𝟬𝟯𝟲 | The wedding of broken dreams

036. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗧𝗛𝗜𝗥𝗧𝗬-𝗦𝗜𝗫 ──

──𝖳𝗁𝖾 𝗐𝖾𝖽𝖽𝗂𝗇𝗀 𝗈𝖿 𝖻𝗋𝗈𝗄𝖾𝗇 𝖽𝗋𝖾𝖺𝗆𝗌 •˖* 📼 ☄️

(no se olviden de comentar y votar, los adoro con todo mi cocoro, y sin más, disfruten del capitulo <3)

pdta: él/la que llore pierde.

m e m o r i a s . . .

Decir que estaba feliz, era muy poco. Ahora mismo, me encontraba terminando de alistarme en esta pequeña habitación, aunque la verdad era que hace como una hora ya estaba vestida, maquillada y peinada, y lo único que hacía era mirarme al espejo, dando vueltitas y admirando mi largo vestido blanco, y lo perfecto que este era.

Yo misma me había encargado de diseñarlo, y con un poco de ayuda de Ginny, lo termine haciendo realidad.

─ ¡Milan, esta es la tercera llamada! ─regaño Hermione, entrando a la habitación, y por el reflejo del espejo, la vi con una libreta en mano y pluma, tachando cosas y escribiendo otras.

─ Sabes, si hubiera sabido que te ibas a estresar más que yo él día de mi boda, te hubiera dado mucho alcohol para que seas la madrina borracha. 

Aunque no era para menos lo alterada que estaba, pues al ver el reloj, me vi cuenta que debía entrar al salón en tal solo dos minutos. Claro, si quiero seguir el ordenado y cronometrado programa de Hermione.

Pero es que aunque quiera no sacarle canas verdes a mi mejor amiga, no podía entrar, porque mis padres aún no habían llegado, y ellos son quienes me llevarían al altar, sin ellos no saldría, jamás.

─ Merlín, tu diadema.

─ ¿Que tiene? ─cuestione.

─ Que no está en tu cabeza ─la voz de Luna se escuchó, giré a verla y la vi con mi diadema en la mano, así que me agache para que ella pudiera acomodarla en mi cabeza, porque al parecer yo la había olvidado ─. Por cierto, si no sales en unos minutos, creo que Harry comenzara a llorar.

─ Yo llore cuando él me pidió matrimonio, que él llore ahora, es lo justo.

─ Milan, esto no es una venganza. ─señaló Hermione.

Le pedí a la castaña que esperáramos, así que eso hicimos. Afortunadamente no se trato de mucho tiempo, porque de un momento al otro, la puerta trasera de abrió, dejando entrar a mi padre y tío Canuto, quienes se terminaban de atar las corbatas y llegaban muy agitados, como si hubieran estado corriendo para llegar aquí.

Existe magia.

Pensé, pero considerando que estuvieron más emocionados que yo con el compromiso, no me pondré a burlarme de ellos ahora

─ ¡Hasta que llegan! ─regaño Granger a los dos adultos. 

Ella tiró su libreta a un lado y tomó el brazo de Luna para irse al salón a disfrutar de la boda, o al menos eso espero. Sin embargo, ella antes de irse por completo, nos señaló con su dedo índice y dijo:

─ Si no salen en un minuto, juro que vendré a asesinar a los tres. ─nos amenazó y salió de nuestra vista.

Papá fue el primero en hablar, mientras me veía con aquel brillo en los ojos y tomaba mi mano para hacerme dar una vuelta y admirar mi vestido, el cual él aún no había tenido la oportunidad de ver.

─ Estoy tan feliz por ti. ─sonrió de oreja a oreja.

─ Sal de aquí, Remus, quiero ver yo también a la lobita. ─tío Canuto empujo a un lado a papá, para quedar enfrente mío, mientras sacaba algo del bolsillo de su traje.

Apenas lo saco, vi que era aquel collar de cadena de oro y un cristal rojo como colgante. Era algo que yo había visto antes en el Cuartel de la Orden, y siempre había sentido cierta admiración por la joya, y de más joven, me quedaba embobada viéndolo cada vez que tenía oportunidad.

─ Es de Regulus Black, mi hermano ─comenzó a contar ─. Pero no creo que él tenga problema con que tu lo tengas de ahora en adelante.

Mis ojos se cristalizaron ante el obsequió, y más porque pensé que en todo este tiempo estaba muy tranquila, considerando que me casaré, pero ahora, cuando estoy a un minuto de entrar a la ceremonia, noto lo nerviosa que estoy. Este es un gran paso.

Afortunadamente, lo haré al lado de las dos personas que más quiero en este mundo.

─ ¿Me permites? ─preguntó tío Canuto, y yo asentí, girando sobre mi misma.

El adulto aparto mi cabello rubio y ondulado con mucho cuidado, y luego, con un poco de ayuda de mi padre, abrocho el collar.

Me quede embobada viéndolo por unos segundos, y luego gire, tan solo para lanzarme a ambos y darles un gran abrazo.

Nos separamos luego de un par de segundos, cuando escuchamos las campanadas.

