💌 1. Tu basura...¡Ahora es mía! 💌

Ser tragado por la tierra es lo menos que podría pedir Rodo en estos momentos.

Belial no tardó ni un minuto en pedir una "reunión de emergencia" para discutir la actitud más reciente de Cupido y eso basto para reunir a su pequeña familia.

Los cuatro nunca han sido muy unidos, sus reuniones siempre terminan en alguna amenaza o con alguno llorando, aun así, parece que su "proyecto familiar" los mantiene atados a las exigencias de Belial, eso incluye sus reuniones; si alguno de sus otros hermanos está en desacuerdo con él, nunca lo han mencionado. Ni siquiera Rodo lo ha hecho, un punto más a su sentimiento de culpa.

Ansioso, mira a través del exageradamente largo escritorio que comparten, viéndolos así casi podría jurar que solo eligieron seres al azar y decidieron que serían los demonios encargados del amor, o los idiotas legendarios como Fede solía llamarlos. Rodo no podría estar más de acuerdo con esa descripción.

-¡¿Porqué tarda tanto?! -grita molesto Belial mientras un espeso humo verdoso brota de sus labios -¡Ya debería estar aquí!

Venus arruga la nariz y vuelve su vista al pequeño felino en sus brazos, acariciándolo con demasiada fuerza en un intento de mantenerse tranquila; Asmodeus cubre exageradamente su nariz con la mano, mientras el par de esferas flotantes con una oveja y un toro se esconden tras el enorme abrigo afelpado del demonio. Rodo no se queda atrás, tosiendo sintiendo como el humo le impide respirar.

No importa cuantas veces hablen con Belial, ese estúpido demonio jamás dejara de fumar su barata marca de cigarros.

-¿Quieres parar ya? -dice molesto Asmodeus -Harás que a Vee le dé un ataque.

-¡No hasta que ese idiota aparezca! -continúa gritando Belial -¡No voy a permitir que siga burlándose de mí!

-Vamos Bel, no...no puede ser para tanto. -dice Venus con voz temblorosa -Sabes cómo es...

-¡Me importa una mierda como sea! -grita Belial golpeando con demasiada fuerza la mesa -Si quiere ser así con el imbécil de aquí es su problema, ¡pero va a aprender a respetarme!

Rodo solo se encoge un poco en su asiento, sintiéndose cada vez más idiota ¿en qué problema metió a su abejita? ¿Si quiera podría explicar lo que paso? Belial probablemente no lo vería más que como un pobre intento de justificar a su novio.

-Bel, -dice Rodo notando como su voz sale más aguda de lo que esperaba -yo...

Un carraspeo lo interrumpe, Rodo voltea alarmado para ver a Fede afuera de la habitación, con un solo pie adentro, esperando la autorización para entrar a la oficina de Belial. Rodo mira con lastima al chico como si estuviera esperando su ejecución. La siniestra comparativa hace que Rodo trague con fuerza.

-Lamento la demora, -empieza a hablar Fede mientras sonríe nervioso -es día del amor y no se supone que deje...

Fede empieza a balbucear torpemente una excusa, la cual incluso sus hermanos no parecen creer. Venus detiene su frenética labor y Asmodeus se mueve incomodo en su lugar, ambos miran a Rodo, como si él supiera que hacer ¡¿Quién les dijo que él era el adulto en esta situación?!

-Fefi...-dice Rodo en voz baja -Entendimos.

Tanto Belial como Fede voltean a ver a Rodo con reproche ante su interrupción, gruñendo ambos al mismo tiempo. Encogiéndose amedrentado, Rodo voltea a ver a sus hermanos, esperando que alguno de ellos pueda ayudarle.

Aclarándose la garganta, Asmodeus atrae la atención hacia él y Rodmentor no está sumamente agradecido por eso; el demonio de la lujuria suele ser el más tranquilo, su búsqueda del placer incluso fuera del ámbito más intimo puede tener algo que ver en su paciencia infinita.

-De acuerdo, ya que todos están calmados, -dice Asmodeus con voz tranquila aunque refleja autoridad -¡¿Qué carajos está pasando aquí?!

