| AVANT DERNIER |


El psicólogo Ross se encontraba hablando con su secretaria, Pamela, cuando el interfono sonó. A ambos les parecía extraño recibir visitas a aquellas horas; tratándose de las ocho de la noche, el consultorio había cerrado hace unas dos horas. Y el psicólogo no tenía agendadas muchas consultas ese día.

De cualquier forma, él caminó hasta el aparato, presionando el botón de la grabadora al llegar. ''¿Buenas noches?'' habló.

''Doctor...'' lloriqueó una voz, del otro lado de la línea. Ross identificó rápidamente aquel timbre vocal, y un sentimiento de alarma se hizo sentir en su cuerpo.

''¿Zayn? ¿Qué haces aquí tan tarde? Está a punto de llover'' exclamó él, presionando rápidamente el botón para abrirle la puerta. No recibió más respuesta hasta que la campanilla en puerta del consultorio sonó estrepitosamente, debido a que Zayn había entrado corriendo.

El psicólogo notó los ojos rojos del moreno y el semblante entristecido. Sabía que algo malo había ocurrido.

''Pasa'' habló, abriéndole la puerta de su consultorio. Zayn asintió, sorbiendo por la nariz mientras se dirigía cabizbajo hasta el espacio. Ross le hizo señas a Pamela de que cerrará la puerta y entró al consultorio, tomando asiento con rapidez.

Examinó el semblante del chico antes de hablar. ''¿Qué ha pasado?''

''Un gran amigo murió'' habló Zayn, sacando un pañuelo del bolsillo del abrigo negro que llevaba y se sonó la nariz.

Ross estuvo a punto de hablar, pero Zayn continúo. ''Y mi novio me dejó.''

* * *

Louis guió a Harry hasta su loft, e incluso buscó las llaves en los bolsillos del ojiverde para abrirle la puerta. Cuando entraron, se encontraron a Sam dormida en su colchoneta y una nota de Amanda diciendo que la había paseado y alimentado. Louis le entregó dicha nota a Harry, para que este pudiera leerla mientras él se quitaba el saco.

''Prepararé café'' habló, comenzando a caminar hacia la cocina. Pronto giró sobre sus talones, apenas escuchó un sollozo escaparse de los labios de Harry.

El menor se encontraba sentado en el sofá, abrazándose a sí mismo mientras lloraba. Louis dudaba entre confortarle o darle su espacio.

Su instinto le pedía a gritos abrazar al rizado, besarlo y decirle lo mucho que le quería, y cuanto lamentaba haberse comportado de la forma en la que lo hizo. Pero su sentido común decía que era mejor no agobiarle con temas que podrían alterarle más.

Así que continuó su camino hacia la cocina, y encendió la cafetera.

El loft se encontraba a oscuras. La única luz que podía encontrarse en aquel espacio era la de la Luna y las luces de la ciudad, quienes se filtraban por las pequeñas ventanas casi a la altura del techo, y por la gran ventana junto a la cama de Harry. Las facciones de Louis eran remarcadas por la luz azul emitida por los botones de la cafetera, mientras el castaño observaba como Harry se ponía de pie y caminaba hasta su cama.

Lentamente y a pausas entre llantos, Harry se despojó de sus pantalones, la camiseta y el suéter empapados por la ligera lluvia que caía afuera. Se deshizo de sus calcetines y de sus zapatos. Los sollozos no paraban mientras el menor quedaba lentamente sin ropa encima, con la piel húmeda y gélida.

Aquel loft estaba hundido en un silencio profundo, solemne. Hacer ruido y romperlo sería considerado una ofensa. Era un silencio roto, lleno de tantos sentimientos sin decir o demostrar, que era casi poético. Louis se sentía atrapado en uno de esos cortometrajes franceses en donde el motivo del filme era lo estético; el ojiazul se encontraba disfrutando del sonido de las pequeñas gotas de lluvia impactando contra los cristales y la grava de la calle, mientras admiraba a contraluz, la pálida piel del menor, salpicada de lunares en la espalda. Apreció el largo y oscuro cabello que le caía en la cara mientras se colocaba ropa seca, y sus ojos volvieron al café hirviendo en cuanto Harry se dio la vuelta.

