052. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗙𝗜𝗙𝗧𝗬- 𝗧𝗪𝗢──
❛ 𝖮𝗇𝖾 𝗆𝗂𝗇𝗎𝗍𝖾? 𝖮𝗇𝖾 𝗁𝗈𝗎𝗋? 𝖮𝗇𝖾 𝗒𝖾𝖺𝗋? ❜
( no les pediré llegar a una meta de votos o comentarios, but, si les gusta la historia, denle un poco de amor <3)
─ Siento la muerte de tu abuelo, y la destrucción de su casa.
¿que?
Me quedé helada en mi sitió, mientras sentía como los brazos de él me envolvían en un abrazo que no tenía sentido en lo absoluto.
¿Cómo lo sabía?
¿Porque él sabía?
Eso no tenía sentido en lo absoluto. Tonks apenas me lo había dicho, y la conozco muy bien como para pensar que le daría la noticia a alguien que no fuera yo, y en todo caso, nunca se lo diría a Theo.
"Y la destrucción de su casa", eso también dijo él, pero nada en la nota me insinuaba eso. No lo mencionaba ni nada. Todo esto era muy confuso, y parecía que nada encajaba.
De pronto, sentí como el abrazo se rompió, pero no fue por mi. Yo estaba tan inmiscuida en mis pensamientos, analizando esta situación, que ni siquiera podía moverme.
─ ¿Milan? ─preguntó él, solo que ahora su tono de voz era distinto, sonaba más serio. No lo sé, no encuentro la manera de explicarlo, simplemente...no parecía ser el chico con el que compartía mis cosas.
Creo que no lo fue hace mucho, o no lo fue nunca.
─ Y-yo...─balbucee, retrocediendo unos pasos, como si estar cerca de él me asustara.
Su expresión al instante cambio. Parecía que por fin se dió cuenta de lo que había dicho, de cómo había actuado al respecto: precipitado.
Una de mis manos fue a parar a mi boca, sentía como mi labio inferior temblaba sin parar, y sentía como más lágrimas comenzaban a frotar de mis ojos. Quería tomar mi varita para hacer algo, pero mi mano no me hacía caso.
Theodore abrió los ojos de par en par, avazando un paso en mi dirección, sin embargo, yo retrocedí. No le di oportunidad de tocarme una vez más con aquellos brazos manchados de traición.
Ni siquiera podía decirle algo, reclamarle, gritarle...no sabía qué decir.
Dos malditas veces. Dos malditas veces fui una idiota al creer en él. Des el año pasado él sabía de mis problemas porque yo se lo confie. Le conté como las cartas de mi madre me causaban tanto miedo que el aire me faltaba, le conté como se terminó mi relación con Harry y como me aleje de mis amigos. Merlín, le dije como mamá me atacó en la propiedad de los Weasley, dándome como trofeo a Greyback, y como a causa de eso ahora tengo secuelas en mi cuerpo.
─ ¡Milan! ─escuche que comenzó a gritar, pero yo no disminuí la rapidez de mis pasos. Simplemente me concentré mucho en irme lo más lejos de aquí.
Mi pecho subía y bajaba con brusquedad, parecía que el cualquier momento mi corazón se saldría y se escondería bajo la cama, ocultandose de cualquier cosa que lo dañara una vez más. No sabía si me encontraba enojada o triste. O quizá ambas.
No sé cómo fui capaz siquiera de llegar al Gran Comedor, pero lo hice. Bueno, me encontraba a un pasillo de distancia...me faltaba cruzar esa esquina. Giré para tomar dicho pasillo, pero me termine chocando con alguien, además, casi al instante, tambien alguien me tomó desde la muñeca.
Por un segundo creí que se trataría de una persona distinta, pero no fue así. Me había chocado con el profesor Snape, y quien tomaba mi mano era Theodore Nott, quien logró alcanzarme.
Con un fuerte movimiento de brazo hice que nuestro agarre se rompiera, y sin lugar mas a donde ir en este momento, me coloque detrás del profesor Snape.
