VIII. La mor douloureuse
El resto del día entrenaron más, cada uno de ellos se sentía motivado, se sentía con la confianza en alto. Lucharon mano a mano, el sonido de las espadas era lo único que llenaba aquel campo, se las habían ganado.
— Tú y yo — había dicho Yoongi y Jimin asintió, se paro frente a él y observó a Yoongi quitar su camisa y colocar sus piernas en modo combate.
Yoongi fue el primero en atacar y Jimin esquivó el primer golpe, agachándose y devolviendo el golpe al estómago de Yoongi, quien trastabillo hacia atrás, luego Yoongi lanzó su pierna hacia arriba siendo detenida por las manos de Jimin y Yoongi utilizó la fuerza de la otra para pegarle, pero Jimin se empujó hacia atrás y Yoongi cayó al suelo, sonriendo.
Jimin avanzó hacia él y lanzo golpes con sus brazos en repetidas ocasiones haciendo a Yoongi retroceder y esquivando los golpes, Yoongi le devolvió el ataque haciendo a Jimin arquear su espalda y dar una vuelta, quedando con una rodilla en el suelo cuando Yoongi avanzó su pierna se deslizó hacia adelante y derrumbó a Yoongi.
Todo gritaron y estallaron en risas, haciendo a Jimin sonreír también.
— Harán un juramento, un juramento para ser soldados de verdad, el enemigo está más cerca que nunca y ustedes deben ser juramentados antes de lo previsto, así que, desenvainen sus espadas — todos hicieron caso y sacaron sus espadas de la vaina — levántenla con orgullo — cada Alpha, Beta y Jimin, levantó la espada — respondan, "Sí juro"
— Juran ser leales — todos respondieron a una sola voz, "Sí Juro" — Juran ser Valientes — otra vez el coro de aquellas voces grito "Sí Juro" — juran ser verdaderos y Honestos, sabiendo que la deshonestidad se paga con la vergüenza y el deshonor — todas la voces excepto una gritaron, "Sí Juro", una no había jurado, porque no era honesto. No era él mismo y aquello le hacía sentir vergüenza de sí mismo.
Esa noche habían partido hacia las montañas, donde esperarían al enemigo y lo atacarían, esperaban tener de su lado el factor sorpresa, pero no era así.
El ave voló lejos y se escondió entre las espesas nubes del cielo, sus alas se aliaron con el viento que la llevó a donde se dirigía y al caer a la superficie, sus plumas se habían ido, dejando ver una vestidos adornado en flores y oro. La forma de las plumas se arrastraban como una gola por el suelo. Sus ojos eran cubiertos por una línea blanca, su color negro con motas grises, sus mejillas cubiertas por unas pequeñas y casi desapercibidas pecas . Los rizos negros como la noche caían sobre su espalda, adornados con algunas flores, haciendo un contraste con la lechosa piel blanca.
— Ellos tienen un ejército grande y van a las montañas — la suave voz alertó a los hombres reunidos en la oscura carpa, todos la voltearon a ver, la odiaban, pero le temían, era una niña, pero sabían que era peligrosa.
— Es sólo mi hija, informándonos — habló el Alpha Yesung — es hermosa, ¿no es así? — preguntó y todos a sintieron temerosos
— No soy tu hija — hablo "la bruja" o "Sorcière" como era llamada
— Eres mi hija, una bruja, a la que yo le di dónde vivir luego se que sus padres no la hayan querido por ser un fenómeno natural — dijo él colocando una mano en su nuca — ahora, quería Rusien, ve a fuera — ordenó y ella salió del lugar
— ¿Cómo puede ser tu hija? — preguntó uno de los Alphas
— No es hija mía, pero es talentosa y trabaja bien para mí, es una perfecta asesina y una perfecta bruja — se mofo Yesung
Rusien escuchó cada palabra, pero no hizo nada, esa era su venganza, si ganaba aquella batalla que venía entonces ella sería respetada y reclamaría por haber sido dejada en un lugar tan feo y cruel. Ansiaba conocer a las personas que le habían hecho aquello cuando apenas era , cuando se suponía que necesitaba de su madre, deseaba saber quién la había dejado en aquel lugar gobernado por un tirano que la acogió como a una hija para su beneficio.
