(6)Días de verano

Me gusta el canto casi tanto como cocinar. Aún así mi trabajo me mantiene atrapado dentro de una oficina. A veces me resulta extenuante y aburrida la rutina que elegí. pero me faltan pelotas para renunciar e ir por algo que me apasione realmente.

Por eso es que admiro al intrépido Kim NamJoon que se hartó un día de todo y se dedicó a escribir y ensayar sus letras. Fue contra todo lo que se esperaba de él y se trazó su propio camino artístico.

Es esa su pasión, su vocación, y entrega sangre, sudor y lágrimas para crear y cosechar una fama que a día de mañana no le traiga arrepentimientos.

Y yo estoy observando desde la vereda de enfrente: la de los conformistas. Porque aunque cante a veces o me deje llevar por la mezcla de ingredientes al cocinar, tampoco estoy del todo seguro de querer ser el próximo Masterchef o un discípulo de Hwang Chi Yeul.

Mi pasión actual es quizá absurda; lo que llama mi atención más que cualquier otra cosa es estar con Kim NamJoon. Lo cual, dice mucho de mí, aunque no puedo confirmar si bueno o malo.

El desinterés me abruma y genera un vacío en mí al que lleno con la presencia de mi dongsaeng.

¿Vendrás conmigo, hyung?

La voz de NamJoon al teléfono resulta una caricia para mi oído y sonrío bobo, contento de que no pueda verme.

Quiero decir que sí, que por supuesto, que salgo del trabajo corriendo hasta mi departamento y desde allí tomar rumbo a esa dichosa fiesta.

Pero digo: no. Tanta dependencia no es aconsejable, puedo reconocer eso solito. Gracias.

—¿Te verás con JaeBeom? —celoso, aparentemente, suspira molesto— creí que ya no estaban en contacto.

—¿Qué te hizo pensar eso? —pregunto risueño.

Por supuesto que él cree que el trato no verbal que hicimos cuando nos reconciliamos de otra de las tantas peleas o separaciones nuestras sería exclusivo, pero no puedo negarme a una venganza mínima.

Se entiende: él me lastima con su indiferencia o su cariño escaso y yo le pago con una daga a su lado posesivo.

—Te dejo, debo terminar algo antes de que venga a buscarme—agrego ante el silencio de mi dongsaeng— que te diviertas, RM.

—Igual tú, Kim —me corta.

Porque mientras NamJoon crea que puede hacerme suyo sin entregarse él también, el juego de quien tensa más la cuerda sería nuestro trato.



















Nota:

Exámenes finales, ya los siento acecharme.

Bye :)

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