Parte 1
Jung Woosok. Sí, preciosísimo y todo, muy educado y cumplía con todos los estándares que mis padre querían. Pero había un pequeño detalle: qué no cumplía con los míos, y aún así tenía que aguantarme. Porque mi vida ya había sido planeada para que llegase justo a este momento con este chico.
—Tienes que hacerlo, tienes que casarte con ese chico, es bueno para nosotros, es lo que nos pondrá en la cúspide de todo, con más clase, más reputación, más presencia, nunca te rebajes a un nivel inferior, Joa ¿entendido? —las palabras de mi padre no era algo a lo que yo pudiera decir si o no. Era algo de si o sí.
—Entendido, padre —asentí, inexpresiva como ninguna.
Era bueno para ellos, pero...¿y para mí? ¿Era bueno para mí casarme con alguien a quién no amaba? ¿A alguien a quien apenas conocía? ¿Alguien que según mis padres era bueno para ellos? Estaba claro que mi felicidad no entraba en ese término. A quien iba a engañar cuando mi felicidad solo era él.
☆
Kookie💕
Salí de pase hoy. Podemos vernos si quieres.
Es lo que más deseo.
¿Entro por donde siempre?
Voy a dejar la ventana abierta.
Aún sin que me dijera nada yo la iba a dejar abierta, porque dejarla abierta cuando la miraba me venían los recuerdos de las veces que pasaba por ella para verme.
Odiaba con todas mis fuerzas no poder estar con él como nos merecíamos. Jungkook no era aceptado por mis padres por ser de una clase social y económica más baja que nosotros, no era un muerto de hambre, pero era inferior a nosotros.
Pero lo amaba con todas mis fuerzas, él también me amaba y por eso seguíamos viéndonos clandestinamente. Cuando estábamos juntos todo lo demás era irrelevante. Solo existíamos Joa y Jungkook.
Al principio comenzó todo como una amistad, la amistad que había creado aquel encuentro en la tumba de mi hermano, pero nuestra amistad se nos salió de las manos, porque los amigos no se besaban ¿no? Y nosotros lo hacíamos mucho, y hacíamos también otras cosas además de besos.
Estábamos perdídamente enamorados del otro. Jeon pasaba su primer año en el servicio militar, sabía que quería interesarse por ese mundo, ser militar, apoyar en la guerra, subir de rango hasta capitán, ese era su sueño y no tenía duda de que lo lograse pronto, yo por mi parte era amante de la medicina, cursaba mi segundo año en la especialidad, otro dato que mi papá veía como que no podíamos estar juntos, según él, una persona sucia, llena de sangre, no podía estar con alguien tan limpia como yo ¿tenía sentido? En absoluto. No tenía sentido alguno, pero tenía que respetarlo porque seguía viviendo bajo su mismo techo.
Me amarré una toalla en mi cuerpo una vez estuve seca y me dispuse a colocarme una en mi cabello mojado, mirándome en el espejo, quería oler bien para él, por supuesto.
—¿Joa? —me sobresalté al escucharlo, era él.
Salí disparada del baño de mi habitación, fue tanta la rapidez que cogí que la toalla de mi cabello acabó en el suelo, pero llegué hasta él sana y salva.
Me enganché en su cuello pegando mis labios con los suyos que no perdieron tiempo para besarme. Sus labios suaves y con sabor a menta me derritieron, sus fuertes y toscas manos se agarraron a mi cintura y pronto nuestras lenguas entraron en contacto dándose la bienvenida.
Nuestros músculos se saborearon por unos minutos, quitándonos todo el aire que disponíamos y nos separamos con la respiración entrecortada. Sus ojos brillaban como siempre y sonreí.
—Hola, bonita, también me alegro de verte —sonrió y me sentí muy bien, demasiado bien. Porque verle sonríer era una manera de saber que aunque esto no era permitido, nos seguíamos queriendo incondicionalmente.
—¿Cómo estás? —pregunté. Sin apartarme de él ni un solo centímetro.
—Mejor ahora que te veo, pero estaba cansado, los entrenamientos son fuertes —me contó, yo chasqueé la lengua y bajé una de mis manos para acariciar su pecho por encima de la tela de su camisa negra. Estaba tan fuerte y duro donde lo tocara que me encantaba de sobremanera que fuera así.
