Capítulo XXII

Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.

"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena

— Para que me quieres aquí Obāchan, si vas a hablar de asuntos confidenciales —

— Calla Naruto, no cuestiones mis órdenes — reprendió la mujer sumamente enojada mientras colocaba con fuerza ambas palmas sobre el escritorio. El Hatake por su parte veía toda la escena sin inmutarse — Debes estar presente, después de todo fue en las tierras de tu madre donde encontramos esta información —

En ese instante la puerta del despacho se abrió y entró un muy amargado Sasuke al lugar. Se detuvo un momento al ver a su amigo y a su sensei, tenía una pelea pendiente con Naruto, pero dudaba que el despacho de la enojona mujer fuera un buen lugar para llevar a cabo tal acción. Trató de salir para tener su charla con la Hokage después, pero esta no le dejó irse.

— Que bueno que llegaste, justo ahora estaba por darte otra misión Uchiha Sasuke — el ambiente en la habitación se tornó algo pesado, se notaba la incomodidad entre los dos adolescentes. El mayor por su parte no pudo dejar pasar la palabra misión que fue pronunciada por la mujer. 

"¿Es que pensaba enviarlo de nuevo de misión?, pero si acababa de llegar" pensó con fastidio.

— ¡Tssk! — chasqueó la lengua el joven con molestia, tenía la vaga idea que los dos hombres parados frente a él serían sus compañeros.

— ¿Acaso pretendes enviarnos juntos de misión abuela? — el indiscreto ninja se atrevió a preguntar la duda que todos tenían.

— Por supuesto — un suspiro de cansancio de parte de los tres se escuchó en la habitación — Estos pergaminos contienen información sobre dos asuntos muy importantes. El primero contiene los detalles del justo que ambos usaron para sellar a Kaguya luego de la guerra, hay puntos importantes a estudiar, tal vez los Uzumaki consiguieron detalles relevantes sobre ella a partir de esto — explicó dejando inquietos a los más jóvenes, en efecto la situación era de importancia — Pero, el segundo pergamino es el que más me preocupa. En él hay información sobre antiguos templos relacionados con la diosa conejo y el clan del cual proviene. No sabemos mucho sobre ellos, ni siquiera somos conscientes de si hay más de ellos, por tanto los tres partirán en una semana para investigar todo lo que puedan — terminó de decir sin admitir réplica de parte de ninguno.

— Una cosa más — dijo parándose de su asiento y dándole la espalda, mientras posaba su mirada en la vista que tenía de la aldea desde su ventana — Es posible que sea una misión de larga duración, así que si tiene algo que resolver háganlo antes de partir — los miró asentir por encima del hombro — Pueden retirarse, ya les daré los detalles de todo —

●●●●

— ¿Y bien Otō-sama? — Hinata se empezaba a desesperar por el mutismo de su progenitor — Responderás mi pregunta — Hiashi soltó un suspiro cansado.

— Años antes de que se fundara la aldea todos los clanes estaban en guerra — empezó a relatar captando toda la atención de su primogénita — Si bien los principales clanes en disputa eran el Senju y el Uchiha, nosotros también llegamos a luchar contra ellos y con otros que deseaban conseguir nuestro Dōjutsu. Estaban atraídos por el misterio del Byakugan, no entendían cómo era posible su existencia, y más al saber que el Sharingan derivaba de éste. Pero así como teníamos enemigos hicimos algunos aliados, uno de ellos fueron los Uzumaki. El líder en ese momento solicitó al clan ayuda para proteger nuestro linaje y sus secretos, nuestro ojo era y es el más puro de todos. Así que como muestra de lealtad diseñaron el sello que fue colocado a todo miembro de la rama secundaria. Después los Uzumaki hicieron las paces con los Senju, quienes se encargaron de terminar con la guerra, y por ende nosotros también nos volvimos sus aliados — al terminar su relato se quedó observando a su hija, quien analizaba rápidamente toda la situación.

— Pero si ellos lo diseñaron — habló Hinata de pronto — Significa que tenían la manera de quitarlo también, ¿no, Otō-sama? —

— Tal vez sí, pero es algo que nunca sabremos — dijo dando por terminada la conversación.

La joven no se sintió satisfecha con la respuesta de su progenitor, pero ya habría tiempo de profundizar esa conversación. Ella mientras tanto trataría de averiguar por su cuenta como quitar el sello maldito a los miembros de la rama secundaria, ese era el primer paso para tratar de unir a su familia, que había sufrido muchas bajas durante la guerra.

