𝟬𝟰𝟰 | I think
044. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗙𝗢𝗥𝗧𝗬-𝗙𝗢𝗨𝗥──
❛ 𝖨 𝗍𝗁𝗂𝗇𝗄. . . ❜
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ESTÁBAMOS EN CLASE DE HERBOLOGÍA. Creo que no he dicho ni una sola palabra desde que me desperté, lo cual es muy raro, ya que suelo hablar mucho.
Me pase todo el desayuno tratando de pasar bocado de algo, pero simplemente no pude. Así que me obligue a mi misma a beber un vaso de leche ─aunque ni eso pude terminar─, tan solo me dedique a dibujar en mi mano con una pequeña pluma encantada que me dieron los gemelos. La verdad es que no sabía si esto podía hacer que mi mano se cayera, pero era un maravilloso invento.
Se trataba de una pluma que trabajaba sin tinta. Al principio parecía que no estaban pintando nada, pero luego de unos segundos, lo que habías dibujado o escrito, se comenzaba a tornar de distintos colores.
Es un invento hecho para mi.
Mi buen amigo Ron se había dado cuenta que mi mente estaba en otro lado, porque cuando pasamos por el huerto, colocó sus manos en mis hombros, guiándome mientras yo apreciaba los dibujos que había hecho en mis manos.
Lo único que pude notar, fue que aquel fuerte viento que había estas últimas semanas, ya no estaba. Sin embargo, en su lugar, se había instalado esa espesa neblina, haciendo que tardáramos más de lo normal en dar con el invernadero.
─ ¡Uf, qué miedo debía dar el joven quién-tú-sabes! ─dijo Ron en voz baja, mientras nos sentábamos alrededor de una de las retorcidas cepas de snargaluff, el objeto de estudio de este trimestre ─. Pero lo que sigo sin entender es por qué Dumbledore te enseña todo eso. Ya sé que es muy interesante y demás, pero ¿para qué sirve?
─ No lo sé ─admitió Harry, mientras yo me ponía los guantes protectores ─. Pero, según él, es muy importante y me ayudará a sobrevivir.
─ Yo lo encuentro fascinante ─opinó Hermione ─. Es fundamental reunir el máximo de información acerca de Voldemort. Si no, ¿de qué otro modo podrías descubrir sus debilidades?
─¿Qué tal estuvo la última fiesta de Slughorn? ─le preguntó Harry con voz pastosa a causa del protector que usábamos en la cara.
─ El fantasma que tenemos como amiga también te puede responder. ─contestó Hermione, mientras se terminaba de poner los guantes.
─ ¿Ah? ─inquirí, sin saber a qué se refería.
─ No has hablado desde que te levantaste, así que te cortaron la garganta, o estas enojada con nosotros.
─ No es ninguna de las anteriores ─le respondí a Hermione ─. Solo creo que no necesito comentar nada. ─me encogí de hombros.
Mire mis gafas, era el último equipo de protección que me faltaba poner. Así que estiré mi mano para tomarlas,s pero escuche un suspiro a mi lado. Subí mi mirada para saber de quién se trataba, y me encontré con Harry mirandome.
Solo que no eran esas miradas a las yo estaba acostumbra a recibir de su parte, incluso cuando eramos amigos nunca recibí esa mirada. Esto era más como por cortesía, no se como explicarlo. Pero en definitiva no se sentía nada bien.
Últimamente nada se siente bien.
─ ¿Que te sucede?
─ Estoy bien. Gracias. ─balbuceé.
─ ¡Basta de cháchara! ─los reprendió la profesora Sprout, que se había acercado y los miraba con gesto adusto ─. Se están retrasando. Sus compañeros ya han empezado y Neville ha conseguido extraer la primera vaina.
─ ¡Sí, profesora, ahora mismo comenzamos! ─dijo Ron, y cuando la profesora se dio la vuelta,añadió en voz baja ─: Tendrías que haber utilizado el muffliato, Harry.
─ Creo que debemos trabajar. ─murmuré, volviendo al trabajo.
Respire hondo y me abalancé sobre la retorcida cepa con la que me había tocado lidiar. Esta había cobrado vida al instante y de su parte superior brotaron unos tallos largos y espinosos como los de una zarza.
Uno de ellos se enredó al cabello de Hermione, pero Ron lo rechazó con unas tijeras de podar. Por otro lado, Harry consiguió atrapar un par y les hice un nudo.
Entonces se abrió un agujero en medio de las ramascon aspecto de tentáculos.