Esto me hizo recordar demasiado a mi tercer año. A cuando mi padre con todo el ajetreo del momento se olvidó tomar su poción y se transformo sin estar consiente. En ese momento el profesor Snape se colocó de forma protectora freste a Harry, Hermione, Ron y yo.
─ ¿Que esta pasando aquí? ─preguntó con su tipico tono de voz serio e imperturbable.
Solté un suspiro de alivio, pues me dejo seguir "escondiendome" detrás de él. Bueno, pro almenos unos segundos, porque luego se coloco a un lado, de tal manera que yo quedaba justo frente a Nott.
─ No es nada, profesor. Milan y yo solo jugabamos. ─mencionó él, quien había adoptado otra mirada, incluso me daba algo de escalofríos.
Por mi parte, apenas pude hablar. Al parecer el profesor se dió cuenta de eso, pues se me quedó viendo por un instante.
─ Señorita Lupin ─llamó, sin cambiar su tono de voz ni insinuar nada más ─. Deje su ─hizo una pequeña pausa ─... trabajo corregido con el señor Ronald Weasley. Usted es tan impuntual para ir por el suyo propio, y mi tiempo es muy valioso como para esperarla.
Me quede congelada en mi sitio. No sabía si él estaba siendo amable o no, pero entendí que todo se trataba de mi poción.
─ Retirarse. ─ordenó con severidad.
─ Sí, señor. ─dije, saliendo rápidamente de ahí.
No tenía ni la más mínima idea de dónde podía estar Ron. Es más, no sabía a donde estaba yendo yo. Caminaba sin rumbo alguno, tratando de secar mis lágrimas, pero pronto salían más y más. Para cuando me di cuenta, estaba en los baños de prefectos. Use la contraseña que Ron me dió, me parecía buen lugar para llorar un rato sin ser interrumpida.
Hay contados prefectos y capitanes de quidditch, que no creo que vengan aquí.
Quería calmarme un poco antes de ver a mis amigos.
Me senté en el rincón más alejado del baño, me hice bolita. Podía quedarme aquí un buen rato, incluso pasada la media noche. La poción solo calmaba alguno de mis síntomas, de todas formas sentiría el dolor, y mezclado con la pérdida de mi abuelo y la traición de Nott, sería como un granito de arena en un desierto.
Merlin, abuelo. Creí que no estabas en Gran Bretaña. Ni siquiera recuerdo qué es lo último que le dije, ¿fue algo bueno? Espero que así sea.
─ ¡Ah, eras tú! ─soltó Myrtle con desanimó.
Ella había salido volando del retrete de uno de los cubículos que había junto a mi. Se quedó suspendida en el aire, mirándome fijamente con unas gafas gruesas y redondas. La verdad es que siempre me dió algo de mal rollo, sin embargo, la trato bien cada vez que me la encuentro.
─ ¿Acaso ahora tienes citas con otros fantasmas o alumnos? ─inquirí con humor, secándome las lágrimas, aunque seguía siendo inútil, caían más.
─ No. Nada de eso ─se negó ─. Bueno...dijo que vendría a verme otra vez, pero todos los alumnos me dicen eso y jamás aparecen.
─ Yo si volví. ─fruncí mi ceño, porque aún recuerdo que cuando se lo prometí años años atrás, si regrese.
─ Pero desde ahí no me visitas. ─señaló, solo para despues suspirar ─. Creó que yo lo gustaba ─dijo en un tono lastimero ─. Quizá el venga en un rato. Tenemos tanto en común, estoy segura que el tambien se dió cuenta.
─ ¿Hablas del mismo chico de la otra vez? ─inquirí.
─ ¡Si! ─sonrió, como si lo recordara otra vez ─. Aunque contigo también tiene cosas en común. ¡Eres una niña muy sensible! ¡Como él! La gente se mete contigo porque eres licántropo, y con él también. ¡Se siente solo! ¡Como tú ahora!