●●●●

Varios días habían pasado desde que Tsunade les dio la noticia a los chicos sobre su nueva misión. Naruto se había asegurado de pasar el mayor tiempo posible con Sakura, pues era probable que no se verían por un tiempo. Sasuke había estado merodeando por el distrito Uchiha, quería analizar el estado del mismo, Tsunade le había dicho que si quería reintegrarse al lugar podía hacerlo, así que el joven no perdió más tiempo. Quizá podría formar una familia en el mismo lugar en el que fue feliz por algún tiempo.

Kakashi por su parte cumplía con sus responsabilidades y trataba de tener su pequeño apartamento en condiciones. Lo que sea para no pensar en Hyūga Hinata. Esa joven muchachita se metía cada vez más bajo su piel y pensamientos. No podía borrar la sensación de sus callosos dedos posados sobre su nívea piel. Si cerraba los ojos por un momento, podía volver a sentir la suavidad de esos carnosos y delicados labios apretados contra los suyos, mientras un delicado sabor a canela y cereza le invadía.

Había empezado a considerar que tal vez estuviera enamorado de la joven, cosa que sólo le traería problemas tanto a él como a ella. Además de que alguien de su posición no llenaba las expectativas para poder ser aceptado ni siquiera como pretendiente de la joven. Él era famoso y respetado en el mundo Shinobi, pero como clan no tenía el estatus requerido para el noble linaje Hyūga.

Su día tranquilo se vio interrumpido por un llamado de la Hokage. Era para informarles a todos que su misión tendría una duración de dos años, estarían todo ese tiempo tratando de buscar pistas sobre el misterioso clan y si había alguna relación con los Hyūgas, puesto que aquellos poseían el Byakugan también. La noticia lo golpeó un tanto, estaba aturdido, pasaría dos años lejos de su hogar y lejos de la mujer que quería para sí. Cabía la posibilidad de que cuando volviera ya estuviera prometida con alguien, pero no pondría sus sentimientos por sobre su deber.

Faltaba un día para su partida, al alba tendría que reunirse con su equipo para partir hacia su misión. Pero no se iría sin antes probar esos labios que lo traían sin sueño. Así que esa noche se coló en la mansión Hyūga y fue justo a la habitación, la cual Pakkun le había dicho, que pertenecía a la heredera. Entró por la ventana encontrándola sentada frente a su espejo, peinando ese bonito cabello que tanto le gustaba.

La joven como era de esperarse se llevó un susto de muerte. Había un hombre en su habitación, pero no cualquier hombre, se trataba del que rondaba en sus pensamientos los últimos días. Pero antes de poder gritar, él llegó hasta ella y colocó su mano sobre su boca, ahogando el sonido. No quería que todo el complejo se enterara de su presencia, había hecho un gran esfuerzo en entrar sin ser visto al lugar.

— Tranquila Hina-chan, no te alteres — dijo tratando de calmar a la joven, que ya estaba toda sonrojada — Sólo quiero hablar contigo ¿está bien? — 

"Y quizás algo más" pensó. 

Cuando recibió un asentimiento por parte de ella la soltó y tomó algo de distancia. Sólo entonces se dio cuenta que llevaba un corto camisón, justo por las rodillas, que era casi semitransparente.

— ¿Qué quiere K-Kakashi-sensei? — estaba confundida. Primero le dice que olvide todo lo sucedido noches atrás y la ignora por unos días, para después aparecer en su casa en medio de la noche.

— Como te dije Hina-chan, sólo quiero hablar contigo — la joven le dedicó una mirada confundida — Mañana Sasuke, Naruto y yo saldremos de misión. Y no volveremos por mucho tiempo. Así que pensé que sería buena idea despedirme de ti adecuadamente — parecía muy tranquilo y sereno, pero la verdad era que estaba nervioso. Lo que iba a hacer y la vista que tenía de frente lo estaban inquietando.

— ¿M-Misión? ¿P-Por cuánto tiempo? — casi no podía articular palabra.