Para que esto no demorara más, metí mi brazo al agujero, que se cerró como un trampa, aprisionándome hasta el codo. Así que Harry y Ron tiraron de los tallos, retorciéndolos y obligando al agujero a abrirse.
Al final pude sacar mi brazo, además de una vaina igual a la de Neville.
De inmediato los espinosos tallos volvieron a replegarse y la nudosa cepa se quedó quieta comosi fuera un inocente trozo de madera muerta
─ Cuando tenga mi propia casa no creo que plante ningún bicho de éstos enel jardín ─dijo Ron al tiempo que se subía las gafas y se secaba el sudor de la cara.
─ Si, si, si ─repetí, haciendo muecas de asco, manteniendo el brazo estirado para alejar esta cosa de mi cuerpo ─. Deja de pensar en tu futuro, y pasame un cueco.
Harry me paso el cueco, así que ahí solté la vaina.
─ ¡No seas tan delicada y estrújala! ¡Son mejores cuando están frescas! ─exclamó la profesoraSprout.
─ Felizmente no desayune. ─me estremecí.
─ En fin ─dijo Hermione, retomando el hilo de la interrumpida conversación, como si no acabara deatacarnos aquella cepa asquerosa ─, Slughorn va a organizar una fiesta de Navidad, y de ésa noconseguirás escaquearte, porque me pidió que averiguara qué noches tienes libres. Quiere asegurarse decelebrarla un día en que puedas asistir.
Harry dejó escapar un quejido. Y Ron, que estaba intentando exprimir la vaina en el cuenco a base deretorcerla con todas sus fuerzas, espetó con enfado:
─ Y esa fiesta también será sólo para los preferidos de Slughorn, ¿no?
─ Sí, sólo para los miembros del Club de las Eminencias ─confirmó Hermione.
La vaina se escurrió entre las manos de Ron y, tras rebotar en la pared de cristal del invernadero, fuea dar contra la cabeza de la profesora Sprout, arrancándole el viejo y remendado sombrero. Harry seapresuró a recuperar la vaina y regresar de inmediato antes que la profesora nos regañe.
─ Ron, lo del club de eminencias no lo hemos inventado...
─ Yo iré, me quedo contigo. ─sonreí.
Hermione me miró. ─ Podemos llevar invitados.
─ ¡Qué patético!Bueno, espero que te lo pases muy bien en esa fiesta. ¿Por qué no intentas ligar con McLaggen? AsíSlughorn podría nombraros rey y reina de las eminencias...
─ Y yo pensaba pedirte que vinieras.Pero ya que lo encuentras tan estúpido, ¡se lo pediré a otro!
─ Me duele la cabeza, pediré permiso para irme. ─informé, pero no me hicieron caso, y bueno, Harry para evitar esta incómoda situación, decidió enfocarse en tratar de abrir esa vaina.
ESTABA CRUZADA DE PIERNAS. Me encontraba frente al Lago negro, más cerca de donde suelo estar siempre.
Aún hacía frío, mucho a decir verdad. Pero este día no me dio tiempo de traerme algo para abrigarme, mejor dicho, no tuve cabeza para traerme algo. Incluso falte a la clase de transformaciones...ya una excusa le daré a la profesora Mcgonagall.
Aquella niña, Alyna, me entregó una nota que vino en una lechuza para mi. Dijo que la trajo porque ella también recibió un paquete y quería hacer una buena acción.
Esta vez me puse contenta al reconocer un sobre similar a los que mi padre suele enviar, así que muy confiada lo abrí...pero resultó no ser de él.
Adentro veía firmado esa mujer que me ha venido molestando desde que comenzó el curso escolar...desde mucho antes, de hecho.
Aunque esta vez, esta carta en especial era muy diferente al resto. Al principio comenzaba el escrito con palabras de amor, como si en verdad fuera una buena madre, pero terminaba con un:
"Y es por eso, debes venir conmigo, pequeña lobita, podríamos ser una familia feliz sin el idiota de tu padre, el no sabe nada de la vida. En cambio, tu eres inteligente, lo sé, como te dije antes, serías de mucha ayuda aquí conmigo. Podrías ayudar al señor tenebroso, ya que eres muy cercana al Elegido..."
Quien sabe que puso despues, porque de inmediato rompí la carta en un montón de trocitos y los tiré al lago, dejando que el pergamino de desintegre, y con esto, cualquier rastro de sus palabras. Eso lo hice en un intento de olvidarlo, aunque no podría hacerlo.
