Capitulo 1 Parte 2
Los primeros tres días en el campamento fueron un infierno. Jugabamos en un horario serio todos los días, y por eso nuestras piernas estaban en llamas. Por entonces, no estábamos dispuestos a nada más que no fuera coger algo de comida y dejarnos caer en la cama. Pero nos acostumbramos rápido y para el cuarto día, Mitchell, Winter, Frederickson y yo pensamos que era bueno saltarse un poco las normas y escaparnos por la noche por algo de diversión.
Santa Monica tenia algunos lugares bastante interesantes para que los estudiantes pasaran el rato. Sin alcohol en un sitio llamado The Teen Spirit, lo que estaba bien para todos nosotros con algo de buena música. No nos tomó mucho tiempo para que un grupo de chicas se acercara a nuestra mesa como si fuéramos luz para las polillas. Dos de ellas llevaban puesto algo negro que apenas podía llamarse vestido y las otras tres llevaban unos vaqueros ceñidos y tops que dejaban el ombligo a la vista.
—Hola, chicos,— Dijo una de ellas, batiendo sus pestañas hacia mi. Supuse que tenia unos dieciséis, un año menos que yo.—Por lo general, conocemos a todos los chicos guapos que vienen por aquí. ¿Estan aquí de paso?
De acuerdo, era valiente, y no solo porque se atreviera a venir aquí en unos tacones que eran más largos que mi dedo medio y que claramente le daban problemas para caminar. Me preguntaba si hubiera venido a decirnos esto si hubiese tenido que enfrentarnos a solas, sin ninguna de sus amigas para respaldarla.
—Jugamos al futbol fuera de la ciudad—Le dije—En las próximas semanas, tendrás tiempo para que te acostumbres a vernos por aquí.
Esbozó una amplia sonrisa de bienvenida y puso un mechón de su pelo castaño detrás de una de sus orejas dejando ver unos enormes aros que llevaba como pendientes. —¿Les importa que nos sentemos?
—Seguro.—Cogió un asiento vacío de la mesa detrás de mi y tiró de él poniéndolo a mi lado. No sabía por qué. Tal vez porque Frederickson había puesto una cara esperanzadora cuando las chicas se estaban acercando, o tal vez solo porque era un viejo hábito. Como fuera, me arrepentí de haberlo hecho en el momento en que otra de las chicas tomó una silla también, haciendo lo mismo que su amiga había hecho rozando al mismo tiempo su pierna con la mía por debajo de la mesa. Lo que hizo que quisiera salir de ese lugar.
Como caballeros que éramos, las invitamos a una ronda de sodas y tuvimos una conversación casual, pero a parte de Frederickson, ninguno de los chicos parecia realmente impresionado con la captura que habíamos hecho. La chica que estaba sentada a mi lado, que se había presentado como Sandy, pidió agua mineral y se inclinó un poco demasiado para decir gracias. Cuando mire su cara, todo lo que podía pensar era que preferiría una chica con la cara limpia y natural. Sin todo ese cemento de colores. Me incliné en sentido contrario, volviendo a dejar cierto espacio entre nosotros. No era solo porque estuviera pintada como el primer conejillo de indias de Picasso, sino que también parecía que había caído en el frasco de perfume de su madre, lo que hizo que me picara la nariz.
Me había parado un millón de veces cerca de Lisa y el aroma floral de su champo y jabón nunca hicieron que me lloraran los ojos.
Mitchell tenía problemas intentando rechazar a una rubia, quien pestañeaba coquetamente y le sonreía. Hubiese sido interesante saber si la evitaba por la misma chica que estaba en mi mente justo ahora. Estuvimos cerca de una hora, pero finalmente Tony y yo intercambiamos una mirada que decía Correr y correr tan rápido como puedas.
Para escapar, usamos la peor de las excusas. Que no teníamos permitido estar fuera por tanto tiempo o nos expulsarían del campamento de futbol, lo que no era exactamente una mentira.
