💌 9. Por esto no tenemos cosas bonitas 💌

—¿No puede hacerse más rápido? —pregunta hiperventilándose Fede

—No falta mucho, Fefi. —Rodo trata de tranquilizarlo —Estaremos ahí en un segundo.

El ángel suspira, recargándose contra la pared del callejón donde intentan abrir un portal; pasa la mano por su rostro con cansancio y observa al demonio trazar la entrada. En retrospectiva, debía esperar que algo así pasara, el día estaba yendo bastante bien y el universo nunca le tiene tanta consideración.

Haber terminado rápido sus tareas es un milagro después de tantos días sin trabajar, incluso si un par de enamorados necios necesitaron más de una flecha, el tiempo que demoró es un nuevo récord personal. Encontrarse a Rodo durante el último trabajo había sido la cerecita del pastel, disfrutar de algo dulce en una cafetería siempre es su parte favorita...y el celular lo tenía que arruinar.

Por extraño que parezca, Fede nunca recibe llamadas; tanto Venus como Belial parecen estar de acuerdo en no hacerlo, Asmodeus en ocasiones manda audios y Rodo...su relación con la tecnología es complicada; por lo que si entra una llamada significa que es una emergencia. Contesta y le hace una seña a Rodo para que guarde silencio cuando una siniestra y familiar voz se escucha al otro lado:

<<Vee, hermanita, jamás te haría nada...no podría hacerlo...>>

—¿Qué hacen esos dos juntos? —susurra Rodo confundido

<<Seguro eso le dijiste a él. >>

Un grito seguido de un golpe es lo último que escuchan. Sin saber que hacer, Fede había volteado a ver a Rodo con preocupación.

—¡¿Venus?! ¿Estás ahí?! —grita alarmado Rodmentor

Nada. El silencio se extiende por unos segundos y Fede entra en pánico.

—Rodo, no responde —dice Fede angustiado

—¡Vamos para allá!—dice Rodo gritándole al teléfono

Cuando la llamada termina, Fede no puede hacer más que recordarse como respirar; Rodo sale corriendo a buscar un sitio para abrir el portal, lo que implica que Cupido tiene que pagar todo...otra vez.

—¡Listo! —dice Rodo cuando la luz rojiza de su portal se abre

Sin esperar más, Fede empuja al demonio y cruza, encontrándose frente al laboratorio de Venus. Un escalofrío recorre su espalda mientras ambos corren por el lugar, preguntando por la diosa a las pocas trabajadoras que están en los pasillos sin obtener más que balbuceos preocupados. Finalmente, una chica de cabello rubio se cruza en su camino.

—¡Minty! —grita el demonio —¿De casualidad sabes donde esta Venus?

La chica asiente, ignorando a Fede lo más posible y el ángel no puede culparla, es algo incomodo encontrarte con la nueva pareja de tu ex novio...eso y después del escándalo que les hizo la última vez que estuvo aquí, si, en realidad Fede tampoco esta entusiasmado por verla.

—La vi ir con el señor Belial al fondo de la fábrica. —responde Minty —Si gustan puedo llevarlos.

—No queremos molestarte. —dice Fede ansioso —Ya causamos bastantes problemas.

—No te discutiré eso. —dice Minty sonriendo

—Después habrá tiempo de charlar, —dice Rodo preocupado —hay que encontrar a Vee, Belial...

—Belial no es un monstruo ¿entienden? —dice una voz rasposa y molesta

Los tres voltean para observar como el alto demonio de ojos verdes se acerca, seguido de cerca por una bola de nervios rosa.

—¡Vee! —grita preocupado Rodo corriendo hacia ella —¿Estás bien?

La mujer solo asiente y aparta la mirada apenada, Fede ve como Rodo y Minty revisan a la diosa, ambos buscando cualquier señal de daño. Belial se aleja molesto de ellos, deteniéndose frente a Fede.

—Contigo tengo que hablar. —dice Belial cansado —Necesito a tu robot.

Fede se sobresalta y cubre su oído rápidamente, incluso si el demonio no le esta gritando, el miedo de volver a sentir como su oído se perfora es suficiente para que Cupido entre en pánico.

—No. —dice Rodo molesto —No te acercaras a Gianni.

—Con que así se llama. —dice divertido Belial —Me parece que olvidas nuestro acuerdo, Fefi.

Cupido tiembla al escuchar la forma burlona en que le llama; Rodo deja a Venus en manos de Minty, dispuesto a lanzarse contra el enorme demonio si se acerca más al ángel.

—El trato era que yo olvidaría tu falta de respeto si arreglas el desastre que dejaste en mi hogar, —dice condescendiente Belial —y hasta ahora no has cumplido. —la sonrisa del demonio se ensancha —Así que te propongo que el pequeño robot venga, termine la limpieza y ¡tada! Todos ganan.

—Lo pensaremos, —responde Rodo seriamente —¿Algo más?

Belial sonríe con malicia y coloca sus manos en la espalda, camina lentamente alrededor de Fede, disfrutando de su intento por no gritar cuando el demonio coloca sus manos sobre los hombros del ángel y envuelve una de sus colas alrededor de su pierna.

—No. —dice Bel —Solo me aseguro de que nuestro pequeño Cupido este bien.

—Nos vamos. —interrumpe Fede

Sorprendido, Rodo asiente y toma su mano, apartándolo del igualmente sorprendido demonio. Fede no suele ser quien le pone un alto a Belial, pero Rodmentor no puede estar más feliz por la iniciativa; dándole una última mirada a Minty para asegurarse de que Venus no se quedará sola si el demonio permanece ahí, Rodo abre rápidamente su portal y ambos cruzan, llegando a casa finalmente.

