💌 4. Cupido te odia...¡Bienvenido al club! 💌

Rodmentor nunca ha sido fanático de las mañanas, en realidad odia a cualquier ser que tenga un reloj biológico que le obligue a salir de sus cobijas antes de medio día, es por eso que él es el más sorprendido de que sean las 7:00 a.m. y no solo este despierto, sino que ya ha preparado el café y desayuno para su pareja.

Incluso desde la cocina puede escuchar los ronquidos de Fede y la enorme alegría que le produce el sonido no le ha abandonado desde que despertó. El ángel apenas había podido dormir un poco por la madrugada, su pequeña excursión nocturna terminó por pasarle factura en forma de un dolor intenso en la rodilla y Rodo no pudo hacer más que intentar distraerlo hasta que alguna de sus medicinas le hizo efecto.

Suspirando, Rodo sirve el café recién preparado. Con cuidado de no hacer mucho ruido, busca en su despensa un frasco y sonríe al ver la inscripción en la superficie: miel; algo dulce y un poco más saludable que el montón de azúcar que Cupido suele tomar por las mañanas. Por un instante, la sonrisa de Rodo titubea, antes de apartar esos pensamientos de su mente y retomando la labor de preparar algo agradable para aligerar el despertar de su pareja.

Un quejido se escucha en el cuarto y el demonio se apresura a colocar todo en una bandeja que encontró oculta en la cocina, ¿hace cuánto no le preparaba el desayuno a nadie? Es mejor no pensar en el pasado, se recuerda.

—Buenos días, abejita dormilona. —dice alegre Rodo entrando a su habitación —Te prepare algo delicioso para desayunar.

Fede hace una mueca al moverse para sentarse en la cama, pero rápidamente sonríe al ver la bandeja en manos del demonio. Ladeando un poco la cabeza, el ángel inspecciona el gran banquete que solo Rodo puede preparar.

—Gracias. —dice cansado Fede

Cupido se hace a un lado con algo de trabajo, dejando espacio para que Rodo pueda sentarse en la orilla junto a él. Una vez cómodos los dos, Fede toma su taza y da un sorbo.

—Definitivamente deberías abrir una cafetería. —dice Fede dando otro trago a la bebida caliente —Es mejor que el del sitio al que fuimos el otro día.

—No me lo recuerdes. —dice Rodo sintiendo el calor en sus mejillas —Siento eso, te cause problemas con Bel y te deje con el juicio publico de la desalmada mujer de la caja.

—¡Lo sé! —responde Fede de forma exagerada —No puedes decirme que no parecía zombie. —riendo un poco continúa hablando —Aunque, felicidades, lograste que mostrará otra expresión aparte de "mira como muero cada segundo que trabajo en atención al cliente".

Rodo se cubre la cara avergonzado, pero la risa que sale de sus labios lo delata, verdaderamente le hubiera encantado ver las reacciones de todos en la cafetería ante su valerosa huida e increíbles habilidades de disculpa.

—Jamás me dejarás olvidar ese día, ¿no? —pregunta Rodo sonriendo de lado

Fede termina su café y disimuladamente intercambia su taza con la de Rodo, el demonio pretende no notarlo.

—Nunca. —responde Fede con un tono infantil —Además, me lo debes.

—Por favor, —dice Rodo simulando estar ofendido aunque le cuesta controlar su risa —no todos los días tienes mis encantadoras ofertas para contentarte.

El ángel se ríe antes de darle un beso en la mejilla y recargarse en el hombro del demonio, una posición cómoda para ambos mientras roban a pellizcos un poco de los panqueques deformes. Nada mal para ser el primer intento del mes, al menos esta vez son comestibles.

La calma de la mañana es probablemente lo único positivo que tiene despertarse temprano. Sin ruidos molestos de los vecinos ebrios ni mensajes inoportunos de sus hermanos buscando a acaparar a Cupido; si, tal vez puede acostumbrarse a esto.

El sonido de una notificación suena y Rodo maldice a quien sea que inventará los celulares. Mira molesto a Fede, quien ya está sacando su teléfono de debajo de la almohada haciendo el mismo puchero que Rodo, por lo menos están de acuerdo.

La mirada del ángel se ilumina al leer el mensaje y una débil sonrisa se dibuja en su rostro.

—Es tu hermana. —dice Fede nervioso—Dice que el Cupidroide está listo si queremos pasar por él antes de que lo encienda.