Un trueno retumbó en el oscuro cielo, anunciando el inicio de aquella agitada noche.

Lo cierto era que, a Louis se le rompía el corazón un poco más al escuchar los incontrolables sollozos y lloriqueos de Harry, quien aun teniendo ya la taza caliente de café entre sus manos, no podía controlarse.

Louis no sabía ya que hacer. Incluso Sam se había despertado por el ruido que hacía Harry al llorar. Sabía que era una perdida muy difícil y sentimental para el menor, pero ahora no sabía qué hacer. Resultaba extraño el estar sentado allí; sentía que no debía estar allí pero al mismo tiempo, tenía una necesidad urgente de reconfortar a Harry. Así que tomó la taza de las manos ya tibias del menor y la colocó en la mesa de centro, tomando las grandes manos en las suyas, frías.

Los ojos de Harry conectaron con los suyos, y el pecho de Louis sufrió una especie de colisión; el dolor y tristeza que notó en la cara del chico lo hicieron sentir mal. Su mente se confundió. Quería mantener distancia para no dejarse ver como débil, pero aquellos pensamientos eran estúpidos al ver como el chico se quebraba frente a él.

Así que el instinto le guio de forma total cuando se acercó, al principio intencionado en abrazarle. Pero una vez que vio la boca del menor abrirse, supo que no era el único muriendo por dejarse vencer ante sus deseos.

Así que le beso, le beso y le presiono los labios con fuerza, haciendo que sus bocas se entumecieran entre tantos besos. Harry no dejaba de llorar, y aquello solo hacía sentir mal a Louis.

¿Porque no paraba? ¿Por qué lo hacía sentir como si lo estuviese obligando a hacer algo que no quería?

Porque eso mismo estaba haciendo.

Harry se despegó bruscamente, y Louis cayó en cuenta de que aquella conexión no había durado más que unos bastos segundos, y que Harry, no había seguido en ningún momento el beso. El rostro del menor era una mezcla entre sorpresa e incredulidad.

''¡Aléjate de mí!'' gritó Harry, limpiándose los labios en la palma de su mano. ''¿¡Qué demonios te sucede?!''

Louis se encontraba encandilado por el sorpresivo cambio de humor. Observaba a Harry con mueca espantada mientras el menor se erguía, lejos del sofá.

''¡No puedes hacerme eso!'' exclamó, limpiándose los labios con cautela.

''Harry, me deje llevar. Discúlpame, yo quería-''

''No Louis, siempre haces lo mismo'' el ojiazul estaba sorprendido de que Harry hablase tan claramente. Parecía muy molesto; la tristeza y llanto ya formaban parte del pasado. ''Siempre me utilizas para descargarte y después finges que nada pasó.''

Espera, ¿Qué?

''¿Qué?'' habló Louis, repentinamente ofendido.

Harry se limitó a pasarse una mano por el cabello. La tensión de hace segundos se le había esfumado y ahora, tenía los hombros hundidos y parecía encogerse. ''Solo....'' Suspiró, cansado de aquel día tan interminable. ''Déjalo...solo... No me vuelvas a besar. Jamás, por favor.''

''¿Siempre me desquito contigo, dices?'' Louis no pensaba dejar el tema que Harry había traído a conversación.

Harry cruzó un brazo, sosteniéndose el codo del brazo opuesto mientras observaba el suelo. ''Pedí que lo dejaras'' murmuró.

Louis rio, negando con una sonrisa de labios apretados. ''No. Dime a que te referías, Harry. Ilumíname por favor.''

