IV. Guerre

Esa sería la primera guerra que se alzaría en contra del imperio de Corea, una guerra contra el emperador, el cual era un hombre cruel y tirano, el cual creía estar por encima de todo y todos, un frío Alpha. Sin embargo, desde lo más profundo de los pantanos se habían oído los rugidos de aquellos guerreros hembras y machos, designados, por aquella cruel sociedad, como; Sorcières. Un nombre despectivo que simbolizaba la diferencia que tenían con la sociedad del nuevo mundo. Pero ellos lucharían impregnados con los deseos de venganza de un Alpha líder que había sido exiliado de las tierras del reino, por actos aún más sucios y bárbaros que los del emperador.

Los hombres, mujeres Alphas y betas de todo el imperio fueron llamados a su deber como guerreros para proteger a sus pueblos, llamados para proteger a un emperador que no merecía aquella guardia. Pero que era el único líder que conocían y al cual debían respeto.

Era una regla y una tradición que por el honor, la familia y la patria, los hombres betas o Alphas de la casa debían ir a la guerra, había ovaciones donde mujeres Alphas eran también enviadas si en ella sólo habían mujeres o el padre era muy anciano. No importaba si estaba enfermo, debía ir, porque el honor de un hombre Alpha o Beta estaba en morir en la batalla, protegiendo a su pueblo.

Park Boyum lo sabía, él había nacido como un guerrero, era lea su emperador al reino y a su familia, daría su vida en la batalla con la esperanza de vencer al enemigo.

— Temo que vayas — había dicho su esposa, en una silenciosa súplica para que no fuese

— Todo estará bien, lo prometo — la había abrazado y había tomado su bolsa, además de su espada para irse

Pero aquellos Sorcières, que ahora estaban a nada de iniciar una guerra contra miles soldados, también eran engañados por su líder, ellos luchaban por su lugar en el mundo, por obtener sus derechos como legítimos hijos de los Dioses, pero el Alpha luchaba por venganza, luchaba por obtener un trono que creía suyo, cuando no era así. Luchaba por arrebatar lo que habría sido suyo, pero que su maldad y abuso de poder le llevó al exilio y a la derrota.

Las banderas del imperio Coreano se habían alzado y el fuego en los campanarios anunciaban a cada pueblo, a cada región que una guerra venía, la primera guerra contra los "fenómenos".

Él pequeño Jimin de cuatro años, veía llorar a la mujer que lo había cuidado desde su nacimiento, y veía al hombre que había sido como un padre partir, no entendía lo qué pasaba, pero podía oír los murmullos de las personas en la aldea sobre una guerra.

Los campamentos con miles de soldados Alphas y Betas permanecían en guardia y alertas ante las amenazas, un Beta en particular, deseaba volver a su casa y estar con su familia, pero sabía cuál era su deber y su naturaleza lo hacía ansiar la lucha. Él ya no era tan joven como lo había sido años atrás y había luchado en otras guerras, pero siempre daría su pecho por que la nación donde crecieran sus hijos fuera más segura.

Al cabo de las dos noches, el fuego había estallado y habían sido atacados por los llamados, Sorcières, fenómenos de la tierra, brujas, eran shifters con habilidades mágicas. Los betas tenían cierta desventajas, ellos tenían una conexión débil con sus animales espirituales, pero siempre darían la lucha y así lo habían hecho.

Durante días había sido relegados y había luchado con cada gramo de su fuerza, mucha sangre había cubierto los suelos de las tierras de la primer cuidad, la ciudad donde vivía el emperador.

Una de aquellas noches de pelea, Park Boyum había sido herido gravemente, había sido llevado de regreso al campamento médico más cercano. En un momento había estado luchando, blandeando su espada, y al siguiente había sido arrancado de las garras y dientes de un lobo espiritual. Había visto la cantidad que salía de su sangre incluso había podido ver el hueso sobresalir de su pierna, el dolor había sido tan agudo y fuerte como nada que había sentido antes en su vida, podría haber jurado que moriría, y sólo había podido pensar en su esposa y sus hijos en casa.