El enojo de Rodo desaparece y, de un salto exagerado, sale de la cama. Arroja la bandeja sobre la mesa de noche de Fede, tirando lo que había en su superficie, y sale corriendo a buscar algo de ropa en su armario.

A sabiendas de que Fede no tiene más ropa en ese lugar, intenta buscar algo decente para el ángel. Una camiseta negra con el estampado de una banda que no conocen ni en su casa y unos pantalones de deportes que jamás ha usado deben ser una buena opción; arroja la ropa a la cama mientras él saca la propia.

Una vez que están listos, Rodo ayuda a Fede a sentarse en la silla de ruedas, esta vez el ángel no se queja sintiéndose aliviado de no tener que caminar.

—¿Listo? —pregunta entusiasmado Rodo

—Tu sabes que sí. —responde Fede casi igual de emocionado que él

—Entonces a la casa de Barbie...digo al laboratorio de Venus. —dice Rodo sin pensar antes de cubrirse la boca con la mano

—Es casi lo mismo. —murmura Fede siguiéndole la broma

Atravesando el portal, las bromas continúan entre la pareja hasta ver frente a ellos el laboratorio de Venus. El recuerdo de un momento en que ese lugar era cálido y lleno de vida se ha desvanecido al punto en que verdaderamente parece tratarse de una casa de muñecas, un espacio fabricado para mantener a la ilusión de la dueña de que tiene el control de esa pequeña parte de su propia vida.

Rodo suspira, empezando a molestarse por la ola de pensamientos negativos que parece tener este día. No puede arruinarlo.

Ignorando su inquietud, trata de que su sonrisa luzca tan tranquila y confiada como siempre al entrar sin prisas. A diferencia de en la noche, apenas hay algunas trabajadoras por los pasillos y el ambiente se siente relajado mientras alguna melodía pop se escucha de fondo; una mujer bien arreglada, con su largo cabello rubio perfectamente recogido y una bata de laboratorio, se acerca a ellos y ni el ángel ni el demonio pueden mirarla a los ojos.

—Buen día caballeros. —saluda Minty con profesionalismo aunque Rodo distingue un tono de disgusto en su voz —La señorita Venus los está esperando en el área de reparaciones.

—Gracias. —murmura Fede apenado —Y disculpa por lo de ayer, no debí...

—No hay problema. —interrumpe Minty levantando un dedo frente a Fede para callarlo —Mientras no se repita, no tienes que disculparte.

Cupido asiente, recibiendo una tranquilizadora sonrisa de parte de la mujer. Una parte de Rodmentor espera que algún día, en un futuro no tan lejano, ambos puedan estar en la misma habitación sin que Fede explote al escuchar su nombre y, por la imagen frente a él, tal vez no falte mucho.

—Síganme. —dice Minty dándose la vuelta

La mirada de Rodo se dirige a Fede al notar como el ángel juega con sus manos y muerde su labio angustiado mientras ve a la chica alejarse con elegancia. Decide no decir nada, sin saber si Cupido tomara a bien un cumplido, o mejor aún un piropo, mientras su mente le obliga a compararse con la ex de su novio.

Del laboratorio, los gritos de su hermana salen por montones y Rodo solo puede reír al ver como la mujer está aterrorizando a sus trabajadoras por no ponerle una grapa a las hojas que desordenadas que lleva en sus manos.

—Buen día, Vee. —saluda en voz alta Rodo —Todavía es muy temprano para gritarles a estas pobres almas ¿no crees?

Avanza moviendo la silla de ruedas por el lugar, teniendo cuidado de no chocar con nada en el camino hasta la molesta diosa del amor que los mira unos instantes antes de pasar su mano por su cabello con cansancio.

—Nunca es lo suficientemente temprano para hacer las cosas bien, Rodmentor. —dice molesta Venus —Y ustedes dos llegan muy tarde, mi paciencia está a su límite y quiero comprobar que el Cupidroide funcione bien.

—Lo siento. —dice rápidamente Fede antes de que Rodo se ponga a discutir con ella —Pero ya estamos aquí, listos para ver el gran trabajo que hiciste.

Rodo tiene que contenerse un poco para no reír ante el tono tan infantil de Fede al hablar, algo que nunca entenderá de este ángel es la forma en que le resulta tan sencillo burlarse de otros sin que ellos se den cuenta.

Venus luce encantada con él, alza un poco de más la cabeza antes de darse la vuelta y dirigirse hacia el robot que permanece conectado a una batería; Fede ladea un poco la cabeza con curiosidad y Rodo entiende porque: la ruptura en su rostro ha sido arreglada dejando apenas una leve marca en la cerámica. Un trabajo impresionante, de eso no hay duda, aunque jamás se lo diría en voz alta, ya de por si es bastante engreída su hermana mayor.

