Capítulo XXXIX
Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.
"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena
— Te ves terrible Onee-sama — tirada sobre un saco de dormir se encontraba su hermana, con el pelo revuelto y el pijama arrugado, como si hubiera tenido una noche de diversión con sus amigas, cosa que estaba lejos de la realidad.
— Mmm... Hanabi — susurró somnolienta — ¿Q-Qué sucede? —
— De verdad Hinata-neesama — negó con pesar — ¿Cómo se te ocurre beber la noche antes de tu boda? —
— ¡¿N-Nani?! — se exaltó, ella no había consumido alcohol, ¿o si?.
— Debiste dejarlo para tu noche de bodas, a ver si no te desmayas antes que Kakashi te quite el vestido —
— ¡HANABI! — gritó roja de vergüenza, lanzándole a su hermana una de las almohadas a la cara cosa que desencadenó la risa escandalosa de la menor — N-No d-deberías decir esas cosas —
— Ya no soy una niña Onee — se quejó, mientras un puchero se apareció en su rostro — Las nanas piensan que eso podría pasarte, las escuché mientras me escondía de Natsu —
— Deja de huir de las lecciones de Natsu-san, Hanabi — acarició su melena castaña, la que poco a poco iba recuperando su largo habitual.
— Son aburridas — se acercó más a ella para ayudarla a ponerse de pie — Además, tienes otras cosas por las cuales preocuparte, ¿no crees? — la mirada sugerente de la pequeña sólo sirvió para poner a la peliazul nerviosa.
— N-No se de que hablas —
— Uhum... — la ironía acompañada de su sonrisa la estaban poniendo de los nervios — No seas mal pensada Onee, me refería a que ya es tarde, debes empezar a prepararte —
— ¿Qué tanto? —
— Ya es más de mediodía —
— ¿Na-Nani? — la tranquilidad abandonó su rostro y se precipitó tambaleante hasta el segundo piso, donde la esperaban algunas mujeres de su clan y Kurenai para alistarla.
Hanabi vio divertida los pasos torpes que daba su hermana y no pudo evitar reír, le recordaba a los pasos de los ciervos recién nacidos que había visto en los bosques aledaños al clan Nara, cuando su hermana y Shikamaru paseaban y discutían cosas de líderes aunque de vez en cuando compartían tiempo con la pequeña Mirai. En eso pensaba cuando Kō se acercó a ella.
— Se ve tranquila hoy Hanabi-sama, a pesar de lo que está por suceder — se colocó a su lado, apoyando un brazo paternal sobre la joven.
La castaña sabía que no se refería a la ceremonia, sino a lo que venía después. Por norma los esposos debían vivir juntos una vez casados, lo que significaba que su hermana debería dejar su hogar y su apellido, para formar uno propio. Si Kakashi fuera un Hyūga, ciertas normas no aplicarían pues se quedaría todo dentro del clan.
— ¿No tiene miedo? — preguntó el mayor al ver su mutismo.
— Sólo quiero que mi Onee-sama sea feliz —
— Ha madurado mucho, Hanabi-sama — elogió orgulloso de la actitud de la menor, que sólo asintió incapaz de agregar nada más.
"Hinata-neesama"
●●●●
— ¿Nervioso? —
— Querrás decir ansioso — con el desparpajo de siempre, Genma se atrevió a agregar.
— Oi, compórtate. No debes meterte en sus asuntos — un tanto sonrojado al entender la indirecta, Iruka decidió intervenir.
— Anda, no me seas santurrón Umino — coqueto miró al novio que terminaba de darle los últimos arreglos a su traje — ¿No es así, Kakashi? —
— No voy a negar ni por un momento que me emociona mi noche de bodas, así que puedes ahorrarte tus burlas solterón —
— Este solterón tiene cientos de chicas que babean por él — se defendió, orgulloso de ser tan codiciado.
— ¿Y de qué te sirve si al volver a casa estás solo? —
Por primera vez, el chico del Senbon no supo qué decir. Un silencio incómodo se instaló entre los cuatro, cada uno reflexionaba en las palabras dichas por el peliplata, quien parecía enormemente cambiado por aquella muchachita que hoy se convertiría en su esposa.
— Y... ¿no piensas vestir de forma adecuada incluso hoy? — Iruka, el más sensato de los tres, le hizo una señal a Genma y Ebisu para que abandonaran la habitación.
— ¿Esto te parece fuera de lugar? — señaló su traje, pulcramente arreglado.
— Bueno, no es un traje tradicional. No llevas el Haori o la Hakama — apuntó el castaño mientras le ayudaba a arreglar el dobladillo de su chaqueta — Aunque no me sorprende, ni siquiera tuvieron una ceremonia de compromiso adecuada —
— Estoy viejo para esas cosas — murmuró sin interés — Además, tenía prisa por casarme —
— Claro, viejo para algunas cosas y no tanto para otras — al notar la mirada del Hatake sobre él, soltó una risa nerviosa y posó uno de sus brazos sobre sus hombros de forma amistosa — Vamos, sino harás esperar a la novia —
●●●●
— Ya casi está lista Hinata-sama —
— Arigatō Natsu-san — estaba a la expectativa de qué pasaría ese día que había esperado con tantas ansias.