Ambos me ofrecieron sus brazos, así que me enganche de ambos, justo en frente de la entrada al salón.

─ ¿Mi sobrina favorita está lista? 

─ ¡Me robaste mis líneas! 

─ ¡Ella no es tu sobrina, Remus, es tu hija!

─ ¡Pero yo tenía que preguntarle si está lista! 

Yo no pude evitar reír, mientras ambos se peleaban como en su juventud. Me alegraba tanto compartir con ellos.

─ Esto va para ambos: estoy lista.

Los vi sonreír, y justo en el momento indicado, nos encontrábamos preparados para entrar, porque con un poco de magia, las mariposas comenzaron a salir a cada lado del pasillo, dando por iniciada la ceremonia.

. . .









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Esa voz . . .

Podía reconocerla incluso de bajo de aquella máscara negra y macabra, podía saber de qué persona provienen esos ojos que brillaban en la oscuridad del recinto.

Mis piernas comenzaron a temblar, y más aún cuando una docena de varitas encendidas nos apuntaban directamente al corazón.

─ Dame eso, Potter ─la voz de Mihrimah Grey se escuchó, ella había estirado su brazo, con la palma de la mano hacia arriba, en dirección a Harry ─. Dame eso.

─ ¿Donde está Sirius? 

Varios mortifagos rieron ante las palabras de mi novio; de pronto, una áspera voz de mujer surgió desde la oscuridad, hacia la izquierda de nosotros.

─ ¡El Señor Tenebroso nunca se equivoca! 

─ No, nunca ─aseguró Grey ─ Y ahora, entrégame la profecía, Potter

─ ¡Quiero saber dónde está Sirius!

─ «¡Quiero saber dónde está Sirius!» ─se burló la mujer que estaba a su lado. Ella y el resto de mortifagos se habían acercado más a nosotros, quedando a escasos metros.

─ Sé que lo han capturado. ─continuó Harry.

─ El bebé se ha despertado asustado y ha confundido el sueño con la realidad. ─dijo Grey, imitando muy mal la voz de un niño pequeño.

Di un paso al frente, alzando mi varita, pero Harry con su mano evitó que siga avanzando y haga una locura aquí y ahora.

─ No hagas nada ─murmuró ─. Todavía no...

Aquella mujer rubia que tenía mi absoluto desprecio, soltó una ruidosa carcajada, una que me hizo tener un deja vú del pasado, cuando la encontré en aquel bazar.

─ ¿Lo oyeron? ¿Lo han oído? ¡Están dando instrucciones a los otros niños, como si pensara atacarnos!

─ ¡Ah, tú no conoces a Potter tan bien como yo, Grey! ─exclamó Lucius Malfoy desde atrás ─. Tiene complejo de héroe; el Señor Tenebroso ya lo sabe. Y ahora danos la profecía, Potter.

─ Se qué Sirius está aquí ─insistió Harry, mientras veíamos como Malfoy, Grey y Lestrange se despejaban de sus mascaras ─ ¡Se que lo han capturado!

Un par de mortifagos volvieron a reír, aunque la mujer aquella mujer de la cual yo no despegaba la mirada, fue quien lo hacía más fuerte.

─ Ya va siendo hora de que aprendas a distinguir la vida de los sueños, Potter ─soltó Grey ─. Dame la profecía inmediatamente, o empezaremos a usar las varitas.

─ Adelante. ─reto Harry, levantando su varita, y haciendo que nosotros lo siguieramos, imitando su acción.

─ Entregame la profecía y nadie sufrirá ningún daño. ─comenzó a negociar ella.

Harry fue quien esta vez comenzó a reír ─ ¡Sí, claro! Yo le doy esta...profecía, ¿no? Y ustedes nos dejaran irnos a casa, ¿verdad?

Apenas él terminó de hablar, una de los mortifagos del fondo conjuro un:

─ ¡Accio profe...!

Sin embargo, mi novio fue más rápido, porque lanzo un "protego", haciendo que la esfera de cristal se le resbalara de los dedos, aunque de inmediato la termino sujetando.

─ ¡Vaya, el pequeño Potter sabe jugar! ─exclamó Bellatrix  ─. Muy bien, pues entonces...

─ ¡Te he dicho que no! ─gritó Mihrimah Grey a la mujer que antes había hablado ─. ¡Si la rompes...!

─ Bien, pues tendremos que aplicar nuestros métodos de persuasión. ─comentó, mirando con complicidad a Grey.

─ Esta bien ─coincidió ella, apartando su mirada de Harry para mirarme fijamente, incluso una sonrisa de lado pude ver formarse en su rostro ─. Sujeten a la bastarda de mi hija, esa rubia de cabello corto, que vean como torturamos a su amiguita, nos divertiremos mucho. Y de paso ella aprenderá que le conviene.

Sentí como mis amigos se colocaron a mi alrededor, y Harry en específico, fue quien dió un paso al lado, quedando justo enfrente de mi, pero abrazando fuertemente la esfera de cristal.

