💌 14. Tal vez fuimos un error 💌

—¡¿Qué pasó?!

Fede escucha como alguien grita a lejos, o al menos eso cree. Desde hace un tiempo que dejo que su consciencia vague libremente, negándose a abrir los ojos. Esta volviéndose una costumbre no querer despertar y estaría perfecto si el dolor no fuera la constante en cada ocasión.

Mientras reflexiona sobre si dormir ahora es premio o castigo, nota como el peso sobre él desaparece, literalmente.

Se estremece cuando siente que alguien lo levanta, apoya su cabeza contra el cuerpo de la otra persona, disfrutando del calor que le brinda. Continua escuchando gritos y, por un segundo, escucha como se abre lo que asume es un portal, pero es lo último que sabe antes de quedarse dormido.

Abre los ojos con pesadez, temiendo lo que encontrará al despertar. Frente a él, Rodo esta dormido en una silla, apretando su mano con firmeza y, a su lado, Gianni esta en el suelo, mirándole con preocupación. Intenta incorporarse, se marea cuando el dolor en su cuerpo le impide moverse; se le escapa un quejido que despierta a su pareja y hace reaccionar al robot.

—¡Fefi! —dice Rodo aliviado —Tranquilo, no te muevas.

El ángel asiente, incluso si quisiera ser rebelde no podría hacerlo, su cuerpo apenas le responde lo suficiente para mantenerlo despierto.

—¿Qué...? —intenta hablar pero su boca se siente seca y su voz se escucha ronca

—Gianni, —llama Rodo —¿puedes traer a Asmodeus?

El robot sale corriendo sin decir nada, su mirada es triste y, si Fede no estuviera adormilado habría prestado más atención a la marca en el rostro de Gianni. Centrando su atención en Rodo, aplica un poco de fuerza en su mano para brindarle un poco de tranquilidad.

—Bienvenido al mundo de los vivos, —dice Asmodeus entrando al cuarto —una visita más y tu siguiente consulta es gratis.

Rodo gruñe para regañar a su hermano y Fede siente como una sonrisa se forma en sus labios, algunas cosas nunca cambian.

—Lo siento. —Asmodeus se disculpa apenado y se acerca a ellos

—¿Ahora si puedes explicar lo que querías decirnos, Deus? —pregunta impaciente Rodo

Fede lo mira, sorprendido por lo inquieto que luce el demonio, preguntándose durante cuanto tiempo han estado ahí sin información. El demonio de la lujuria abre y cierra la boca un par de veces, intentando encontrar las palabras correctas. 

—Quisiera tener buenas noticias. —dice suspirando Asmodeus —Iré al grano, el daño por el derrumbe fue significativo; la herida en la rodilla ya era un problema y con la afección reciente en la otra pierna tuve que...

Fede deja de escuchar, sabe a donde va esta charla; el zumbido en sus oídos es casi tan fuerte como el de su corazón latiendo, ambos insoportables pero capaces de cubrir la voz del demonio.

—...existe la posibilidad de que no pueda volver a caminar sin un apoyo.

Sintiendo como si le hubieran arrojado un balde con agua fría, el ángel se queda inmóvil, mirando al incomodo demonio que luce como si quisiera estar en cualquier sitio menos ahí. Rodo se pone de pie, soltando el agarre del ángel y Fede entra en pánico ¿va a dejarlo ahí? No lo culparía si decide hacerlo.

—Gracias, —pregunta en voz baja Rodo al estar cerca de Asmodeus —¿algo más?

La postura de Rodo inquieta más a Fede, su rostro permanece inexpresivo, sus brazos están cruzados y su cola se balancea de un lado al otro. Asmodeus lo atrae a un abrazo pero Rodo continua luciendo bastante tenso, la oveja y el toro dirigen su mirada al ángel recostado en la cama, lucen tristes y Fede sabe que recibirá esa mirada durante bastante tiempo.

—Los esperaremos afuera, —dice Gianni en voz baja —tal vez necesiten un momento a solas.

Rodo asiente y Fede traga saliva al ver a Gianni salir agarrado de la mano de Asmodeus, no sabe si podrá aguantar el sermón que se viene sin llorar. El demonio cierra la puerta tras la salida de los dos y pasa su mano por su rostro con cansancio, voltea a verle, quedándose en silencio mientras Cupido extiende la mano hacia él, añorando la calma que solo Rodo puede darle.

Después de unos largos y tormentosos segundos esperando cualquier reacción de su novio, finalmente Rodo camina hacia él y toma su mano, tranquilizando enormemente al asustado corazón del ángel.

El demonio se sienta en el borde de la cama y pega sus manos a su frente, ambos se quedan en silencio, consolándose con la presencia del otro.

—¿Vas a irte? —pregunta temeroso Fede

—Lo pensé, —admite Rodo separándose un poco —pero no puedo...

—No tienes que quedarte por lastima, —interrumpe Fede —no sería la primera vez que alguien se va.

—No puedo abandonar al amor de mi vida. —corrige Rodo acariciando la mejilla del ángel

Fede no resiste más y llora, todo el miedo que había sentido desaparece al escuchar la suavidad en la voz de su pareja; como puede, logra sentarse en la cama, al menos lo bastante erguido para poder abrazar a Rodo, aferrándose a él sin querer soltarlo.

