| SIX |


Louis no odiaba su departamento, odiaba llegar y que estuviera solo.

Odiaba la oscuridad que se encontraba en cada habitación al llegar, odiaba que nadie le dijera "¿Cómo fue tu día hoy?", odiaba la soledad.

Hace unos años atrás había dejado la casa de su madre y se mudó a la ciudad para seguir con su carrera. Él adoraba los días cuando su madre lo visitaba, junto con sus hermanas.

Lo hacían sentir menos solo, aunque supiera que después volvería a la oscuridad de su habitación. Louis era un hombre de negocios, sin el más mínimo tiempo para tratar de buscar un ligue, mucho menos para buscar una pareja.

No era de esperarse que Louis estuviera haciendo nada en estos momentos.

Pero entonces lo recordó, tenía un club a su propia disposición, con el contrato casi terminado no se miraría mal que volviera hoy por la noche, llamaría a Stand y todo estaría arreglado.

Tomó su celular y tecleó el número de Stand de memoria. Espero a los acostumbrados tres timbrazos que su amigo dejaba pasar antes de contestar.

''¿Hola?'' sonó la voz de Stand, del otro lado de la línea.

''Stand, ¿quieres acompañarme a Wide Eyes esta noche?'' preguntó Louis, dándosela vuelta y admirando la vista desde su gran ventanal.

La pared de la sala, en verdad, no era una pared sino un gran ventanal. Con una gran vista aérea de Gran Bretaña. Edificios, autos, luces y peatones podían ser apreciados desde allí. Alzó sus ojos celestes hacia la Luna, que brillaba con el mismo tono de azul en sus ojos. La vista siempre le hacia sonreír y ponerse algo sentimental.

A veces imaginaba que alguien más estaba a su lado, con un brazo alrededor de él, mientras contemplaban la imponente vista.

''Stand, no tengo toda la noche'' le apresuró, dándole la espalda al ventanal y cruzando el apartamento hasta su habitación.

''Bien. Iré. ¿Desde cuando sales de noche, amigo? Digo, no es que seas un ermitaño, pero rara vez visitas a Dee Dee'' cuestionó Stand, alzando una ceja aunque Louis no pudiese verlo.

Dee Dee, era la propietaria del club nocturno Wide Eyes; Nada muy importante al principio, pero con ayuda de Louis, se volvió uno de los lugares must de la economía nocturna y turística de Londres. Si visitabas a tu tía en Manchester, o en el Reino Unido, donde fuera: tenías que pasar una noche en Wide Eyes.

''Tienes razón. Pero hoy quiero salir. Además, tengo que ver que tan bien le está yendo a Dee Dee. He sugerido una propuesta nueva y quiero ver qué tal va.''

''De acuerdo, solo necesito ir a casa y darme una ducha. ¿Te veo allá?'' preguntó Stand.

''Claro,'' respondió Louis mientras abría la nevera y chequeaba el contenido. ''Espera, ¿en dónde estás?

''En la oficina. Estoy organizando el contrato de ese tipo... Jeremiah Stone, el dueño del café al sur de la ciudad ¿recuerdas?.''

''Si, lo recuerdo. Deja de trabajar, Stand'' le reprendió Louis, al mismo tiempo en que tomaba una manzana y se cambiaba el celular hacia la otra oreja. ''Vive tu vida un rato.''

''Solo espero que no estés mordiéndote la lengua, compañero,'' descaró Stand. Hubo un pequeñísimo silencio antes de que añadiera un rápido ''Te veo en unos minutos'' y le colgara.

Louis estiro la mano que cargaba su celular frente a su cara, contemplando el aparato con la línea muerta unos segundos.

''Bueno, eso dolió'' pensó en voz alta mientras colgaba y le daba un mordisco a la manzana.

Avanzó hasta su dormitorio y abrió su armario, comenzando a buscar que se pondría.

Una vez que decidió, comenzó a desvestirse para darse una ducha.

Se encontró a si mismo observándose en el espejo del lavabo, y recordando la noche anterior.

El rubor le calentó las mejillas y aparto la vista de sí mismo, entrando rápido a la ducha y evitando sentir mayor pena por sí mismo.

Luego de cambiarse y gastar veinte minutos en perfumarse, peinarse y cepillar sus dientes, condujo hasta el club. Stand ya estaba allí, esperando junto al guardia de la entrada.

''Buenas horas de llegar'' se quejó Stand.