—Muy bien, —anuncia Venus haciendo una pausa dramática —veamos que ocurre.

Moviendo un pequeño interruptor en la nuca del robot, Venus enciende la máquina. Toma unos segundos antes de que del altavoz salga un <<Reiniciando el sistema, por favor, espere. Su acompañante Cupido traerá amor muy pronto>>

Fede alza una ceja y viaja su mirada de Rodo a Venus, pero ambos lucen igual de impresionados ante la ridícula frase pregrabada. Idea de Belial probablemente.

<<Sistema listo. Escaneo completado. Ingrese nuevo código de voz.>>

Venus se sobresalta y corre rápidamente hacia ellos, agachándose un poco para murmurar algo al oído de Fede; Cupido asiente y mira un instante a Rodo antes de volver la vista al robot.

—Fede, Cupido actual. —dice Fede tratando de sonar lo más tranquilo posible

Un timbre proveniente del robot suena y los ojos del robot se encienden en un tono verde neón antes de apagarse nuevamente, Rodo mira a su hermana que muerde su uña ansiosamente mientras el robot permanece inmóvil.

<<Código de voz aceptado. Iniciando.>>

El robot se endereza y alza el rostro, recorriendo con la mirada el lugar en el que se encuentra antes de detener su mirada en ellos. Rodo observa asombrado los rasgos del ser frente a ellos, sus grandes ojos anormalmente amarillos son lo único visible que le recuerda que lo que está ahí no es un humano.

—Eh, hola. —comienza a hablar Fede nervioso —Yo soy...

—Federico, el actual Cupido. —responde una voz animada y ligeramente robótica —Es un placer conocer a mi nuevo maestro.

El robot ladea un poco la cabeza, sonriendo con alegría, aunque Rodo nota como sus manos se aferran con fuerza al borde de la mesa de observación.

—Fede está bien, —dice Cupido intentando sonar amistoso —y él es...

Un chillido metálico similar a un silbato sale del robot, sus ojos se abren mucho mientras el ruido de los ventiladores en su interior empieza a molestar a Rodo. Un ligero tinte cubre las mejillas plásticas del Cupidroide y su sonrisa se vuelve mucho más forzada; la sensación de que aquel robot desea salir huyendo hace que el demonio no pueda apartar la mirada.

—Rodmentor, uno de los cinco demonios del amor, —dice el robot con cierta dificultad para hablar —¡Uno de los creadores!

El grito emocionado del robot le toma por sorpresa y, confundido, Rodo mira a su hermana. Venus luce poco impresionada, solo se encoje de hombros y señala al Cupidroide.

—Bel insistió en poner un sistema de reconocimiento hacia nosotros cuatro, —aclara la mujer sin mucho interés —tal vez si hubieras prestado atención en esa reunión te habrías enterado.

Mostrándole el dedo medio, Rodo vuelve su atención hacia el emocionado robot que se remueve en su lugar sin atreverse a ponerse de pie. Inseguro de que hacer, el demonio sonríe y saluda al Cupidroide con la mano.

—Ey, —dice Rodo intentando que su voz suene más amigable de lo que suele ser —dime Rodo, Rodmentor no suena nada bien. —Venus le da una mirada burlona que Rodo decide ignorar antes de seguir hablando —y ¿tú tienes algún nombre?

Desconcertado, el robot parpadea un par de veces, Rodo puede imaginar los pequeños engranes de su cerebro trabajando al cien para poder dar una respuesta. La idea de que algo tan sencillo le resulte complicado preocupa un poco al demonio ¿no debería ser más ágil una máquina que el cerebro biológico?

—¡Oh, por supuesto! —dice finalmente el robot —Soy Cupido o número 10, modelo 3801. —conforme habla, su tono de voz suena más desanimado al recitar la información como si estuviera aprendida

La mirada de Rodo se cruza con la de Fede, el demonio entiende que ambos pensaron lo mismo. El ángel muerde un poco su labio nervioso antes de acercar un poco su silla hacia el robot. Los mechones verdes y rosas cubren un poco sus ojos, Rodo mira fascinado como el nerviosismo del Cupidroide disminuye considerablemente una vez que Fede toma una de sus manos entre las suyas. Tal vez sea impresión suya, pero incluso viéndolos así, Rodo no consigue notar algún parecido entre el robot y un Cupido.