—En ese caso...no sería bueno cansarte más ¿no es así? —hice mi mayor cara de inocencia sonriendo. Él también lo hizo y apretó sus dedos en mi cintura, la toalla aún permanecía en mi cuerpo, pero no lo haría por mucho tiempo.
—No juegues con eso, Joa, en sí me relajarías un montón con lo que insinúas —habló de manera más ronca, mi mano comenzaba a descender peligrosamente, tallando con mis dedos cada cuadrito de su abdomen.
—¿Ah sí? —se relamió su labio inferior que estaba más rojo de lo común cuando jugué con la cinturilla de su pantalón, con solo verlo me encendía de una manera preocupante.
—Si... —siseó, yo llevé mi otra mano hasta el nudo de la toalla para más que nada soltarlo, y en cuanto lo hice, quedé desnuda ante sus ojos, con la toalla a mis pies y no perdió tiempo en escanearme, devorándome con su mirada —Joa, joder, ¿porqué tienes que gustarme tanto? —preguntó, apretando su agarre en mi cintura pegándome más a él, sintiendo como mis pechos se aplastaban contra el suyo, y mis pezones se pusieron duros al instante del contacto.
—No lo sé, dime tú —lo reté con mi mirada. Lo hice echarse para detrás para que se despegara de mi, fui guiándolo de espaldas hasta que quedó sentado en mi cama.
Su mirada se elevó al yo tener esta vez más altura que él y siguió con ella los movimientos que realizaba mientras me colocaba de rodillas entre sus piernas, se relamió sus labios cuando apreté con mis manos sus firmes muslos, tan duros, tan fuertes. Jeon me ponía de manera física muy mal.
Miré el bulto de sus pantalones y sonreí un poco, porque esa erección me indicaba que no era la única que tenía un fuego dentro que quemaba. Llevé mis manos a la cinturilla de su pantalón y la quité, para luego comenzar a bajar sus pantalones junto a sus bóxer hasta sacarlos por sus tobillos.
Ya habíamos hecho esto más veces de la que podíamos imaginar, por lo que sabíamos de sobra que nadie entraría a mi habitación a interrumpirnos, si algo sabían mis padres era mi privacidad y no eran capaz de romperla.
Su polla dio un brinco ante mis ojos cuando quedó descubierta y mojé mis labios con la lengua. Tenía la punta muy brillante debido al presémen que soltaba, de pura excitación.
—Porque haces todo lo que me vuelve loco, Joa, por eso —siseó, todos sus músculos se tensaron cuando agarré entre una de mis manos su pene, rodeando su tronco, sintiendo como palpitó al momento y yo tuve el descaro de mirarle desde mi posición.
—¿Ah sí? —saqué mi lengua y lamí desde la base hasta la punta, rodeándola con mi lengua y succionándola a continuación. Jungkook gimió y no pudo evitar colocar una de sus manos en mi cabello aún mojado, enredando sus dedos en él.
—Sí, joder, sí —jadeó, yo sonreí más grande, con orgullo plasmado en mi rostro.
Repetí la acción esta vez deteniéndome más tiempo en la punta, succionando varias veces sacándole gemidos para luego intentar introducir hasta donde podía su longitud en mi cavidad, no era mucho lo que me cabía, Jeon no era precisamente pequeño, lo que dificultaba acciones de este tipo, por lo que cuando su punta llegó a mi garganta, tuve una arcada que me hizo cerrar los ojos y aguantar las lágrimas, pero me mantuve firme.
—No te esfuerces, bebé, hasta donde puedas —me dijo él, yo saqué todo y moví mi mano de arriba a bajo masturbándolo mientras lo miraba, con la cabeza hacia atrás y sus ojos cerraditos de placer —Joa, m-me...siento c-cerca —me avisó, para más que nada que me detuviera y así lo hice, si se encontraba tan cerca de venirse lo mejor era detenerme, porque yo tenía un fuego vivo que me quemaba todo el cuerpo —Ponte de pie nena —me pidió y lo hice.
Mis rodillas dolían un poco, pero no era tan doloroso como las punzadas que sentía en mi propia intimidad. Lo necesitaba con urgencia.
Jungkook me atrajo contra él hasta sentarme encima de él, con mis piernas apoyadas en el colchón y rodeando sus caderas, sintiendo su polla rozar entre mi hendidura, y me dieron muchísimas ganas de metérmela en esos momentos.
