💌 16. ¿Objeto o pastel? 💌
Suficiente. Hasta aquí. Cupido tendrá mucha paciencia pero llegó al límite; ver a alguien deprimido es una cosa, pero esto se esta volviendo ridículo y después de un par de días con el robot prácticamente pegado a él las veinticuatro horas sabe que llegó el momento de hacer algo.
Durante el tiempo de carga de Gianni, al que tuvo que obligar para conectarse, toma su teléfono con tal cuidado de no despertarlo que siente como si acabará de correr una maratón. Rápidamente baja el volumen y abre su app, necesita ser veloz si quiere asegurarse que el robot no se entere.
—Bingo. —murmura Fede
Escribir un mensaje es lo que los metió en problemas, pero ahora es su salvación. Teclea tan rápido que no sabe si escribió algo coherente, pero ¿pueden culparlo? Esta a un par de horas de volverse loco.
La respuesta no demora y no cabe en su emoción, podría llorar pero eso haría mucho ruido.
"Nos vemos." le responde a Asmodeus, dejando todo en sus manos. Rodo no debe tardar en llegar y tendrán que encargarse por un rato del llanto del robot antes de poder explicarle a su novio lo que tiene planeado.
Cierra los ojos, disfrutando la paz y tranquilidad que siente, por más que ame a su familia necesita un par de minutos sin nadie ocupando su mente. Si ignora que tiene a un robot aferrado a su torso, puede fingir felizmente que no hay nadie en casa.
El estrepitoso sonido de la puerta de entrada abriéndose y el grito sobresaltado de Gianni, quien termina dándole un cabezazo a Fede, dan fin a su paz interior.
—Te maldigo universo,—dice Fede sobando su nariz —¿Era necesario entrar así?
—¡Claro que si, abejita! —dice Rodo alegre —¡Tendremos una fiesta!
Perfecto, un paso menos. Tal vez no fue su mejor plan pero situaciones desesperadas requieren medidas igual de desesperadas, y nada que lo amerita más que convencer a Belial de reunirse con cualquier ser vivo.
Aunque desearía estar lo más lejos posible, no puede seguir ignorando que ni Rodo ni él son lo que Gianni necesita ahorita, solo puede esperar que Belial sea lo bastante maduro para aceptar la invitación.
—¿Una fiesta? —pregunta Gianni recuperándose del susto
—Así es. —dice emocionado Rodo —Parece que Asmodeus quiere "hacer las paces" o una mierda así y nos invito a todos.
—¿Incluido Belial?
Fede no se sorprende al escuchar al robot preguntar por él y sabe que de lo que diga Rodo depende que la velada sea un éxito o una catástrofe anunciada.
—Lamentablemente. —responde Rodo cansado —Pero no dejemos que nos amargue la noche.
Gianni se pone de pie emocionado, separándose de Fede por primera vez en días, dejando al ángel entumecido. Si no odiara tanto a Belial, le haría un altar.
—Vamos, —dice Fede —no es que tengamos algo mejor que hacer.
Aplaudiendo, Rodo se dirige a él y lo carga, sobresaltando a Fede; entre risas van hacia su cuarto mientras Gianni va a arreglarse al suyo. Conociendo al demonio, Cupido sabe que tardarán al menos una hora buscando algo que ponerse y esta preparado para tener que doblar cada prenda que saque del armario.
Una eternidad de prendas y lentejuelas después, finalmente están listos y Fede ya se esta arrepintiendo, podría quedarse a ver el absurdo final de su novela en lugar de ir a aburrirse en una mesa, pero ya es tarde para ser aguafiestas.
—¿Listos? —pregunta Rodo acomodando por quinta vez su chaleco
El robot asiente emocionado, incapaz de quedarse quieto por más de un minuto; Rodo ayuda a Fede a mover la silla hasta donde Gianni los espera. Preparándose mentalmente para cualquier comentario insensible de Venus o las miradas indiscretas, saca de su bolsillo el cristal para irse. Mientras más pronto se vayan, menos probabilidad hay de que se niegue a salir de casa.