─ Si quiere atacar a alguno de nosotros, tendrá que romper esto ─le advirtió ─. No creo que su amo se ponga muy contento si la ve regresar sin ella, ¿no? ─Grey no se movió; se limitó a mirar fijamente a Harry mientras se pasaba la punta de la lengua por los delgados labios ─. Por cierto, ¿que profecía es esa?

En ese momento supe que él quería ganar tiempo, y hablar era la única forma de hacerlo en estos momentos.

─ ¿Qué profecía es esa? ─repitió Bellatrix, y la sonrisa burlona de borro de sus labios ─. ¿Bromeas, Potter?

─ No, no bromeo ─respondió Harry, mientras nosotros atrás buscábamos un manera de escapar, en especial yo me quería ir de aquí, esto no podía acabar bien ─. ¿Para qué la quiere Voldemort?

Varios mortifagos comenzaron a soltar débiles bufidos.

─ ¿Te atreves a pronunciar su nombres? ─susurro Bellatrix.

─ Si ─contestó Harry sin inmutarse, y sujeto con aún más fuerza la bola de cristal ─. Si, no tengo ningún problema en decir Volde...

─ ¡Cierra el pico! ─le ordenó Bellatrix ─. Cómo te atreves a pronunciar su nombre con tus indignos labios, cómo te atreves a mancillarlo con tu lengua de sangre mestiza, cómo te atreves...

─ ¿Sabía usted que él también es un sangre mestiza? ─preguntó Harry con temeridad ─. Me refiero a Voldemort. Sí, su madre era bruja, pero su padre era muggle. ¿Acaso les ha contado que es un sangre limpia?

─¡DESMA...!

─ ¡NO!

Una luz roja salió del extremo de la varita de Bellatrix Lestrange, sin embargo, esta fue dirigida hacia el estante de la izquierda por un hechizo de Grey, ocasionando de varias esferas se rompieran en el proceso.

Varias vocecillas salieron de los cristales rotos, pero no eran entendibles las cosas que decían, por los gritos de los mortifagos.

De pronto, escuche jadear a Hermione, y de inmediato un plan fue pasado de susurro en susurro por mi parte, pues aprovechaba que estaba en medio de todos y detrás de Harry para informarles que destruiríamos las estanterías a la señal.

Así que solo nos quedó esperar pacientemente aquella orden de parte de mi novio, pero por mientras, tan solo lo escuchábamos haciendo tiempo mientras hablaba. 

─ Ya, y les obliga a hacer a ustedes el trabajo sucio, ¿no? ─se burló Harry, y vi como dió toquecitos con su talones, así que les de un leve asentimiento a los chicos de nuestro lado ─. Del mismo modo que envió a Sturgis a robarla, y a Bode, ¿verdad?

─ Muy bien, Potter, muy bien... ─dijo Grey lentamente ─. Pero el Señor Tenebroso sabe que no eres ton...

─ ¡Ya! ─gritó Harry.

De inmediato, se escucharon seis voces distintas gritar: ─ ¡Reducto!

Seis maldiciones salieron volando en seis direcciones distintas, dirigidas a los estante; la enorme estructura comenzó a tambalear, y miles de esferas de cristal estallaron, haciendo que pequeñas figuras de blanco nacarado se desplegaran por el aire.

Entre todo el alboroto, se escuchó la nueva orden de Harry:

─ ¡Corran!

Comencé a correr, mientras sostenía mi varita en una mano, y con la otra, trataba de cubrirme de los vidrios rotos y pedazos de madera que caían encima de nosotros. Pero ahora mismo, ese no era el único de nuestros problemas, pues mortifagos comenzaron a atacarnos.

De pronto, tuve que perder de vista a Harry, cuando un mortifago se abalanzó contra Luna en medio de la nube de polvo, sin pensarlo mucho, conjure un «¡Desmaius!».

Tome su mano y comencé a correr con ella, ahora mismo, no sabíamos hacia donde íbamos, habíamos dejado de ver a los demás por el polvo, y ahora lo único que queríamos era encontrar una salida de esto.

─ ¡Desm...!

─ ¡Soy yo, Milan! ─chilló Ron, evitando que yo le lancé aquel hechizo.

─ ¿Viste a los demás? ─pregunté con miedo, sin dejar de mirar a todos lados con algo de temor.

─ No, pero debemos salir de aquí, creo que vi una puerta.

Mi mejor amigo tomó mi mano y tiró de mí, haciendo que a su vez, yo tirara de Luna, llevándola con nosotros por el camino que indicaba él pelirrojo.

Estábamos tratando de encontrar la salida que había visto, creyendo genuinamente que esta zona era más tranquila, pero nos dimos cuenta que estábamos equivocados, porque cuatro mortifagos nos estaban pisando los talones.

─ ¡Es aquí! ─exclamó Ron.

Entramos a aquella habitación, y no era mejor, pero era algo, al menos una oportunidad de seguir de pie y no ser capturados.

Solté a mis dos amigos, tome mi varita con fuerza y me giré para sellar la puerta con una hechizo antes que los mortifagos que nos perseguían llegarán, pero no tuve la oportunidad, pues ellos la empujaron, habían ingresado.