El rizado mantenía una mezcla de molestia y sufrimiento encerrada en su pecho; sentía molestia hacia sí mismo por ser tan bocón y sufría por parecer querer ser la victima siempre. ¡Le enfermaba! Pero eran tantas desgracias, una detrás de la otra. Era imposible no vivir vulnerable. Sentía que, aun si se desgastara explicándole a Louis su pasado y su vida después de eso, el empresario no le creería y entonces sí, el espacio que existía entre ellos se transformaría en un abismo. Y entonces ocurriría lo que siempre pasaba: perdería a Louis y se convertiría en un extraño, solo teniendo en común con el ojiazul, el recuerdo del amor que brevemente compartieron.

''¿Ahora no hablas?'' Louis bufó densamente, colocándose ambas manos en las caderas. ''¿Qué me dirás para evadirlo, como tantas otras cosas? ¿Qué exageraste? ¿Qué eres tan miserable que por eso sientes que todo el mundo te odia? ¡Invéntate otros cuentos, que ya me los se todos!''

Louis no quería gritarle, de verdad que no. Pero su propia rabia salía a borbotones en forma de palabras, sin que él pudiera controlarse. Llevaba mucho tiempo conteniendo su molestia, su decepción y las ganas de confrontar a Harry por mentiroso e hipócrita.

Harry se puso de pie, con las manos empuñadas. ''¿¡Inventarme cuentos?! Disculpa, ¿Quién es el que se besaba conmigo y al dia siguiente hacia como si nada hubiese sucedido? ¿Quién hablaba y hablaba de lo hetero que era? ¡Deja de ser tú un hipócrita y acepta quien eres! ¡Se un maldito hombre!''

Louis se alejó, reteniendo el impulso de ponérsele enfrente y dominarlo. En cambio rio, asimilando la intención detrás de las palabras del ojiverde. ''¿Yo soy un hipócrita? Que gracioso, yo no soy el que se viste de chica e ilusiona a alguien y le miente. Yo no soy el enfermo aquí.''

Harry siente la urgencia de sollozar, pero lo reprime. Se aferra al dolor que siente por encontrarse discutiendo con el hombre que ha querido durante los últimos meses, y transforma ese dolor en enojo, para poder defenderse. Porque si, la gran mayoría de la culpa es suya, pero no en su totalidad. Louis no es un santo tampoco.

''Se le llama estar en personaje'' rio sin gracia. ''¿Enfermo? Vaya...Tienes razón, soy un mentiroso, un hipócrita y puede que me haga la victima algunas veces. Pero ¿Qué eres tu, Louis? Alguien que engaña, alguien que ilusiona. Alguien que dentro es una persona, y en la calle es otra. Y eres tan doble cara, que necesitaste pedirle a tu asistente que fingiera ser tu novia para ahuyentar a ese... ¿Cómo dijiste? Ah, sí. A ese ''molesto chico gay.''

Louis guardó silencio, sintiendo su mandíbula tensarse y sus dientes apretarse. Silencio.
Harry asintió. ''Lastima que no decías lo mismo cuando ese chico gay te tuvo gimiendo en un taxi'' Harry avanzó hasta la ventana, alejándose del empresario. ''Pero claro, allí no había gente que te importara. No había reputación que cuidar, ni imagen que conservar. Como si ser gay fuese una puta enfermedad.''

''¿Crees que soy gay?'' mintió Louis, presa de su propia furia. Haría lo que sea, con tal de herir a Harry y hacer que él mismo tuviese la última palabra. ''Solo eres un maricón que me confundió. No te creas tan importante.''

Harry se congeló. En el momento, no recordó las palabras de Stand. No recordó aquello que probaba que Louis le estaba mintiendo. Así que el dolor que sintió fue completamente asimilado por su corazón, que se encogió un poco.

Sin embargo rio, mientras negaba lentamente. ''No sabes lo hombre que se debe ser, para vestir un par de tacones y una falda, Louis. No sabes lo que se requiere para crear esa ilusión, así que te pido que por favor lo respetes.''

Louis se carcajeó, haciendo que el pecho de Harry doliese. Al parecer a Louis no le importaba nada de lo que le estaba diciendo.

