Capítulo XXXVII

Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.

"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena

Estamos listos, Hinata-sama —

¿Llegaron los demás? —

Hai, están junto al consejo 

Muy bien, los alcanzaré en un momento 

Entiendo, sin más me retiro —

Soltó el aire contenido cuando su fiel cuidador salió de la habitación. Kō había reunido a todos los miembros del clan en el gran salón, no sólo ellos, sino también el Hokage junto a su maestra y los amigos que la habían acompañado a la misión de rescate. Habían sido informados de un gran anuncio que la líder de los Hyūga debía hacer, muchos creían que era por su reciente compromiso con Kakashi, pero no era nada de eso. Ella debía quitar el fruto podrido que amenazaban con dañar a las demás manzanas en su huerto, no podía dejar pasar una osadía como aquella.

"Preferiría no hacer esto, Otō-san" miró el cuadro de su progenitor, que se alzaba majestuoso e imponente en la pared.

Onee-sama — la castaña tocó la puerta antes de irrumpir en la oficina — ¿No piensas salir? 

Te estaba esperando, Hanabi-chan — consideraba que su hermana debía estar presente, pues fue la más afectada por la decisión de ese viejo despreciable.

Ya estoy aquí, así que vamos 

Hai

Caminaron a la par, sorteando los pasillos hasta llegar al gran salón. El bullicio de la sala cesó inmediatamente la peliazul entró y se posicionó en la gran plataforma frente a todos los ojos que seguían sus movimientos. A cada lado del podio se encontraban sus amigos y su futuro esposo, quien sonrió orgulloso por la determinación que bailaba en sus perlados ojos.

Gracias a todos por venir — empezó a hablar, captando la atención de todos — Le damos la cordial bienvenida a nuestra casa Hokage-sama, y a los valientes Shinobis que se arriesgaron por rescatar a uno de nosotros 

¡Bienvenidos sean! — todos los Hyūgas resonaron a una misma voz, agradeciendo sinceramente el hecho de que rescataran y protegieran a ambas hermanas.

Los llamé aquí hoy para un anuncio importante — el ambiente en la sala pareció cambiar, cuando le fue entregado dos pergaminos. Parecía que las cosas eran más serias de lo que pensaron — Con nuestro Hokage como testigo, les digo que hay un traidor entre nosotros —

¿Nani? 

¿Esto qué significa? 

¿Pero qué está diciendo? —

— Eso no puede ser —

¡Qué insolencia! 

Los murmullos crecían cada vez más a su alrededor, la gente del consejo se veía inquieta y desconcertada mientras que los demás miembros no sabían cómo procesar las palabras de la peliazul. Era imposible que uno de ellos fuera desleal, no importaba lo mucho que habían sufrido en el pasado, al lado de su nuevo líder encontraron estabilidad, felicidad y equidad. Por fin todos vivían como iguales, así que, ¿por qué alguien quería cambiar aquello, si el bienestar de todos era el bienestar del clan y la aldea?

Hinata veía comentar y opinar sobre aquello. Sus amigos se miraban entre sí, incómodos por el ambiente agitado que poco a poco dominaba la habitación.

Silencio — trató de interceder para no alargar el asunto, pero no fue escuchada — S-Silencio...  — pero obtuvo el mismo resultado.

¡Oi! ¡Callense de una maldita vez! — con su grito, la menor logró que cerraran la boca y volvieran su atención hacia ella. Algunos la miraban con reproche por su vocabulario

Arigatō, Hanabi-chan — 

No hay de qué, Onee — alzó su pulgar mientras guiñaba en su dirección.

Toneri-san nos entregó este pergamino el cual fue sacado de la mansión — exclamaciones de sorpresa por parte de los ojiperla no se hicieron esperar — Es una forma de comunicación con su clan, guardada aquí desde tiempos antiguos. Así fue como pudo encontrarnos y alguien del complejo le facilitó las cosas — 

Tenía sentido, los Hyūga no habían tenido contacto con los Ōtsutsuki y, según sabían el chico de la luna no tenía conocimiento previo sobre ambas herederas previo a su atentado. La teoría que mostraba no era tan descabellada si se pensaba correctamente, pero necesitaban pruebas, al menos los viejos del consejo.

¿Tiene pruebas, Hinata-sama? — Subaru se colocó sobre sus pies y observó a la menor. Los demás concejales la apoyaron, debía confirmar sus palabras.

¿Acaso dudan de su líder? — Kō y Hatsune no se quedaron callados, era una falta de respeto cuestionarla de esa forma.