Extendió sus brazos y la enorme águila se alzó en el cielo de nuevo, sus afilados ojos recorrieron cada tramo de la tierra del reino de Corea. Todo desde lo alto parecía tan pacífico y bueno, como si no hubiesen guerras y miles de soldados marchaban a su muerte, deseaba quedarse allí arriba toda la vida, pero no podía y su destino estaba sobre el suelo, un suelo que se mancharía de sangre.
Los Dioses habían dejado a su suerte a los del viejo mundo, humanos simples porque vivían en guerras y cada vez más destruían su mundo, los humanos habían sido dejados de la mano y abandonados a los espíritus animales, para darle paso a una raza nueva que se suponía prosperaría y aprendería, pero no parecía hacerlo. Sin embargo, allí estaba ella, ansiando una guerra para obtener respuestas y venganza.
Descendió y observó la nieve que se acomodaba en las montañas, era blanca y parecía tan pura, tan inmaculada, quizás ella había sido así también, pero quizás de eso había pasado mucho tiempo. Suspiró y volvió a tomar su forma animal, voló y observó a los soldados, vestidos con trajes rojos, azules y dorados, algunos iban a montados en caballos, otros iban a pie, llevaban espadas y escudos.
Regresó al campamento de Yesung y observó a cada Alpha allí. Habían algunos Omegas exiliados con ella, cada uno se preparaba apara su posible muerte o su posible victoria.
Todos allí peones, enviados a la muerte segura para la victoria de un tirano Alpha que sólo ansiaba poder. Porque aquello era lo que Yesung buscaba, poder, pero, ¿cómo tienes algo que no es tuyo?, lo hurtas, lo tomas a la fuerza.
Cuando el día llegó los informantes de los soldados del imperio habían dicho que el enemigo se dirigía a ellos y los soldados estaban esperando, habían jurado protegerse unos a otros. Habían jurado que sí morían en la batalla sería con honor, pero cierto soldado sentía que no sería así para él, si moría allí moriría con la mentira encima, con la vergüenza.
— General Min, debo confesarle algo — la voz de Jimin sonó tensa y vacilante
— Ya sé lo que quieres decirme — habló el General Min
Las manos de Jimin se movieron nerviosas y sus rodillas cayeron suelo, con la cabeza abajo. — Le ruego me perdone, pero... — la voz del General lo interrumpió
— No pidas perdón, Soldado, es normal tener miedo antes de la batalla, pero sé que eres un fuerte guerrero, yo veo en ti algo muy especial — habían una sonrisa en su rostro cuando Jimin levantó la vista y lo miró a los ojos, sus ojos denotaban un destello de orgullo.
....
Soldados vestidos de negro, vestidos como la noche y como la maldad pura se alzaron en la densa niebla de las montañas que conducían a la ciudad imperial, mientras que soldados vestidos de rojo, azul y dorado se agrupaban, cada uno de ellos podía sentir el frío y denso aire, cada uno sentía el filo del miedo en sus cuellos y la muerte susurrando cerca.
— ¡Arqueros! — gritó el General Min, los arqueros se posaron frente a los demás soldados y apuntaron con sus arcos al enemigo esperando una orden de disparar.
Los ojos del General Min estaban atentos a cualquier movimiento, al ver como los caballos de los enemigos avanzaban a toda velocidad vociferó en una clara orden — ¡disparen! — los arqueros acataron la orden y dispararon cada flecha haciendo que varios enemigos cayeran al suelo, pero el principal enemigo había huido hacia la montaña — ¡tras ellos! — ordenó a Jimin y los soldados detrás de él, Yoongi observó a cada uno de ellos avanzar detrás de Min Yesung.
Jimin sentía su corazón latir muy rápido, sentía que en cualquier saldría de su pecho, era el miedo, era la realidad de la guerra haciéndose presente.
Su caballo iba cada vez más rápido, mientras el enemigo también aceleraba, Jimin sacó su arco y colocó las flechas, disparó una tras otra y logró dar a unos enemigos, haciendo que cayeran de los caballos, uno de los enemigos hizo una pirueta y empezó a cabalgar de espaldas y apuntó con su arco y flecha logrando que dos de los soldados que acompañaban a Jimin cayeran.