''Ni siquiera discutir contigo arregla algo'' habló, alejándose de Harry. ''Porque siempre tienes razón, siempre eres la víctima y el malo del cuento soy yo. Siempre hallas la forma en voltear todo a tu favor, ¿pero sabes qué? Ya me he cansado.''

''Supongo que solo eres una cara bonita con la cual desperdicie mi tiempo'' murmuró Louis, masajeándose el cuello para evitar estallar.

Harry se dio la vuelta, encarándole. ''Eso no parecía cuando estábamos juntos y me jurabas quererme.''

Louis negó. ''Tu no conoces lo que se llama reconocer errores, ¿verdad?'' El ojiverde se acercó, con los dientes apretados y las manos temblándole a los costados.

''Eres consciente de que todo esto empezó porque me besaste mientras yo estaba sufriendo por una pérdida, ¿verdad?''

La mirada de Louis mostró brevemente un destello de confusión, que no fue ignorada por Harry. ''No sé si en tu libro eso resulte romántico, pero en el mío y en el de la lógica, eso se llama aprovecharse de la situación. Y no está bien'' se quejó, con voz débil.

''¿Lo ves? ¡Te haces la victima de nuevo!'' Louis tira los brazos al aire, rindiéndose. A continuación apunta a Harry con su dedo índice, y le toca el pecho bruscamente varias veces mientras habla.

''¡Por eso te pasa todo eso! ¡Por eso tu familia te odia y eres tan miserable! ¡Eres un asco de persona, un enfermo que manipula a la gente!''

Harry se siente jadear, evacuando todo el aire en sus pulmones.

Simplemente no puede creer que Louis le esté diciendo todo aquello. Y lo peor, es que lo está haciendo dudar de sí mismo.

¿Realmente es así de enfermo como él dice? ¿Realmente manipula a las personas?

Su cerebro lo hace dejar de pensar, y lo que antes era un sentimiento herido y lleno de decepción, se transforma en enojo.

¿Quién se cree Louis para hablarle así? Sí, cometió errores. Pero eso no está bien. Juzgarle tan duramente sin saber sus razones, no está bien.

''Vas a quedarte solo, nadie querrá ser tu amigo porque eres un maldito hipócrita. Ojala te ahogues en tu maldito veneno'' rugió Louis, empujándole ligeramente. ''Te estas hundiendo Styles, te estas hundiendo por mérito propio y no habrá nadie que quiera salvarte.''

Harry vuelve completamente el cuerpo, avanzando cautelosamente a Louis, quien parece intimidado de repente por la forma en la que Harry se alza sobre él.

''Ni siquiera sabes mi historia. No sabes que me torturaron, no sabes las incontables veces en que no comí, las noches sin dormir. ¿Sabes siquiera, que me escape de casa? ¿Te tomaste el tiempo de saber que mi madre y hermana fingieron mi muerte sin consultarme? ¿Qué todo fue para tener mi parte de la herencia? Además de no manchar la imagen de la familia con un heredero gay.''

Louis esta con las pupilas dilatadas, los hombros ligeramente hundidos y con la mirada decidida. Esta algo intimidado, pero no piensa ceder. Aun cuando a simple vista se ve confiado.

'Puede que me esté hundiendo'' habló, acercándose milímetros. ''Pero tú te hundirás conmigo.''

''Él que será miserable, serás tú. ¿Soy un maricón?'' se dio tiempo de reír en la cara de Louis. ''Si, lo soy. Pero adivina que, soy el maricón del que te enamoraste. ¿Te mentí, o tú te mentiste a ti mismo? Vamos Louis, era bastante obvio.''

''¿Y qué hay con esa actitud desafiante? ¿Dónde estaba cuando estabas lloriqueando y sintiendo pena por ti mismo? Dime, ¿realmente crees que me ablandas el corazón con tus teatritos? Lo único que me causas es pena ajena'' Louis estaba más que molesto. Estaba casi furioso. Porque Harry no podía ver siquiera que el malo allí no era él.

''Es bastante confuso para mí que actúes tan inocente y débil un rato y de repente te defiendas cual bestia.''