Cada palabra seguía en mi mente.
Y aquel apodo que ella uso, es el que tío Canuto usaba conmigo. Así que al leerlo ahí me hizo llorar como niña chiquita, abrazando mis rodillas y escondiendo mi cabeza entre ellas. Afortunadamente, esta zona a estas horas es solitaria, porque no quería que me vieran así.
¿Cómo se atrevía?
Luego de lo que le hizo...luego de matar a Sirius...luego de quitarnos tantas cosas.
Empiezo a pensar que estoy pagando algún tipo de castigo, y que ella es una ser mágico que no tiene sentimientos. No encuentro otra explicación.
─ Oh, Milan ─escuche como alguien suspiro detrás mío ─. Te vas a resfriar.
Era Harry. No lo había escuchado llegar, ni acercarse. Ni siquiera levanté la mirada, me quedé ahí escondida entre mis piernas. Solo sentí como dejó caer su chaqueta sobre mis hombros, para luego sin decir nada, sentarle a mi lado.
Ambos nos quedamos en silencio por largos y tediosos minutos. Tiempo que me la pase llorando sin emitir ruido alguno, había adquirido ese super poder. Últimamente lo hacía en cualquier sitio, en especial en mi habitación.
Y gracias a mis poderes, mis compañeras no podían oírme.
─ ¿Que nos paso?
Lo escuche preguntar. Así que por fin salí de mi caparazón, girando mi cabeza para así verlo, encontrarme con que miraba el lago.
Esta era la primera vez que estabamos solos despues de tanto tiempo. Parece que nuestra relación se vino abajo poco a poco, y en mi mente, todo comenzó en aquella prueba de Quidditch en la cual falle.
─ No lo sé. ─respondí, pasando las manos por mis mejillas, secando mis propias lágrimas.
─ Nosotros éramos muy cercanos. No era difícil hablar entre nosotros. Pasábamos juntos la mayor parte del día. Incluso antes de ser pareja. ¿Que nos paso?
─ No lo sé.
Esta vez mi voz se quebró, y lo vi girar a verme.
En ese momento creí que actuaría como las últimas semanas. Que ahora me ignoraría, pasaría de mi, o simplemente buscaría una excusa para irse, como falsas citas con amigos o algo así.
Pero no.
Él abrió los brazos y me rodeó con ellos. Me atrajo hacia él y me acomodó contra su pecho, comenzando a dejar palmaditas en mi espalda. Y eso fue suficiente para que yo comenzara a llorar a mares otra vez.
─ N-no puedo ayudarte si no me dices que te pasa, cariño.
─ No me pasa nada. ─balbucee, y me sentí tan idiota al decir eso, porque cualquiera podría deducir que algo malo me pasa.
─ Estas llorando. No pasas tiempo con tus amigos, y no me refiero a Hermione y Ron. Me refiero a los demás, a las gemelas Patil, a Neville. No lo sé, incluso estuve a punto de ir con Theodore Nott para preguntar que te pasaba.
─ Estoy bien.
─ No lo estas. ─soltó en su lugar, separandome un poco de él.
─ Lo estoy.
No podía contarle nada. Sabía de lo que Harry era capaz de hacer si se enteraba. Es muy impulsivo, y esa mujer me prohibió mencionar palabra alguna sobre ella, o le haría daño a mi padre, a mi tía, amigos...personas que amo.
Incluso un día me asuste. Pues en una carta me había amenazado con matar a mi mascota. De inmediato entre en panico cuando no vi a Sookie en todo el día. Pensé que ella había acabado con la vida de mi escarbato.
Afortunadamente, al final, suspiré con alivio al ver a la pequeña criatura siendo alimentada por niños de primer año.
─ Entonces...¿ya no me amas como antes?
Esa pregunta me tomó por sorpresa. Y por mucho que mi madre me amenace e intente manipularme para hacer lo que quiere, y que la única opción por el bien de Harry sería alejarme de él...no podía mentirle.
No con eso.
─ Te amo. Te amo más que a nada, Harry. P-pero...es complicado.
Yo no comprendía su expresión. Él esta vez me miraba alegre, y su rostro tenía una expresión de alivio, como si hubiera descubierto algo que yo aún no.
─ ¿Lupin te habló sobre algo de la orden que no me puedas decir?
Oh Merlín.
Esto me llevara a otra mentira.
─ Algo así. ─murmure.
