Capítulo 11
— ¡Eli! ¡Eli! ¡Eli! —Me levanté de golpe mareándome un poco. Miré extrañado a todos lados para ver quién había gritado.
— ¡Al fin despiertas! —Lucas me miraba con una sonrisita burlona.
Me acosté de nuevo.
— ¿Por qué gritas tan temprano?
—Ya es tarde y en cualquier momento tu madre vendrá a felicitarte. Estábamos durmiendo en una posición muy comprometedora y no me soltabas, así que tuve que despertarte. — Dicho esto se sentó en la cama y me miró con una sonrisa.
— ¡Feliz cumpleaños! —Sonreí.
Se inclinó y besó mis labios dulcemente.
—Debo irme, te veo más tarde.
Asentí despacio, viendo cómo salía por la ventana hacia su habitación.
Me giré para dormir un poco más, pero fui interrumpido por mi madre, quien entró azotando la puerta y gritando muy fuerte.
—¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, CARIÑO!!!
Se abalanzó sobre mí y me estrujó para luego repartir besos por toda mi cara.
—Gra-gracias, mamá. —Finalmente me soltó y me miró con una gran sonrisa.
Se levantó y se dirigió a la puerta.
—Aséate y ven a comer, te tengo un rico desayuno.
Asentí sonriendo. Estiré mis brazos mientras soltaba un gran bostezo, restregué mis ojos y miré mi habitación.
Ya son diecisiete, me siento viejo.
Finalmente me levanté y me dirigí al baño. Cepillé mis dientes, hice mis necesidades, me coloqué algo más decente que mi gran camisa y me fui a la cocina.
Al llegar pude ver un gran plato de panqueques con fresas encima, varios potes de mermeladas y un vaso de chocolate caliente.
Te amo mamá.
Me senté en la mesa con una gran sonrisa y, después de agradecer a mi madre con un gran abrazo, empecé a devorar mi desayuno.
Ella se sentó frente a mí con su plato de panqueques y me miró divertida.
— ¿Vas a salir hoy?
—Mmm, no, no tengo nada planeado. Se supone que haremos una reunión aquí y eso, ¿no?
Ella se encogió de hombros, terminó de comer y se metió de nuevo en la cocina.
La miré extrañado.
Sonó el timbre, terminé el último bocado y me levanté.
— ¡Feliz cumpleaños, Eli! —Miré sorprendido a Chris, quien me miraba con una gran sonrisa y los brazos abiertos.
Le sonreí y lo abracé.
—Muchas gracias, me sorprende que estés aquí. ¿Cómo sabes dónde vivo? —Me hice a un lado invitándolo a pasar.
—Soy tu distracción.
— ¿Qué?
— ¿Quién es, Elián? —Mi madre asomó su cabeza para luego acercarse.
—Mamá, él es Chris, un amigo. Chris, ella es mi mamá. —Los presenté.
—Mucho gusto, señora —saludó el rubio cortésmente.
—Un placer, dime Verónica. ¿Quieres un poco de chocolate caliente?
—No se moleste, de hecho solo vengo por Eli —Lo miré con el ceño fruncido.
— ¿Por mí?
Él asintió.
—Cámbiate rápido, te espero. —Al ver que no me movía de mi sitio, me empujó para luego sentarse en el sofá.
Extrañado aún por esta situación, entré en mi habitación y me cambié.
Salí al rato y Chris parecía enfrascado en una conversación con mi madre sobre el pasticho y las distintas maneras de hacerlo.
—Ya estoy listo. ¿A dónde iremos?
—Es una sorpresa. —Me guiñó el ojo en una mueca graciosa. A continuación, se levantó del sofá—. Muchas gracias por los consejos, Verónica, traeré a Eli temprano. ¡Nos vemos!
Tomó mi mano y me sacó de casa.
—Aún no me has contestado, ¿a dónde iremos? Y... ¿a qué te refieres con distracción?
—Ya lo verás, no preguntes, solo diviértete, después de todo es tu día.
Lo miré curioso, pero al final solo me encogí de hombros y lo seguí.
— ¡TARÁN!
— ¿Es en serio?
Mi cara era de sorpresa al ver que estábamos en un enorme, enorme, centro de videojuegos. Era el más grande del estado y uno de los mejores, jamás había venido porque, bueno, al ser de los mejores también era de los más caros.
—Pues sí, sé que te gustan los videojuegos y siempre quise venir aquí desde que me mudé, así que entremos. —A continuación, me empujó para entrar al centro.
—Espera, esto es demasiado caro, no traje mucho dinero.
— ¿Eres tonto? Si te traje es porque yo pagaré, ni se te ocurra negarte. Entraremos ahí y haremos desastre, así que sé un buen chico y disfruta de mi regalo.