—¿Volverán el fin de semana?—Nos preguntó Sandy mientras envolvía un mechón de su pelo en el dedo.—Dios, ¿quién le había enseñado a ligar? Era como si hubiese visto las peores películas jamás creadas y hubiera tomado nota de ellas.
Vale, tal vez no fuera tan malo y, hace un par de meses atrás, yo podría haber incluso participado en el flirteo, pero esa noche. No estaba de humor.—supongo que lo haremos. Pero probablemente traigamos a nuestras novias con nosotros también. Así que, esta ronda, no se repetirá otro vez.
Eso la hizo retroceder, y no me siento culpable en lo más mínimo por soltar esa mierda de mentira. Le di unos toques en el hombro a Frederickson, interrumpiendo su intento de salir con una chica con el pelo rojo como el de él.—Nos vamos, amigo. ¿Te vienes?
Se mordió el labio, pensándoselo seriamente. Luego, se separo de la chica a la que llamó Kelly y atravesó la puerta con nosotros.
—Nunca había estado tan contento de alejarme de un grupo de chicas.—Dijo Mitchell. Mientras trepábamos por la valla de alambre del campamento.
—¿Por qué?—Murmuró Frederickson.— Ellas estaban dispuestas. ¿cuál es tú problema?¿No quieres echar un polvo?
Tony y yo le dimos un golpe en la cabeza a la misma vez.—No me gusta cuando una chica no acepta un no por respuesta.—Le dije, entonces mantuvo la puerta abierta para que el resto se deslizara dentro.—Y la mano de Sandy no había oido esa palabra antes.
Nos metimos en las literas y apagamos las luces.
Al salir a los campos de entrenamiento a la mañana siguiente, supimos a primera vista que iba a ser un día especial. Un grupo de chicas, todas ellas vestidas con las camisetas y zapatos de futbol estaban sentadas en el césped, parecían esperarnos. Era el primer año que las chicas también venían al campamento de fútbol . Al principio pensé que sería una buena idea. Pero cuando el entrenador nos contó que se trataba de crear un equipo mixto, fui un poco escéptico. Nunca habíamos jugado con chicas antes. Eran frágiles y definitivamente no deberían salir al campo con nosotros.
—Hola, Hunter.—Dos chicas de mi clase de química me saludaron.
—Hola, McNeal, Summers.—Dije sin detenerme a hablar con las dos rubias. Cloey Summers era una jugadora capaz, por lo que había visto en los tres días anteriores en el otro campo, y Binna McNeal parecía pegada a sus talones, sin importar lo que pasase.
Por el amor de los huesos de todos, los chicos y yo entonamos hacia abajo un poco cuando empezamos el primer partido. A lo mejor fui un poco estúpido de nuestra parte, porque antes de que la primera mitad del partido acabara, Cloey me había golpeado tres veces, no me refiero de manera suave. Faltas reales. Dos veces chocó contra mi a toda velocidad y la ultima vez enganchó su pierna derecha al rededor de mi tobillo lo que me hizo salir disparado un par de yardas antes de que mi vientre detuviera la caída contra el césped.
Me tomó un momento para bombear aire hacia mis pulmones de nuevo y luego me puse en pie dirigiéndome hacia ella. Gracias a que casi igualaba mi altura, me fue fácil presionar mis cejas contra las de ella para gruñirle en la cara.—Eres toda una dama, Summers.
—Lo siento, ¿herí tus sentimientos— Respondió con una sonrisa que parecía hecha a medida para su problema en los labios.—¿Podemos continuar con el juego ahora o necesitas tiempo para recuperar el aliento, Hunter?
Conocía a esa chica de toda la vida, desde que vivía a solo tres calles de mi casa y nunca me había interesado por ella en lo más mínimo. Pero su estilo agresivo me dejó impresionado ese día, y después de dos semanas de jugadas ocasionales con las chicas, decidí hablar de un tema con los chicos.
The Teen Spirit Fue el lugar donde iríamos a hablar en la noche. No habíamos vuelto desde nuestra primera salida nocturna y me preguntaba si Sandy y sus leonesas estarían por ahí otra vez. Culpable por la mentira acerca de las novias, tenia una sensación de nauseas a medida que atravesábamos las puertas. El sentimiento creció cuando vimos a las chicas sentadas en la barra.
