Capítulo 23
— ¡¿Cómo pudo caerse por las escaleras?!
—Estábamos limpiando, fue un accidente —replicó una voz femenina.
Abrí los ojos lentamente, observando a Cinthya enfurruñada, con una mueca culpable, mientras Kevin la reñía bastante molesto.
— ¿Y qué hacía Eli limpiando en su estado?
— ¡Ya, ya, tranquilos! Fue un accidente, esas cosas pasan. —Mi voz salió bastante ronca mientras me incorporaba despacio en la camilla.
—Sí, pero no debería pasarles a personas que aún se están recuperando de un choque —dijo en cambio mi amigo, mientras el alivio se reflejaba en sus ojos al verme despierto.
—No es culpa de Cinthya, estoy bien.
—Yo no estaría tan seguro. —Mi doctor atravesó la puerta en ese momento con algunos papeles en sus manos, al verme sonrió un poco, para luego devolver su atención a las hojas.
— ¿Qué sucede? —preguntó Cinthya preocupada, observando mis piernas con miedo.
—Con esta caída hemos retrocedido enormemente en tu recuperación, tus piernas aún se encontraban débiles, así que deberás hacer rehabilitación de nuevo —contestó el hombre viéndome serio, con el regaño impreso en su voz. Bajé la cabeza.
— ¿Lo que significa que...? —pregunté mirándolo de nuevo.
—Tendrás que quedarte aquí unas semanas. —Mi mirada cayó de nuevo a mi regazo. Había sido mi culpa, fui descuidado.
—Bien, quiero empezar con la rehabilitación lo antes posible.
—Por ahora descansa, mañana te diré cuando comenzaremos. — Asentí a sus palabras y con una pequeña inclinación de su cabeza, salió de la habitación.
Tomé mi cabeza entre mis manos, me había empezado a doler un poco.
—¿Estás bien, Eli? —preguntó el castaño mientras se sentaba en un lado de la camilla, tratando de no tocar mis piernas.
Asentí.
— ¿Hace cuánto estoy aquí?
—Te trajimos en la tarde, ya es de madrugada, así que... unas cuantas horas
— ¿Y mi madre?
Ambos se dedicaron una mirada y luego fue Cinthya quien respondió de nuevo.
—Ella estuvo aquí hasta hace un rato. Se sintió algo indispuesta, así que Dylan la llevó a tu casa, la está acompañando por el momento junto a mi tía. Chris vino temprano, pero al saber que estabas estable tuvo que irse para seguir arreglando el papeleo de su mudanza y... llamamos a Lucas, dijo que estaría aquí mañana, de ser posible a primera hora
Asentí a sus palabras, preocupado por mi madre, sabía que estaba en buenas manos pero aun así temía que esos malestares pudieran convertirse en algo peor.
Por otro lado, el que Lucas viniera pronto me tranquilizaba bastante.
—Me alegra verte despierto. —Luis entró en ese momento con una bolsa en una de sus manos y un refresco en la otra—. Traje la cena.
Cinthya le sonrió encantada y Kevin le arrebató la bolsa para comenzar a devorar su parte.
Miré al recién llegado con una sonrisa, Luis me dio un pequeño abrazo para hacerse un espacio junto a mí en la camilla.
—Disculpa, hermano, pero estoy agotado, así que si no te molesta echaré una pequeña siesta. —Asentí a sus palabras, revolví sus cabellos con cariño, dejándolo relajarse a mi lado.
Sentí mis párpados pesados, así que me acomodé lo mejor que pude, dejándole suficiente espacio al chico, para luego cerrar los ojos.
Desperté sintiendo unas suaves caricias en mi cabello, sonreí inconscientemente al adivinar al causante de ellas.
—Me has dado un tremendo susto, otra vez. —Lucas me sonrió y a continuación dejó un suave beso en mis labios—. ¿Podrías por favor tener más cuidado? Quiero que te recuperes, pero a este ritmo...
—Son accidentes, Lucas, no los puedo evitar por completo. —Él negó lentamente y procedió a sentarse a mi lado mientras me rodeaba con sus brazos —. Lo siento, tuviste que volver antes —comenté refiriéndome a el tiempo de calidad que había estado pasando con su padre.
—No te preocupes, solo fue un día. Papá lo entendió perfectamente y te deseó una pronta recuperación.
Recosté mi cabeza de su pecho y solté un pequeño suspiro mientras una duda asaltaba mi cabeza de pronto.