La mujer terminó de darle unos retoques a su cabello y seguido de ella Kurenai se acercó para colocar una bonita flor como broche. La guiaron hasta el espeso y casi no cree lo que pudo ver. Ante ella estaba una mujer, que parecía fuerte y segura a la par que dulce y tierna. Dejó salir un suspiro de sorpresa, estaba conmovida, provocando sonrisas de satisfacción en sus acompañantes. Eso que Hinata podía ver era el reflejo de cómo la veían los demás, una gran líder con un gran corazón.
— Estás hermosa, Hinata — su maestra, casi una madre para ella, la abrazó con amor, haciendo que sus ojos se cristalizaran.
— No vayas a llorar, Onee-sama — advirtió de forma efusiva, entrando en los aposentos sosteniendo en sus manos una foto del difunto genio Hyūga y su padre — Arruinarás tu maquillaje —
— Gomen' Hanabi-chan —
Compartieron risas y hermosas palabras, hasta que llegó la hora de que se encontrara con su futuro esposo. Con Kurenai, su hermana y Kō a su lado se dirigió hasta la sala donde Kakashi le esperaba.
Lo primero que pudo ver fue el paisaje que se apreciaba a través del gran ventanal, las flores pintaban todo el patio y en lo alto, destacaban las caras de los Hokages talladas en la roca. Dejando a quienes consideraba su familia atrás, se acercó hasta el balcón y conectó su mirada con la del hombre que amaba, quien la veía desde la colina aledaña al patio, cerca de un gran árbol repleto de flores moradas.
Se acercó a ella sin dejar de mirarla a los ojos, transmitiendo la intensidad de sus sentimientos sin necesidad de decir una palabra. La peliazul estaba sin aliento, a cada paso el retumbar en su corazón se hacía más y más incesante, quedando clavada en su lugar esperando por su cercanía e impaciente por lo que tendría que decir.
"¿Me dirá que soy hermosa? ¿Le gustará como me veo?"
Las dudas no tardaron en danzar por su cabeza sin permiso, aumentando la ansiedad que sentía. Cuando el peliplata estuvo a su altera, tomó con delicadeza sus manos y las sostuvo largo rato, perdido en el ángel que tenía enfrente, estaba genuinamente maravillado.
— Eres la novia más bonita que he visto — acarició su rostro con devoción genuina, ante las miradas emocionadas de sus amigos y los acompañantes de su futura mujer.
— K-Kakashi... — sus ojos brillaron al mencionar su nombre, quería besarlo pero su hermana tuvo que interrumpir el romántico momento.
— El sacerdote se hará más viejo si sigue esperando por ambos, Onee-sama — y aunque no quisieran admitirlo, la joven llevaba razón.
Tomados de las manos fueron escoltados por el pequeño grupo hasta donde se llevaría a cabo la ceremonia. Mientras caminaban pudieron divisar a sus amigos, la gente de la villa rodeaba el lugar, los Kages estaban presentes y uno que otro señor feudal. Los miembros de altas casas de todos los países que tenían un vínculo con el clan Hyūga también habían enviado un representante en su lugar.
Tanta gente importante debía ser custodiada, protegida para cualquier imprevisto que pudiera surgir, y de eso se había encargado Naruto. Quien con sus clones de sombras montó un perímetro, permitiendo así que todos los miembros del clan estuvieran presentes.
Llegado el momento, se pararon frente al enviado de los dioses, quien elevó sus rezos por la nueva pareja. Rogó por su unión, por su felicidad, por su prosperidad, porque todo lo bueno les persiguiera allá donde fueran. Sus más íntimos amigos y familiares se unieron al gran cántico, y una vez terminado procedieron a beber tres copas de sake cada uno, sellando así su unión.
Después de la última bendición, Kakashi no perdió tiempo y estampó sus labios con los de su esposa, desatando vítores y felicitaciones por parte de todos.
— Ante Kami-sama, prometo hacerte la novia más feliz, Hatake Hinata — saboreó lo dicho con vehemencia, era sumamente exquisito poder imprimir su apellido junto a su nombre.
— Acepto ser feliz fielmente a tu lado, Hatake Kakashi — un último beso fue depositado sobre sus labios, dando inicio a una nueva etapa en la vida de ambos.
"Otō-sama, Neji-niisan... hoy soy muy feliz"
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Casi estoy dando fin a esta historia. Como mucho serán 5 caps más, pues me falta un drama innecesario que debo agregar XD sólo diré que lloverán vergazos para nuestro emo.
Un poco floja la narración, lo sé :v estoy disperso pero espero que lo hayan disfrutado.
Eaton fuera, (✿◠‿◠)
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