𝟬𝟯𝟯 | always and forever

033. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗧𝗛𝗜𝗥𝗧𝗬-𝗧𝗛𝗥𝗘𝗘 ──

── 𝖺𝗅𝗐𝖺𝗒𝗌 𝖺𝗇𝖽 𝖿𝗈𝗋𝖾𝗏𝖾𝗋 •˖* 📼 ☄️

Note: Capitulo muy largo, así que tomen una cerveza de mantequilla mientras tanto ;)

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YO HABÍA BUSCADO A HARRY POR TODOS LADOS, bueno, la verdad era que hasta hace cinco minutos lo hacia, pues ahora ya me he rendido, y decidí jugar con Ginny en la sala común, sin embargo, apareció Hermione a preguntarme por él, y cuando le respondí que desistí de mi busqueda, mi mejor amiga me contó que tal vez Harry necesitaba hablar de lo que paso el catorce de febreo.

Y por un momento pense que ella se estaba refiriendo a la fiesta, pero cuando me contó el porque de su reunión con Harry en Cabeza de Puerco ayer por la tarde, comprendí.

Eso explicaba muchas cosas, como porque luego de la reunión de la ED desapareció de la faz de la tierra, tal vez necesitaba hablar o algo, pero ayer no pudo hacer porque su maravillosa novia estaba borracha o huyendo al lago, y que hoy en la mañana estaba irritable por la resaca.

Así que me despedí de ambas chicas, y me dispuse a ir al unico lugar en el que se que Harry puede esconderse.

¿Como no lo pense antes?

Pero bueno, una vez entre a la lechuzeria, le hice una señal a Hedwig cuando este me vió, luego me las arregle para subir, pues Harry estaba demasiado distraido mirando el brazalete que colgaba en su muñeca como para ayudarme.

Una vez trepe por mis propios medios, me alise la blusa con las manos, y me arrodille frente a él en el pequeño espacio que había en este ventanal.

─ Cariño ─llamé en un tono suave, tocando su hombro con delicadeza, porque la idea no era espantarlo y hacer que se caiga de aquí ─, ¿como te encuentras?

─ Oh ─hizo un ruidito, como si por fin notara mi presencia ─, hola, Milan.

─ ¿Te puedo dar un abrazo?

Asentó levemente, así que me acerque más a él, pasando mis brazos por su espalda, envolviendolo en un confortable abrazo.

─ Hermione me conto lo que hiciste ─murmure ─, eso fue muy valiente, estoy orgullosa de ti.

─ Debía hacerlo: por Cedric, por Krum, por mi. No lo sé, sentí que eso era lo correcto.

Yo asentí, acomodandome con él mejor aquí, de tal manera que seguíamos abrazados, solo que ahora un poco más comodos, incluso ahora yo tenía una mano en su cabello,dejando caricias en este.

─ Debió ser duro para ti hablar de todo eso.

─ Si ─aseguró, sin embargo, ahora lo veía más calmado ─, pero la gente tiene que saber de qué es capaz Voldemort, ¿no?

─ Si, debe saber de que es capaz él y sus mortifagos.

Él coincidió conmigo.

─ Lo siento, debí decirtelo. Que en San Valentin fuí con Rita, Hermione, Luna y Hazel a hacer todo eso ─explicó ─. Mientras yo contaba todo lo ocurrido esa noche, pensaba en que te quería ahí conmigo, apoyandome.

─ No me tienes que contar absolutamente todo, siempre estare ahí para ti ─dije, y era la verdad, podemos tener nuestras cosas, nos seguimos queriendo, y eso no cambiara jámas ─. Por siempre y para siempre, recuerdalo, ¿si?

─ Suena bien, por siempre y para siempre. ─giro su cabeza, solo para plantar un rápido beso en mis labios.

Hasta que la muerte nos separe.









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LUEGO DEL PARTIDO DE HUFFLEPUFF CONTRA GRYFFINDOR, me siento un poco triste, incluso despues de las palabras de aliento de mis amigos, no pude sentirme mejor, eso que atrape la snitch.

Me consuela saber que ganas por tan solo diez puntos, pero da lo mismo.

Lo único que me lleve de ese partido fue un dolor en mi tobillo izquierdo, creo que me golpee con la escoba cuando un jugador del equipo contrario casi me tumba.

Pero bueno, dejemos eso atras.

Ya era lunes por la mañana, nuevo día, nuevos retos. Espero que todo mejore pronto.

─ Tengo tanta hambre ─dije, incluso con un poco de emoción mientras caminaba junto a mis amigos y novio por los pasillas, directo al Gran Comedor para así poder desayunar ─. Mucha mucha hambre, tanto así que me comería a Harry.

Estaba siguiendo mi paso, hasta que caí en cuenta de mis palabras, y no tuve que procesarlo mucho, pues a este punto, ellos ya se burlaban de mi. De inmediato sentí mis mejillas ponerse calientes, probablemente estoy muy roja.

─ Merlin ─soltó Ron en un ton muy burlon, mientras trataba de aguantar la risa ─, Milan. Ush ─giró a ver a su lado, encontrandosé con Hermine, quien estaba a punto de estallar en carcajadas ─. Hermione, debemos hacer que se vean menos, de otra forma, no llegaran puros al matrimonio.