''Hola Xavier'' saludó Louis al guardia afroamericano, quien le respondió con una sonrisa amigable y los dejo pasar. ''Lo siento,'' se dirigió a Stand. ''No sabía que ponerme.''

Stand rio por la sinceridad de su amigo. ''Si salieras más conmigo no tendrías esos problemas.''

''Cállate'' dijo Louis sonriendo al mismo tiempo que estiraba ambos brazos y empujaba a su amigo.

Louis desvió su atención al club. Las luces azules y purpuras iluminando el lugar a ratos. La mezcla de David Guetta y Kid Cudi. Los cuerpos bailando en la pista. Los chicos y chicas bebiendo en la barra que se extendía de esquina a esquina. El segundo piso en donde se podía observar a los demás bailar. Este lugar estaba en todo su apogeo.

''¡Vaya vaya vaya! Pero esto sí que es un milagro'' exclamó una voz conocida por su cerebro. ''Louis Tomlinson fuera, un lunes por la noche'' continuó Dee Dee, acercándose con los brazos extendidos hacia él.

Louis le correspondió el abrazo con cariño y fuerza. Dee Dee era una de sus más antiguas amigas y una de sus mejores clientas.

Con un vestido azul marino sin mangas largo hasta un centímetro sobre el suelo, con patrones dorados en todo el pecho y abdomen, y su cabellera roja natural junto a esos ojos dulcemente ámbar, Delia Stanford lucia más bien como una portada de Vogue a una simple propietaria de un club nocturno. A pesar de tener más de cuarenta años, Dee Dee aun lucia divina.

''Decidí dar una vuelta y ver cómo te está yendo'' le explico Louis. ''He oído que nuestro plan funciono.''

Los ojos de Dee Dee brillaron con emoción. ''¡Oh y vaya que lo ha hecho! Cambiar el distribuidor de licores fue lo mejor que se te ha ocurrido desde cambiar el piso de madera por mármol brillante, cariño. Los clientes llegan como moscas a la miel. Todos adoran la cerveza. ¡Y luego están esos turistas, oh Louis son divinos! Siempre están parloteando sobre recomendar el lugar a sus amigos y de regresar otra vez. Te juro, a este paso, podría tener a Chace Crawford como mi masajista personal,'' dijo la mujer, sonriendo ampliamente.

''Muy bien, hay que discutir esto, como, ahora'' dijo Stand, levantando una mano. ''¿Mesero? Tres martinis por favor'' exclamó, haciendo reír a los otros dos.

La mitad de la noche, Louis la paso con Stand y Dee Dee, hablando sobre el club, haciendo bromas y bebiendo mucho.

En un momento de la noche, Dee Dee ese despidió de ellos, pues tenía que atender el club. Stand, por su parte, desapareció con unas chicas que había conocido en la barra.

Louis quedó solo en uno de los lounge del salón. Bebiendo a sorbitos de su bebida y sacudiendo la cabeza y repiqueteando los pies al ritmo de la música.

No fue hasta su quinto Martini de cereza cuando lo vio.

Vio a Harry, o más bien, escucho su risa y después lo vio.

Ahí, parado en la pista de baile, junto con un grupo de chicos y chicas, riendo y bailando, con un vaso de cristal en su mano.

Observo sobre su vaso mientras daba otro trago a su Martini.

Y casi se ahoga cuando Harry volteo y clavo sus orbes verdes en sus pupilas azules.

Trago como pudo y limpio su boca con la servilleta, todo esto con la mirada gacha. No quería que Harry le viera. No quería que se acercara. -

Por alguna extraña razón, el chico le ponía nervioso. Nervioso al modo de sentir esta sensación extraña de cosquilleo por el pecho y la espalda, nervioso al modo de soltar risitas tontas y de pestañear muchas veces.

Lo había notado esta mañana en el club, pero creyó que eran los nervios de hacer negocios con Liam y los demás chicos. Esto era un campo que nunca había explorado, pero sabía que podía con él.

Pero ahora que está aquí, en el club, medio borracho, con un apuesto- (Ok, va a admitirlo: Harry es guapo. Lo es. No se puede negar.) (Esta bien. Es MUY guapo.) - con un guapísimo chico mirándolo fijamente. ¡Y encima tiene los ojos más verdes que ha visto jamás! ¡Dios, como lo odiaba!

Y ahora que está aquí, se da cuenta de que es Harry quien le causa esos nervios.

Y Louis decide que está bien. Que puede con ello. Está bien.

Momentáneamente dejara de verlo. Tiene que hacerlo. Dios, por favor que deje de verlo.