Sentí como Ron tomó mi brazo y me llevó hacia atrás de él. En ese instante, me preocupo Luna, a quien no podía ver, porque esta habitación era completamente oscura, y lo único que nos proporcionaba un poco de luz eran los planetas que flotaban por todos lados.

Además, sumándole a todo esto, cada cierto tiempo, esta sala tenía "Gravedad cero", haciendo que flotemos en la oscuridad sin control sobre nuestro movimientos.

Mi pelirrojo amigo, estaba de manera protectora con su varita en alto, mientras yo buscaba a Luna con la mirada, sin embargo, un haz de luz de tono rosado, salió de la varita de un mortifago, haciendome girar a ver a Ron. Él hechizo del hombre había sido inaudible, y no sabía de que se trataba, y no podía hacer nada para ayudar a mi amigo, a quien le empezó a salir una extraña sustancia oscura de su boca.

De un momento al otro, este comenzó a dar vueltas por la habitación, sin prestarle mucha atención al peligro que teníamos en frente, al menos los mortifagos ya no lo veían como amenaza.

Así que ahora solo éramos Luna y yo contra el mundo, pues la muchacha, con ayuda de la luz que desprendían los planetas, logró quedar a mi lado, incluso si de vez en cuentro quedábamos flotando por ahí.

¡Stupefy! ─soltó la chica a mi lado, sin pensarlo, deteniendo a uno de los mortifagos que venía en nuestra dirección, salvandonos del feroz ataque.

¡Petrificus totalus! ─chille, atacando a otro de los mortifagos.

Sin embargo, no le presté mucho atención a los dos que quedaban, y sin Ron en sus cinco sentidos, era muy complicado salir de aquí, porque debíamos hacerlo los tres, y el pelirrojo solo estaba corriendo por esta extraña sala, sin dejarse atrapar por nosotros, que a su vez, intentábamos esquivar varios hechizos.

Sentí como una pequeña corriente eléctrica pasó por todo mi cuerpo, y justo es más momento, la gravedad de la sala volvió a su normalidad, haciendo que yo cayera al suelo. Sin darme por vencida, giré sobre mi misma, pero un mortifago me tomo por el tobillo.

Con mi pierna libre, le di una fuerte patada en la cara, haciendo que su máscara cayera, y dándome cuenta que se trataba del padre de Theo, así que con aún más coraje, volví a patearlo, una y otra vez, haciendo que me suelte.

Aprovechando que la gravedad no se volvía loca aún, me levante del suelo y comencé a correr, girando, y mirando de reojo como un hechizo fue lanzado en mi dirección, cortesía del mayor de los Nott, sin darme chance a esquivarlo. De la punta de su varita, salió un lazo de color dorado, que se enredó en mi tobillo, comenzando a apretarlo con fuerza.

No sabía qué hacer en este punto, lo único que se me ocurría era lanzar el hechizo "Diffindo", para cortar el lazo. Pero, cuando me dispuse a hacerlo, y como si de un animal yo me tratase, tiró de su varita como caña de pescar, e hizo que me estrelle con brusquedad en el duro suelo.

Escuche algo tronar, y sentí de inmediato un fuerte dolor en mi tobillo atado.

Intente gatear y mover mis piernas para zafarme del agarre, pero no podía quitarme aquel lazo del tobillo, que por cierto, me hacía jadear de dolor con cada movimiento de este.

¡Reducto! ─escuche que Luna grito.

Y vi como Plutón era lanzado en la cara de Nott, haciendo que me suelte y aquel lazo desapareciera.

Me levanté del suelo como pude, e intente tomar a Ron de la túnica, pero este me comenzaba a empujar y se iba corriendo. Luna fue quien terminó yendo por él, y luego de unos segundos y varias tácticas de engaño, lo trajo a mi lado.

─ ¡Estas sangrando, Milan! ─soltó Ron entre risitas ─. ¡Ji, ji, ji! ¡Tu sangre es roja! ¡Y eres gryffindor!

─ Cállate. ─murmuré con cansancio.

─ ¡Si fueras Slytherin tu sangre sería verde! ¡Ji, ji, ji!

Aún no se como Luna y yo logramos llevarlo con nosotras hacia afuera de esta espantosa sala, pero lo hicimos, lo habíamos logrado. Sin embargo, antes de descansar un segundo, solté a ambos chicos una vez fuera, y me gire con mi varita a sellar la puerta.

¡Fermaportus! ─conjure, para despues  apoyar mi espalda en una pared, ya no podía más con el dolor.

─ ¡Ron! ─la voz de Harry me hizo sonreír brevemente, él venía hacia nosotros junto con los Longbottom ─. Milan, ¿estan todos...?

─ Harry ─dijo Ron entre risitas, tomando a su amigo de la túnica ─, estás aquí. ¡Ji, ji, ji! ¡Qué raro estás, Harry, vas muy despeinado!

Note como Ron estaba más pálido que antes, y aquella sustancia oscura seguía goteando desde la comisura de sus labios, haciéndome preocupar.