Jimin dio un golpe a las riendas y el caballo fue más rápido, Jimin observó a dos huir, pensó en seguirlos cuando vio una águila volar hacia una de las montañas, bajó del caballo y desvaino la espada colocándola frente a él, subió por las piedras y allí, frente a él estaba una chica. Más bien, una niña.
Su cabello negro rizado caía en sus hombros, la raya blanca pasaba por sus ojos negros, su ropa negra con unos detalles dorados, ella lo veía con curiosidad.
— ¿Quién eres tú? — preguntó ella, recorriendo con sus ojos de arriba abajo a Jimin, su voz sonaba suave y cautelosa
— Eres una niña — dijo, la voz de Jimin llena de sorpresa y horror, ¿Quién arrastraba a una niña a esa guerra?
— Te he hecho una pregunta, ¿Quién eres tú? — dijo de nuevo ignorando la señalación de Jimin
— Soy Park Yumni, soy un soldado del emperador — respondió, sosteniendo la espada con sus dos manos frente a él.
— Mientes — recriminó y Jimin sintió su sudor bajar por su sien
— Soy Park Yumni, soy un soldado del emperador — casi gritó
— ¡Mientes! — gritó ella y lo atacó sacando una sorpresa a Jimin y dándole un golpe en el pecho haciendo que él cayera al suelo — te asesinaran cuando se den cuenta de quién eres realmente, ellos te echarán y te van a deshonrar — si voz filosa y llena de rencor
— Soy... Park Yumni — dijo, el dolor haciendo que sus palabras dolieran — soldado del emperador — sentía que sus órganos internos se retorcía por el dolor del golpe
— En este momento, Yesung está infiltrándose en la ciudad imperial y matará a tu emperador Jackson — Ella se movió rápidamente y le dio un golpe en su espalda, y la espada cayó de las manos de Jimin, Jimin volvió a levantarse y se arrastró por el suelo a recoger la espada. Cuando se levantó atacó y Rusien se movió tan rápido y sagaz que lo único que pudo sentir Jimin fue el golpe a puño cerrado en su pecho, haciéndolo caer al suelo, y antes de que sus ojos se cerrarán y la fuerza de su cuerpo se acabara, oyó a la chica decir, "Eres débil porque te engañas a ti mismo y eso envenena tu him, pero al final no importa, cuando sepan lo que en verdad eres, estarás muerto, estarás muerto por esta traición". Lo último sonando como un débil susurro que apenas registraron sus oídos.
No hay piedad para los que mienten, no hay piedad para los que engañan, no la hay para los traidores.
Min Yesung, llegó a la entrada de la ciudad imperial, disfrazado como si fuese cualquier otro ciudadano, el águila en el cielo habría su camino.
Las personas se aglomeraban en sus puestos de mercados, pronto se arrodillarían ante él.
— Disculpe Alpha, ¿llevaría un recuerdo del emperador? — la voz de un niño interrumpió sus pensamientos
— Pronto, pequeño, el emperador ya no será emperador — el niño ignorando la implícita declaración sólo sonrió y siguió con sus labores
Yesung siguió caminando hasta llegar a los callejones más hostiles de la ciudad.
Sí bien era cierto, el emperador Min Jackson era un hombre frío, un hombre hasta cruel, pero la crueldad de su hermano Yesung era por mucho peor. Bajó el gobierno de Jackson la ciudad y los pequeños pueblos sufrían de hambre y pobreza, las enfermedades que no podían ser tratadas.
Sin embargo, Yesung ya había estado en el poder, porque años atrás él había sido emperador, él era el mayor de los hermanos y era el que sería por designó, emperador, pero su objetivo era sólo hacerse más rico, hacerse más poderoso. Su objetivo era derramar la sangre de aquellos que se opusieran a sus deseos. Ahora él sólo deseaba recuperar el trono y hacer pagar al pueblo que le había dado la espalda, hacerles pagar por haberlo sacado del poder.
Al llegar al callejón más oscuro donde sólo las ratas conocían su existencia y nadie se atrevía a entrar sus ojos brillaron, aquel callejón que nadie conocía era una entrada templo de las velas, allí descansaban los restos y reliquias de la familia imperial.
Nada, no había ruido, pero podía sentir el zumbido en sus oídos, era como el sonido de un tambor, uno que cada vez se hacía más fuerte. Era su corazón, que latía acelerado, sus ojos se abrieron y sintió la presencia de su lobo a su lado, el pelaje rojo con algunos negros se movía con la suave brisa en aquella montaña.