— Dos años — soltó el Hatake luego de un pesado suspiro — La misión... bueno es algo sobre el clan Ōtsutsuki. No te puedo revelar nada más —vaciló un momento antes de continuar — Pero antes de irme quiero algo de tu parte Hinata — la chica lo miró interrogante — Un beso, sólo eso deseo —

De la impresión la joven se levantó de un salto de su tocador. Los nervios la estaban traicionando, creía haber escuchado a su sensei pedirle un beso. Debía estar soñando, así que disimuladamente pellizco uno de sus brazos, necesitaba despertar.

— Debe parecerte extraño, aunque no tanto si consideramos lo que pasó en aquella cueva — decía el hombre mientras se acercaba a ella cada vez más — No puedo irme sin hacerlo Hinata-chan, no quiero arrepentirme después. Me gustas, has estado en mi mente cada noche desde hace meses. Necesito esto — llegó hasta ella y tomó sus manos — ¿Qué dices? ¿Me concedes un beso Hime? — quería negarse, pero cómo hacerlo si se perdía cada vez más en esas orbes que la tenían hipnotizada.

Tomó valor y soltó las manos del mayor y se aproximó hasta que posó sus manos en el borde de su máscara. Podría ver la cara de su sensei de forma más nítida ahora, eso le producía emoción en su interior sumado a la amenaza de ser descubiertos. Los nueve novatos habían luchado desde hace mucho por ver aquel rostro, aquel que ella iba a descubrir en ese momento por segunda vez. Kakashi por su parte solo se limitaba a verla con intensidad mientras acariciaba sus brazos, infundiendo en ella confianza.

Agarró el dobladillo y fue bajando la tela lentamente, recreándose en cada curva de su rostro. En sus gruesos labios, en el lunar a una esquina de su boca, en la fuerte barbilla que delineó con los dedos de manera suave y cautelosa. La vista que había tenido del Hatake en aquella cueva no le hacía justicia a la cara que veía claramente en ese instante. Se decidió por levantar su protector también para completar la perfecta visión ante ella. Lo contempló un poco más hasta que tímidamente se acercó hasta rozar sus labios.

Se sentía valiente por primera vez, impulsada por su deseo de hacer algo desde lo más profundo de su corazón. Iniciaron un beso lento, lleno de anhelo que le puso a despedida. El hombre se estaba tomando su tiempo, hasta que un gemido de parte de ella le dio pie a hacer las cosas de manera más intensa. La pegó contra la pared, mientras levantaba una de las torneadas piernas y la apoyaba contra su cadera al tiempo que se colocaba entre sus piernas. Necesitaba el mayor contacto posible. Aunque no se aventuró a nada más, si tocaba más de lo debido no podría controlarse y la reclamaría como suya esa misma noche.

Su otra mano se desvió hacia su nunca, ayudándole a profundizar el beso. La joven le permitió acceso a su cavidad y el no dudo ni un momento el venerarla de la forma que merecía. Quería dejarle claro sus sentimientos. Quizá no la amaba con locura, pero había aprendido a apreciarla y la atracción era clara.

Se separaron por falta de aire y procedieron a juntar sus frentes, mientras Kakashi rodeaba la femenina figura en un cálido abrazo. Así se quedaron hasta que llegó a sus oídos los pasos que se dirigían hacia donde se encontraban. Hanabi iba de vez en cuando a acompañarla a la ojiperla mientras dormía, solía tener pesadillas y sólo se calmaba cuando su hermana estaba cerca. Al parecer hoy era una de esas noches.

Kakashi dio un último beso en la frente de la ojiperla después de besar su mejilla con suavidad. Colocó su máscara y protector en su sitio antes de dirigirse a la ventana por la que había entrado. Se iría del lugar sin decir nada, para no romper la cálida atmósfera entre ellos. Pero una mano agarró su muñeca haciéndole girar en dirección a la ojiperla.

— V-Vuelve con vida Kakashi... — le dio un asentimiento seguido de un casto beso que la hizo sonrojar mucho más de lo que estaba. Sonrió para sus adentros, esa chiquilla nunca cambiaría. Y sin más se perdió entre la oscuridad de la noche, debía descansar, pues tenía una misión que cumplir.

Lejos, en otro departamento, una pareja también se despedía, pero de forma más íntima. Como dos amantes que saben que se harán falta, amándose desde los suspiros hasta la sombra. Haciendo el amor como si fuera la primera vez.


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¿Acaso creían que sólo subiría un cap. hoy?

😅 Debía resarcir los días sin subir nada ❤

Seamos felices (✿◡‿◡)

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