—No, hoy no iremos así. —dice Rodo quitándole el cristal de las manos con cuidado —Nos la pasamos usando esa cosa, así que esta vez quiero probar algo diferente.
Ninguno dice nada, pero acompañan a Rodo a la salida, encontrándose con un viejo automóvil estacionado frente a la casa. Gianni salta emocionado y corre a verlo, mientras que Fede voltea a ver a Rodo.
—¿Dónde tenías eso? —pregunta Fede
—No te revelare mis secretos, abejita. —responde Rodo arrogante —¿Nos vamos?
El demonio ofrece su brazo en un intento de lucir elegante, Fede se ríe y le da un golpe suave con el codo haciendo que Rodo le ayude a llegar al auto. Una vez a dentro, los tres saben que esta será una larga noche.
Va a matar a Asmodeus, tenía un trabajo y ¡hace esto! Uno pensaría que el demonio de la lujuria sería bueno para organizar una fiesta, pero esto con trabajos puede ser llamado reunión privada.
—¡Lo siento! —llora Asmodeus viendo la expresión de desaprobación de Fede —Me diste una hora para organizar todo, ¡una!
—Esta bien. —dice Fede —Lo importante aquí es ¿Belial accedió?
—Si. —dice Asmodeus alegremente —Solo tuve que decirle que Gian quería verlo y prácticamente voló hasta aquí.
Fede mira detrás del demonio, encontrándose con una enorme masa verde saltando sobre su robot para envolverle en un abrazo, Rodo se ve casi tan feliz como se siente Cupido.
—Tendré que aguantar esto por las próximas horas, ¿verdad?—se queja Fede —Dime que aunque sea trajiste algo de alcohol.
Por la sonrisa tonta y mirada de sorpresa de Asmodeus sabe la respuesta. Logra llegar a la mesa de bocadillos donde encuentra jugo y mini hamburguesas, todo lo necesario para una fiesta infantil, si un payaso salta de detrás de una maceta no se sorprendería.
Pasados unos minutos, Venus llega, quejándose por lo aburrido que es Asmodeus y toma el control de la organización. Rodo y Belial se burlan del demonio regañado, Fede los observa un tanto apartado, no queriendo dañarle la alegría a su pareja a quien tanto le hacia falta.
—¿Estás bien? —pregunta Gianni llegando al lado de Fede
—Claro. —dice Fede —Solo tengo la batería social baja.
Gianni se ríe un poco, tomando una de las hamburguesas miniatura y entregándole una a Fede.
—Gracias. —dice Gianni —Por estar aquí.
—No es nada, —responde Fede —parece que no eras el único que necesitaba salir de esas cuatro paredes. —sonríe ampliamente —Ahora ve a convencer a cualquiera de ellos de poner algo de música antes de que muera de aburrimiento.
No tiene que decírselo dos veces, el robot sale corriendo hacia el cuarteto de demonios. Cerrando los ojos, sonríe al escuchar como realmente le hicieron caso, y se permite disfrutar de ese pequeño gusto que dejo hace mucho.
Después de todo, Venus acabo invitando a algunas de sus trabajadoras y Fede se quiere morir cada que una de ellas se acerca a él con intenciones de obtener chisme. Si ya estaba lejos de los demás, en el momento en que inauguran la pista de baile, desea estar en casa sufriendo con helado.
—¿Estás bien, Fefi? —se acerca Rodo con un par de vasos de plástico
—Podría estar mejor, —dice Fede —¿Y tú? deberías ir a bailar un rato, sé lo mucho que te encanta.
Rodo lo mira antes de alejarse e ir por una silla del jardín, sentándose junto a Fede.
—No creo. —responde Rodo —No hay nadie interesante.
Fede se ríe, recordando que algo similar le dijo la noche en que se conocieron cuando Belial se negó a bailar con el nuevo Cupido. Suspira y acepta la bebida que el demonio le ofrece.