─ Milan ─dijo Harry con temor, al escucharme soltar un ruidito extraño al mover mi tobillo ─. ¿Que paso?

Yo no pude hablar, solo moví la cabeza de un lado al otro mientras hacía muecas de dolor, colocando mis manos en la pared y deslizándome para quedar en el suelo, sujetándome el tobillo.

─ Creo que se esguinzo el tobillo, pero lo bueno es que no está roto, porque de esa manera, yo hubiera escuchado el crujido de sus huesos ─susurro Luna, agachándose a mi lado para fijarse como estoy ─. Cuatro mortifagos nos han perseguido hasta una habitación oscura llena de planetas; era un sitio muy raro, a veces nos quedábamos flotando en la oscuridad.

─ ¡Hemos visto Urano de cerca, Harry! ─exclamó Ron, que seguía riendo débilmente ─. ¿Me has oído, Harry? Hemos visto Urano. ¡Ji, ji, ji!

─ Uno de los mortifagos agarro a Milan del tobillo ─prosiguió a contar Luna ─. Tuve que usar la maldición reductora y le lanze a Plutón en la cara...pero ya sabes.

Vi como Luna me señaló, pero por el dolor, cerré los ojos, apretandolos, intentando mover mi tobillo, el cual sentía que ya se hinchaba, y dolía aún más que antes.

─ ¿Y a Ron que le ha pasado? ─preguntó Harry atemorizado.

─ Harry ─continuó Ron sin parar de reír ─, ¿sabes quién es ésta, Harry? Es Lunática, Lunática Lovegood, ¡ji, ji, ji!

─ Tenemos que salir aquí como sea ─dijo Harry con firmeza, viniendo hacia mí, sujetándome de los brazos para ayudar a levantarme, y en el proceso, me dejó un rápido beso en la frente ─. Luna, ¿puedes ayudar a Milan?

─ Si. ─contestó ella, colocándose la varita detrás de la oreja y pasando su brazo por mi cintura.

─ Gracias. ─murmure, aceptando la ayuda.

─ ¡Están aquí! ─grito una mortifaga.

De inmediato, buscamos un lugar al cual huir, y pasamos por la primera puerta que tuvimos en frente. Los únicos que se quedaron en la entrada fueron Hazel y Harry, quienes ayudaron a Neville a meter a Hermione.

¡Fermaportus! ─gritó Harry, y oímos como tres cuerpos se chocaron contra la sellada puerta.

─¡No importa! ─exclamó una voz de hombre ─. ¡Hay otras entradas! ¡LOS TENEMOS, ESTÁN AQUÍ!

─ ¡Luna, Hazel, Neville, ayudenme! ─exclamó Harry.

─ Ve. ─le dije a Luna, quien me dejó con cuidado en el suelo.

Y vi como los tres chicos corrieron ante el llamado de mi novio, cada uno en una puerta, ayudando a sellarlas, sin embargo, desde el otro lado de la habitación, el grito de Luna se pudo escuchar.

¡Ferma... aaaaaaah!

La vi saltar por los aires, mientras cinco mortifagos entraban en la habitación por la puerta que ella no había logrado sellar a tiempo. La rubia choco contra una mesa, resbalando por su superficie y cayendo al suelo por el otro lado, donde se mantuvo inconsciente.

─ ¡Agarren a Potter! ─chilló Bellatrix, y corrió hacia él; Harry la esquivó y salió disparado hacia el otro extremo de la habitación.

─¡Eh! ─gritó Ron, que se había puesto en pie y avanzaba dando tumbos hacia Harry, sin parar de reír ─. ¡Eh, Harry, ahí hay cerebros, ji, ji, ji! Qué raro, ¿verdad, Harry?

─ Quítate de en medio, Ron, agáchate...

Pero Ron apuntaba al tanque con su varita, haciendo que abra los ojos de par en par, e intente levantarme, pero ya era muy tarde.

─ En serio, son cerebros. Mira, ¡accio cerebro!

La escena se detuvo momentáneamente, mientras no apartaba la vista de él. Podía observar como del tanque, comenzaba a salir volando un cerebro de aquel extraño líquido verde. Por unos segundos simplemente aquel cerebro se quedó suspendido en el aire, pero luego fue dirigido hacia Ron, y unas cintas extrañas comenzaron a desenrollarse como rollos de película.

─ ¡Ji, ji, ji! Mira, Milan ─dijo Ron contemplando cómo el cerebro desparramaba sus llamativas tripas por el aire ─. Ven a tocarlo, Milan , seguro que tiene un tacto genial...

─ ¡NO, RON! ─gritó Harry.

No sabía que podía pasar si aquellos tentaculos tocaban a Ron, pero estaba segura que no podía tratarse de nada bueno. Vi a Harry correr hacia donde su mejor amigo, pero éste ya había atrapado a uno de los cerebros, y lo sostenía con ambas manos. Y en cuando tuvo contacto con su piel, los tentáculos comenzaron a enroscarse en sus brazos como si fueran cuerdas.