—¿Ves cómo si podías hacer eso más rápido? —dice Fede intentando mantener un poco de ánimo

Sus piernas temblorosas apenas le mantienen de pie y esta seguro de que en cualquier momento perderá el control; llorar en el suelo no es la idea más tentadora para cerrar el día.

—¡Regresaron! —dice Gianni emocionado mientras entra a la sala

El robot luce bastante tranquilo y lleno de energía, algunas manchas de harina cubren su rostro y un delantal que Fede nunca había usado. La vista casi logra que Cupido sonría, si la penetrante voz del demonio no estuviera resonando en su mente.

—¿Abejita? —pregunta Rodo viendo a Fede —¿Qué ocurre? ¿Estás bien?

—¿Pasó algo? —dice Gianni curioso —¿De qué me perdí?

Sin poder moverse, Fede cede ante su propio peso y se deja caer al suelo, una forma de calmarse antes de entrar en pánico...claro que en el demonio y el robot causa todo lo contrario.

—¡Fede! —gritan preocupados

—Estoy bien. —dice Fede tratando de recuperar el aliento —Solo necesito un momento.

Puede ver la angustia en la mirada de Rodo y la culpa le invade, sobre todo porque la risa de Belial continua sonando en su oído mientras el dolor le impide moverse. Tratando de distraerse, intenta sonreír lo menos tenso que puede, cruza sus piernas y se balancea un poco hacia adelante y atrás para intentar calmarse.

—¿Y a que le debemos esas manchas? —pregunta Fede —No recuerdo que hubiera tanto polvo en la casa.

Gianni mira alarmado al ángel, la luz en sus ojos parpadea un par de veces y un leve sonrojo aparece en sus mejillas. Fede mira a Rodo con diversión, el demonio le da un golpe suave en el brazo, murmurando "deja de molestarlo".

—Tranquilo, estoy jugando. —dice Cupido riendo

—Yo...—balbucea un poco Gianni —quería preparar algo especial. —hace una pausa viendo como los dos esperan que continúe —Preparé algunas verduras y algo de pasta que había en la despensa, y encontré algo de harina para pasteles así que prepare uno.

—No sabes cuanto te adoro en estos momentos. —dice Rodo saboreándose la comida

Fede lo mira divertido, sabiendo que no ha pasado mucho tiempo desde que comieron, aunque supone que no todos viven a base de postres. Emocionado, Gianni les cuenta como pasó un buen rato buscando una receta que no llevará azúcar y Rodo solo puede reírse por la expresión de Fede, quien parece sorprendido de que existan esas recetas ¡eso es un ataque personal!

—¡Ay, no! ¿Me equivoque? —pregunta angustiado el robot

—¡No, no! —trata de calmarlo Rodo —solo que Fede no esta acostumbrado a tener algo saludable en su dieta.

Fede se cruza de brazos pero no puede evitar reírse junto a los otros dos; entre el estrés tras el encuentro con Belial y el cambio de tema tan repentino, reírse se siente bien. Con ayuda de Rodo se pone de pie y los tres se dirigen a la cocina.

Gianni sirve rápidamente la comida, Fede no puede creer la cantidad de energía del robot, Rodo intenta ayudarle pero apenas es capaz de seguirle el ritmo. El particular aroma de las verduras hace que el ángel salive, anhelando probarlas tan pronto como el plato esta frente a él; incluso con la extraña necesidad de productos azucarados que Cupido necesita, es agradable que no todas sus comidas sean tan dulces.

—Espero que estén bien, —dice Gianni animado mientras revisa el pastel en el horno —no estuvieron tanto tiempo en la olla y...

El robot continua explicando cada consejo que encontró en Internet durante su búsqueda de recetas y Fede no puede estar más agradecido por la normalidad que esta pequeña charla le brinda, su mente finalmente le permite relajarse e inconscientemente empieza a golpear el pie con cierto ritmo que viene a su mente.

—¡Oh cierto! —dice Rodo —Si no tienes nada que hacer, Gianni, podría acompañarte en la tarde a dejar la caja de música, de regreso podríamos pasar a...

—No hace falta, —dice Gianni tranquilo —ya la lleve...

Fede casi se ahoga con un trozo de zanahoria, ¿escuchó bien? ¿Cómo pudo entregar un regalo sin salir de ca...? Un segundo.

—¿Y cuándo fue eso? Si se puede saber —pregunta Fede con la voz más dulce que puede

Cupido nota como Gianni se estremece ante ese tono, dándose cuenta de que hablo de más. Rodo intercala la vista entre los dos, indeciso de si debe unirse a la discusión; Fede suspira, así no planeo el final del día.

—No estas en problemas, —asegura Fede —solo no queremos que te acerques...

—¿Porqué? —pregunta Gianni alterado —Esta solo, necesita que alguien con él, que lo cuide, ¡yo puedo ayudarlo!

Rodo parpadea confundido, ¿Belial necesita ayuda? Fede por otro lado lo tiene bastante claro, ese monstruo no necesita a nadie.

—¡Porque no quiero que te haga daño! —grita Fede molesto —Así que no volverás a ir, ¿quedó claro?

—Yo...—Gianni luce sorprendido por el regaño y le cuesta responder —Entiendo,... —dice entre dientes —señor.

Fede se queda viendo al robot que sale de la cocina, ni siquiera el aroma a chocolate del pastel ayuda; odia la mirada que Gianni le dio al salir, pero ¿qué más puede hacer? Belial ya mató a Eros y a varios Cupidos antes que él, no necesita agregar a un pequeño Cupidroide a la lista.

Suspira, dejando de lado las verduras y yendo por un enorme tarro de helado que guarda en la nevera. De verdad necesita unas vacaciones pronto o ni el helado arreglará sus problemas.

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