─ ¿Quien ese ese muchacho?
─ Tal vez tu hablaras con él. No tiene nadie con quien hacerlo. Es bueno, no le da miedo expresar sus sentimientos ni llorar.
Se quedó pensando en el chico misterioso por un rato, mientras yo seguí hecho bolita en el rincón.
─ Por cierto, ¿porque lloras tú?
─ Rompieron mi corazón, y es luna llena.
─ Oh, vaya. ─soltó ─. Si veo al chico regresar, le dire que hable contigo. ¡Yo quiero hablar con él! ¡Pero ya sabes! ¡Soy un fantasma! ¡Sería mejor con una bruja que siente lo mismo! ¿verdad?
─ Claro ─asentí, levantándome del suelo ─. Lo siento por terminar esta plática, pero tengo que ir a por Ron, el tiene mi poción.
Según mi padre (y el profesor Snape), soy el primer caso raro de un hombre lobo registrado. Nadie antes había sido mordido en un día que no sea luna llena, ni con el portador mal transformado (como Greyback el día que me atacó). Por eso el profesor Snape hace mi poción, de alguna manera al ser miembro de la orden, es de más confianza.
O algo así.
─ ¡Aquí estás! ─apenas salí del baño me encontré con Hermione.
─ ¿Porque llorabas? ─preguntó Ron, quien al parecer vino con la castaña ─. Ahora te volveré a preguntar, pero primero toma esto.
Me ofreció aquel pequeño frasquito, el cual tomé entre mis manos y quite la tapa, comenzando a beber de él.
─ Listo, ahora dime a quien debemos asesinar.
─ ¿Ustedes porque estan juntos? ─inquirí, tratando de desviar un poco la conversación. Porque si se centraba en mí era muy triste.
─ Oh, bueno, cuando Harry y tu se fueron, Lavender nos vio a Hermione y a mí saliendo de la habitación. Termino conmigo.
─ Ron...─regaño Hermione ─. Eso no importa ahora. Milan estaba llorando y estaba sola. Sus ojos más rojos no podían estar.
─ Estoy comenzando a llorar otra vez, y los odio...los quiero, pero ahora los odio. ─refunfuñé, enlazando mis brazos con los de ellos.
─ Deja de usar el humor como defensa. ─regaño mi amiga.
─ Mi abuelo murió...lo asesinaron ─por alguna razón, cada palabra la decía con un poco de vergüenza ─...mi mamá la asesino. Y al parecer al igual que mi casa, tambien destruyó la suya, aunque eso aún no lo confirmo.
─ ¿C-cómo lo sabes? ─preguntó Ron ─. El señor Lyall...
─ Tonks me dio la nota, se supone me la daría ayer...pero se le paso...y Nott...─suspire, ahora apenas podía hablar, mi voz salía entrecortada ─. Nott volvió a romper mi corazón.
─ Si, asesinaré a alguien.
─ Ron, no importa. ─dije, apoyando mi cabeza en el brazo de Hermione.
Le había entregado mi corazón en bandeja de plata. Se lo entregue un vez... incluso en el pasado considere abrirle las puertas al amor, pero me fallo, y lo entendí. Lo perdone incluso cuando prometí que las cosas acababan ahí.
Luego decidí confiar una segunda vez, y paso esto.
Yo llore frente a él, le había contado todo lo que me asustaba mi madre, lo que pasó la noche en la que me mordieron. Theodore me abrazaba, tomaba mi mano, ¿como pudo hacerlo?
¿Acaso todo lo vivimos estos años fue falso? Ahora empezó a creer que así fue. Yo no debí confiar en una serpiente, no debí involucrarme con él ni perdonarlo.
─ ¿Quieres que vayamos a las habitaciones? ─inquirió Hermione, supongo no sabía qué hacer.
─ Se manejar esto, no tiene que tratarme como a una niña enferma. Aunque se los agradezco. De hecho ─pensé un poco ─. No me gustaría estar sola esta noche. Yo al menos no dormiré, y de esa manera podemos esperar a Harry.