—Espera... tu cumpleaños será en tres días y yo... ¡¿Tendré que quedarme aquí?!
Lucas frunció el ceño, permaneció unos segundos observando las sabanas con un gesto pensativo. Finalmente me miró y contestó como si nada:
—Tendremos que traer el pastel hasta aquí —Negué rápidamente, mirándolo molesto.
—No puedo permitir que celebres tu cumpleaños en un hospital, cuando ni siquiera eres tú el hospitalizado. —Lucas sonrió y me miró tranquilo como si celebrar su cumpleaños en este lugar no fuera un problema para él.
—Estarás conmigo, no importa dónde tenga que soplar las velas.
No estaba de acuerdo con la idea, había estado planeando algo especial con los chicos para él. Ahora no podía ser porque yo había me caído como un idiota por las escaleras. Bueno, tampoco había sido mi culpa, pero el accidente no pudo ser más inoportuno.
—Ya veremos qué hacer, tranquilo. Ahora lo importante es que te recuperes y pongas esas piernas en funcionamiento de nuevo.
Asentí resignado y volví a acurrucarme entre sus brazos.
—Lamento interrumpir —Observé al hombre de bata blanca y a la enfermera que venía detrás de él—, tenemos que hacerte algunas radiografías para saber si podemos empezar con tu rehabilitación esta misma tarde.
Dicho esto, Lucas me dijo que iría por algo de comer mientras el personal hacía su trabajo. Luego de realizar las radiografías y palpar mis piernas minuciosamente, decidieron que era muy pronto y pospusieron mis terapias para el día siguiente. Me inyectaron algunos medicamentos para que estuviera lo más cómodo posible, en caso de dolor.
El pelinegro se mantuvo a mi lado mientras me relataba las cosas que había hecho con su padre, su hermana y su madrastra. Mantuvo una sonrisa en el rostro mientras hablaba, así que pude deducir que se había estado divirtiendo.
Mi madre llegó casi entrada la noche, luciendo un poco pálida. Aun así, sonrió al comprobar que estaba bien y luego de unas horas haciéndome compañía, le pedí que se fuera a casa. No quería que se sintiera mal de nuevo, ella también debía descansar hasta que supiéramos exactamente qué es lo que estaba pasando dentro de su cuerpo.
Lucas se quedó conmigo esa noche y a pesar de que prepararon un sofá para que pudiera dormir cómodo, prefirió acompañarme en la camilla, teniendo especial cuidado de no tocar mis piernas.
Los demás chicos me visitaron en la mañana y Cinthya me dijo que no me preocupara por el cumpleaños de su primo, entre todos habían estado buscando la manera de que pudiera ser un día divertido y feliz a pesar de las circunstancias.
Ese día también íbamos a hacer la despedida de Chris, ya que este nos había dicho que se iría en una semana. Estudiaría lejos, pero prometió mantener el contacto con todos nosotros, lo extrañaría. El chico, sin duda alguna, se había hecho un espacio en nuestras vidas y todos habíamos desarrollado un gran cariño por él.
Cinthya se disculpó por lo sucedido, alegando que no debió pedirme ayuda para limpiar, sabiendo que mi recuperación no estaba completa. La miré con una sonrisa y le aseguré que no era su culpa, los accidentes pasaban y ya no podíamos volver atrás.
Mi rehabilitación no estaba siendo tan incómoda y dolorosa como la última vez, progresé mucho en los dos días que pasaron.
—🍁—
—Cumpleaños feliz, te deseo a ti... —canté con suavidad en la oreja de Lucas, quien se encontraba durmiendo a mi lado con un poco de baba cayendo por la comisura de sus labios. Este último detalle me hizo soltar una risita mientras cantaba.
Éste abrió sus ojos despacio y, enseguida, una enorme y preciosa sonrisa apareció en su rostro.
—Gracias —susurró al tiempo que terminaba de cantar.
Se estiró un poco y limpió los restos de saliva en su boca, se acercó para dejar un rápido beso en una de mis mejillas y se levantó en dirección al baño. Al salir, me abrazó fuerte para luego comenzar a besarme con dulzura, mordiendo con suavidad mis labios para después introducir su lengua despacio. Permanecimos besándonos por un largo rato, ajenos a todo a nuestro alrededor.
Aún no sabía cómo íbamos a celebrarlo, pero este día era especial ya que había nacido la persona que más quería y la causante de la enorme sonrisa que me hacía doler las mejillas.
