Prólogo

—Oh, ¿hola? —al ver al chico delante de la tumba de mi hermano me sorprendí, nunca lo había visto por aquí.

Automáticamente al oír mi voz se giró, mis ojos se encontraron con unos enormes ojos negros, tenía perforaciones tanto en su ceja derecha como en su labio, era guapísimo.

—Hola —dijo, con voz ronca —¿Son rosas blancas?

—¿Qué?

—Lo que traes en las manos ¿qué si es un ramo de rosas blancas? —miré las flores que sostenía entre mis manos. Sí, eran blancas, y también rosas ¿pero porqué preguntaba algo que ya estaba viendo? ¿Y porqué yo seguía preguntando cosas sin sentido?

—Eh...sí, son preciosas ¿Verdad? Además, tienen un olor exquisito —dije, atropelladamente.

¿Porqué tenía que hacer tanto el ridículo? Ah claro, porque me llamaba Lee Joa, sí, ese era mi nombre. Sin embargo, él me seguía mirando con una seriedad que me acojonaba muchísimo.

—Como tú —me paralicé.

—¿Qué?

—¿Que qué haces tú aquí? —desvió el tema inmediatamente, lo dejé pasar porque en sí esto se tornaría un poco incomodo si seguíamos por ese camino.

—Es...es la tumba de mi hermano, Lee Jobin ¿lo conocías? —pregunté.

—Era mi mejor amigo, nos hicimos amigos el primer día que entramos al servicio militar —me contó, yo asentí, mi hermano ni siquiera tubo tiempo de contarme de que tenía un amigo.

—¿Qué fue lo que realmente pasó? —nos colocamos uno al lado del otro mirando si tumba. 1997-2021, era incluso asombroso que hubiese muerto tan joven.

Oí al chico a mi lado suspirar y lo miré percatándome de su rostro caído. Él sabía muy bien lo que había pasado, y me di cuenta de que lo había vivido en carne propia, era difícil para él. Y lo entendía.

—Una granada, le dije que se apartara, pero Yoobin era terco como ningún otro, él quería sacar a Kim a como diera lugar —tragó saliva, era incluso difícil para mí imaginármelo.

¿De quién había sacado mi terquedad sino?

—"Terco como ningún otro", sí, ese era mi hermano —respondí tratando de aligerar el ambiente, pero era imposible, hasta que lo vi tomar una bocanada de aire y mirarme.

—Jeon Jungkook —me tendió su mano toda tatuada y yo me quedé unos segundos mirándola.

—Lee Joa —su mano envolvió la mía de una manera increíble, yo era una partícula a su lado, al menos pequeña mi mano era, eso sin duda alguna.

Fue ahí cuando me enamoré completamente de sus arrugas en los costados de sus ojos al sonreír, nunca había visto sonrisa más preciosa.

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