─ Ella estaba hablando de Harry, si que estas muy mal. ─comentó Ron con burla, tratando de hacerme sentir mejor.
Ahora que sabía quien era el informante (y que vere como detenerlo o hacerlo pagar despues), quizá sea buena idea contarle a ellos. De todas formas, Harry tenía ganas de hacerlo desde hace un buen tiempo.
─ Bueno...creo que es momento que sepan ─dije con voz muy bajita, haciendo una muequita de lado, encogiendome de hombros y separandome de Hermione por precaución ─ Harry y yo estamos saliendo desde hace un tiempo...en secreto.
Antes que pueda decir algo más, sentí un golpe en mi brazo. Se trataba de efectivamente Hermione, quien fruncía el ceño mientras nos veía.
─ ¡Y lo ocultaron!
─ ¡Más bajo! ─chilló Ron ─. Mis mejores amigos son pareja otra vez, no tenemos que estar divididos. ¡Y sin Lavender! Seremos los mismos de antes.
Sabía que debía regresar al tema inicial.
─ Les contaré...todo despues, lo prometo ─murmuré ─. Todo lo que pasó desde que mamá regreso a mi vida. Lo de Theodore. Pero ahora solo quiero escuchar cualquier cosa que no se trate de eso. Incluso aceptaría que Hermione nos recite cada palabra del libro Historia de la Magia.
─ ¡No, Milan! ¡Esa sí sería una tragedia! ─reclamó Ron.
─ La profesora Minerva me dijo que puedo usar su salón de clases para luna llena, que lo encanto para que Fred y George no entren en el pasado, así que solo personas autorizadas pueden pasar en la noche.
─ ¿Nosotros somos autorizados? ─inquirió Hermione.
─ Solo Harry, Ron, tu y yo. ─sonreí.
Tiempo despues, nos encerramos en aquel salón. Llegaba la media noche, comencé a sentir todo. Incluso la tristeza por la noticia de mi muerte de mi abuelo de multiplicó por mi. Incluso la traición pesaba más en Luna llena.
Hermione y Ron fueron grande personas conmigo esta noche. No importó el largo tiempo que llore, ni las incoherencias que dije mientras hipaba, simplemente estuvieron en todo momento para mi.
El dolor en mis huesos era intenso, entre eso y todo lo que pensaba, no podía relajarme. Ya eran casi las dos de la mañana pero no lograba tranquilizarme.
No se porque ni para que Ron se fue unos minutos, sin embargo, le agradezco porque regreso con una gran regalo para mi: Harry James Potter.
─ Ya lo sabemos todo. ─soltó Hermione, cuando vió a Harry contenerse un poco antes de llegar a mi.
Las palabras de la castaña solamente fueron luz verde para que él pudiera correr a mi encuentro. Apenas llego a mi lado, me abrazo. Este abrazó si era bueno, lleno de amor y buenas vibras. No se sentía extraño.
Poco a poco comencé a calmarme. Mi respiración se reguló, y lo único que quedaba en mi era el dolor corporal y la tristeza.
Los cuatro nos sentamos en el suelo. Harry se había acomodado a mi lado, pasando su brazo alrededor de mis hombros, dejando caricias en estos. En ese momento, me sentí un poco más tranquila y segura.
Comencé a contarles absolutamente todo: desde la primera vez que la vi, y cada encuentro o noticia de ella. Además de porque me aleje y provoque que Harry y yo termináramos.
─ Me alegra nos contaras todo esto, nosotros cuatro somos como familia. ─dijo Hermione, soltando aquello con felicidad, sonriendo en mi dirección.
─ La verdad es que a mi me ofende que no me dijeras todo esto desde antes ─soltó Ron, muy indignado ─. Milan, dormimos en la misma cama desde que medíamos lo mismo que Dobby. Me siento ofendido. Muy ofendido.