—No puede ser... —Miré hacia el centro, es verdad que moría por entrar, pero también me daba vergüenza que Chris pagara por esto. Al ver su cara emocionada no pude negarme, decidí aprovechar por esta vez, luego se lo devolvería de alguna forma.
—De acuerdo, entremos.
Al entrar, mis ojos se abrieron del tamaño de los platos enormes que mi madre tenía para ocasiones especiales.
Había de todo, de todo, desde realidad virtual, baile, deportes, canto, acción, lo que fuera. Me sentía como un niño pequeño y lo único que quería era salir corriendo y jugar con todo.
— ¿Listo?
Asentí y empezamos el recorrido.
Perdí por completo la noción del tiempo y solo cuando vi la hora en mi teléfono, al recibir un mensaje, fue que me di cuenta de lo tarde que era. ¡Habían pasado casi 5 horas!
Jugamos por última vez Just Dance y salimos de allí.
Me divertí muchísimo, cuando salimos la claridad del día me cegó por completo.
— ¿Lo pasaste bien? —Chris me preguntó mientras restregaba sus ojos.
—Sí, muchísimas gracias por traerme. —Le sonreí agradecido—. ¿Volveremos a casa?
—Déjame revisar. —Lo miré curioso, sacó su teléfono y luego de escribir en él y soltar una pequeña risita, me miró sonriente—. Parece que aún no podemos volver, así que iremos a comer algo.
¿Qué no podíamos volver? Lo miré extrañado. ¿Qué están planeando todos?
Sin embargo, no le tomé importancia, si era una sorpresa lo mejor era seguirles la corriente, pensando esto decidimos comer hamburguesas.
~Lucas~
Esto era un verdadero desastre.
Decidimos entre los chicos, mi madre y la madre de Eli, realizar una fiesta sorpresa para él, ya que en todos sus cumpleaños solo repartíamos un pastel, preparábamos un banquete y eso era todo. Quería hacer algo diferente esta vez, pero... esto estaba fuera de control.
Acordamos hacerla en casa de Luis, ya que tenía un enorme patio trasero, así que hablamos con su padre y su abuela, estos estuvieron de acuerdo de inmediato ya que adoraban al cumpleañero.
Hacer una fiesta sorpresa no es fácil, incluso tuve que faltar a mi práctica.
Chris fue elegido para ser la distracción de Eli, cosa que no me agradó mucho, aún no me quedaba claro si el chico gustaba de él o no. Pero debía encargarme de esto, así que después de explicarle el plan y apreciar su entusiasmo por la fiesta, estuve de acuerdo.
Y ahora, los problemas.
El amigo de Kevin, quien iba a colocar la música, no contestaba su celular y no teníamos un reemplazo. Cinthya había tenido la "brillante" idea de proponer una máquina de espuma, cosa que era jodidamente difícil. Mi madre y Verónica estaban atareadas con la comida, hicieron demasiada, y Luis había decidido invitar hasta al perro, dijo que mientras más gente mejor y de paso les había pedido que cada uno trajera una botella de alcohol.
Ya me dolía la cabeza.
— ¡Contestó! —Kevin corrió hacia mí, el muy tonto no vio uno de los cables para las luces, tropezó y cayó. No pude evitar reírme a carcajadas al ver su cara sucia y algo magullada por el impacto.
— ¿Qui-quién contestó? —pregunté tratando de dejar de reír, mientras lo ayudaba a levantarse.
— ¡Óscar! Dijo que había tenido un pequeño accidente con su auto y que por eso no pudo contactarnos, ya viene en camino.
Suspiré aliviado, un problema menos. Para los dieciocho de Eli, lo llevaré a una discoteca, nada de fiestas.
Al rato recibí un mensaje de Chris preguntando si ya podían venir, le contesté que no, que aún faltaba un poco, le sugerí que llevara a Eli a comer o algo.
Después de casi dos largas horas todo estaba listo, había muchísima comida y dulces, la torta era enorme, la música estaba bien, las luces, la decoración. Hasta habíamos conseguido la máquina de espuma, cosa que parecía increíble.
Miré todo satisfecho y algo cansado.
Verónica, mi madre, el padre y la abuela de Luis salieron y nos dieron su aprobación.
—Muy bien, chicos, ya sabemos que son adolescentes y que al parecer habrá mucho alcohol. —Verónica miró con reproche a Luis, quien solo sonrió avergonzado—. Les pedimos que disfruten, pero se controlen, tampoco hagan un desmadre. Los adultos estaremos en la casa, así que la fiesta se queda afuera y cuiden de Eli, es todo.
Dicho esto, entraron a la casa.
Bien, era hora de llamar al cumpleañero.
~Elián~
Después de comer, regresamos. Lo que me extrañó es que no fuimos a mi casa, estábamos en frente de la de Luis. Se escuchaba música y bastante alta.
— ¿Qué hacemos aquí? ¿Qué hicieron? —Miré a Chris esperando una respuesta.