Se levantó del suelo aún sintiendo el leve dolor en su cuerpo, el enorme lobo se levantó junto a él y bajó la cabeza en signo de saludo. Jimin acarició su cabeza y hocico, pasando las manos por su pelaje suave.
No sabía cuánto tiempo había pasado inconsciente, su mente había jugado con él durante el tiempo que quedó allí tirado, había visto su vida pasar, los recuerdos, cada momento en el que tuvo que engañar a los demás y a sí mismo fingiendo ser quién no era, deseando hacer tantas cosas, deseando ser aquel a quién estaba destinado ser.
Se quitó el uniforme de soldado, Park Yumni había muerto, había sido matado en aquella montaña, su cabello lo soltó y lo dejó un poco escondido detrás de su oreja. Ahora Park Jimin estaba allí y ya no sería alguien más, sus ojos se volvieron plateados y una raya roja apareció en ellos, el lobo hizo un reverencia y le ofreció subir, Jimin lo hizo y subió sobre el animal. Había tomado la espada del suelo y la había colocado en su cintura.
Al bajar de la montaña observó al caballo abajo y las guerra que se libraba abajo. Muchos guerreros estaban muertos en el sueño, se podía sentir el olor de la sangre en el aire, Sus amigos estaba siendo acorralados por los soldados de Min Yesung. Bolas de fuego lanzadas por enormes catapultas eran apuntadas hacia ellos. No podía dejar que muriesen, el lobo avanzó más rápido y Jimin se escondió detrás de algunas enormes rocas, el arco y la flecha aún estaban en el caballo, con sumo cuidado las tomó y lanzó una flecha que dio en la parte visible del cuello de un enemigo, los enemigos voltearon a ver en su dirección y lo vieron allí fue tres varios cascos que había colocado Jimin, señuelos. Los enemigos dispararon y Jimin corrió hacia el otro lado colocando más cascos haciendo que los enemigos se volvieran hacia allí y dieran vuelta a las catapultas, en su afán por deshacerse de quien los atacaba en su espalda lanzaron las enormes más de fuego y hierro y estas impactaron en la montaña, que rugió antes el impacto desplomándose a toda velocidad. La niebla blanca por la nieve se hizo más grande y el Lobo de Jimin saltó de donde se escondía, el caballo corrió despavorido por el estruendo, también varios soldados enemigos.
El lobo corrió y atacó a varios soldados de Yesung, Jimin bajó de su lomo, ambos corrían de lado a lado, Jimin sacó la espada y comenzó a luchar con los soldados, su movimientos eran elegantes y limpios, podía sentir la fuerza de su interior hacerse más grande, esquivando las flechas, los golpes y las espadas. Cualquiera que viera a aquel omega correr y pelear contra cada soldado enemigo podría decir que habría volado con una enorme fuerza como huracán por sobre aquellos.
— ¡Una Bruja! ¡Un Sorcière! — gritó uno, corriendo asustado, varios Sorcières enemigos corrieron, la fuerza que proyectaba Jimin era diferente a la fuerza de Cualquier Omega o cualquier Alpha.
Además la enorme masa de tierra y nieve que caía detrás de ellos hizo a cada uno correr para salvarse, los soldados imperiales sólo podían oír los gritos y correr a la vez.
Jimin tomó a algunos soldados atrapados en la nieve y volvió a montar a su lobo. Cuando la nieve dejó de correr hacia abajo muchos enemigos había quedado sepultados y el enorme manto blanco se manchó de rojo. Su lobo detuvo a algunos enemigos que quedaron allí.
Y los soldados imperiales observaron al enemigo ser sometido y observaron el enorme lobo, el frío se había hecho más fuerte y presente, la pequeña niebla borrosa se había hecho más espesa, la figura de alguien acariciaba al lobo, y el cielo se volvió gris de repente.