─ Luna tenía razón ─dije, luego de soltar una risilla ─. Está bien pedir ayuda. Se sintió bien.
─ Yo solo sé que asesinare a Theodore Nott. ─añadió Harry, luego de un rato de silencio.
─ ¡Eso es lo que yo dije! ─coincidió Ron.
─ Ambos no harán nada. Yo me encargare de esto. Hablaré con Cedric o mi padre, ambos me ayudaran. Aunque algo no me queda claro: ¿Como Theodore se enteraba de lo que pasaba en Gryffindor?
─ ¿Y si es igual que Rita? ─inquirió Hermione ─. Un animago no registrado.
─ No lo sé ─me acurruque contra Harry ─. Supongo que me hubiera dado cuenta aunque...no soy tan inteligente y hábil como pensaba.
─ Milan, por Merlin. Peleaste contra mortifagos, y saliste viva de eso. Eres muy hábil, además, controlaste los hechizos no verbales más rápido que cualquiera.
─ Pero sigo confiando en las personas. No debí volver a hablar con él, ya me hizo daño una vez, nada le impedía hacerlo una segunda.
─ Tienes buen corazón. ─señaló Ron.
─ P-pues no quiero tenerlo. ─refunfuñe.
Nos quedamos un rato más charlando, pero esta vez no se trataba de mi. En cambio, hablamos de la pequeña victoria de Harry. El nos contó cómo logró sacarle el recuerdo a Slughorn.
─ ¡Katie! ─chillé con emoción al otro día.
Me había perdido las primeras clases porque me levante muy cansada, apenas podía conmigo misma, y le pedí un favor a la profesora Minerva, así que pude dormir más. Pero eso no importa ahora. ¡Katie Bell regreso!
La abracé apenas llegue a su lado, ella me miró extrañada por unos segundos, y frunció el ceño cuando sus amigas le comentaron algo. Sin embargo, sonrió y me devolvió el gesto.
─ ¿Cómo te encuentras?
─ ¡Sí, muy bien! ─contestó ella, muy contenta ─. El lunes me dejaron salir deSan Mungo. Pasé un par de días en casa con mis padres y esta mañana he vuelto alcolegio. Leanne me estaba contando que jugabas por mi, y que lo hiciste muy bien.
Colocó una mano en mi cabello y revolvió este.
─ Y también me contó sobre McLaggen ─dijo ─. Podemos sacarlo y te quedas tu de titular. Apuesto a que Harry no se negara.
Poco tiempo despues, Harry, Ron y Hermione se acercaron. Ellos regresaban de sus clases, y se aproximaron al ver a Katie aquí, le preguntaron como se encontraba, y como le había ido.
─ Aquel collar... ¿Te acuerdas ya de quién te lo dio?
Vaya, Harry, qué empático eres.
─ No ─respondió Katie negando con la cabeza, apesadumbrada ─. Todo elmundo me lo ha preguntado, pero no tengo ni idea. Lo último que recuerdo es queentré en el lavabo de señoras de Las Tres Escobas.
─ Entonces, ¿estás segura de que entraste en el lavabo? ─preguntó Hermione.
─ Bueno, al menos sé que abrí la puerta; supongo que quien quiera que me hayaechado la maldición imperius estaba esperando dentro. No recuerdo nada de losucedido después, hasta que recobré la conciencia en San Mungo, hace dos semanas.Perdonenme, pero tengo que irme. No me extrañaría nada que McGonagall mecastigara con copiar aunque éste sea el día de mi vuelta al colegio...
Recogió la mochila y los libros y siguió a sus amigas. Harry, Ron, Hermione y yo nos sentamos en una mesa junto a una ventana y cavilamos sobre lo que Katie nos habíacontado.
─ Debió de ser una niña o una mujer ─razonó Hermione ─; de lo contrario, nohabría podido esperarla en el lavabo de señoras.
─ ¿Crees que una niña como de primero o segundo estaba ahí dispuesta a lanzar un imperius? ─inquirí.