─ ¡Y por eso no podías decírmelo! Ay, yo pensé que era algo más grave, me hice muchas ideas en mi cabeza, incluso que podrías estar metiendote al lado oscuro con Malfoy y todo el rollo ─sonrió ─. Entonces solo te encontraste con el aquella noche de casualidad, cuando vi en el mapa.
─ Claro...
─ Eso me hace más fácil decir esto ─me miró, colocando una mano sobre la mía, y yo no entendía qué quería decir, es más, ni siquiera yo estaba feliz ─. Estaba a punto de pedírselo a Dean Thomas a decir verdad, pero ahora que aclaramos todo, te lo dire a ti.
Eso me llamó la atención, y me dio la esperanza de ser feliz a su lado un tiempo más. Aunque eventualmente todo me alcanzaría de nuevo, y tendría que...
No, Milan. No pienses eso.
No eres una asesina.
─ Ahora tengo curiosidad.
─ Bueno ─estaba tan feliz que me sentía tan mal por lo que yo hacía ─. ¿Aun te interesa jugar en el equipo? Es decir, no como buscadora, pero nos hace falta una cazadora.
─ ¿Katie sigue tan mal?
─ No lo sé, pero hasta ahora no hay señales de ella, y el día del partido contra Slytherin se acerca.
Yo lo pensé, y estaba a punto de aceptar. Si no fuera porque no tengo con qué jugar. Y porque mamá me prohibió jugar...y tengo miedo de que Draco otra vez haga algo contra mi si no obedezco.
─ Mi escoba se hizo añicos cuando me caí...y-y...nadie del equipo querrá verme luego de lo que paso en las pruebas.
─ Merlin, Milan. Por ti ganaron todos los partidos el año pasado. Por un error no te pueden condenar. Y por la escoba no te preocupes, hay unas en la sala de entrenamientos.
─ ¿No dirán nada porque...?
─ ¿Eres mi novia? ─termino de decir por mi ─. Soy el capitán, y veo lo mejor por el equipo. Te escojo porque se lo buena que eres volando. Katie estará feliz de que la reemplaces.
─ Quisiera visitarla. ─murmuré.
─ No puedo hacer que cumplas ese deseo, pero puedo preguntarle a Dumbledore como se encuentra.
─ ¿Harías eso?
─ Claro que si. ─sonrió.
Y por primera vez en estos días, sonreí genuinamente. No se sintió forzado, y me sentía bien.
Aunque de inmediato recorde que esto nunca sería normal otra vez. Me hizo acordar como ya he venido aferrandome a esta relación desde el año pasado por mi propia felicidad.
No se cuando más pueda aferrarme. Harry no es tonto, se dará cuenta de mis mentiras.
O tal vez ya las sabe . . .
LA SALA COMÚN ERA UN CAMPO DE BATALLA, bueno, no literalmente. Pero desde que se enteraron que yo sería la sustituto de Katie, los murmullos no se hicieron esperar.
Nadie estaba de acuerdo con que la novia del capitán del equipo jugara.
─ No les hagas caso.
Me dijo Harry, y yo asentí. Aunque la presión por hacer mi mejor trabajo estaba constantemente ahí, pues el partido sería contra Slytherin. Tal vez si ganabamos ellos se olvidarían de esto, pero si perdíamos...
Mejor no pensar en eso.
Esta misma noche serían los entrenamiento. En los cuales, los primeros minutos fueron indicaciones para mi. Harry quería que todos vieron cómo volaba, porque algunos en el equipo tampoco estaban conformes.
Pero luego de verme hacer, la mayoría quedó satisfecho.
Al único que veía raro era a Ron, pero no conmigo. El pelirrojo parecía muy nervioso, y a cada rato se la pasaba haciendo saber a todos sus errores e inseguridades. Además, ya le habíamos metido más de una docena de joles entre Ginny y yo.
No quiero ofender a mi mejor amigo, pero sus movimientos estaban siendo torpes y desesperados. Yo sabía que no era así, pero los nervios siempre le jugaron en contra, desde pequeños.
De pronto, tuvimos que parar el partido cuando él le pegó un puñetazo en la boca a Demelza Robins cuando ésta intentaba colocarse de cara al gol.
─ ¡Ha sido un accidente! ¡Lo siento muchísimo, Demelza! ─se excusó Ron mientras la chica, con el labiosangrando, descendía en zigzag hasta el suelo ─. Es que...
─ ¡Te has dejado dominar por el pánico! ─le reprochó Ginny, furiosa. Aterrizó al lado de Demelza y examinando la herida de esta ─. ¡Eres un idiota, Ron!
