💌 Prólogo. No uses la app de Cupido 💌
Lo último que Fede quiere hacer hoy es despertar; el cansancio le invade, la suavidad de la almohada le pide quedarse cinco minutos más y la calidez de su pareja a su lado...Se levanta de golpe, sintiendo su rostro caliente, vuelve su vista a su lado, encontrándose con el demonio dormido y babeando.
Los recuerdos de la noche anterior llegan de golpe a su mente, cubre su cara con sus manos sin entender como había aceptado hacer todo...aquello.
—No puede ser. —dice Fede en voz baja
Intentando distraerse, toma su teléfono con cuidado de no hacer ruido, sabiendo que le será imposible mantener la compostura si Rodmentor se levanta; suspira desganado al ver la hora en la pantalla "7:00 am", la terrible hora de levantarse y empezar a trabajar. El ring suena anunciando un nuevo mensaje en la bandeja del celular, incluso sin verlo, Fede sabe de inmediato lo que dirá.
"Más te vale estar despierto"
Y ahí está, el cálido y motivante mensaje matutino de Venus, su jefa. Tan encantadora como siempre. Fede se levanta de prisa y comienza a buscar su ropa que permanece esparcida por toda la habitación; con la emoción del momento había olvidado por completo que no tiene más ropa en casa de Rodo, solo puede esperar que nada haya acabado muy dañado o sucio después de su acalorada velada, pordecirlo de alguna manera que no acabara con el muerto de vergüenza.
Una vez vestido, busca con la mirada su chamarra mientras con la mano trata de acomodar lo más posible su cabello, y toma con apuro su celular. Terminando de arreglarse, agarra el primer trozo de papel que encuentra y, con prisa, escribe una nota para su novio.
"Ya se me hizo tarde y no necesito que tu hermana venga a sacarme de la cama. Otra vez. Nos vemos en la noche.
Con cariño, Fede"
Sonríe mientras dibuja una pequeña abeja junto a su nombre, una pequeña costumbre de cuando se estaban conociendo, una de la que definitivamente no se desharían pronto. Dejando la nota donde el distraído de Rodo pudiera verla, toma con cuidado el cristal que guarda en el bolsillo de su chamarra y traza un enorme corazón sobre la pared para abrir un portal al reino humano. La visión de un callejón sucio y solitario le recibe, la ubicación ideal para no ser visto al salir de la nada.
—Ahí vamos otra vez. —dice para si sin mucho entusiasmo
Cruzar a través de un portal no suele ser tan divertido como podría esperar, y el malestar en su estómago no solo debía ser por la falta de comida. Apoyándose contra la pared, saca su teléfono, abriendo la única aplicación instalada en el: "Cupid"; la feliz imagen de un ángel de cabello dorado en pañales le recibe y Fede no puede evitar soltar un gruñido mientras espera a que cargue por completo. Odia a ese bebé.
En cuanto su cuenta se vincula, la enorme lista de candidatos y ubicaciones aparece, confirmando que hoy será uno de esos días. Sin mucho ánimo, comienza a buscar rápidamente algún cliente cercano a un sitio donde pueda encontrar algo de comer, considerando que posiblemente no tenga tiempo después prefiere no saltarse el desayuno.
Varios nombres e imágenes aparecen en una pequeña cafetería no tan alejada de la ubicación en la que se encuentra y Fede solo puede agradecer por el golpe de suerte que tiene. Sin perder más tiempo inicia su caminata hacia su destino, saboreando ya las galletas que venden ahí. Cuando tienes un trabajo como lo es ser Cupido, terminas aprendiendo a valorar cada sitio de comida y café donde tengas que ir, muchas víctimas en un solo lugar y algo para comer mientras lo haces, si,no hay nada mejor que la cafeína para hacer ameno el día.
Frente a él, la cafetería se alza y se luce en el brillante tono menta con marcos en sus ventanas y puertas en color chocolate. La mirada del chico se posa en el letrero en la entrada, la inscripción "Muerte a Cupido, mejor confía en tu café" le hace fruncir el ceño. No es la primera vez que alguien le desea la muerte o lo amenaza, aun así no se vuelve más sencillo ver esos mensajes cada día del año.
Ignorando el dolor en su pecho, entra a la cafetería que le recibe con un delicioso aroma a chocolate caliente, café recién preparado y a la dulzura de los postres. Puede tolerar mejor un letrero con frases mediocres con el estómago lleno y el café en sus venas.