Muy a pesar de lo que Frederickson quería, escogimos sentarnos en una mesa al otro extremo de la sala. El lugar se encontraba lleno ese sábado en la noche. Lo que nos permitió perderlas de vista con bastante facilidad.
-- Estaba pensando.—Empecé, para ser inmediatamente interrumpido por Alex.
—¡Escucha, Escucha!
—¡Cállate, Winter!— Le di un puñetazo en el hombro. —Bueno, ¿qué piensan de llevar un equipo mixto a la escuela?
Los siete se inclinaron hacia delante para apoyar los brazos sobre la mesa.—¿Qué?
—Vieron que jugar con ellas no estuvo nada mal. Estaba pensando que podríamos dividir el tiempo de entrenamiento. Medio tiempo con las chicas y medio tiempo sin ellas.
—Si es que ellas también están de acuerdo.—apuntó Tony.
—Ví a Cloey Summers y sus amigas cerca de la entrada cuando estábamos entrando. Si todos están de acuerdo con la idea. Podría ir a por ellas y discutirlo aquí todos juntos.
Hubo un silencio colectivo. Poco a poco empezaron a aparecer sonrisas en sus caras. —Suena como un buen plan para mi. Estoy dentro.—Dijo Frederickson.
Sabía que él se dejaría influenciar fácilmente porque, de todos nosotros, parecía el que más ganas tenía de divertirse con las chicas.
Mitchell hizo una mueca escéptica.—No sé. Quiero decir, Ellas nunca han jugado partidos grandes con nosotros, así que, ¿por qué sacrificar el tiempo de entrenamiento?
—Puede que no hayamos jugado grandes partidos con ellas, pero sé que Hamilton High tiene un equipo mixto también, y, si no me equivoco, el Riverfalls Rabid Wolves también cuenta con un equipo mixto. Eso son dos equipos a los que podríamos invitar a un partido amistoso de vez en cuando.—Entonces me reí y le di un apalmada en el hombro. —Si te ayuda, le puedes preguntar a tu novia que se una al equipo también.
—¿Quién?¿Lis?—Puso cara de desconcierto.—Ella preferiría tocar a un leproso antes que a una pelota de fútbol. Y no es mi novia.
—Si, claro.—bromeé, pero escuchar la verdad salir de la boca de mi amigo, hacía que me sintiera realmente bien.—Entonces. ¿preguntamos ahora a las chicas a ver qué opinan o no?
Los chicos estuvieron de acuerdo. Me puse en pie y me dirigí hacia la barra, donde habíamos visto por última vez a Cloey, Brianna y otras tres chicas de nuestra escuela. Mala suerte. Justo al lado de ellas se encontraban Sandy y el resto de leonas. Sandy me vio caminar cerca y el hecho de que yo me encontrara solo la hizo parecer feliz. Movió sus labios haciendo aparecer una sonrisa y me dirigió un hola.
—Hey, Sandy.
—¿Sin novia, otra vez?—Sonaba con una mezcla de acusación por la mentira que le había soltado la ultima vez que nos vimos.
No quería darle falsas esperanzas , y más importante, no quería pasarme las próxima hora intentando quitármela de encima otra vez, así que cogí a la primera chica familiar que vi y la coloqué a mi lado de un empujón.—Siento decepcionarte.- -Me incliné para ver quién era la chica que tenia a mi lado y me encontré cara a cara con Cloey. Ella levantó una ceja hacia mí, de una manera lo suficientemente fría como para poder manejar la situación.—¿Estás lista para volver a la mesa conmigo, cari? Le dije con una sonrisa.
Cloey me hizo pasar por un segundo de pánico, pero luego sonrió.—Por supuesto, bebé. Solo déjame decirle a las chicas que nos vamos. Y que decidiste pagarnos una ronda.
