Parte 5
El tren que me trasladaría a Busan no se había retrasado, estuvo en tiempo y hora como era de esperarse. Me despedí de Jimin y Gisok con un abrazo y un: suerte, por su parte y me subí al vehículo, me coloqué del lado derecho pegada a la ventana para ir viendo todo el camino a Busan, y así pasó.
Durando todo el trayecto pensé en miles de posibilidades de cómo veria a Jeon, si me trataría mal, si ya se había olvidado de mi como tanto parecía querer con su última llamada, si me trataría como una desconocida, o me trataría normal, a lo mejor todavía me amaba, y cuando me viera de diera cuenta que la hacía tan intensamente como yo lo hago.
A lo mejor estaba resentido, y me guardaba rencor, porque conocía a Jungkook y esta posibilitad me tenía más nerviosa que nunca, porque sabía como era.
Pero no me importaba, le contaría que encaré a mis padres, que les dije todo lo que años no le había dicho, por él, única y exclusivamente por él.
Una vez estuve en Busan luego de unas pocas horas, bajé del tren y llamé a un taxi para que me llevara al lugar indicado.
Cuando el muro de semento con el nombre del cuartel en la entrada me recibió, fue inevitable no ponerme tan nerviosa que hasta la maleta tembló en mi mano una vez el chofer me ayudó a bajarla.
Cuando el taxi me dejó allí, cogí una bocanada de aire para llenarme de un valor que no parecía tener tanto como en mi mente, siempre me repetía que tenía que estar segura pero la verdad se veía cuando lo hacía y me ponía más insegura de lo que debía.
Pero lo hice, caminé pasando por la grande portada de malla y semento y pasé por un camino de piedras, pasé por una entrada en forma de arco y me introduje todo lo que pude ya que no veía a nadie que viniera a recibirme. Cuando lo hice, y alcancé la tierra adornada por árboles en un área que parecía de recreo, un hombre vestido de militar chocó conmigo y mi maleta calló al suelo. Aquello era como estar en un campo abierto, con habitaciones y edificios en diferentes áreas y otras portas que conducían a lo que supuse el campo de batalla para entrenamiento, era más bonito de lo que pensaba. Aunque si era sincera, lo que menos me esperé en mi carrera de medicina fuera terminar trabajando para el ejército, pero aquí estaba, por amor.
—Disculpa, por Dios, no te vi —me habló el chico agarrando de inmediato mi maleta para levantarla. Cuando me miró me sonrió de manera dulce y sus hoyuelos aparecieron, era bastante guapo, y le devolví la sonrisa por cortesía y agradecimiento.
—No pasa nada, era yo la que venía entretenida —hablé para él quitándole importancia, se había visto realmente perturbado por chocarme.
—Okey —enseño sus dientes, tenía unos labios bastante gruesos y llamativos —Disculpa que te diga, pero, las visitas son los sábados a partir de las ocho de la mañana y si no me equivoco hoy es...
—Lunes, lo se —terminé por el —No vengo a ver a nadie, soy del cuerpo médico.
—Ah, claro, ¿Vienes con el doctor Lee? —supe al instante que preguntaba por mi padre, y negué.
—Doctora Lee en este caso, he venido yo, soy su hija —contesté. Él me atendió.
—Lo siento entonces, es que no estamos acostumbrados a ver mujeres aquí excepto los días de visita a nuestras madre, hermanas y novias —se excusó, yo hice un ademán sin importancia.
—Lo entiendo, esto es un lugar para hombres.
—Totalmente, solo hay hombres aquí —contestó —Por cierto, soy Song Kang —estiró su mano y yo la estreché al instante.
—Lee Joa —también me presenté.
—Vaya, las manos de un médico son mucho más suaves de lo que me imaginába —ante su comentario sonreí sin evitar sonrojarme.
—¿Song? ¿Qué haces aquí? Te estaba esperando en vestidores con los demás —Kang se dio la vuelta al mismo tiempo en el que reconocí ese tono grave, tan profundo como lo recordaba, y Kang cuando se apartó para un lado dejándome vista alejados a él pero de frente ambos, sus ojos calleron en mi y pude ver como sus orbes de expandían sin miedo a ocultarlos.
—Sin querer choqué con la nueva del cuerpo médico, se llama...
—¿Joa? —mi nombre salió de sus labios, y me estremecí, por un momento pensé correr y abrazarlo con tanta fuerza hasta quedarme y dejarlo sin oxígeno, pero no lo hice, me quedé estática —Song, retírate —demandó mirando solo de reojo al chico alto.
—Sí, señor —se puso firme e hizo un saludo colocando su mano a la altura de su frente para retirarse.
Ambos quedamos solos, y no supe realmente qué decir.
—Kook...
—¿Qué haces aquí? —fue la pregunta que soltó y mi ceño se franció. Por nuestro lado pasaron unos soldados y no mencionamos nada debido a la falta de privacidad —Vamos a mi oficina.
☆
No es un secreto decir que me he inspirado en un manga que hace un editor buenísimo y que es KookV, muchas escenas son inspiradas en ello. En fin, lo he dicho, aunque muchas estoy segura que se habían dado cuenta.
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