Está bien, tal vez su paciencia no es tan infinita. Rodo vuelve a esconderse en su asiento, luciendo como un niño al que acaban de regañar; tres de cuatro ya están enojados con él, aunque dos no lo saben.

-Es una excelente pregunta, señor, -responde Fede con voz suave y aguda, un tono peligroso en Cupido -¿Te gustaría responder a eso, Rodmentor?

-Uy....-se burla Venus en voz baja -Nombre completo...Mala señal.

Rodo sonríe, intentando lucir más confiado de lo que en realidad se encuentra, ya temiendo el jalón de cuernos que recibirá de Cupido más tarde.

-En realidad no. -dice Rodo sin pensar

Cubriendo su boca tan pronto como pronuncia las palabras, Rodo voltea a ver a Belial, que le dedica una mirada tan llena de desagrado que el demonio está seguro de que no saldrá vivo de esta reunión.

-Déjate de idioteces. -dice Belial -Espero que no creyeras que enviar un mensaje así te dejaría sin castigo, "Fefi".

La forma burlona en que Belial pronuncia el apodo de su pareja, logra que los nervios de Rodo desaparezcan. La culpa no se irá, pero ese es su apodo y nadie más debería pronunciarlo. Mucho menos ese...monstruo.

-Un segundo, Bel. -dice Rodo golpeando el escritorio -No tienes ningún derecho de hablarle así.

-¿Estás seguro, hermanito? -pregunta Belial sonriendo ampliamente y dejando ver sus afilados dientes amarillentos -Porque hasta donde yo recuerdo... ¡Soy el encargado de todo lo relacionado con Cupido!

Venus suelta un comentario burlón por lo bajo mientras vuelve su vista a su gato, pero para Rodmentor no pasa desapercibido el ligero temblor en sus manos al escuchar la voz de Belial. No puede culparla, no cuando incluso el semblante serio de Asmodeus titubea y su pequeña oveja luce al borde del llanto.

-Ese no es el punto, Bel...-responde tratando de sonar tranquilo -y lo sabes.

La forma en que Belial se empieza a inclinar lenta y amenazadoramente hacia Rodo logra que el demonio tiemble visiblemente, aun así, permanece en su lugar viendo hacia la enorme forma de su hermano alzándose sobre él.

-¡Lo siento! -dice Fede gritando -Fue un error, no volverá a pasar.

Escucharle decirlo es como si hubieran arrojado una cubeta de agua helada sobre Rodo. Todos vuelven su vista hacia el ángel, quien empieza a acercarse hacia el escritorio, jugando con las mangas de su chamarra con nerviosismo.

-Creo que sabes lo que significa, -dice Belial con una voz gruesa y rasposa, llena de malicia, mientras se aparta de Rodo -¿no es verdad?

El humo verde escapa de entre sus dientes mientras su sonrisa se vuelve más amplia, envolviendo lentamente a Cupido, quien luce incapaz de apartar la mirada de los brillantes ojos verde neón de Belial.

-¡Suficiente! -grita Rodo mientras se pone de pie y camina hacia Fede -Nos vamos.

-Rodo...-llama Asmodeus en voz baja

Negándose a detenerse, con el temor de que al hacerlo sus piernas temblorosas terminen fallándole enfrente de todos, Rodo toma de la muñeca al ángel con apenas algo de fuerza para apartarle de la vista de la monstruosa criatura frente a ellos. Asmodeus parece entender, pues solo se queda observándoles con curiosidad, mientras una pequeña sonrisa se dibuja en sus labios.

-¡No te atrevas a...! -grita Belial siendo interrumpido abruptamente

-¡Nos envías el castigo por correo! -dice Rodo saliendo de la habitación a paso rápido y con el dedo medio levantado hacia su hermano -O por mensaje, parece que te gusta más recibir de esos.

Antes de que algo más ocurra, Rodo cierra la puerta con fuerza y se dirige corriendo junto a Fede hacia el elevador. La mirada de Cupido sigue perdida y una fina capa verde cubriendo sus ojos azules, la marca de la magia de Belial; el demonio suelta un suspiro, mirándolo preocupado antes de acercarse tranquilo y darle un suave beso en los labios, esperando que sea suficiente para despejarlo.