─ También podría ser alguien que parecía una niña o una mujer ─observó Harry ─. No olviden que en Hogwarts había un caldero lleno de poción multijugos. Ya sabemos querobaron un poco...Saben, me parece que beberé otro trago de Felix Felicis ─anunció ─, e iré a probar fortuna con la Sala delos Menesteres.
─ Solo malgastas esa poción. ─señale.
─ Podríamos hacer más, ¡Harry, fijate en ese libro! ─soltó Ron con emoción.
Así que mientras ellos se daban con la sorpresa que se ocupan seis meses, yo comencé a copiar los apuntes de Hermione de las clases de esta mañana, sin embargo, mientras ya iba por la mitad del pergamino, Alyna apareció.
─ Milan, te llego esto. ─me extendió su mano, donde llevaba una carta.
─ Dame eso ─Hermione le quitó la carta de las manos, pero cuando se dió cuenta que fue muy brusca y obvia ─. Milan está con las manos llenas de tinta, lo querrá arruinar la carta.
─ Tengo que terminar mi tarea, Alyna, pero gracias por traer la carta. ─sonreí.
La niña se fue, y de inmediato Hermione se acercó a mi.
─ Siempre anda con las manos manchadas de tinta, ¿no? ─señalo Ron, viendo desde su posición a Lavender mirándolo con furia.
─ Es una niña, quizá sea tan torpe como yo con la tinta en esos tiempos.
─ ¿Crees que ella leyó lo que tenía esta carta? ─preguntó Hermione, mientras yo fruncía el ceño, acercándome para ver de qué se trataba.
─ ¿Porque dices eso? ─Harry se unió a nosotras.
─ La carta por dentro estaba manchada de tinta.
─ Quizá mamá escribe muy rapido y es torpe con la tinta. ─señale, y es cierto, no me había puesto a pensar que todas las cartas tenían al menos una mancha de tinta regada por ahí.
─ Es cierto, como se entera de lo que pasa en Gryffindor ─murmuró Hermione ─ "Ya te volviste amiga de Potter y la sangre sucia, caminando por tu sala común de lo más feliz a media noche. ¿Acaso hacen fiesta porque maté a tu abuelo? Tu haces lo que sea para acercarte a mi, ¿verdad?. Volver con Potter para ayudarme, qué buena es mi hija."
─ Seguro Theodore se lo dijo. Ya veré que hacer despues. ─murmuré.
TRANSCURRÍA EL MES DE MAYO y losdías eran templados y agradables. La verdad es que no me puedo quejar, fuera de las cartas de mamá, las cosas iban bien. Con el regreso de Katie Bell, y que sacaron a McLaggen y yo soy oficialmente cazadora, todo iba de maravilla.
Se acercaba el día del último partido de quidditch.
Elpartido entre Gryffindor y Ravenclaw había despertado una tremenda expectativa entodo el colegio, ya que con él se decidiría el campeonato. Si Gryffindor ganaba pormás de trescientos puntos (era mucho pedir, pero nos ha ido muy bien en los entrenamientos), obtendríamos la Copa; si ganabamos por menos, quedaríamos en segundo lugardetrás de Ravenclaw; si perdíamos por cien puntos quedarían terceros detrás deHufflepuff; y si perdían por más, quedarían en cuarto lugar...lo cual era malo, en especial para Harry.
Faltaban pocos días para el partido. Ron parecía enfermo, pero eran por los nervios, así que acababa de irse a vomitar. Hermione por su parte, se fue a ver a nuestra profesora de Aritmancia, probablemente a reclamar porque al parecer se había cometido un error al corregir su última redacción de la materia.
Harry estaba muy ocupado. Entre el quidditch y Malfoy se llevan todo su tiempo.
Tampoco sacamos a relucir nuestra relación, preferimos que sea así al menos hasta fin de año. De todas formas, nuestros mejores amigos ya lo sabían, y solo eso importaba.