─ Harry, mira lo que está pasan... No... no... no me gusta... No... basta... ¡Basta!

Las delgadas cintas se enrollaron alrededor del tórax de Ron, que tiraba de ellas, pero sin lograr impedir que el cerebro se aferrara a él como un pulpo.

Me sentía muy atada de manos para ir ayudarlo, y aunque pueda levantarme, no sabía que hacer, no había visto algo así antes.

─ ¡Diffindo! ─gritó Harry, tratando en vano de cortar los tentáculos que se enrollaban con fuerza alrededor del cuerpo de Ron ante sus ojos. Éste cayó al suelo e intentó librarse de sus ataduras.

─ ¡Lo está asfixiando! ─chille con horror, pero no pude decir nada más, porque un haz de luz iba a en mi dirección.

Me di una vuelta sobre el suelo, evitando el ataque. Tome mi varita y me levante con todas las fuerzas que tenía, y me coloque de espalda a espalda de Neville y Hazel, quien comenzaban a lanzar hechizos a los mortifagos.

─ ¡DESMAIUS, DESMAIUS!

En este momento, solo éramos nosotros cuatro contra ocho mortifagos, que intentaban lanzarnos hechizos, que apenas podíamos lograr esquivar.

De un momento al otro, Grey comenzó a seguir a Harry, buscando la profecía. Luego de un par de segundos, ambos salieron de esta sala, junto con los demás mortifagos, a los cuales, solo les importaba Harry Potter y la profecía.

Sin embargo, con lo que yo no contaba, era que detrás del azabache, iría corriendo Hazel, dejando atrás a su hermano muy preocupado.

Gateé hasta llegar junto a Ron, lo miré a él y a Neville, sin saber que podía hacer, debía estudiar más. Mordí mi labio inferior mientras comenzaba a mirar la puerta por la que salieron.

Me estaba debatiendo mucho por como proceder, no podía quedarme sentada aquí viendo todo eso, algo podré hacer, debo poder ayudar, tengo que hacerlo.

Sujete mi varita con fuerza, y me levante, soltando un chillido de dolor, pero sabía perfectamente mi mi tobillo no estaba roto, de otra manera no podría caminar, así que empecé a salir de aquí

─ ¡Milan! ─llamó Neville ─ ¡No!

─ ¡Cuida a Ron!

Dije, saliendo de ahí, llegando hasta la parte más alta de esta sala, encontrando con aquella escena.

Varios mortifagos rodeando a Harry; y a Bellatrix apunto a Hazel.

─ ¡NO SE LA DES! ─bramó la castaña Longbottom, que estaba fuera de sí, dando patadas y retorciéndose mientras Bellatrix se le acercaba con la varita en alto ─. ¡NO SE LA DES POR NADA DEL MUNDO, HARRY!

─ ¡Crucio!

Intente lanzar un hechizo que contrarrestase aquella maldición, pero en su lugar terminé tropezando, viendo como Hazel terminaba en el suelo, abrazando sus rodillas, mientras el mortifago que la agarraba la soltaba bruscamente en el suelo.

─ ¡Eso no ha sido más que un aperitivo! ─exclamó Bellatrix al tiempo que levantaba de nuevo la varita ─. Y ahora, Potter, danos la profecía o tendrás que contemplar la lenta muerte de tu amiguito...amiguitos, ahí está la otra rubia. ¿Tu novia? ¿Verdad?

Yo ignore el hecho que aquella mujer Grey pasaba su mirada de mi a Harry, y seguí bajando, para acercarme más a Harry, quien miraba a la mortifaga sin otra alternativa. Lo vi estirar su brazo, ofreciéndole la profecía.

Mihrimah Grey se adelantó para tomarla, pero entonces, de repente, en la parte más elevada de la sala, muy cerca de mi, dos puertas de abrieron, y siete personas entraron corriendo en la sala: Sirius, Lupin, Haley, Moody, Tonks, Emma y Kingsley.

Malfoy se volvió y levantó la varita para proteger a Grey, pero Tonk ya le había lanzado a Lucius un hechizo aturdidor. Vi a Harry saltar de la tarima de donde estaba, y se apartó de ahí con rapidez.

Los mortífagos estaban completamente distraídos con la aparición de los miembros de la Orden, que los acribillaban a hechizos desde arriba mientras descendían por las gradas hacia el foso.

Así que aprovechando eso, me acerque a Hazel para ver donde estaba, encontrándome con Harry, quien también había llegado hasta aquí.

─¿Estás bien? ─le gritó mientras un hechizo pasaba rozándoles la cabeza.

─Sí. ─contestó Hazel, y se intento incorporar, apoyándose de mi hombro.

─ ¿Y Ron? ─Harry giró a verme.

─ Creo que esta bien, se quedó con Neville, aunque aún seguía peleando con el cerebro. ─murmuré.

Pero en ese momento, un hechizo dio contra el suelo, produciendo una explosión que nos hizo separarnos unos metros, me aleje de ahí arrastrándome por el suelo. Y sólo giré cuando escuche un grito de dolor, creyendo que era el de Harry, me espante, pero no era nadie más que Macnair, a quien Hazel había atado.