─ ¡Ginny! ─regañe ─. ¡Basta, no le digas de esa manera!
─ ¡Yo le puedo hablar a mi hermano como quiera! ─me gritó, aún más enojada que antes, dando dos pasos hacia mi.
Esta no era la primera vez que Ginny se refería a su hermano. Que se refería así hacia una persona, y esas actitudes no me gustaban, nunca se lo había dicho, porque generalmente no sucede adelanté mío, pero esta vez si paso.
Y Ron es mi mejor amigo. Su hermana no podía insultarlo de esa manera, y mucho menos ahora, cuando Ron está nervioso e inseguro de si mismo.
─ Aunque sea tu hermano, no tienes derecho a dirigirte a las personas así. Ron solo estaba nervioso, va a mejorar.
─ Tú no tienes derecho a decirme nada ─se cruzó de brazos, mirándome desafiante ─. Solo estas aquí porque eres novia de Harry. Él te tuvo lástima porque...
─ Ginny, basta. ─sentenció Ron, colocándose a mi lado.
─ Y papá y mamá sólo la recibían por lastima. La gente solo se acerca a ella por lastima, por eso lo hacen.
─ Eso no tiene nada que ver ─Ron frunció el ceño, sacudiendo su cabeza ─. No la aceptaban por lastima, ellos la quieren...a-además ─me miro por un segundo, antes de volverse a enfrentar a Ginny ─. Milan ha sido más hermana que tú en todos estos años.
─ ¿Te pones de su lado?
─ Si. Porque ella siempre se pone del mío.
Harry ni yo sabíamos si meternos. Nadie del equipo sabía si hacerlo ahora que ambos chicos comenzaban a pelear.
─ ¡Ni siquiera sabe jugar! ¡Anote más puntos que ella! ¡No se porque Harry no le pidió a Dean ser el otro golpeador! ¡Ella no pasó las pruebas, lo hizo mal!
─ Ginny, no llames idiota a Ron, y no cuestiones mi decisión sobre Milan. Tú no eres la capitana del equipo. ─sentenció Harry.
Los tres nos quedamos callados. Potter arreglo el labio de Demelza gracias a un hechizo, y luego nos dejó descansar por unos minutos. Ron y yo nos dimos las gracias, y esperamos a que nos digan para volver al entrenamiento.
─ A sus escobas. ¡Todos arriba!
RON Y YO NOS HABÍAMOS VUELTO MUY CERCANOS desde aquel último entrenamiento. La verdad era que el chico se la pasaba enojado todo el tiempo, y con todos.
Harry intentaba que las cosas estén en paz en el grupo, en especial entre él y Hermione, pero Ron no colaboraba mucho en esa parte. Y yo no quise meterme en eso, pues Hermione ha estado muy rara conmigo, solo me habla lo necesario, y no se que pude hacerle.
Y Harry...había comenzado a ser distante conmigo otra vez.
Todo muy raro.
─ ¿Sabes qué le pasa a los chicos? ─inquirí, mientras caminábamos por los pasillos, ya que él hacía sus rondas como prefecto.
─ Ya sabes como son...aunque tu eres la que se alejó de Harry. ─señaló.
─ Claro que no.
─ Milan, apenas lo vez. Si no fuera por los entrenamientos....tú eres la rara.
─ No. ─solté una risilla de nerviosa.
─ Si. Es un patrón ─comenzó a decir ─. Recibes una carta, la lees, te alejas de nosotros unos días, luego vuelves y así...ha pasado muchas veces este año. ¿De quién son las cartas?
─ De nadie...
─ Puedes confiar en mi.
Comencé a juguetear con mis dedos. Tenía la gran necesidad de contarle a Ron que me pasaba, pero luego recordaba las amenazas de mamá, y mis ganas de hablar sobre mis problemas se enterraban muy....muy profundo.
─ ¿Aún quieres a Harry?
─ Claro que lo quiero. ─respondí al instante.
─ Debes decírselo. A los hombres a veces se nos olvidas, y ya sabes que desde esa vez, él cree...
─ Cree que lo engaño con Malfoy. ─completé.
─ Tú tampoco ayudas mucho.
─ Solo estuve con Draco esa noche, y fue de casualidad, y porque necesitaba ayuda. Tú sabes que yo ayudaba hasta a los gusanitos. Además, no me quiero justificar, ¿pero porque él tendría que estar espiándome con el mapa del merodeador?
Ron se quedó callado por un segundo. ─ Bueno, tienes razón. Aunque, esa noche él quería saber si estabas en tu habitación o si recién llegarías, para bajar a darte las buenas noches...