De vez en cuando recordaba a mi abuelo, y dolía un montón. Este era uno de esos días tristes que tenía. Así que para que mis compañeros no me vieran llorar, me adentre en uno de los baños del segundo piso. A esos que las personas no van porque esta muy lejos.
Me encerré ahí y me hice bolita, incluso esperaba ver a Myrtle, conversar un rato. De alguna manera, es buena para escuchar a las personas.
─ ¡Milan! ─me estremecí cuándo chillaron mi nombre en el oído.
Era Myrtle, quien tenía cara de completo espanto
─ ¿Que sucedió? ─dije entre lágrimas, secandome estas con mi suéter blanco.
─ ¡El chico! ¡El chico del que te hable! ¡En los baños de al lado!
─ ¿Qué? ─pregunté confundida.
─ ¡Asesinato en el baño!
No sabía de qué se trataba, pero en verdad aquello me asustó. Salí corriendo del baño de las niñas, y me fui unos metros más a la derecha, casi al final de este pasillo, entrando al baño de los niños.
Abrí mis ojos de par en al ver como la cara y pecho de Draco estaba cortada, como si alguien lo hubiera hecho con furiosa y cuchillos muy afilados. Yo seguía en la entrada del baño, pero el logro verme. Tambaleo un poco, y terminó desplomándose en el sueño.
─ No. ─escuche una voz.
En ese instante no me importo que Harry estuviera aquí. Había una persona herida, no importaba si era de Slytherin, o Ravenclaw. Era un chico de nuestra esas que sufría.
Se palpaba con las manos en pecho, empapado de sangre. El líquido rojo no dejaba de salir de sus heridas.
─ No...yo no...─balbuceó Malfoy, apenas se le podía escuchar.
Me lancé de rodillas para quedar junto al rubio, quien comenzó a sujetar mi brazo.
Mi suéter blanco comenzó a teñirse de aquel rojo carmesí, y mis jeans ya estaban todos rojos, por el tremendo charco de sangre que se había formado.
Saque mi varita, no era momento de ser débil. Recuerdo ver un hechizo para curar heridas profundas en los libros que me heredó tío Canuto. No se de donde Harry sacó esta maldición, pero lo averiguare.
Concentrate, Milan.
─ Calma, Draco. ─dije, aunque sabía que era inútil.
Comencé a murmurar el hechizo, pasando la punta de mi varita por las heridas. Pocos segundos despues vi como estas se cerraban, solo que volvían a abrirse casi al instante.
De pronto, escuche como atrás mío la puerta se abrió de golpe. Ni siquiera aparte la mirada, temía que si lo hacía, Draco moriría. En su lugar, seguí murmurando el hechizo que tenía en mente.
Sentí como alguien me empujo hacia un lado.
─ Lupin, hiciste bien. Vete de aquí.
Me levanté apenas, viendo como Draco se quedaba ahí, lleno de sangre, de pies a cabeza...tan vulnerable.
No fuí capaz de desobedecer al profesor, pero antes de irme, Harry y yo cruzamos miradas. El estaba tan asustado como yo, incluso más. Como si se arrepintiera de lo que hizo, e incluso, con la mirada le pedía perdón a Draco.
Asustado como niño pequeño.
Corrí hacia la torre de Gryffindor, escuchando como me preguntaban que me pasaba, incluso escuche un "Ya te transformaste y mordiste a algún alumno". Pero eso no importaba.
En lo alto de la escalera, encontré a Ron.
─ Milan. ¿Donde has...? ¿Porque estás empapada? ¡Te resfriaras! ¿Qué es eso? ¿Sangre? ─me preguntó.
Pero antes que pudiera decir algo, Harry apareció detrás mío, muy agitado.
─ Necesito tu libro ─dijo Harry jadeando, mirando a Ron fijamente ─. Tu libro de Pociones. Dámelo,rápido
El pelirrojo, nos miraba extrañado a ambos, incluso asustado.
─ Pero ¿y el del príncipe?