Fede sonríe un poco, sin dejar de sujetar la mano del robot.

—¿Qué te parece si te buscamos un nuevo nombre? —dice alegre Fede —Uno solo para ti, no tienes que ser Cupido si no quieres.

El robot asiente rápidamente, emocionado con la idea, si es porque lo considera una orden o por algo propio realmente lo desconoce. Quizás debería darle una leída al manual de esa cosa, debe tener alguno arrumbado en caso.

—¡Maravilloso! Entonces podemos buscarte un buen nombre. —dice Rodo uniéndose a la conversación con interés —Tal vez Alejandro o Marcelo, incluso...

—Gianluca. —interrumpe Fede —Es un buen nombre para ti.

—¡¿Estás bromeando, no?! —dice ofendido Rodo —¡Ese nombre no es para nada sexy!

—Y ese es el punto. —responde Fede con seriedad —No sé tú, pero dudo mucho que necesite ir por ahí con nombre de sex symbol.

Sin saber que responder, Rodo se cruza de brazos y mira indignado al ángel en silla de ruedas. Aguafiestas, tal vez debió incluir más nombres en la lista de nombres prohibidos la noche anterior.

—Estoy decepcionado, pensé que tenías buen gusto. —dice dramáticamente Rodo

—Gianluca me gusta. —dice el robot con voz suave aunque la sonrisa en sus labios se relaja —Si...si está bien, me gustaría conservarlo como mi nombre.

Fede sonríe y mira con superioridad al demonio molesto, Venus desde hace rato que se quedó dormida de pie, por lo que Rodo solo puede aceptar su derrota.

—De cariño podemos decirte Gian o Gianni. —dice Fede emocionado

—Fantástico, solo puedo decir que Cupido te odia chico, —responde Rodo con falso sufrimiento dejando en claro la broma —¡Bienvenido al club!

—Oh, cállate. —dice Fede dándole un codazo en la pierna —Ahora deberíamos ir...

Un sonido digno de película de terror suena desde el bolsillo de Fede, el ángel luce tranquilo mientras saca el celular pero Rodo nota como sus manos tiemblan mientras revisa el mensaje.

—¿Todo bien, abejita? —pregunta preocupado Rodo

—Eh, si ¡todo esta bien! —grita nervioso Fede guardando el teléfono con apuro —Solo tengo que ir a trabajar, ya sabes cómo es esto.

Fede consigue ponerse de pie y rápidamente toma su cristal. Tanto Rodo como Gianluca le miran preocupados mientras Cupido no deja de hablar mientras cojea hasta el portal recién abierto, del que sale un ligero aroma que Rodo no consigue identificar.

—Puedes llevar a Gianni a mi casa, ¿tienes la llave no? —sin esperar respuestas, Fede sigue hablando ansioso —Perfecto, puedes buscarle algo de ropa para que este cómodo, ¡diviértanse! Los veré en la noche.

Una vez que el ángel desaparece, Rodo mira molesto la silla vacía, ¿de verdad Belial es tan inconsciente? Suspira y vuelve su mirada al robot que juega un poco, balanceando sus piernas aunque su mirada permanece fija en el sitio donde el portal se ha cerrado.

—No debió ir en ese estado, —dice Gianni en voz baja —la rodilla del maestro Fede no soportará su peso mucho tiempo.

Rodo solo puede estar de acuerdo, la sensación de culpa le invade al pensar que debió traer las muletas por si acaso. Simplemente no pensó que tuviera que trabajar en ese estado, aunque de nuevo, ¿desde cuándo su hermanito se volvió tan...insensible?

—Un Cupido trabajador, —dice Venus despertando de su siesta —eso hacia falta por aquí.

Evita mirar a su hermana, no necesita discutir con ella. Lo único que quiere es irse y olvidar los últimos minutos, tal vez con algo de suerte aún puede rescatar el día de ser una mierda.

—Bueno, Gianni, —llama Rodo al robot —¡Vamos a casa!

—¿Casa? —pregunta ansioso Gianni

Rodo sonríe, encontrándose con la mirada entusiasta y curiosa del robot. El demonio asiente, abre un portal que cruzan y, finalmente, los pone lo más lejos del laboratorio de la tortura de Barbie.

Finalmente esta aquí mi bebé Gianni, ¡ya quería que apareciera bien! Espero que les esté gustando esta historia.

¡Los quiero cositos! Gracias por leer.

Nos leemos en el próximo capítulo, ¡Chau!

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