─ Eso no es de mucha ayuda ─me lleve las manos a la cabeza ─. Soy una terrible persona.
─ No eres mala persona, solo creo que estas pasando por cosas que no nos dices.
─ Eso no es cierto.
─ Milan, no soy tonto.
─ Lo sé.
─ ¿Qué te pasa?
─ Nada.
No debía contárselo. No. Es decir, si, tengo muchas ganas de hacerlo. Pero recordar esas cartas...no podía arriesgarme a que Mihrimah Grey le haga daño a Ron. Es una de las personas más importantes que tengo en mi vida, no voy a jugar a la suerte con él.
─ ¿Necesitas un abrazo?
─ No tenemos ocho años.
─ Pero necesitas un abrazo ─se encogió de hombros, señalándome ─. Te vi pensando, tal vez sea en lo que te pasa. Así que creí que necesitabas un abrazo.
Yo asentí repetidas veces, mientras él pelirrojo se acercaba a mí, rodeándome con sus brazos, y dejando palmaditas en mi espalda.
Vaya, como extrañaba estos abrazos.
HOY ERA EL DÍA. El día de hoy Slytherin y Gryffindor se enfrentarían por un partido de Quidditch, y todo el mundo estaba emocionado a su forma, Harry parecía particularmente feliz, decidido a derrotar a Draco Malfoy.
De hecho, lo mencionó ayer, pero no tuve corazón de decirle que él rubio no jugará.
Cuando me senté en la mesa Harry ni Ron habían bajado aún, así que me adelante y comencé a comer. Lo hacía sola porque Hermione y yo no estamos del todo bien ahora, y aún no comprendo el porqué.
Mientras bebía un vaso de leche, Alyna me paso otra carta.
─ Justo llegó una lechuza cuando fui a recoger mi correo ─sonrió la niña, balanceándose sobre sus talones mientras yo miraba el sobre ─ ¡Que te vaya bien en tu partido!
Asentí, y ella se terminó yendo.
Comí un poco más, y vi como Harry y Ron llegaban. Se sentaron a unos metros míos, y no porque estuviéramos enojados, si no porque ya no quedaba sitio.
Yo termine de comer en medio de mi tranquilidad, y me levanté para ir a los vestidores.
Sin embargo, mientras estaba a punto de salir del Gran Comedor, una mano apareció desde detrás mío y me arrebató el sobre de mis manos, comenzando a romperlo en pedacitos y guardando estos en el bolsillo de su túnica.
─ ¿Que te sucede, Theo?
─ Creeme, no quieres leerla.
─ ¿Y si es de mi padre? ─me crucé de brazos, siempre tenía la esperanza que fuera de papá, pero de él no recibí ni una carta en todo este tiempo.
─ Ve a jugar ese partido, Milan.
Se acercó a mi, coloco una de sus manos por detrás de mi cabeza, dejo un beso en mi frente. Luego de eso, me dió un pequeño empujoncito hacia afuera del Gran Comedor.
Yo mire hacia atrás, pero si me puse a pensar en muchas cosas camino a los vestidores.
[...]
Con Ginny, antes de ingresar al campo, decidimos llevar la fiesta en paz por el bien del equipo, además, le asegure que esto solo sería hasta que Katie Bell regrese, y todo sera normal como antes.
Harry por su lado, me informó a última hora que jugaría como buscadora, y a pesar que me negué, termino convenciendome.
─ ¿Y esa escoba? ─preguntó Ginny, pues no estaba usando una de las que había para practicar.
─ Tía Haley me la envió. ─respondí, y luego mire al frente, porque era momento de entrar al campo.
Salimos al campo en medio de apoteósicos gritos de ánimo y abucheos. Uno de los extremos del estadio era una masa roja y dorada; el otro, un mar verde y plateado. Muchos alumnos de Hufflepuff y Ravenclaw habían tomado también partido: en medio de los gritos y aplausos, Harry distinguió con claridad el rugido del célebre sombrero con cabeza de león de Luna Lovegood.
La señora Hooch, que hace de arbitró, tomó su silbato, y nos dió luz verde para comenzar.
Comencé a recorrer el perímetro del lugar, buscando la snitch dorada, sin despegar mi vista de Harper, el otro buscador, que volaba en zigzag unos metros abajo mío.