-Abejita...-dice Rodo en un susurro -Fede, ¿estás bien?

El ángel parpadea un poco y voltea a verle adormilado, con una tímida sonrisa y levanta la mano hacia su rostro. Inconscientemente, Rodo se acerca un poco y cierra los ojos, por lo que cuando un golpe ligero en su nariz llega, no puede evitar sorprenderse.

-¿Pero qué...? -dice sorprendido Rodo

-Di que no fue una cachetada. -responde molesto Fede cruzándose de brazos y frunciendo el ceño -No puedo creer que me hayas dejado solo allá adentro.

-No puedo creer que me hayas dejado solo allá adentro.

Muchas excusas cruzan por la mente del demonio, pero ninguna suena correcta. Se acerca al chico, acariciando su mejilla, pasando sus dedos por las pequeñas marcas de corazón en ella, antes de atraerle a un fuerte abrazo.

-Lo sé. -dice Rodo en voz baja, esperando que el sonido de su corazón arrepentido sea la excusa adecuada -Lo siento.

Incluso cuando Fede intenta mantener la expresión de molestia, una pequeña risita se le escapa, llamando la atención del demonio. Separándose un poco, Rodo le dedica una mirada curiosa, con la ceja levantada y una sonrisa amplia; Cupido solo lo mira con diversión, apartando el mechón blanco rebelde que cae sobre sus ojos, ladeando un poco la cabeza.

-Vaya, -dice Fede riendo -no sabía que me querías tanto.

Rodo sonríe emocionado al pensar que su corazón ha sido capaz de transmitir lo que su palabrería no es capaz de lograr, por lo menos ese órgano no balbucea tanto.

-Sabes que eres lo más importante para mí. -dice Rodo pegando su frente contra la de Fede -No sabes todo lo que me haces sentir.

-Creo que me doy una idea. -dice Fede señalando con un dedo hacia abajo

Rodo sigue con la vista hacia donde Cupido señala.

Sobresaltado, Rodmentor se da la vuelta, cubriendo su entrepierna avergonzado, mientras Fede suelta una sonora carcajada. Después de todo, no solo su corazón decidió delatarlo en su disculpa; pero ver sonreír a su abeja después de estar frente a Belial y el resto de familia de Rodo, es todo un logro personal para él.

Un par de brazos le rodean, llenando su corazón y distrayendo su mente de su pequeño problema; al sentir un beso rápido en su mejilla, Rodo sonríe y voltea a ver a Fede, quien usa sus alas para poder llegar sin problemas.

-Te amo. -dice Fede, sin pensar ni titubear -Aunque tu idea de una disculpa no incluya una cena primero.

Rodo abre la boca para continuar la broma, pero el sonido de alerta del teléfono de Fede interrumpe la alegría del momento. Devolviéndoles a la realidad en la que se encuentran, al problema que tendrán que afrontar tarde o temprano. Si fuera por Rodo, sería lo más tarde posible.

Fede saca el teléfono, mirando el aparato sin entusiasmo mientras mueve un poco el dedo por la pantalla. El ceño fruncido de Fede le da una pista de que después de todo Belial siguió sus instrucciones.

-Parece que Bel no está feliz. -dice Rodo intentando que la situación sea menos complicada para su novio

-Eso es quedarse corto. -responde Fede molesto -El doble turno es lo de menos en su amenaza.

Rodo mira desconfiado el teléfono en la mano de Fede, la sensación de que el ángel le intenta ocultar algo le invade; niega un poco, esperando que dicho pensamiento no sea más que obra de su forma de amor obsesivo. Todo lo que involucre a Belial cerca de su abejita trabajadora no puede ser algo bueno.

-Tengo que irme. -dice Cupido suspirando -Pero ¿te veo en la noche? -agrega forzándose a sonar animado por el encuentro

-Siempre que no tenga que dormir en el sillón. -responde Rodo coqueto

Fede se ríe, antes de salir del elevador; Rodo solo puede mirar con cariño la forma en que las pequeñas alas en la espalda de Cupido se agitan animadas antes de que el ángel desaparezca en el portal rosa.