Mientras aguarda en la fila, ve a un par de sus objetivos sentados en una mesa, conversando sin mucho entusiasmo. "Que tontos" es todo lo que puede pensar Fede, los humanos suelen tener el amor frente a ellos y aun así se empeñan en hacerse los ciegos; sus manos pican por sacar el teléfono y empezar a trabajar, pero sabe que de hacerlo jamás desayunará, por lo que aparta la vista y finalmente llega al mostrador.
—¿Qué quiere? —pregunta una mujer joven con todo menos entusiasmo en su voz
—Dame una bandeja de galletas y una malteada de chocolate blanco con café. —responde Fede casi con el mismo interés que la chica
Su mirada viaja a la trágica escena de un joven contando a sus amigos como descubrió que su pareja lo está engañando pero que no puede dejarlo. De nuevo, vaya que los humanos son tontos.
—Aquí tiene. —dice amargada la mujer entregando su pedido -Pague antes de irse.
Fede asiente y se dirige a una mesa cercana a la entrada, sonriendo por haber encontrado un buen sitio para trabajar. El día va resultando mucho mejor de lo que esperaba, un golpe de suerte o tal vez, el destino había decidido que ya era suficiente castigo ser Cupido durante un catorce de febrero y decidió darle un respiro.
Sin esperar más toma un trago de su bebida y saca su celular, mientras disfruta de una galleta desliza la pantalla rápidamente hasta encontrar lo que necesita: sus flechas; hace una nota mental de hablar con sus jefes para rediseñar esa app, cada día es menos práctica. Finalmente encuentra lo que necesita, escuchando la desastrosa conversación entre la pareja que había visto al entrar, elige tranquilamente la flecha rosa con el nombre "Crush" y desliza el dedo con fuerza hasta sacarlo de la pantalla.
Frente a él, la chica empieza a reír ante una tonta broma que el chico suelta, la confianza empieza a reflejarse en el rostro de este último y la conversación empieza a ir en una buena dirección. Primer trabajo del día, completado.
—Jamás entenderé como haces eso. —una voz grave le sobresalta
Fede voltea con más fuerza de la necesaria mientras oculta su teléfono contra su pecho, con el miedo haciéndole sudar demasiado. Su expresión de miedo rápidamente se torna a una de enojo al ver la enorme sonrisa burlona en los labios de un chico de tez oscura y brillantes ojos amarillos: su pareja.
—Vete de aquí, Rodo, estoy trabajando. —dice con molestia Fede volviendo la vista a su celular
Rodo se ríe y toma asiento frente a Fede, en especial cuando el descarado demonio toma su bebida y da un gran sorbo. Ignorando el impulso de arrebatarle el vaso al demonio, Fede intenta concentrarse en el siguiente nombre en la lista, pero su pareja no esta dispuesta a ser ignorada.
—Vamos abejita,—dice con voz melosa Rodo -pase por mucho para venir a verte.
Fede no puede evitar que una pequeña sonrisa se asome en sus labios, extiende la mano y agarra una galleta, volviendo su atención al demonio que se esta esmerando en hacer un puchero decente. Levanta una ceja, esperando que Rodmentor capte el mensaje y deje de lado el drama.
—Esta bien. —admite derrotado y malhumorado el demonio —También tenía un trabajo por aquí y pensé que te alegraría verme.
Antes de que Fede pueda preguntar, la puerta tras ellos se abre con fuerza, revelando a un hombre alto, de traje sucio, con la barba desarreglada y el aroma a alcohol envolviéndole; Cupido no puede evitar fruncir el ceño ante la imagen. El tambaleante hombre recorre con la mirada el local hasta detenerse en una mesa en particular y Fede casi suelta una maldición al notar quienes están en ella: el chico que se quejaba porque su novio lo estaba engañando.
—¡Ahí estás! —grita molesto el hombre arrastrando algunas letras —¡Ven para acá maldito...!
La mirada nerviosa del chico mientras se pone de pie y corre hacia el hombre, no pasa desapercibida por nadie, prácticamente toda la cafetería tiene la mirada fija en la escena que se desarrolla frente a ellos. Todos excepto la cajera, esa mujer está muerta por dentro.
—Vic, tranquilo, —dice rápidamente el chico intentando apaciguar a su pareja con una sonrisa nerviosa —vamos afuera ¿si?