Luego de algunos minutos de repetir el mismo proceso, (bajar la mirada, beber su bebida, mirar hacia otra cosa que no sea Harry), su bebida se acaba y la música está en todo su máximo.

Reconoce que lo que suena es una de sus bandas favoritas. Crystal Castles. Los escucha mucho cuando se ejercita.

Se obliga a mirar hacia donde esta Harry. Para su sorpresa, ni él ni los otros chicos estaban allí.

Estaban en el centro de la pista, en la pequeña plataforma, junto a otros grupos de chicos. Harry reía al mismo tiempo que bailaba con una chica rubia. La chica rubia se inclinó hacia Harry un momento y susurró algo. Cuando se apartó, Harry rio al mismo tiempo en que se rascaba la nuca.

Después volteo hacia Louis, que apartó la mirada un segundo tarde.

''Mierda'' murmuró Louis, apretando los dientes y arrugando la nariz. Volteó hacia el mesero, que regresaba con el vodka con jugo de toronja que había ordenado.

Le agradeció y se armó de valor, volteando hacia donde estaba Harry.

Él chico aun lo estaba viendo, jodido Jesús.

Levanto su bebida en su dirección y le inclino la cabeza, en forma de saludo.

Harry levanto una de sus grandes manos y lo saludo tontamente, con una sonrisa extra grande plasmada en su cara.

Louis rio, haciendo que las esquinas de sus ojos se arrugaran. Después le dio un sorbo a su trago.

¿Debería ir a hablarle? ¿Deberia pararse y bailar con él?

Esa duda le estuvo carcomiendo toda la noche.

Cada que uno de sus amigos lo dejaba bailando solo, Louis pensaba ''Después de este, iré.''

Justo a la mitad de una de sus canciones favoritas de Crystal Castles, Louis decidió que a la mierda, él era Louis Tomlinson. Él podía ir y bailar. Era solo un amigo, su próximo empleado. Nada más.

Pero justo cuando dejó el vaso con vodka sobre la mesa, sintió que quería devolver todo lo que había consumido en la noche.

Porque ahí, frente a él, en la pista de baile, estaba Harry.

Con otro chico.

Estaba besándose con otro chico.

Harry tenía sus ojos abiertos.

Y estaba viéndolo a él.

Louis primero no sabía qué hacer.

No sabía si quitar esa estúpida mirada de sorpresa de su cara y reemplazarla por una máscara de indiferencia.

No sabía si tomar su bebida y alejarse de allí o dejar el club y explicarle a Stand después.

El beso subía cada vez más de tono. Al principio, Louis pensó que solo era una apuesta, como cuando las chicas se besan entre ellas cuando se emborrachan. Pero la forma en la que el otro chico se aferraba a la camisa negra de Harry, él sabía que eso no era algo simple.

No era que él tuviese algo en contra de los gays, pero... era raro. Al menos para él. Nunca había visto a dos chicos besarse.

Así que termino la bebida de un trago, tomo su blazer negro y se lo puso encima para después salir a pasos largos de allí. Ya le mandaría un mensaje a Stand después.

Mientras salía, Harry se separó del otro chico y comenzó a seguirle hasta la salida.

Louis salió corriendo hasta el frente del club, sin detenerse mientras le quitaba la alarma al coche y arrancaba el motor.

Espero lo suficiente para que se calentara el motor, y antes de irse, volteo hacia la puerta, encontrándose con los ojos de Harry, abiertos en alerta y con un rastro de dolor surcando sus bellas facciones.

Louis puso en marcha el auto sin dejar de ver a Harry, volviendo la vista al frente un segundo después de que el auto ya estuviera en la calle.

Aceleró hasta su departamento, apretando el volante con fuerza y haciendo que sus nudillos se tornaran blancos.

Ni siquiera soltó el volante cuando alcanzo el semáforo. Sabía que no debía conducir cuando había bebido, pero esa sensación de molestia le estaba mordiendo la boca del estómago y podía sentir que algo ardiente le subía por la garganta y le quemaba. Se detuvo a pensar que podía estar ocurriéndole pero nada, solo esa estúpida molestia carcomiéndole desde adentro.

Justo cuando la luz cambio a verde, Louis pisó con fuerza el acelerador, haciendo que el auto saltara hacia delante.

Y ahora, su subconsciente había recuperado su voz. Justo para decirle que lo que tenía, que ese mal que sufría y que le hacía sentir como si se quemara vivo desde adentro era una cosa solamente.

Celos.

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