Caminaron con sus espadas en alto, listos para lo que hubiera detrás del manto blanco que se hacía presente. Detrás de esta un suave olor a flores y fresas se mezclaba con el frío del lugar, el cabello de Jimin se movía con el viento suave y sus ojos evaluaron a los soldados que había conocido hace nada, la mirada de cada uno de ellos era de sorpresa u horror, excepto la mirada de Yoongi, Min Yoongi lo veía sin ninguna impresión en su rostro. Yoongi observó que Jimin no traía el uniforme, sólo el cinturón y las espadas, su cabello estaba suelto y era de un color gris oscuro, su figura parecía más delicada sin el uniforme.
— ¿Es una clase de broma absurda? — preguntó el General Min Yooyin
— Soy Park Jimin, soy un Omega — la cabeza de Jimin nunca bajó y sus ojos vieron directamente al general
— Es una traición, es lo que eres, debería matarte por lo que has hecho, por la vergüenza — la espada del general fue alzada con sus manos y apuntada a Jimin quien aún mantenía la mirada firme
— ¡No! — gritó Yoongi y los ojos de Jimin se movieron a él desconcertado porque el Alpha había salido en su defensa.
— Haces que mi hijo desobedezca mi orden — su voz cargada de odio y furia — lo que has hecho es traición, eres una abominación , tú y tu familia son una vergüenza
Las rodilla de Jimin cayeron al frío suelo y su cabeza por primera vez bajó. — Máteme si así usted lo desea, si considera que he cometido traición, pero mi familia no debe ser manchada por mis actos desleales para usted y este reino, merezco cualquier castigo. Menos mi familia — sus ojos viendo directamente la tierra bajo sus rodillas
— Él nos salvó — intervino la voz de Taehyung detrás del General
— De no ser por él no habríamos logrado someter y capturar al enemigo, habríamos muerto — apoyó Jungkook
La espada del General Min fue levantada y cuando Yoongi quiso detenerlos dos soldados los detuvieron, entonces la espada silbo en el viento, pero se detuvo y el general la alejó.
— Te doy vida por vida entonces, pero estás expulsado del ejército y sí vuelvo a verte te asesinare sin dudarlo — dicho eso se dio vuelta y montó su caballo, yendo hacia la ciudad.
— Min Yesung planea matar al emperador Min Jackson — salió de los labios de Jimin
— El emperador tiene quien lo proteja — dijo Yooyin, todos se fueron y Jimin se quedó allí viendo el suelo bajo sus rodillas
Las lágrimas bajaban por las mejillas de Jimin y sus hombros subían y bajaban debido años sollozos, aquel lugar en silencio sólo roto por el llanto del Omega.
Sus manos tomaron las espadas en su cintura, ambas eran espadas gemelas, con las mismas inscripciones, honor y verdad, él no tenía ninguna de aquellas virtudes, había perdido la verdad desde hace años y el honor ahora, había deshonrado a sus padres muertos y sus tíos, quienes lo habían criado y habían dado todo para que fuera alguien.
Temía volver a su hogar, temía ver la decepción en el rostro de quienes más amaba, temía la tristeza y la pena de su familia, temía manchar la memoria de sus padres, la vergüenza de que la gente dijese la clase de hijo que habían traído al mundo.
Yesung entró en los pasadizos secretos y llegó al templo de las velas, el olor de las velas inundaban el lugar, allí descansaban los restos de cada miembro de la familia Real Min que había existido con el paso de los siglos, desde el surgimiento.
Se movió de forma sigilosa por aquel lugar hasta llegar al lugar donde necesitaba estar, frente a él estaba la tumba del primer Min, el hombre que los espíritus había escogido en el inicio, a él le habían dado el poder de una parte de la tierra, pero luego de una guerra los territorios se habían dividido, sin embargo, él éramos él poseedor de una arma que mataba a los de su sangre.
La espada no podía matar a nadie que no llevase sangre Min en sus venas, tampoco podía ser usada por nadie que no fuera de la realeza o un Alpha.
La tomó y la levantó, la sonrisa maligna dibujada en su rostro.
Con ella caminó fuera del templo, se había encargado de mandar a Rusien y sus demás secuaces deshacerse de los demás soldados. Avanzó hacia el salón del emperador con la espada en la mano, con un único objetivo de matar a su hermano y su hija.
Rusien se paró a su lado cuando las puertas del gran salón se abrieron y ambos entraron, en los tronos dos figuras yacían allí sentadas, Min Jackson y Kim Jinnie, la esposa del emperador, una pobre Omega que había perdido a su hijo y después de aquello había terminado estéril en un intento de acabar con su vida miserable como esposa de Jackson.