─ Bueno, allá van, y creo que a todos nos ha sorprendido el equipo que ha formado Potter este año.Muchos creían que Ronald Weasley, después de su irregular actuación el año pasado, quedaría descartado, pero, claro, siempre ayuda tener una buena amistad con el capitán...¡Y ni hablar de Milan Lupin! ¡La novia de Harry Potter! Ya todos sabemos como obtuvo el puesto despues de tan desastrosa prueba...
Esas palabras fueron recibidas con burlas y aplausos en las gradas ocupadas por la casa de Slytherin. En ese momento, giré mi cabeza hacia el estrado del comentarista, encontrándome con Zacharias Smith.
Vaya, era raro ver a otra persona ocupando el lugar de Lee Jordan. Aquel último chico siempre me sacaba una sonrisa en los partidos, e incluso fuera de ellos.
─ Ahí va el primer ataque de Slytherin. Urquhart cruza el campo como una centella y... ─aguante la respiración por un instante, pidiendo a una fuerza mayor que a Ron le vaya bien ─. ¡paradón de Weasley! Bueno, supongo que todos tenemos suerte alguna vez...
Yo sonreí de oreja a oreja al escuchar cómo iban las cosas en el juego. A Ron parecía irle muy bien. Incluso media hora despues, seguía dando de qué hablar, porque había hechos muchas paradas espectaculares.
A Ginny y Harry no hay que quitarles méritos de nuestro marcador actual. ambos han anotado varios puntos para el equipo, y ahora vamos setenta a cero.
Zacharías no tuvo más remedio que quedarse callado, pues no tenía motivos de molestar a Ron ni a Harry. Incluso ya no comento nada sobre mi, pues a mi parecer, estaba volando muy bien.
Sin embargo, ahora comenzaba a meterse con Peakes y Coote, los golpeadores del equipo.
─ ¡Lánzale una bludger, a ver si se calla! ─le grite a Coote cuando pasó por mi lado, pero éste, con una sonrisa, decidió apuntar con la bludger a Harper, que en ese momento se cruzaba con ellos.
Yo me alegré al oír un ruido sordo que indicaba que la bludger había acertado.
A Gryffindor todo le salía bien. Marcaban un gol tras otro, y Ron paraba los lanzamientos con una facilidad asombrosa. Estaba tan contento que incluso sonreía, y cuando el público celebró una parada particularmente buena entonando con entusiasmo el viejo tema «A Weasley vamos a coronar», él, desdelo alto, simuló dirigirlos agitando una batuta imaginaria.
─ Hoy se creen muy especiales, ¿verdad? ─dijo una voz insidiosa, y casi me caigo de la escoba cuando Harper me embistió con una fuerza brutal, afortunadamente me sujete fuerte a la escoba ─. Tú, y ese amigo tuyo traidor de la sangre.
En ese momento la señora Hooch estaba de espaldas, y aunque los simpatizantes de Gryffindor protestaron enardecidos en las gradas, cuando ella se dio la vuelta, Harper ya había salido disparado.
Decidida a no quedarme atrás, ni dejarme vencer, me lanze en su persecución, decidida embestirlo.
─ ¡Me parece que Harper, de Slytherin, ha encontrado la snitch! ─anunció Zacharias Smith por el megáfono─. ¡Sí, ha descubierto algo que Lupin no ha visto!
Smith era un completo bobo. ¿Acaso era ciego? ¿No se había dado cuenta que acabamos de chocar?
Aunque al final, el tuvo razón, Harper no intentaba huir de aquí o algo por el estilo, él había ido a una dirección fija.
La snitch estaba por encima de nosotros, despidiendo destellos que destacaban contra el cielo azul.
Mientras volaba hacia arriba, el viento me silbaba contra los oídos, y mi cabello revoloteaba contra mi cara porque mi goma para el pelo se había salido hace un rato. Pero eso no importaba. Necesitaba atrapar la snitch ahora, de otra manera, corremos el riesgo de perder el partido.
Ni siquiera se de donde saque tanta fuerza, pero cuando vi a Harper estirar su brazo para tomar la snitch, tuve el impulso de vengarme. Y volé tan rápido, que estampe toda mi fuerza contra él, haciéndolo deslizarse metros más lejos de aquí
Y antes que pueda venir retomar su trabajo, yo ya había tomado la snitch entre mis manos.
─ ¡Si! ─grite, descendiendo en picado, con la pequeña bolita dorada en mano, y el brazo en alto.
Cuando el público se dio cuenta de lo que había pasado, se alzó una ovación que casi ahogó el sonido del silbato que señalaba el final del partido.