Ambos quedan en silencio, disfrutando de ver el desastre de pasos frente a ellos y Fede sabe de inmediato que solo Rodo tiene una pizca de talento para el baile que ni Venus ni Asmodeus heredo. Esta convencido de que hasta el gato con el que baila la diosa esta de acuerdo con él.
Una pareja en particular llama la atención de Fede: en medio del caos, Gianni arrastra a Belial, aunque el demonio parece avergonzado por dejarse mangonear no se opone y, después de una canción, luce tan relajado que no duda en unirse al robot en una clase de baile improvisado que solo ellos dos entienden.
No puede apartar la vista, sintiendo una presión en el pecho que no logra explicar.
—¿Podemos irnos?—pregunta Fede al aire —No me siento muy bien.
Rodo sigue con la mirada lo que tiene tan interesado a Cupido, antes de asentir. Se pone de pie y se acerca al oído del ángel.
—Claro. —dice Rodo en voz baja —Iré a despedirme.
Fede le agradece con la mirada y vuelve a centrar su atención en la peculiar pareja, ambos ríen y disfrutan de cada canción como nunca había visto al demonio hacerlo. Rodo se acerca a ellos, diciéndole algo a Gianni y despidiéndose con un abrazo de su hermano, dejando a ambos sorprendidos.
—¡Listo! —dice alegre Rodo —El carruaje espera.
—Querrás decir la calabaza. —se burla Fede
Entre bromas, ambos entran al auto, conversando de lo ridículos que se veían Asmodeus y Venus bailando; Rodo no pierde la oportunidad de mencionar lo aterrado que estaba el pobre gato. En algún punto, la conversación se desvió a Gianni y lo feliz que parecía al estar junto al demonio, el ambiente cambia ligeramente, con la alegría de Rodo disminuyendo lentamente.
—¿Preferirías estar con él? —pregunta Rodo serio
Fede suspira, viéndolo conducir, con ojos brillosos y el ceño fruncido. Esa simple imagen, que fácilmente puede ver cada día, es todo lo que necesita para responder.
—No. —dice Fede sonriendo —Si algo tengo que agradecerle al tonto de tu hermano es haberte conocido.
Rodo hace un enorme esfuerzo por no llorar mientras conduce y Fede sabe que se está arrepintiendo de haber preferido conducir en lugar de usar un portal.
—Bueno a él y a esas galletas que le robaste a Bertha. —dice juguetón Cupido —Esas cosas definitivamente enamoran.
—Sin duda. —se ríe Rodo —¿Tienen sello de aprobación de Cupido?
—Oh, claro que tienen la aprobación de Cupido.
Ambos se ríen, disfrutando la calma y frescura de la noche.
—Sabes, adoraba bailar. —dice Fede mirando por la ventana sonriendo—Claro que lo sabes, nos conocimos en un baile.
—Lo sé. —dice Rodo con tristeza —Pensé que por eso querías que nos fuéramos —una sonrisa se dibuja en sus labios —aunque, el otro día finalmente decidí unirme a las redes sociales.
—Wow, ¿y qué te impulso al cambio de siglo, anciano? —se burla Fede
—Ni idea, pero —dice Rodo emocionado mientras se estaciona —descubrí algo que podemos hacer juntos.
Fede lo mira mientras el demonio saca un celular rojo brillante con una abejita de colgante, sonríe al verlo esforzarse para usar un celular sin teclas. Cuando encuentra lo que buscaba, le enseña el video a Fede: un fragmento de un programa de pasteles hiperrealistas.
—¿Y esto? —pregunta Fede
—Fefi, —explica Rodo —sabes que nos amo juntos pero, hay que ser honestos, —Fede trata de no reírse viendo el drama que se monta el demonio —no podemos seguir viviendo a base de galletas y café comprados.
—¿Estás seguro? —dice divertido Fede
—Oh, completamente. —dice Rodo —Así que tú y yo aprenderemos a cocinar.
De acuerdo, esto será interesante. Un desastre garantizado pero no deja de ser interesante.
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