|Comprensión|

Al día siguiente, Kuroo era visitado por Bokuto con un nuevo chisme.

Tenía el corazón roto, pero podía aparentar que estaba completamente bien. Su fuerza era inmensa.

—Me enteré de que Oikawa lleva un mes saliendo con Iwazumi ¿Sabes? Nunca creí que ellos dos pudieran llegar a salir sin matarse— Bokuto ríe.

Trozos de corazón roto se mueven dentro de Kuroo como engranajes sueltos en una caja de madera, pero él sigue sin saber que lo son. El sonido y su ritmo son el ruido de fondo para su inmensa tristeza.

—¿Cómo?— no puede hacer otra pregunta.

—¡Sí, no te miento! Iwazumi llegó por él a su puesto de trabajo ayer por la tarde y lo primero que hizo fue besarlo. Frente a todos. Están formalizandolo.

Kuroo siente náuseas. Muchas náuseas, unas insoportables que lo hacen correr.

—Bokuto... Espera aquí— es lo único que logra decir.

Sus labios tocaron indirectamente los de Iwazumi, su saliva se había mezclado, habían compartido al mismo muchacho durante un mes. Pensar eso es suficiente para hacerlo vomitar lo poco que había conseguido comer esa mañana.

—¿Kuroo?— Bokuto se alarma al verlo vomitar, por lo que intenta ayudarlo.

Él no lo sabe, no aún, pero se enteraría en pocos minutos.

Luego de lavarse la boca, Kuroo decide sentar a Bokuto para confesar todo lo que había ocurrido entre él y Oikawa por dos años.

Un relato más agrio que dulce ahora que sabe la verdad sobre Oikawa, Bokuto lo nota con facilidad mientras escucha detenidamente a su mejor amigo, pero no solo puede llegar a escuchar sus palabras para comprenderlo, también puede oír el ruido de su corazón roto en el interior, sus ojos son otro reflejo del amor rechazado.

—Kuroo— cuando termina, él toma la palabra— ¿Estás enamorado de Oikawa, verdad?

Eso es otro golpe directo a su estómago.

—No lo sé...

—Lo sabes— no da a torcer su postura—, y es por eso que te duele esto. No eres un idiota, piénsalo.

En silencio, poco a poco, Kuroo va descubriendo ese sentimiento fragmentado, era algo horrible de reconocer cuando se acababa de perder a la persona en cuestión.

—¡No!— su frustración aumenta— ¡No hice siquiera algo por pararlo!

Bokuto suspira.

—Déjalo, Kuroo, esto no te traerá nada bueno.

—¿Y qué se supone...?

—Conocerás nuevas personas— afirma Bokuto—. Te llevaré ahora mismo a un lugar donde abundan personas para distraerte.

Y, de ese modo, los mejores amigos medio arreglan sus vestimentas para correr lejos de la casa y sus recuerdos, en dirección a aquel lugar donde solo se encuentran diversiones desde la mañana.

Un parque con canchas. Sería imposible que no conociera a alguien nuevo en un lugar como ese.

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