Harry cruzó los brazos bruscamente. ''Se le llama limite, lo cual todos alcanzamos si tenemos a un pendejo que no sabe cerrar la puta boca y solo dice estupideces sin saber un carajo de lo que está hablando'' bramó Harry, ya muy molesto.

''Fui una persona mala, Louis. Una persona egoísta y narcisista. Pero cambie, aquello murió con mi otro yo. Y yo no tengo porque darte explicaciones de mi vida si tú me niegas en la tuya.''

Louis pareció ser tomado por sorpresa ante las palabras de Harry, quien continuó hablando.

''¡La culpa no es mía nada más!'' alzó la voz el menor, ''¡Deja de intentar hacerme sentir mal cuando no soy el único que actuó mal!''

''¿Intentar hacerte sentir mal? Por favor, solo te estoy diciendo la verdad'' dijo el empresario, confrontándole. ''No actúes como si fueses indispensable'' habló Louis, reacio a dejarse dominar o parecer un poco vulnerable. ''Puedo olvidarte, como ya lo he hecho a ratos.''

Harry sonrió con deleite, alejándose nuevamente del ojiazul. ''¿Has escuchado de esa táctica que usan los entrenadores de animales?''

''¿A qué mierda te refieres?'' habla Louis, moviéndose. Y algo debió hacer de forma brusca, pues Sam gruñe, haciendo que el ojiazul retroceda.

''Los haces creer que te dominan, que ellos mandan. Les das el control, pero en realidad, quien tiene la última palabra, eres tú'' ante esto último, Harry clava su vista en la de Louis.

El ojiazul no puede moverse de su lugar, pues la San Bernardo esta gruñéndole de forma amenazante. Harry avanza, encarando al chico que tanto quiso.

''Antes de juzgarme por lo que he hecho, júzgate a ti mismo'' habló Harry, mordiéndose el labio para no llorar.

''Ya he hecho eso'' dice Louis, venciendo su miedo y avanzando cada vez mas cerca de la puerta.

''Me he juzgado a mi mismo lo suficiente para saber que no merece la pena perder el tiempo con alguien tan patético como tu.''

Harry logra apreciar la milésima de segundo en el que los ojos de Louis brillan con lágrimas y este abandona el loft segundos después, dando un portazo mientras sale.

Ni siquiera llega al elevador. Louis se derrumba a medio camino, sin poder contener más las lágrimas de rabia que le resbalan por el rostro.

Harry le sigue, por su cuenta, dentro de su loft. Solo con la compañía de Sam, quien le lame las manos creyendo que eso lograra que su amo se calme y deje de llorar.

Ambos, no saben la gran pérdida que han vivido ese día.

* * *

Los días pasan, la ciudad vive y duerme. La gente viaja, se va.

Y algunas otras, vuelven.

Es temprano en la mañana, no pasan de las siete. Niall se encuentra preparando el almuerzo de Theo en la cocina, mientras el pequeño desayuna en la sala, viendo las caricaturas.

''¡Listo, enanito! Ven acá, debes cepillarte los dientes y ponerte el uniforme. ¡Ándale, ya es tarde!'' llama Niall, haciendo que Theo salte rápidamente del sillón y apague el televisor.

Ambos están caminando hacia el baño cuando una serie de golpes desiguales hacen retumbar la puerta del frente.

Niall siente una punzada de presentimiento, y voltea a ver a Theo, quien le observa con los ojos bien abiertos.

''Corre al baño, ya te alcanzo'' le pide, a lo que Theo obedece dando saltitos.

Una vez que nota que su hijo está fuera de foco, se apretuja el suéter, como un ancla que le brinda seguridad.

Pero una vez que abre la puerta y descubre a aquel chico herido y de ojos marrones que se para junto a dos guardias, del otro lado de la puerta, su ancla se esfuma.

''¿¡Josh!?'' lloriquea, con la voz quebrada.

''Estoy en casa, amor.''

* * *

No me odien mucho :(

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