─ Ronald, tenemos quince años, yo solo hice un comentario gracioso e inocente. ─señale, frunciendo el ceño mientras me hacia muy chiquita mientras avanzaba.

Vi a mi novio mirarme mientras soltaba pequeñas risillas, llegando hacia mi solo para pasar su brazo por mis hombros.

─ Si, claro, hay mucha inocencia en el canibalismo. ─soltó él.

Abrí mi boca de par en par, indignada por el comentario de Harry. Me separe de él de inmediato, y cubrí mi rostro con mis manos, apresurando mi paso para dejarlos a ellos atras con sus risas burlonas.

─ Ya no la molesten. ─pidió Harry entre risas.

─ Miren quien habla, él que nos siguió el juego. ─Hermione comento.

Yo me senté sin decir nada, me concentre demasiado en mirar que iba a comer. Una vez divise mi desayuno ideal, me serví jugo de arandanos y un par de tostadas francesas.

Mis amigos por fin se calmaron, y tambien se enfocaron en su desayuno, no hablamos demasiado por los siguientes minutos.

Ron comenzo a comer con las ganas de siempre, Harry se sirvió jugo de naranja, y Hermione como siempre, antes de empezar a desayunar, esperaba con paciencia su ejemplar de El Profeta, supongo yo que es para saber más sobre los mortifagos fugitivos, quienes aún no habían sido detenidos, y aun era un tema del cual se hablaba aún en los pasillos.

─ Uh, si, Hermione, antes que nada ─levanté la mirada en su dirección ─. Si lees algo de los mortífagos, no lo comentes frente a mi, en especial de esos que mencionan en El Profeta. De todas maneras, si quieres hacerlo, puedo retirarme a desayunar con Neville más allá o...

─ No te preocupes, leere en silencio. ─asintió, y yo le di una sonrisa por comprender mi pedido.

Volví mi atención hacia la comida, mientras veía de reojo como Harry comenzaba a hablar con una pequeña lechuza, preguntandole porque se coloco frente a él, y a quien buscaba.

Frunció el entrecejo, y se dispuso a tomar la carta del pico del ave cuando no se movió, pero de inmediato, más lechuzas llegaron, comenzando a disputarse un sitió.

─ Eso es raro. ─murmuré.

─ ¡Harry! ─exclamó Hermione, que a continuación hundió las manos en la masa de plumas y levantóuna lechuza que llevaba un paquete largo y cilíndrico ─. Creo que sé lo que esto significa. ¡Abre ésta primero! 

─ No estoy entendiendo nada, así que tomare juguito mientras trato de comprender. ─comenté, pero luego caí en cuenta de lo que pasaba.

Harry retiró el envoltorio de papel de color marrón y encontró un ejemplar fuertemente enrollado delnúmero de marzo de El Quisquilloso.

Me incline hacia él, y pude apreciar como en la portada de dicho diario, aparecía mi novio, con unan sonrisa timida, y sobre su imagen, granden letras rojas que decían:

HARRY POTTER HABLA POR FIN: «TODA LA VERDAD SOBRE EL-QUE-NO-DEBE-SER-NOMBRADO Y LA NOCHE QUE LO VI REGRESAR» 

─ ¿Te gusta? ─la voz de Luna se escucho junto a mi, así que le hice un campito para que se sentara a mi lado ─. Salió ayer, le pedí a mi padre que te enviara un ejemplar. Y esas deben ser cartas de los lectores.

─ Harry ─llamó Herms ─. ¿Te importa si...?

─ No, claro que no. Pueden abrirlas.

Yo asentí, tomando una carta al azar para comenzar a leer que querían decir los lectores.

─ Esta mujer te recomienda que hagas un tratamiento de hechizos de choque en San Mungo ─solté una risilla, antes de mirarlo ─. Hey, me parece buena idea.

─ No esta mal ─me sigió el juego, y luego salto emocionado ─ ¡Eh, esta mujer dice que me cree! ─soltó emocionado.

─ Uy, Harry, este te recomienda que termines con Milan ─comento Fred, quien se había sumado a ayudar con la lectura de las notas ─. Dice que cortes cualquier relación con Milan Lupin, ya que al ser hija de Mihrimah Grey, puede asesinarte en cualquier momento.

─ Si, esos son mis pensamientos todo el día, "querer asesinar a Harry Potter" ─bufé, rodando los ojos y restandole importancia.

─ ¡Bueno, mira este, es mejor que lo que leyo Fred en definitiva! ¡Has convencido a otro, Harry! —exclamó Hermione, emocionada ─. «Después de leertu versión de la historia, he llegado a la conclusión de que El Profeta te ha tratado injustamente...Aunque no me guste pensar que El-que-no-debe-ser-nombrado ha regresado, no tengo más remedio queaceptar que dices la verdad...» ¡Es fantástico! 

─ Y otro piensa que eres un héroe; ¡Hasta ha incluído una fotografía tuya! ¡Toma! ─chilló Ron.