Ambos, tranquilos — alzó su mano para pedirles que se volvieran a sentar — Y sí, Subaru-san aquí tengo las pruebas 

Desdobló el segundo pergamino, haciendo temblar al responsable de todo aquel lío. En él se podía apreciar un retrato exacto del hombre que había aceptado el decreto celestial de Toneri y había vendido la seguridad de su gente.

Hyūga Tayate — su voz se hizo más grave, mientras dos hombres rodearon al mayor — Se te acusa de traición contra la rama principal, el clan Hyūga, la aldea y el mundo Shinobi. Se te condena a llevar el sello maldito de la rama principal y vivir tus días al servicio del clan

¿Qué significa esto, Tayate-san? — Tasune, como cabecilla del consejo no lo podía comprender. Cierto era que el canoso hombre cuestionaba el liderazgo de la primogénita, pero llegar a esos extremos era algo absurdo

¿Qué es lo que no puedes entender? — lleno de ira, el mayor se colocó en medio de la habitación, dispuesto a todo — Hiashi dejó descendencia ineficiente, ninguna es capaz de manejar de forma apropiada —

¿Y qué era lo que planeabas hacer? ¿Asesinar a nuestra gente? — Genzo también estaba lleno de indignación.

Sacrificaría a los necesarios para poder rectificar los errores que ha cometido esta generación débil y equivocada, son nimiedades que no valen la pena mencionar — giró hasta quedar de frente con la ojiperla — Además, ¿quién se cree para dar tales declaraciones?, por muy líder que sea no puede tomar decisiones por encima del consejo — más de uno apretó los puños en el lugar, estaban dispuestos a atacar al hombre si así lo quería Hinata.

Soy la responsable de la seguridad de mi gente, la autoridad máxima para usted tras el muro que nos separa como clan — activó el Byakugan, perdiendo la paciencia — Ante mi no vuelva a insinuar que la vida de mi hermana y los demás son insignificantes —

¿Autoridad máxima? — se burló descaradamente — El Hokage es la autoridad máxima, y ni él mismo puede pasar por encima de los sabios —

Se equivoca Tayate-san. Hokage-sama es un mero espectador — se encogió de hombros restándole importancia, cosa que causó gracia a su maestra quien no pudo evitar reír — Mi palabra es Ley, así que su destino ya está decidido — aún con su Dōjutsu activo, miró a los demás ancianos quienes asintieron de acuerdo.

Que altanero de su parte — le dio la espalda de la peliazul para abogar con sus compañeros — Es momento de que alguien capaz maneje el clan, es nuestra oportunidad de... — sus palabras cesaron abruptamente, dando paso a gritos de dolor.

— Hyūga Sōke no Juinjutsu — susurró a la vez que hacía el sello con las manos, sellando al pájaro libre que se había convertido en cuervo.

●●●●

Estaba agotada, sumamente agotada. Luego de utilizar el sello que había modificado, su cuerpo empezó a sentir los efectos de estar bajo tanta presión. Terminaron desalojando a Tayate de su vivienda, enviándolo lejos a una parte apartada dentro del complejo. Estaría bajo vigilancia siempre siendo calculados cada uno de sus pasos. Fueron revocados también sus privilegios y su puesto en el clan, dejándolo como un mero sirviente. Claro que no le negaría comida, agua o atención médica, ella no era una persona de frío corazón.

Suspiró recargando su peso en el gran ventanal que le daba acceso al patio trasero de la mansión. Veía a hombres, mujeres y niños ir de acá para allá, manteniendo conversaciones, jugando o simplemente entrenando. 

"Al menos mi gente está bien. Parecen ser felices"

Se había ido a su despacho luego de terminada la reunión y las felicitaciones por parte de sus amigos y compañeros. Los miembros del clan habían rectificado su lealtad hacia ella, jurando evitar que ese tipo de cosas pasaran nuevamente.  Aún así el trabajo no terminaba para ella, pues ahora debía estudiar la relación de los Hyūga con los Ōtsutsuki, y tenía el presentimiento que debía investigar su historia mucho antes de que pasaran a ser parte de Konoha.

¿En qué piensas tanto? — recargado en el marco de la puerta, estaba el hombre más encantador del mundo y con el que planeaba pasar el resto de sus días.

Kakashi... — se encaminó hacia él, hasta ser envuelta por sus brazos. Para el peliplata no pasó desapercibida la cara de alivio que puso cuando le vio, haciéndolo sentir pleno e importante.

