Luego de varios años
Ojos cafés
olores a manzanales
en primavera
piernas cruzadas
que aún
no vislumbraban mi presencia.
En los barriles prevalece el vino
los años sublimes sí que lo sabe hacer, el tiempo pasa con él, más él no pasa con el tiempo, así era ella, aquellas piernas cruzadas.
De nuevo la brisa traía consigo
el aroma de su cabello
el azúcar de su piel
las ansias de su cuerpo
los toques hasta el amanecer.
Nunca se supo qué la hacía tan especial, quizás fueron sus piernas cruzadas, nunca supo que yo en ese lugar me hallaba, jamás se enteró que yo aún profundamente la amaba.
Segundos por los cuales lo tuve todo y no tuve nada, minutos eternos y silenciosos cuando escondido en el ruido me refugiaba, desde aquí, desde muy aquí la disfrutaba.
Tenía miedo de hablar, hasta de respirar, estaba claro que ella conocía hasta mi caminar ademanes y quizás más, detrás de ella me encontraba, su presencia alteraba.
Entendí que ya nada tenía y de ser uno, pasamos a ser desconocidos.
Yo, extrañaba a una extraña,
ella de un desconocido vagamente alguna vez hablaba.
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