Me besó, con insistencia, con intensidad, intercambiado saliva de una manera muy obscena, sintiendo su lengua con rapidez recorrer toda mi cavidad, sintiendo su sabor en mi boca.
Se separó de mi halando mi labio inferior entre los suyos y gemí cuando empujó sus caderas y su glande chocó contra mi intimidad.
Joder.
Jungkook ya no tenía la melena que tenía antes, ahora estaba rapado, pero se le veía increíblemente sexy estar de esa manera, destacando más su afilada mandíbula, esa que se tensó cuando también sintió su roce en mi intimidad.
Mis manos desesperadas fueron hasta el final de su camiseta y se la quité, admirando su bien formado torso, con cada músculo definido y sentí que me mojé aún más. Volví a juntar mis labios con los de Jeon en un beso que no tenía sentido alguno porque lo único que había era intercambio de saliva entre ambos, me levanté un poco con ayuda de mis rodillas y la punta de su miembro quedó en mi entrada.
Halé su labio con los mios para mirarle mientras me introducía poco a poco su pene.
—Dios mío Joa —sus manos se aferraron a mi culo, manoseándolo con obscenidad hasta que caí completamente con él dentro.
Ambos gemimos ante la sensación.
Siempre entraba tan fácil, porque siempre me mojaba tanto previamente que me volvía loca y facilitaba el trabajo muchísimo.
—Jungkook-ah —lo llamé comenzando con saltos lentos sacando y entrando parte de su longitud que tenía dentro.
Me aferré a sus anchos y fuertes hombros para mantener el equilibrio, aunque era imposible perderlo cuando Jeon implicaba una fuerza bastante resistente en mi culo.
Mis movimientos eran continuos, sacándonos gemidos simultáneamente. Sentía un nudo crecer en mi vientre bajo con cada movimiento de mi parte y por como veía el ceño fruncido de Jungkook y como se mordía el labio con fuerza podía deducir que también se le estaba acercando con creces el orgasmo.
En uno de mis movimientos, me palmeó la nalga derecha y gemí.
—No...hagas...e-eso —pedí, ida como ninguna otra.
Acerqué mi rostro a él y saqué mi lengua para trazar una linea sobre su piel por todo su cuello hasta llegar a su oreja y chupé su lóbulo.
Jeon soltó un gemido gutural que me supo a gloria.
Me moví con más velocidad. Acrecentando el orgasmo que estallaría en nada. Sus manos también se volvieron más violentas sobre mi piel, manoseando todo lo que podía sintiendo las contracciones de mis paredes a su alrededor.
Mis piernas temblaban con anticipación, mis movimientos se descontrolaron completamente.
Jeon soltó un gemido ronco que yo acompañé por uno demasiado fino parecido a un chillido cuando ambos estallamos. Me detuve sintiendo cada espasmo del orgasmos. Con la respiración agitada Jeon atrapó entre sus manos mi rostro y me besó de una manera dulce, rozando mis labios con delicadeza y se separó haciendo un chasquido húmedo. Me coloqué de pie sacándolo de mi interior, ambos nos tumbamos en la cama abrazandonos.
Las manos de Jungkook acariciaban mi cabello y me sentí bien, con él era mi único lugar seguro, donde me sentía completa. Y él lo sabía.
—Joa —me llamó, yo levanté la vista para mirarle —Casate conmigo —ante aquello todo mi interior se paralizó por completo.
Dejé de pestañear por unos minutos bastante largos. ¿Cómo le decía que no podía aceptar su propuesta? ¿Cómo le explicaba que no era lo que yo debía de hacer? ¿Cómo decirle todo aquello sin lastimarlo? No quería hacerle sufrir, y decirle que no, ya era el paso para su sufrimiento...su dolor.
—Jungkook... —sus ojos brillaron, esperando más que nada una respuesta afirmativa, esa que no le podía dar aunque por dentro la deseara con fuerza —lo siento... Pero no puedo —cerré mis ojos, sintiendo todo aquello que se me derrumbaba, porque quería decirle que sí, pero no podía, y no quería ver su rostro.
—Joa...¿porqué?
Aquello había salido de su boca con muchísimo dolor, y me sentí morir, y me sentí perderlo.
☆
Lxs sarangheo❤
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