Me tuve que hacer a un lado, porque cerca, pasaron Sirius  y un mortifago, quienes se batían a duelo.

Luego se alejaron, pero no puede seguirles el paso, pues un mortifago vino en mi dirección cuando quise ir donde Harry. Pero antes que pueda pronunciar un hechizo para defenderme, él ya conjuraba uno en mi dirección, sin embargo, fue detenido por Haley, quien lo petrifico ante nuestros ojos.

─ Necesitas tomar a tu amiga, e irte con Harry, ¿oíste? ─dijo mi tía, y yo asentí, dispuesta acercarme a ambos, pero vi volar por los aires la profecía y rompiéndose, en el intento de Harry de salir con Hazel de aquí ─. Sabes, mejor llevame con los demás.

Ella me comenzó a ayudarme a caminar, pero un grito mío la hizo detenerse.

─ ¡Dumbledore! ─chille con alegría

Creí que estabamos salvados, nuestro director había aparecido, sabemos lo capaz y poderoso que él, y efectivamente, los mortifagos comenzaron a huir y alertarse entre ellos con gritos, pero Dumbledore los hizo retroceder con un hábil hechizo.

Sólo había una pareja que seguía luchando; al parecer no se habían dado cuenta de que había llegadoDumbledore. Tío Canuto esquivo un haz de luz roja de Grey, y se comenzaba a burlar de ella.

─ Ese es mi tío. ─murmuré entre sonrisas.

─ ¡Vamos, tú sabes hacerlo mejor! ─le gritó Sirius, y su voz resonó por la enorme y tenebrosahabitación ─. ¡Maldita arpía!

Pero cantamos muy rápido victoria.

El segundo haz le acertó de lleno en el pecho, y vi a Sirius abrir mucho sus ojos, sorprendido.

Sin medir lo que hacía, me solté de mi tía Haley y comencé a bajar las escaleras hacia la fosa con el corazón destrozado. Pero luego de dos escalones, escuche un crujido y solté un grito de dolor mientras caí al suelo.

Eso era un hueso roto.

Sin embargo, no aparte la vista de tío Canuto.

─ El hizo una promesa. ─balbuceé, mientras tía Haley me abrazaba desde atrás.

Dio la impresión de que Sirius tardaba una eternidad en caer: su cuerpo se curvó describiendo unmajestuoso círculo, y en su caída hacia atrás atravesó el raído velo que colgaba del arco.

Me seguía quebrando por dentro la expresión de miedo en la cara de tío Canuto mientras caía por aquel viejo arco, y desaparecía detrás del velo, que se agitaba por un momento, como si lo hubieran golpeado un fuerte rafaga de viendo, y luego quedó como al principio.

Entonces, por toda la sala resonó el grito de triunfo de Mihrimah Grey.

Y por un breve momento, creí que él no se había ido, que iba a aparecer detrás de aquel arco, que solo había caído y estaba siendo dramático como le gusta ser, pero no volvía a salir.

El grito de Harry me terminó de romper.

─  ¡SIRIUS! ─soltó, desgarrando sus cuerdas vocales, mientras mi padre lo sujetaba con ambos brazos ─  ¡Sirius! 

Sentí como mi pecho era aplastado por un fuerza invisible, haciendo difícil respirar mientras asimilaba lo que había pasado. Ahora mismo el dolor físico era mucho menor que el dolor mental, no podía concebir que...que él ya no estaba.

Mihrimah Grey comenzó a huir, esa mujer solo hacía daño a las personas que amo, solo venía a causar estragos, no le importaba quien saliera lastimado.

La odio con cada celula de mi cuerpo. Ella había matado a Sirius, ella nos había arrebatado a aquella persona importante en nuestras vidas, a papá, a mi, a Harry.

No lo volveríamos a ver.

─ ¡HA MATADO A SIRIUS! ─rugió Harry─. ¡HA SIDO ELLA! ¡VOY A MATARLA!

Los gritos se Harry solo me llevaron a otro situó, aquello que pasó cerca de las navidades, que aquella mujer me llevaría a su lado, sería mi madre, y me convertiría en mortifaga para luchar junto a ella.

Un dolor intenso me invadió, sabiendo que Harry me iba a odiar, o... no lo sé. Mi madre había asesinado a la única familia que le quedaba con vida.

Ni siquiera tuve corazón para levantarme cuando Harry salió corriendo detrás de Grey, me encontraba destrozada tanto física como mentalmente.

Las lágrimas caían sin control por mi rostro, y pegue un brinquito cuando alguien me tocó.

Era papá.

─ Usarán un traslador para ir a la enfermería. ─murmuró, ayudando a que me levante.

─ ¿Y Harry? ─pregunté con preocupación.

─ Dumbledore se encarga, pequeña.

Sabía que no tenía caso seguir preguntando e insistiendo, no en estos momentos. 

Vi la expresión de tristeza absoluta en la cara de mi progenitor, y sabía perfectamente que él se estaba conteniendo, por todos, por Harry, por mi.