Harry se fue corriendo a su sala común, y luego paso una vez más por nuestro lado, solo que con su mochila.
─ ¿Que paso?
─ Ni yo sé. ─murmuré.
─ Me iré antes que venga Pansy. ─murmuré, levantándome del banquillo ─. Recuperate.
La noticia de lo que Harry había hecho corrió como pólvora por todo el castillo. Aún no se como no expulsaron a Harry. Solo lo castigaron todos los sábados, y ahora solo intenta salvar al equipo de quidditch, además todos estos días soporto los regaños de Hermione. Explotara en cualquier momento.
─ Nadie lo escuchó salir de mi boca y tu no lo contaras, pero: gracias.
─ Debes decirle eso al profesor Snape. Yo no hice nada. ─dije, comenzando a caminar.
Había venido a ver como estaba. De alguna manera no podía evitarlo, así que vine. Estuve unos cinco minutos aquí, pero Draco y yo no somos amigos, así que no había mucho de qué hablar.
─ Supongo que ya sabes lo de Nott.
Bueno, él quería hablar.
─ ¿Lo sabías y en su lugar me diste un acertijo?
─ No lo sabía, pero eres boba como caracol. Tus apestosos amigos de gryffindor no te delatarían.
─ ¿Lo amable nunca está en ti?
─ Que te puedo decir.
─ Seguí recibiendo cartas despues de Nott. Cosas que me pasan aparecen en los escritos. Aunque no tiene sentido, él se fue del colegio, ¿no? ─pregunté, pues de eso me entere hace unos días.
─ Tal vez uno de tus apestosos amigos si te delata, princesa de gryffindor.
─ No se porque sigo hablando contigo.
─ Y yo no se porque aceptó hablar contigo.
─ Yo soy encantadora ─dije, ahora si, levantándome del asiento, con intenciones de irme ─. Pudiste ver que no es necesario del Slytherin para caerte bien.
─ Quizá sean dos personas, ¿lo pensaste?
Soltó de pronto, dejandome pensando por un largo rato.
EL PARTIDO DE QUIDDITCH había acabo. Gryffindor había ganado, termine cogiendo la snitch justo a tiempo, antes que Ravenclaw pudiera hacer algo. Me encuentro tan feliz, y estoy tan radiante de alegría.
Incluso mis compañeros que antes que molestaban se pusieron felices por mis jugadas. Eran tan bueno. Parecía que la normalidad por fin llegaba.
─ ¡Hemos ganado! ─bramó Ron, que se le acercó a Harry, dando brincos y enarbolandola Copa de plata ─. ¡Hemos ganado! ¡Cuatrocientos cincuenta a ciento cuarenta!¡Hemos ganado! ¡Milan tomó la snitch!
No me importaba que la escuela enterara. Mi madre se podía ir directo al infierno. Yo no hice nada malo, ¿porque debería esconderme?
Corrí hacia Harry, con la expresión radiante y muy decidida. Al llegar a su lado rodee su cuello con mis brazos. Sin pensarlo más, y sin importarme que más de cincuenta personas nos vieran, lo bese.
Nos separamos luego de...¿un minuto? ¿una hora? ¿un año?
La verdad es que no importaba. Él y yo estábamos más que felices, y al parecer nuestros compañeros de Gryffindor las noticias le cayó a pelo con la celebración por ganar la copa.
Harry me tomo de la cintura y me levantó unos centimetros del suelo, haciéndome girar mientras sonreí.
─ ¿Un paseo?
─ Un paseo. ─sonreí.
Tomo mi mano y me terminó guiando hacia afuera. Salimos por el cuadro de la señora gorda, y ahí nos chocamos con alguien. Se trataba de Alyna, quien metía una carta en un sobre. Volvía a tener las manos llenas de tinta.
Reconocí el sobre de inmediato.
Mi felicidad se esfumó de inmediato. Incluso Harry había adoptado una expresión sería a mi lado.
─ ¿De que se trata todo esto? ─espeté con enojo.
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