Deje la snitch a un lado, y me propuse hacer algo más contra alguien que me estuvo molestando todo el partido con sus comentarios. Al menos Lee era carismático, pero Smith, parecía un ogro.
─ ¿A donde vas, Milan? ─preguntó Ron, pues aún no me había bajado de mi escoba.
Es más, había aumentado la velocidad, y sin temor alguno, fue a estrellarme directamente contra el estrado del comentarista.
En medio de los gritos y las risas del público, el equipo de Gryffindor aterrizó junto a los restos de madera bajo los que Zacharias había quedado sepultado.
─ Lo siento Minnie, se me olvido frenar. ─me encogí de hombros, mientras evitaba soltar risillas.
La maestra solo negó, y me dió unas palmaditas en la espalda, dándome un empujón para irme a celebrar con mi equipo.
LA FIESTA SE HABÍA SALIDO DE CONTROL. Bueno, aún no habían expulsado a nadie ni nada por el estilo, pero las cosas no se sentían bien.
Si, si que últimamente digo eso muy seguido, pero ahora era verdad. Nuestro pequeño grupo de cuatro se rompía en mil pedazos.
Hermione estaba enojada con Ron y viceversa, ambos sienten atracción por el otro, pero son demasiado orgullosos para admitirlo. Además, que no creo que ayude mucho que Ron estuviera besándose con Lavender en medio de la sala común.
Hace unos minutos Hermione salió de aquí, y creo que estaba sollozando. Y aunque estas semanas ella y yo no hemos sido las mismas de siempre, no la dejaré así, al menos quiero apoyarla si está triste.
─ Yo voy. ─le dije a Harry, cuando al parecer, él tuvo la misma idea que yo.
─ Yo iré. ─respondió, solo que soltó aquello en un tono muy agresivo.
─ Soy su amiga.
─ Hermione no necesita de tus mentiras ahora.
Fruncí el ceño, tomando su brazo cuando él quiso irse de aquí, dejándome con la palabra en la boca y muy confundida.
─ Pensé que estábamos bien...jugamos el partido y... ─balbucee.
─ El Quidditch es algo, Milan. Esto es muy diferente. Y sabes ─zafó de mi agarre ─. Y no, no estamos bien. Ahora, iré donde Hermione, me necesita.
─ Harry...
Esta vez él tomó mi mano, tiró de mí y bajamos las escaleras de esa manera. Muy apresurados, y particularmente yo estaba confundida por lo que pasaba.
Al llegar abajo, cerca de los salones, se detuvo. Él tomó una gran bocanada de aire y me miró.
─ Quiero que me digas la verdad ─soltó ─. ¿Quien te dio la escoba que usaste hoy?
Yo mire al suelo por unos segundos. No tenía lugar al cual huir, y probablemente si él estaba haciendo esta pregunta, era porque ya sabía la respuesta.
No podía mentir sobre esto.
─ Creo que fue Draco Malfoy.
Era verdad, no estaba segura que fuera él. Una nota anónima me cito en la lechucería. Durante el trayecto, encontré la escoba y una nota que decía "Es tuya.
La caligrafía no era como la de las cartas de mi mamá, ni como las de algún familiar mío. Tampoco era la letra de Theo, y si mi memoria no fallaba, esa era obra de Malfoy.
Era una escoba similar a la que yo había roto en el pasado...no me puse a analizar más las cosas, solo quería tenerla, porque con las escobas de entrenamiento no era igual.
─ ¿Crees?
─ Si.
Seguí mirando al suelo, esperando que dejara de estar molesto. Que esto pronto se acabe y seamos la misma pareja de siempre.
Quiero seguir aferrándome a esto.
─ "Creo" ─enfatizó aquella palabra ─. Que deberíamos terminar.
─ ¿Que? ─balbucee.
─ Hermione me necesita.
Dijo, girando sobre sus talones y avanzando hasta aquel salón que se encontraba con la puerta abierta.
▬▬ 𝗟𝗨𝗖𝗬'𝗦 𝗦𝗣𝗔𝗖𝗘 🐝
Prometo que todo va a mejorar para el cuarteto de oro. Lo juro.
El próximo capítulo se muestra una mejoría, y se revelara algo importante. Ya verán, les va a gustar.
pdta: si se preguntan (capaz no). ¿Porque Hermione está enojada con Milan? Es porque Harry le contaba todas sus sospechas a Hermione, y ella estaba del lado de Harry.
▬ With love, Lucy Lupin (Potter)
▬ palabras; 6439.
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