¿Día duro, eh? — bromeó aligerando el ambiente — Entonces el Hokage es un mero espectador, ¿no, señorita Hyūga? —

B-Bueno yo no quise... — se separó de su cuerpo y jugó con sus dedos, tal y como solía hacer — N-No era mi intención decir... — su ronca risa llegó hasta sus oídos, definitivamente se estaba burlando de ella.

Tranquila, tranquila. Entiendo el porqué lo hiciste — tomó sus manos y entrelazó sus dedos, necesitaba sentirla cerca — Ya solicité la aprobación de nuestro matrimonio, pronto me darán respuesta 

¿Ya pensaste en una fecha? —

Debe ser lo antes posible, no quiero que otro demente venga y se intente robar a mi novia — se sonrojó inevitablemente, Kakashi solía decir cosas absurdas a veces.

N-Nadie va a robarme —

Eso no lo sabe señorita Hyūga 

E-Entonces, ¿cuándo será? —

Tres meses, sólo necesito tres meses —

Ambos necesitaban tiempo para organizar su trabajo y deberes, para así cuando estuvieran oficialmente casados poder dedicar tiempo suficiente el uno al otro. 

Tres meses suena bien 

Así es. En tiempo puedo darte ciertas lecciones 

¿Lecciones? — ladeó la cabeza sin entender a qué se refería. Lo sintió acercarse hasta rozar el lóbulo de su oreja con su cálido aliento.

Lecciones de qué te espera en mi cama, entre cuatro paredes mientras te reclamo para mí — los colores no tardaron en asentarse violentamente en su rostro, era una osadía y él lo sabía bien.

¡K-Kakashi! 

¿Qué? — sonrió inocentemente — Dentro de poco serás mi esposa, se acabará la abstinencia a este deseo que siento por ti 

Se quedó sin palabras por unos momentos, absorta en la intensidad de su mirada que parecía traspasarla por completo. Kakashi la miraba con devoción, deseo y amor, como si fuera un altar al cual rendirle culto. Lo vio bajarse la máscara y acercar lentamente su rostro al suyo.

Te deseo más que a nada en este mundo —

Unió sus labios y empezaron una danza entre ambos, donde sus bocas se reconocían mutuamente, como si fuera la primera vez. Él tiró de su labio inferior, para después pedir permiso e invadir su cavidad cuando una exclamación se hizo presente en su boca al sentir su agarre. La había pegado él, casi queriendo fundir sus cuerpos en uno sólo. Encontró su lengua y la degustó apropiadamente, mientras recorría su espalda con deleite. A ella no le quedó más que disfrutar el tórrido beso, envolviendo con sus brazos el cuello del mayor y acariciando su cabellera.

Kakashi sentía el fuego correr por sus venas, que se iba concentrando en su entrepierna, quien contenta había decidido empezar a despertar. Se pensó darle la primera lección allí mismo, llevando sus caricias inocentes a unas más osadas y atrevidas, pero alguien tras la puerta parecía tener otros planes.

Hinata-sama — 

La joven peliazul se separó de él, quien protestó por la falta de contacto.Con el corazón galopando descontrolado, intentó acompasar su respiración antes de hablar.

¿S-Sucede algo, Kō? —

Ha llegado algo para usted 

Miró a su acompañante, que no estaba mucho mejor que ella y no la dejaba de observar. Estaba molesto, se le notaba por la forma en que apretaba las manos, detestaba ser interrumpido cuando compartía tiempo con ella.

P-Puedes pasar — acomodó su cabello y su Kimono, mientras se alejaba del Hatake para poder tomar asiento y recibir a su ex-cuidador.

Una carta enviada por un noble del país del fuego y el señor de... — reparó en la presencia del peliblanco, quien no se había movido de su sitio — Hokage-sama — detuvo su palabrería al no saber si debía continuar.

N-No te preocupes, Hokage-sama ya se iba —

Claro, por supuesto — los observó a ambos y se encaminó a la salida, pero antes tomó el hombro del castaño ejerciendo un poco de presión — Cuidate mucho Hyūga Kō — y lo acompañó de su sonrisa más falsa.

Lo vieron salir sin mirar atrás. El castaño entonces se fijó en el aspecto de su protegida, estaba roja, parecía acalorada y nerviosa, y sus labios parecían estar marcados e hinchados. La misma le instó a continuar con lo que estaba diciendo, pero en todo momento sólo pudo pensar en una cosa.

¿Había interrumpido algo? 


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Disfrutenlo, ya casi se acerca la boda y la 1ra noche. Le falta poco para acabar a este fic, no quiero pasar de 45 caps XD así que se pueden ir haciendo una idea.

Los quiesito a todxs, gracias por leer (✿◠‿◠)

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