— Es una gran osadía que aparezcas aquí — la voz fuerte y grave de Jackson resonó en la habitación
— El motivo es bueno — le respondió Yesung
— Matarme no parece un bien motivo, jamás aceptaste el hecho de que no estás hecho para gobernar — arremetió en contra de Yesung
Los ojos de Yesung siguieron la mirada de Jinnie que no la alejaba de Rusien, aquello lo había hecho sonreír, así que la tomó de su nuca y la empujó frente a las do figuras frente a ellos.
— ¿No es magnífico el parecido? — preguntó con burla — y es un Águila también — se burló aún más, Rusien sólo observó los ojos de la mujer llenarse de lágrimas
— No — dijo ella en susurro roto y bajó, su voz obstruida por las lágrimas y el dolor del nudo en su garganta
— Sí — levantó la espada y señaló a Jackson quien tenía sólo sus ojos abiertos de par en par — ella es tu hija que murió, lo cierto es que nunca lo hizo
— No, no — susurró lentamente Rusien
— Ahora niña, verás morir a lo que te desecharon — Yesung susurró en su oído — tu padre te dejó en aquel horrible lugar, porque nunca iba a aceptar a una hija fenómeno, ni una abominación — se burló, Rusien se movió para liberarse del agarre del Alpha sobre su cuello — cada vez que fuiste burlada en el pantano y golpeada fue porque así lo decidí, porque eres hija de él y tu presencia me recordaba lo que él me quitó, lo que era ¡mío! — rugió el Lobo de Yesung
— Tú, me quitaste a mí hija, me dijiste que había muerto, dijiste que no había nacido vivo, me intimidaste para no ver su cuerpo muerto porque estaba vivo — la rabia llenando el aire y el fuego asomándose en los ojos de la mujer
— Aunque me mates, el pueblo se va a defender de ti, lucharán, hay generales que son de nuestra familia que van a pelear por este reino y morirás, así como debí matarte hace mucho tiempo — la serenidad en la voz de Jackson molestaba a Yesung que se dirigía a él, ignorando las protestas y molestias de su esposa a su lado
Yesung agarró más fuerte a Rusien, no había sido así como lo había planeado, esperaba que él se volviera histérico al ver a su hija viva, sabía que si mataba a Jackson, su sobrino pelearía por el poder. Entonces debía hacer que el pueblo viera a su emperador morir.
Jinnie veía a la niña siendo sometida por Yesung y sentía su corazón gritar, su animal quería salir y pelear, sentía que la desgarrada por dentro.
Los ojos de Yesung observaron fascinado como el fuego empezó a cubrir el cuerpo de Jinnie y con un fuerte golpe lanzó lejos a Rusien.
Fue sólo un parpadeo, probablemente tan rápido como tomar una respiración de vida. Fue tan rápido como un rayo de luz de luna. Fue tan rápido que fue casi imposible de verse, sólo por el sonido agonizante del dolor al morir dieron paso a lo que había pasado.
La espada dorada travesaba el corazón de Jinnie y lágrimas rojas bajaban de sus ojos, la espada fue retirada de ella y dejada caer al suelo como si no fuese nada, mientras que el grito de dolor de Rusien se escuchó en toda la habitación, mientras Jackson sólo observaba, su rostro parecía casi aliviado, Yesung lo tomó a la fuerza y lo arrastró lejos de allí. Rusien corrió a dónde el cuerpo de la mujer se retorcía en el dolor de su muerte.
Las pequeñas flamas se extinguían de su cuerpo y la sangre salía de su boca y ojos, su pecho rojo y el piso en un charco.
No había nada qué hacer, su muerte era lo único, una dolorosa muerte, cuando un shifter moría, su animal era el primero en morir, lo que desgarraba a la parte humana, para un shifter morir era hacerlo dos veces, el dolor de morir como humano y la agonía de saber que estaban perdiendo la parte más importante de su existencia, era como si les arrancaran el alma del cuerpo y tratar de luchar para que se detuviera el dolor.
Este capítulo tiene más de 4mil palabras. 👉🏻👈🏻 Espero les haya gustado. 👉🏻👈🏻 Gracias por leer. ❤️
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