Quizás Jimin era sólo un niño, pero no entendía por qué pelear, había cosas bonitas en el mundo, el disfrutaba de la sonrisa de su hermana, de jugar con sus padres, de ver las criaturas espirituales en los templos, él sólo sabía que las guerras dañaban todo aquello, no había nada bonito en ello. Si el pudiera las acabaría, era un niño, pero deseaba tener el poder de acabar aquello.

Y así era la guerra era mala, cruel y despiadada, muchas vidas se habían perdido en una guerra por ver quién tenía más poder, en guerras por tomar territorios y hacer a naciones más grandes, guerras por saquear las riquezas de otros y tomarlas como propias. En el imperio de Corea se habían vestido completamente de rojo por la sangre de aquellos guerreros que habían dado todo por proteger al imperio de una amenaza, que no era la verdadera. O por tomar lo que no era de ellos, pero abusivos y codiciosos líderes tomaban sin piedad alguna.

En medio de aquel grotesco caos, una madre desesperada lloraba la pérdida de su hijo, lloraba por el odio a su padre que se lo había arrebatado en el primer segundo de su vida, podrían haber pasado los años y siempre sentiría la pérdida del ser que más había amado sin haberlo conocido. Sin siquiera haberle visto el rostro o poder elegir un nombre, con sólo el leve recuerdo de su olor, rosas. Aquello había hecho que la mujer se llenase de odio y resentimiento, porque no hay cosa más peligrosa que una madre resentida y con odio en su corazón. No hay peor enemigo que el que se hace grande enfrente nuestro.

Porque, dicen que a veces los enemigos más poderosos son los que se ocultan bajo el mismo techo y se resguardan en los mismo muros que tú.

Por fin la guerra había cesado, pero eso no significaba que sería el final, Park Boyum, lo sabía, sabía que ese no sería el último día que los Sorcières volverían a enfrentarse a las tropas del emperador.

Él había sido dado de baja del ejército del emperador, lo que para él era la peor derrota que podría haber tenido, regresaba a casa con una pierna inútil y el espíritu de la derrota rondando sobre él, pero con la alegría de ver a aquellos a los que más amaba. Para la naturaleza guerrera de un beta, aquello era lo peor, era como golpear el ego de un hombre en el viejo mundo.

Mientras en lo profundo de los bosques y en el centro de los pantanos, los Sorcières regresaban derrotados y lamentando la muerte de los suyos, con una sed más grande de querer recuperar su lugar, con la derrota escrita en las manchas de sangre que adornaban sus cuerpos, sangre de los suyos que habían dado todo en la batalla, incluidas sus propias vidas. Y la pequeña niña que cada día crecía con el paso de las estaciones que apenas tocaban al tierra casi muerta de aquel bosque. Se hacía más grande no sólo en estatura o edad, sino poder.

Pronto se convertiría en una guerrera que derrocaría al tirano y lo mataría con sus manos, como decían las historias que se contaban debido a su origen, la pequeña niña que sería criada como una asesina y la perfecta bruja, llena de odio y resentimiento. Ella sería el arma y llave para entrar al imperio y derrocarlo.

Y el pequeño niño que creía inocente en el exterior pero formándose un guerrero de corazón puro y valiente en su interior. Ambos niños eran la parte contraria, el uno del otro, uno sería cubierto por la maldad inigualable de la oscuridad y el frío de la noche sin luna, mientras que el otro sería cubierto por la pureza del más fino rayo de Luna y el más brillante rayo de sol.

— ¡Jimin! — resonó un grito en el campo de Flores y el pequeño Jimin de diez años levantó la vista para ver a su hermana mayor, Nayeon

— ¿Qué haces? — preguntó ella, pero él no respondió, sólo hizo un gesto de silencio con sus dedos en su boca, luego señaló los dos conejos en la distancia jugando, ambos animales eran blancos y muy parecidos, uno ligeramente más grande que el otro.

— ¿Cuál de los dos es la hembra? — preguntó él, viendo que ambos eran iguales — ¿O cuál es el Omega? — ya que para Jimin la diferencia no estaba tan marcada

— No lo sé, se ven iguales — dijo su hermana, porque ambos conejos eran idénticos, ambos con pelaje blanco y grandes

Los pequeños niños se fueron de allí y dejaron a los conejos seguir en su mundo, al llegar a su casa Jimin le había pedido a su hermana jugar, ambos habían sido entrenados por su padre para usar espadas, sin saberlo la madre, ya que aquello no era una actitud de un Omega. El padre de ellos había regresado de la Guerra enfermo y triste, la madre había llorado con dolor y ambos niños sin saber todo el mal, había estado cuidando de él hasta que él les había pedido que jugarán y salieran.