—Ya lo verás, entremos. —Me jaló del brazo hacia el interior.
—Cariño, llegaste. ¡Feliz cumpleaños! —Mi madre me recibió con un fuerte abrazo, luego fue Trina, el padre de Luis y su abuela. Esta última me llenó la cara de besos babosos.
— ¿Hicieron una fiesta? —pregunté emocionado.
— ¡Sorpresa! ¡Diviértete mucho!, pero con moderación, no quiero que termines desmayado en algún lugar. Te amo.
Dicho esto, me dio un pequeño empujoncito y salí junto a Chris al patio.
¡Santo Dios! Se habían esmerado.
La fiesta se veía increíble, la música estaba altísima, había mucha gente, comida por doquier, botellas en cada sitio y... ¿Eso era espuma?
— ¿Te gusta?
Chris me sacó de mi trance, me miraba sonriente esperando mi aprobación.
— ¡Es increíble! No puedo creer que hicieran todo esto, con razón dimos tantas vueltas. ¡Muchas gracias!
—Me alegra que te guste.
— ¡ELI! —escuché a Cinthya gritar mientras corría hacia mí, vestía unos pantalones negros ajustados y una blusa turquesa, junto a su cabello suelto.
Una vez me tuvo cerca, alzó sus brazos y me envolvió con ellos mientras me deseaba un feliz cumpleaños. Luego vinieron Luis, Kevin, Dylan y unos cuantos compañeros de clase, pronto me vi rodeado de gente que me felicitaba y me estrujaba.
Finalmente, sentí unos brazos por detrás que me jalaron sacándome de la multitud.
— ¡Lucas! —Lo miré sonriente para luego abrazarlo.
— ¿Te gusta? —me susurró al oído, con su cara en mi cuello. Asentí.
—Me encanta, muchas gracias.
Él me soltó sonriente, estaba bastante guapo, llevaba unos jeans algo ajustados, una camisa de botones gris y su cabello medio alborotado.
Tomó mi mano y me jaló al interior de la fiesta.
Empecé por la comida, la cual estaba deliciosa, había muchos dulces, papitas y demás golosinas. También botellas de alcohol, y la cantidad de estas me decía que este lugar sería una locura en unas horas.
Pronto todos nos pusimos a bailar y la espuma llenó el lugar, mi cabello estaba repleto de ella. No entiendo cómo los adultos dentro de la casa o los vecinos no se quejaban.
Entre tanta gente divisé una cabellera rubia que no me gustó mucho.
— ¡Lucas! —exclamó la chica.
—Lucy, ¿cómo llegaste? —Lucas la miró sorprendido.
—Luis invitó a Rachel y si ella viene pues yo también, no podía dejarla venir sola —dijo ella sonriente.
—Le pregunté si quería acompañarme —confirmó Rachel —, disculpa por no avisar antes
—Cla-claro... —El pelinegro me miró algo nervioso. Suspiré, no iba a enojarme por ellas, era mi día.
—Espero disfruten la fiesta. —Les sonreí a ambas, Lucy me miró sorprendida, pero finalmente las hermanas se unieron y también empezaron a bailar.
Dos horas. Ese es el tiempo que bastó para que prácticamente ninguna persona en la fiesta estuviera en sus cinco sentidos.
Había tres competencias de beber, las tres de licores diferentes. Gente en lugares oscuros, tragándose quizás. Algunos cantaban a todo pulmón, unos cuantos estaban haciendo de strippers, entre ellos Kevin.
¡Kevin!
Mi estómago dolió de tanto reírme y mis ojos lloraron al ver el "show" del castaño.
Aunque debo decir que no lo hacía nada mal, lo que si me preocupa un poco es el modo en que Dylan está mirando a mi amigo, como si quisiera devorarlo entero. No me había dado cuenta que al chico le atraía Kevin.
Dejé de ver el show y quise buscar alguna bebida, solo para encontrarme algo bastante impactante. Miré boquiabierto como Cinthya y Luis, estaban devorándose en un rincón a la vista de todos... creo que me entrará una mosca.
Pude divisar a Lucas que miraba algo molesto a la parejita, me acerqué a él y lo abracé.
—No me esperaba eso
—Ni yo, como la lastime lo dejaré sin orejas.
No pude evitar reír, tomé su mano y lo arrastré a buscar alguna bebida. Encontré tequila, me serví en un vasito, tomé un poco de sal, un limón y lo tomé todo de golpe. Tosí un poco y Lucas se burló de mí.
—Si haces eso, pronto perderás tus sentidos —Me encogí de hombros y tomé otro —. No tomaré otra cosa
Lo arrastré a donde todos movían sus cuerpos al son de la música, coloqué mis brazos sobre sus hombros y comencé a bailar.
Lucas, sorprendido por mi atrevimiento, tomó mis caderas y se movió él también mientras una sonrisa burlona aparecía en su rostro.
Esta noche será larga.
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