Sirius era su mejor amigo, el último que le quedaba, esta pérdida también lo afectó, pero algo que heredé de él era preocuparse por los demás antes que por si mismo.

Le di un abrazo, que el correspondió, y se aferró a mi con fuerza, lo sentí sollozar levemente.

Nos quedamos así por un tiempo más, al menos hasta que el se separo de mi cuando se dió cuando que no podíamos quedarnos más tiempo aquí, debíamos irnos.

─ Tienes que regresar a la escuela, Milan. ─me dijo y yo asentí.

Él me alzó entre brazos, llevando a la sala en la que están mis amigos.

Al entrar, me reuní con los demás en el centro. Papá colocó en traslador en medio de nosotros. Tome las manos de Hermione y Ron, y las colocó de bajo de las mías, para que así tocaran el objeto y puedan ser trasladados a enfermería sin problemas.

Neville hizo lo mismo con Luna, y una vez listos, sentí como un gancho tiro de mi, y en un abrir y cerrar de ojos, ya estábamos en Hogwarts. 









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. . .

Una sonrisa era dibujada en mi rostro, mientras las mariposas revoloteaban por mi lado. A cada uno de mis lados, se encontraba mi padre y tío Canuto, mis fieles acompañantes, quienes me llevarían al altar.

La verdad aquí, era que solo lo haría mi padre, pero luego Sirius se indigno por aquello, y comenzó a hacer drama, típico de él, así que termine decidiendo que lo mejor, y lo que me haría más feliz, era que ambos estén a mi lado en este día especial.

Los mire a los dos una vez más, se notaban que eran papás orgullosos, así que por primera vez, miré al frente, conectando mi mirada con la de Harry, quien estaba al frente de todos, junto a Ron, que era su padrino.

Sus ojos eran de amor, y sonreía como nunca.

A medida que iba caminando por el pasillo hacia el altar, mi mirada pasaba por los invitados a la boda, estaban mis amigos, algunos miembros de la orden, incluso alguno de mis maestros de escuela y obviamente familiares de mis amigos, que se habían convertido en mi familia. Incluso Sookie y Hedwig estaban vestidos para la ocasión.

De un momento al otro, y mientras caminaba, sentí como algo de pronto oprimía mi pecho, y comenzaba sentarme muy rara. Un dolor indescriptible en mi tobillo me hizo hacer un extraña mueca, pero decidida a que nada arruinara el día de mi boda, seguí con la mirada al frente.

Finalmente, al pie de las escaleras, sentí como los brazos de mis acompañantes me soltaron, justo para que Harry extendiera su mano y yo la tomase, para que así me ayude a subir los escalones del altar.

Con una sonrisa, giré a agradecerle a ambos adultos, pero mi expresión cambió de pronto al no verlos ahí, lo cual se se me hizo extraño, era como si se hubieran esfumado de repente.

Mire al público, y entre ellos no se encontraban todas las personas que había visto antes, eran muchos menos invitados.

No estaba Tonks, no estaba Fred, no estaba Ginny, no estaba el profesor Snape, ni Cedric, aquí no se encontraba Dumbledore, ni tía Haley, ni Sookie, ni Hedwig.

Faltaba mucha gente que antes juro que había visto.

Corrí hacia el centro del salón con el corazón en la boca, detrás mío lo hizo Harry, quien rodeó mi cintura con sus brazos. Me caí en ese momento al suelo, el dolor que sentía no podía ser comparado con nada. 

Solté un grito desgarrador, y las blancas paredes del salón se comenzaron a tornarse oscuras, y las flores se marchitaron. Las mariposas que antes revoloteaban cayeron muertas al suelo.

─ ¿Q-qué sucede? ─inquirí entre titubeos, y más aún cuando Harry me obligo a girar, sosteniéndome en brazos ─. N-no...ellos...ellos estaban aquí...y...

Lo sentí tomar mi mano, él no hablaba, solo su mirada iba dirigida a mi vientre, el cual comenzaba a arder, como si estuvieran cortándome con cuchillas, escribiendo algo en el.

Y de pronto, mi vestido blanco y puro, era manchado de sangre.

Ahí comprendí lo traicionera que era mi mente al crear esto. Comprendí que yo misma me estaba jugando una mala pasada, creyendo que podía ocultar la realidad, ocultar el dolor que sentía en ese instante en mi vida.

Creí falsamente que podía refugiarme en un escenario feliz y lleno de mentiras, de momentos que nunca pasarán, de recuerdos que nunca tuve.

Porque esto no era la realidad.

Era la boda de los sueños rotos . . .





































▬▬ 𝗟𝗨𝗖𝗬'𝗦 𝗦𝗣𝗔𝗖𝗘 🐝

¿Que tal les pareció este capítulo?

Espero que me digan sus apreciaciones sobre la historia hasta ahora.

Al menos a mi me va gustando, y creo (espero) que a ustedes también, porque he visto el apoyo que le han dado, por eso les quería agradecer por cada voto, cada comentario que dejan, me hacen feliz como no tiene idea <3

palabras; 6048
▬ With love, Lucy Black-Lupin

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