Apreté los dientes, detrás de una sonrisa tensa. Pero el rescate valió la pena. Con mi brazo al rededor de los hombros de Cloey, caminamos devuelta a la mesa con el resto de los chicos, sabiendo que sandia podría observarnos con esos decepcionados ojos azules.
Cloey jugó su parte un poco demasiado bien. Exageró cuando puso su brazo al rededor de mi cintura y metió la mano en el bolsillo trasero de mis pantalones.
—Aparta esa mano, Summers.—Gruñí, pero mantuvo la mano.
—¿Por qué? Tienes un culo sexy, Hunter.—Se rió y me pellizco el trasero antes de sacar la mano del bolsillo hacia terrenos más seguros.
Los chicos se habían conseguido sillas para las chicas y yo estuve mas que feliz cuando puede dejar de lado a Cloey y hundirme en mi asiento.
—Vaya, parece como si nos hubiesen estado esperando.—Dijo mientras todos se estaban sentando.—¿Qué pasa?
- Hay algo de lo que queremos hablar con ustedes.- Dije
-¿En serio? Yo que pensaba que solo querías utilizar a una chica para poder escapar de otra.
Hice una mueca.—Si... Gracias por eso.—Entonces pedí unos refrescos para todos nosotros y le contamos a las chicas lo que teníamos en mente.
A todas les había intrigado la idea, en especial porque no tenían realmente un equipo de futbol femenino en el Grover Beach. Todo lo que podían hacer era jugar al futbol en el gimnasio de la escuela y solo si su profesor se encontraba de humor ese día.
—Yo conozco a un par de chicas que les gustaría entrar en el equipo.—Dijo Brinna.—Si no te importa que no todas sean de ultimo curso.
—En realidad, solo Sasha, Tyler y yo, seremos de último curso el año que viene.—Señalé.—Así que no es algo de lo que te tengas que preocupar.
—Genial. Puedo escribirle a algunas chicas cuando vuelva a casa y quedar cuando volvamos. ¿Cuántas chicas necesitas para el equipo mixto?
—Creo que, tendría sentido que, para dividir el equipo a la mitad, sean once buenas jugadoras. Si hay más que se quieran unir, tendremos que hacer pruebas.
Seguimos hablando unas cuantas horas más, antes de que finalmente decidiéramos irnos todos juntos del bar.
—Que todos cojan a una chica.—Dijo Alex sobre el hombro con una sonrisa en sus labios, mientras pasábamos frente a Sandy y sus leonesas por la barra.
Quería coger a Cloey otra vez, porque estaba caminando a mi lado, pero la rubia me dirigió una mirada sombría.—Toma a Brinna.— espetó, entonces se enganchó al brazo de Tony y le lanzó una sonrisa coqueta.—Quiero ser su novia para el paseo hacia la salida.
Mitchell se pasó una mano por su pelo rubio y me ndirigio una estúpida sonrisa. —Lo siento, Hunter.
Brinna era tan buen partido como cualquier otro. Y yo la solté tan pronto atravesamos la puerta. Como sea, Cloey siguió aferrada al brazo de Mitchell todo el camino de vuelta a casa. Después, Frederickson me dejó saber acerca del Flirteo que habían tenido toda la noche y del cual me había perdido.
¿Summers y Mitchhell? ¿Por qué ese pensamiento me hacia sonreír para mis adentros?
Una vez en el campamento, me tomó un cuarto de hora decidirme por un refresco en la sala, solo para poder tener la oportunidad de observar cómo Tony y Cloey se separarían esa noche. Conociendo a Cloey, estaba seguro de que ella iría por un beso y, si lo hacía, conseguiría una oportunidad con Lisa. Si Tony consiguiera novia, ella se daría cuenta, tarde o temprano, de que no era el único chico en el mundo.
Tomé un trago de coca-cola, mientas los miraba por el rabillo de mi ojo. Para mi frustración, no se besaron. Ni siquiera hablaron de otro encuentro. Todo lo que se dijeron fue un buenas noches y ella añadió un que duermas bien, Anthony.
Tony esperó por mí cuando ella se fue y, juntos, entramos en el dormitorio de los chicos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top