Jimin deseaba algún día cuando fuese mayor usar una espada de verdad, pero sabía que como Omega lo tendría prohibido, quizás no tenía claro todas las normas por las que los Omegas se regían, pero sabía que las espadas no eran para ser usadas por Omegas.

— ¿Qué hacen? — la voz de su madre los interrumpió e hizo a ambos levantar la vista de su disputa con espadas de palos y verla a ella.

— Sólo jugamos — respondió la hermana de Jimin, nerviosa porque sabía que no debía alentar a su hermano.

— No deberían jugar con eso — dijo la mujer, ella trataba arduamente de evitar que Jimin usará su verdadera fuerza, tenía miedo de lo que pudiesen hacerle a la niña o de que alguien lo viera y él fuese arrebatado de ella. Quizás no era su hijo, pero era su sangre y había jurado cuidarlo.

— Pero... — había intentado replicar Jimin, sin embargo, la mirada severa de la Omega no había hecho detenerse

— No — habló rotundamente ella — Sabes que un Omega no se comporta de esa manera, su deber es traer honor a su familia y aprender el trabajo de un Omega, las espadas y armas son para los Alphas y Betas — le dolía en el alma hacer aquello, pero su miedo por lo que podría pasar a sus hijos hacía que fuera cruel, la hacía sonar dura aún cuando dolía su corazón.

Con dolor en su alma la mujer había reprimido el deseo natural de Jimin, desde que él había nacido ella le había jurado a su hermana protegerlo y así lo haría. Aunque su tarea había sido difícil, con los años los rasgos de Jimin se volvían más suaves, elegantes y finos, pero también salían a flote sus rasgos Alphas, era más habilidoso, más ágil, fuerte e inteligente, no había duda, era un Sorcière y sería exiliado si aquello era sabido, o podría ser asesinado.

Jimin era diferente, parecía más fuerte y al cumplir los quince años, había sucedido un hecho completamente inusual, se decía que los Omegas alcanzaba a su animal espiritual al acoplarse o llegar a la mayoría de edad, era prácticamente lo mismo con los Alphas, sin embargo, para Jimin su animal espiritual había alcanzado la madurez siendo él muy joven aún.

Una noche durante la luna llena, cuando la luna había sido roja como la sangre y la pasión, en su cumpleaños número quince, su olor se había intensificado a tal grado que su padre había sido sacado de su casa por protección, Jimin había entrado en su primer celo, el celo era la marca de que se había alcanzado un crecimiento, no era más un niño, era un Omega, pero no cualquier Omega, en esa noche un enorme lobo negro con manchas rojas en su pelaje, con formas como si fueran llamas de fuego había aparecido a su lado, los ojos tan dorados como el oro, tan grande como el animal de un Alpha, de por lo menos un metro diez de alto y un metro sesenta de largo del hocico a la cola, grande y mortal.

El animal se había quedado al lado de la cama de Jimin y lo había cuidado toda la noche.

Un compañero digno para un guerrero fuerte y poderoso.

Y en los pantanos, una niña de doce años conocía a su animal por primera vez, esa misma noche, una Águila con plumas naranjas y rojas encendidas en llamas se posaba a su lado, quizás el Águila más grande, casi ochenta centímetros de alta, y alas extendidas de por lo menos un metro con treinta centímetros. 

Notita que alguien si lee: me había desaparecido porque no he tenido Internet. 🤧 [cry] así que por eso no habia habido capítulo.

Notita, más bien pregunta: ¿les gusta la historia?. 👉🏻👈🏻

Notita: mi teclado es amarillo. 👉🏻 Iba a subir esto en la mañana y me olvidé, pidoperdon jajajaja. ❤️

A mí siempre me da miedo subir una historia, más que nada si es una historia más o menos larga, porque siento que no debería. 👉🏻👈🏻😔

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top