Fede solo puede sentir pena por él, pues al voltear a ver a Rodo y notar como el brillo en sus ojos se torna rojo, comprende que la situación solo se pondrá peor.
—¡No me digas que hacer, maldita zorra! —grita molesto el hombre agitando las manos exageradamente en el aire —¡Debías estar en la casa! ¡¿Dónde estabas?! ¡Eres mío! ¡No puedes irte sin mi permiso! ¡Tu...!
Antes de que algún golpe o más gritos siguieran ocurriendo, se escucha la voz aburrida de la cajera.
—Caballeros, si no se retiran en este momento tendré que llamar a la policía.
Incluso si la amenaza de la mujer parece que le da igual si siguen o no, es suficiente para que "Vic" entre ligeramente en razón y tome con demasiada fuerza el brazo del chico, arrastrándolo fuera del local, siendo seguidos de cerca por los amigos de este último. Un nudo en su garganta se forma al ver la puerta cerrarse por última vez.
—Aguafiestas. —dice en voz baja Rodo al tiempo en que los murmullos y ruidos vuelven a la cafetería
—No puedes estar hablando en serio.—responde cortante Fede —Eso puede terminar muy mal.
Rodo solo se encoje de hombros antes de estirarse, darle un golpecito juguetón en la barbilla a Fede y robar una galleta, restándole importancia al asunto. Por más que Fede ame a este demonio, jamás podrá acostumbrarse a su trabajo; la ironía de una relación entre Cupido y el demonio del amor obsesivo aún hace reír a Fede cuando la idea cruza su mente. Son una terrible pareja para los pobres humanos.
—¿Sabes qué? No puedo lidiar con eso ahora. —Cupido murmura intentando calmarse —Solo no interfieras si no es necesario, ¿entendido?
Rodo asiente animado tomando la última galleta y comiéndola de un bocado, llenando sus mejillas con las migajas y dejando algo de chocolate en la comisura de sus labios. Fede solo sonríe con cansancio, sin evitar comparar la imagen frente a él con un niño que esta aprendiendo a comer.
Vuelve su atención al teléfono, fijándose en la imagen de una pareja que acaba de ver tomar asiento, su siguiente objetivo. Leyendo con cuidado nota que es un trabajo sencillo: Una relación de varios meses, buena comunicación, solo necesitan un pequeño empujón para dar el siguiente paso. Ansioso, elige la flecha dorada con la inscripción "Compromiso" grabada en ella; una flecha rara últimamente.
Una alerta aparece en la pantalla, la cara regordeta del bebé alado se ve triste mientras sujeta un arco dorado roto, una flecha gira en señal de estar cargando y las palabras "Recargando flechas, no apague el dispositivo" logran que Fede pierda la poca paciencia que aún le quedaba. Hasta aquí su racha de buena suerte. Extiende la mano para tomar su bebida, esperando que el exceso de azúcar le haga más ligera la espera.
—¿Te la acabaste? —dice molesto Fede volteando a ver a su pareja
Rodo no dice nada, solo sonríe tontamente intentando verse lo más inocente que un demonio es capaz de verse. El universo debe estar muriéndose de la risa con Cupido.
Listo para arrojar el celular a la cara de la próxima persona que entre, Fede se toma un segundo para calmarse y ahorrarse las explicaciones por ahorcar a su pareja. Se pone de pie, dejando su teléfono frente a Rodo, quien solo lo mira y traga rápidamente.
—¿Te vas? —pregunta triste Rodo
El corazón de Fede se siente culpable al notar la culpa dibujada en los rasgos del demonio, trata de sonreír lo más calmado que puede antes de lanzarle un beso.
El corazón de Fede se siente culpable al notar la culpa dibujada en los rasgos del demonio, trata de sonreír lo más calmado que puede antes de lanzarle un beso.
—Solo voy por un café, —dice Fede con la voz tan suave que hasta él se sorprende —¿quieres algo?
—Tráeme unas galletas y una de esas bebidas con chispas y mucha crema encima. —responde tan rápido como puede Rodo
Si, en definitiva es un niño, no importa cuantos siglos tenga. Fede solo asiente y señala el teléfono.
—No lo toques, —dice serio, ya conociendo a su pareja —hablo en serio, solo asegúrate que no se apague y si llega algún mensaje solo ignóralo.