Su propio teléfono empieza a sonar con un terrible chirrido, el tono de mensaje de Asmodeus. Suspira cansado y saca el aparato, viendo el mensaje que su hermano decidió mandarle.

"Deberías buscar algo para el chico ángel. No lo pierdas, no esta vez."

Rodo sonríe, aliviado de que quien decidiera hablar con él fuera Asmo, no tiene el humor necesario para lidiar con las burlas de Venus ni la irritante charla de Belial.

Tal vez su hermano tiene razón, un regalo podría ser una buena forma de animar a su pareja después de la sobrecarga de trabajo que seguramente le dio Belial para el resto del día. Guardando su teléfono, decide ir de compras, el mundo puede sobrevivir sin relaciones tóxicas por un día.

Salir del elevador y abrir un portal no es tan complicado, pero el entusiasmo de Rodo al viajar suele llamar la atención de algún que otro mortal, por lo que al ver que un par de niños se le quedan mirando asombrados cuando aparece de la nada, solo puede hacerles una rápida seña de que lo mantengan en secreto antes de salir corriendo hacia las tiendas.

Escaparates llenos de ropa moderna e inspirada en el "Día del amor", tiendas de tecnología, locales de comida, jugueterías tanto para niños como para adultos...si, definitivamente el mejor lugar para conseguirle algo a su querido Cupido.

-¿Qué podría gustarle? -dice para si mismo mientras inspecciona la calle

Una gran pastelería llama su atención, los dulces siempre son una opción correcta con Fede pero ¿no debía comprar algo especial? Podría llevarlo cualquier día a comprar postres, así que opción descartada.

Pasa una buena parte de la tarde entrando y saliendo de tiendas, cada una parece especial por fuera pero acaban siendo una decepción para el demonio impaciente, ¿es que nadie tiene ganas de ganar dinero por aquí?

Frustrado, tras salir de un sitio donde se alardeaba de tener cosas "vintage" que bien podrían haber salido de un basurero de lo rotas y descuidadas que están, decide darse por vencido y volver a la pastelería por una bonita caja de macarrones de chocolate. Aburrido, simplón y sin resultados emocionantes para la pareja, pero al menos sabe que le gustará más que el resto de las cosas que vio en este día.

Un estruendo le detiene en sus planes. Volteando hacia el callejón junto al local "vintage", Rodo continúa escuchando el extraño sonido que le recuerda a una lavadora descompuesta. Al no ver a nadie cerca del lugar, camina un poco hasta adentrarse en aquel lugar.

El trozo de tela que debería ser blanco empieza a moverse y mientras más se acerca más seguro esta de que lo que sea que este debajo es el causante del sonido. Acercándose con cuidado, toma la decisión sensata de patear el bulto, recibiendo una pequeña descarga al instante; mientras Rodo pasa su mano por su pie adolorido, observa como la tela se resbala, dejando al descubierto algo que no esperaba: un chico joven de rizos dorados, ropa destrozada y con apenas el atisbo de lo que alguna vez debió ser rosa.

Rodo está a punto de gritar, hasta que nota un par de detalles que no había visto en un primer momento: de su brazo izquierdo y su garganta pequeñas chispas de electricidad salen, mientras que un enorme rasguño atraviesa todo su rostro, dejando a la vista un trozo de metal y un foco verde alrededor del ojo derecho.

Al verlo, Rodo se acerca al pequeño robot, inspeccionando si el daño.

-¡Ah! -grita cuando una mano se aferra a su brazo -¡¿Sigue vivo?!

Los ojos del robot se clavan en él, suplicantes, mientras la fuerza en su agarre se incrementa. Maldiciendo por lo bajo, suspira y pasa una mano por su rostro.

Al parecer no llegará antes que su abejita esta noche.

¡Hola cositos! Segundo capítulo de esta historia y esta vez con la narración de la otra parte de la parejita de esta historia, ¿qué pasará con su descubrimiento? ¿dormirá en la cama o terminará en el sillón?

En fin, espero traer pronto el siguiente capítulo.

¡Los quiero cositos! Gracias por leer esto.

Nos leemos en el próximo capítulo, ¡Chau!

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