Hice mi rehabilitación esa tarde y me dijeron que me trasladarían a una habitación más grande por esa noche. Asentí confuso a las palabras de la enfermera.
¿Y eso para qué?
Mis ojos se abrieron con sorpresa una vez entré en la habitación: tenía algunos globos pegados al techo, una mesa en el centro con varios platos sobre ella y había dos carteles que rezaban "Feliz cumpleaños, Lucas" y el otro "Te extrañaremos, Chris".
Una vez se aseguraron de que estuviera cómodo en la camilla, salieron para dar paso a mis amigos que entraron con varias bolsas en sus manos y una caja con lo que supuse era el pastel. No pude evitar sentirme culpable porque tuviéramos que celebrarlo aquí, pero al ver la cara de felicidad y asombro de Lucas estos pensamientos abandonaron mi cabeza de inmediato para centrarme en el pelinegro, después de todo era su día.
—Fue realmente difícil convencer al hospital de que nos permitieran hacer esto, pero casualmente el director es amigo del padre de Chris, así que después de algunas súplicas nos concedió hacer esto. —Miré agradecido a Cinthya y esta, a su vez, me guiñó un ojo para después colocar la comida en los platos.
Al rato llegó mi madre y la madre de Lucas. Todos se sentaron en los sillones de la habitación mientras charlaban y devoraban todo lo que había en la mesa.
Yo observaba todo con una sonrisa y participaba de vez en cuando en las conversaciones. Mis piernas habían comenzado a doler, pero no quería preocupar a nadie así que respiré profundo y traté de ignorar la molestia que se alojaba en mis extremidades inferiores.
— ¿Te sientes mal? Estás sudando un poco. —Lucas tocó mi frente y a continuación tomó un paño y me limpió con cuidado—. ¿Quieres que llame a alguna enfermera?
—No es necesario, solo me duelen un poco —respondí señalando mis piernas —, nada grave. ¿Tú lo estás pasando bien?
El asintió y miró alrededor por un momento.
—Todas las personas que se encuentran aquí son importantes para mí, me alegra poder pasar este día con ellos, eso es suficiente. — Asentí entendiendo.
— ¿Qué tal? Yo siento que no me va a caber el pastel, pero haré el sacrificio, se ve delicioso. —Reí ante las palabras del rubio que ahora se encontraba a mi lado.
Chris sonrió y me acercó una galleta con una salsa que había preparado Cinthya, la comí con gusto. El doctor había dicho que no comiera demasiado, así que apenas y había probado los pasapalos.
— ¿Cuándo te irás? —preguntó Lucas mientras tomaba algunas papitas.
La relación entre él y Chris había mejorado bastante, incluso ahora podía decirse que el pelinegro lo extrañaría al igual que todos nosotros.
—Pasado mañana, debo ocupar la habitación en la residencia o podrían dársela a alguien más.
—Nunca nos dijiste que ibas a estudiar —cuestioné mientras comía otra galleta, la salsa estaba bastante rica.
—Arquitectura, me decidí por esa. —Se encogió de hombros mientras iba por otra galleta.
—Espero que te vaya bien, visítanos de vez en cuando. —Él asintió mientras levantaba su pulgar.
Cantamos el Cumpleaños feliz unos minutos más tarde, el pastel había quedado buenísimo y Lucas parecía un niño pequeño con los ojos brillando y las mejillas llenas del dulce.
Verlo tan feliz me ponía feliz a mí también. Sin embargo, mi madre empezó a sentirse demasiado mal, unas enfermeras le ofrecieron una camilla en la habitación contigua y ella agradecida fue a recostarse. Les pedí que, por favor, al día siguiente la revisaran, no era normal todo eso y también les pregunté por los resultados de sus exámenes.
Me aseguraron que mañana la revisarían y que los resultados estarían listos en la tarde. Eso me dejó un poco más tranquilo.
La fiesta se apagó un poco después de eso y una hora más tarde decidieron que ya había sido suficiente celebración por el día de hoy. Después de recibir un abrazo de cada uno de mis amigos, se fueron a sus respectivas casas con una sonrisa y aseguraron visitarnos mañana. Solo Lucas se quedaba conmigo, ya que era lo suficientemente necio como para no querer dejarme solo.
No me molestaba en lo absoluto su compañía y dormía muy cómodo entre sus brazos.
Esperaba que en el día de mañana me dieran buenas noticias.
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