—Como ordene, mi abejita trabajadora. —dice juguetón Rodo antes de sonreír con cierta malicia —Sigue así, estás ganando una buena recompensa para esta noche.
Sintiendo sus mejillas calientes y abriendo mucho los ojos, Fede mira hacia el resto de las mesas, agradeciendo que todos están muy ocupados en sus propios asuntos. Rodo le guiña un ojo y le despide con la mano. Cupidosolo aparta la vista y camina tan rápido como sus pies se lo permiten, a veces olvidaque, a pesar de su actitud, Rodmentor sigue siendo un demonio.
La fila es corta esta vez, su mirada no abandona su propia mesa en ningún momento. Frunce el ceño viendo como Rodo empieza a mover su mano sobre la pantalla con aburrimiento; suspira derrotado, solo puede esperar que el universo no lo odie lo suficiente para tener que ir a reparar esa cosa. Lo último que necesita es pasar el día del amor en la oficina de Belial...solo con pensar en eso, un escalofrío le recorre y siente su corazón latir más rápido.
—¿Algo más o seguirás mirando a ese tipo todo el día? —pregunta la chica con sarcasmo
—Sería un Capuchino, otro plato de galletas y una malteada de chocolate con crema y chispas. —responde ignorando el comentario, de verdad no tiene energía para lidiar con cualquier ser vivo hoy
La mujer se mueve con la misma velocidad que un perezoso; mientras prepara desganada la malteada, Fede voltea a ver qué hace Rodo, aunque la mirada de pánico que el demonio le da al teléfono en sus manos no ayuda a que Cupido se relaje.
—Aquí tiene, —dice la chica entregándole una bandeja con sus bebidas y postre —deje servilletas extras por si el niño necesita.
Fede se aleja con prisa, ya considerando seriamente si lanzarle una flecha a esa pobre mujer sería tan malo, necesita que alguien le devuelva un poco de dulzura a su vida...o su alma, lo que ocurra primero.
No acaba de dejar la bandeja cuando Rodo se pone de pie, le entrega el celular con fuerza pegándolo al pecho de Fede y sale corriendo, gritando.
—Me surgió un trabajo, ¡Nos vemos en la noche! ¡Te lo compensare, lo juro! Puedes estar arriba hoy si quieres...
Las risas no se hacen esperar, y las ganas de morir de Cupido solo se vuelven más grandes al notar que hasta la cajera está disfrutando del espectáculo que brinda Rodo mientras sale de la cafetería. Masajeando su frente con los dedos, toma asiento y mira la pantalla, donde el pequeño Cupido le recibe sonriente con el mensaje "Flechas encontradas, ¡Lleva tu amor por la vida al mundo!", de verdad odia a ese ángel.
Listo para fingir que su dignidad no se perdió entre estas cuatro paredes, vuelve a seleccionar la flecha para la pareja, cuando el sonido de un nuevo mensaje llega a sus oídos.
—Más te vale que tengas una muy buena excusa para esto, Rodmentor. —murmura molesto Fede lanzando la flecha con desgano
Su magia surge efecto y la atención de toda la cafetería se dirige a una cursi propuesta de matrimonio a unas mesas de la suya. Pero su mente solo esta esperando ver que tiene para decir ese demonio idiota.
—¿Pero qué...?
No consigue formular una sola oración mientras ve el nombre de quien envió el mensaje: Belial.
"Trae tu trasero aquí, si sabes lo que te conviene."
Sin saber que hacer, Fede abre la conversación, esperando que no sea más que un error del monstruoso ser sobre a quien quería amenazar. Uno a uno los mensajes van cargando, en su mayoría bastante viejos y casi todos de parte de Belial pidiendo que haga algo, un ocasional "Claro" o "Si, señor" de Fede, pero lo que logra que su corazón se detenga es el último mensaje antes de la amenaza de Belial...enviado hace unos minutos desde su celular.
—¡Voy a matarte, idiota! —grita antes de salir corriendo de la cafetería y arrojar varios billetes hacia la cajera
Ese demonio estará en abstinencia y durmiendo en el sillón por años si Cupido logra encontrarlo.
Empezamos esta aventura con esta pareja dispareja
¿Qué dirá ese mensaje para meter en problemas a Cupido? Quédense para saber qué pasará con estos dos.
¡Los quiero cositos! Gracias por leer esto.
Nos leemos en el próximo capítulo, ¡Chau!
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