—¿Cuál fue la primera vez? —pregunta Rodo curioso

—Belial, —dice Fede cerrando los ojos —creo que todos se enteraron de eso. —se ríe con tristeza —Ya sabes, Venus no es para nada comunicativa.

Rodo se ríe con él, Fede disfruta tanto escuchar su risa de pug; Cupido se separa para poder platicar más cómodo y el demonio se queja un poco por la distancia entre ellos.

—Venus es lo que le sigue a comunicativa. —admite Rodo entre risas —Pero jamás supimos que ocurrió entre ustedes.

Fede hace una mueca triste mirando hacia otro lado, suspira y pasa con cuidado su mano por su pierna, deteniéndose antes de tocar la rodilla, temeroso de volver a sentir dolor. 

—Digamos que no estuvo feliz de que nos conociéramos esa noche. —dice Fede evitando llorar otra vez —Jamás me había gritado antes y que se encargara de recordarme que "me creo" para ser un Cupido más en su lista, —suelta una risita apartando la mirada —digamos que en ese momento no sabía quedarme callado.

Incrédulo, Rodo mira al ángel, recordando la bolita de energía que era el ángel la primera vez que lo vio y si, puede creer que no se quedará en silencio pero ¿Belial tratando bien a alguien? Eso sería un milagro.

—¿Qué? —pregunta divertido Fede ladeando la cabeza

—¿Bel no había gritado?¿Qué magia usaste en él? —dice Rodo sin pensar

Cupido se ríe y asiente, acomodándose un poco en la cama.

—Supongo que no le conviene gritarle a sus victimas ¿eh?—frunce los labios pensando—Seguro no hubiera accedido a hacer tanto si hubiera sabido como es.

—¿Te obligo a hacer algo? —pregunta preocupado el demonio acariciando su mano

—Tanto como obligar, no. —asegura Fede más tranquilo de lo que esperaba —Eran sugerencias. —hace una pausa jugando con su flequillo —"Se te vería increíble el cabello blanco, el negro no se te ve mal pero ¿no quieres probar algo distinto?", "me encantas, pero ¿sabes cómo te verías mejor? Con los ojos azules, te compré unas lentillas"

Arremedar a Belial de alguna forma resulta liberador para el ángel, jamás se había atrevido a hacerlo y debe reconocer que si en algo tenía razón ese demonio es que es un terrible actor.

—Me hubiera encantado verte antes de Cupido. —dice Rodo con tristeza y Fede sonríe esperando que sea suficiente para calmarlo

—Cuando terminamos intente volver a ser...yo, —dice Fede pasando la lengua por sus dientes con nervios —resulta que Belial solo tiene la cara de tonto, una vez que firmas el contrato es imposible ser algo más que Cupido. —se ríe un poco confundiendo a Rodo —Debía venir con una advertencia, ¿sabes la cantidad de tinte negro que gaste en una noche? Deje a una pobre persona sin su retoque mensual.

Rodo se ríe aunque su expresión luce abatida; Fede no puede culparle, sabe que esa misma noche Minty y él terminaron, vaya que un bailecito les salió caro a ambos.

—El Fede que conocí sigue aquí, —dice Rodo suavemente —solo necesita algo delicioso y cubierto de chocolate para salir.

—Mejor una sopa instantánea. —dice emocionado Fede —Claro, si Asmodeus no te detiene en la entrada.

—Shh, si tu no le dices yo tampoco. —responde Rodo guiñándole el ojo

Ambos se quedan en silencio, sumidos en sus pensamiento y Fede empieza a sentirse adormilado, probablemente algún medicamento o tal vez la lloradita terminó por agotarle; se siente tonto por pensar en dormir cuando esta teniendo un importante momento con su novio.

—Sabes que te amo, ¿verdad? —pregunta Rodo en voz baja mirando al ángel bostezar

Todo rastro de sueño desaparece, ¿escuchó bien? ¡Más le vale! Después de meses preguntándose porque solo Fede usa esa palabra, ¡lo dijo! ¡Rodo dijo que lo ama! ¡En tu cara inseguridad!

—No tanto como yo te amo a ti, Rodito. —dice con cariño Fede

—¿Quieres apostar? —pregunta Rodo moviendo las cejas de arriba a abajo con una gran sonrisa burlona

—Eres un tonto. —dice riendo Fede

—Pero así me amas. —responde Rodo estirándose para besar su frente —Por cierto, ¿no quieres entrar, Gianni? No mordemos.

Fede voltea a ver la puerta, sorprendido al encontrarse a un curioso robot asomándose. Gianni no espera más antes de entrar corriendo y abraza al ángel, Fede se ríe, jamás se había sentido tan querido.

—¡Lo siento mucho!—grita Gianni llorando —No quería que te lastimarás.

—Tranquilo, —dice Fede acariciando la espalda del robot —estaremos bien.

—Si, —dice Rodo acariciando la cabeza de Gianni —mientras estemos lejos de Belial estaremos bien.

El robot continua llorando y Fede no puede evitar la idea de que no es precisamente por el estado de Cupido.

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