena y sin tener en cuenta el daño que eso podía hacer—, no a ti. 


Agape - Bear's Den

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