─ ¿Que esta pasando aquí? ─los cuatro tragamos saliva cuando escuchamos una voz infantil y falsamente dulzona.

Se trataba de la profesora Umbridge, quien había llegado a nuestro lado, colocandosé detrás mío y de Luna, examinando con sus ojos saltones lo que teniamos delante de nosotros.

─ ¿A que se debe que recibas tantas cartas, Potter? ─preguntó lentamente.

─ Wow, no sabía que recibir correo tambien era un delito, profesora Umbridge. ─conteste con una falsa sonrisa, y un tono dulce, como ella.

─ Más respeto, señorita Lupin.

─ Yo no le falte el respeto. ─hable, sin perder los estribos.

─ Ten cuidado, si no quieres que te castigue ─me amenzo, pero no me moví ni un centimetro, no le daría el gusto ─. ¿Y bien, señor Potter?

Harry vaciló, pero no sabía cómo iba a mantener en secreto lo que sucedió; solo era cuestión de tiempo para que la bruja loca rosa tenga un ejemplar de El quisquilloso en sus feas manos.

─ La gente me escribe cartas porque me han hecho una entrevista ─contestó el azabache ─. Sobre lo quepasó en junio.

─ ¿Una entrevista? ¿Que quieres decir con eso?

─ Quiero decir que una periodista me hizo preguntas y que yo las contesté. Mire... 

Harry le dió un ejemplar del diario, y la profesora Umbridge lo tomo, y se quedo contemplando la portada. Inmediatamente, su rostro se cubrió de desagradables manchas violetas, haciendome tener que colocar mi maano en mi boca para que no vea que me estoy riendo.

─ ¿Cuándo has hecho esto? ─le preguntó con voz ligeramente temblorosa. 

─ En la última excursión a Hogsmeade. ─contestó él sin inmutarse, ibncluso su expresión era de victoria.

 ─ Se te han acabado los fines de semana en Hogsmeade, Potter ─susurró─ . ¿Cómo te atreves...,cómo has podido...? ─Inspiró hondo ─. He intentado mil veces enseñarte a no decir mentiras. Por lo visto, todavía no has captado el mensaje. Cincuenta puntos menos para Gryffindor y otra semana de castigos. 

Y se marcho.










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POR ORDEN DE LA SUMA INQUISIDORA DE HOGWARTS 

Cualquier estudiante al que se sorprenda en posesión de la revista El Quisquilloso seráexpulsado del colegio.Esta norma se ajusta al Decreto de Enseñanza n.º 27. 

Firmado: 

Dolores Jane Umbridge
Suma Inquisidora


─ Empiezo a creer que a Cupcake malogrado de fresa le falla el cerebro, se le quemo de tanto usar rosa. ─dije con una sonrisa de oreja a oreja, posando mis manos encima de mi cintura.

─ No entiendo porque estas feliz, lo prohibió, Milan. ─recordó mi novio, casi resoplando por la nariz.

─ El error de la profesora, fue prohibirle a los estudiantes leer El Quisquilloso ─comence a explicarle ─. Si es prohibido, es más atractivo, es simple.

─ Es pero que tengas razon. ─dió una media sonrisilla.

Y si, efectivamente, tuve razon.

Al cabo de unas horas, parecía que todos los estudiantes del colegio ya sabían la noticia, se escuchaba cuchichear a todos por los rincones, incluso un grupo de chicas en el baño me secuestro, porque al saber que soy novia de Harry, quisieron hacerme preguntas.

Sin embargo, sabiamos que debemos tener cuidado, pues la El cupcake de fresa malogrado con patas, se la pasa vigilandonos, y pidiendo que le mostraramos todo lo que tuvieramos en nuestros bolsillos.

Lo que ella no tenía en cuenta, es que somos más listos, y tenemos más IQ que su pobre y nulo cerebro, pues con pequeños conjuros, pudimos hechizar las páginas del diario, en especifico las de la entrevista, de tal manera que solo el que hizo el conjuro, pudiera leer su contenido.

No les dire quien sugirió el hechizo.

─ Me tengo que ir a mi clase, nos vemos en trasformaciones. ─le deje un beso en la mejilla a Harry luego de almorzar, y me fuí corriendo antes que me bajaran puntos por impuntualidad.










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ERA UN AGRADABLE DÍA, yo en especial, me encontraba muy feliz porque hoy en la ED, aprenderíamos a conjurar nuestro patronus, siempre se me hizo muy interesante ese tema, es decir, mi padre, como profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, siempre me conto sobre todo eso, sin embargo, nunca me quiso enseñar a conjurar mi patronus.

Dijo que todo a su tiempo, y que tuviera paciencia.

¡Y por fin llego el día!

─ Milan, esperaste esto desde que Harry nos dijo que lo enseñaria, ¿porque no lo haces de una buena vez? ─me preguntó Hermione, mientras yo me quedaba embobada viendo su reluciente nutria plateada.

─ Es que...no lo sé. ─murmuré, viendo los demás patronus de mis compañeros.

Entre ellos el de Hazel, que era un precioso cisne. Tambien ver a mis compañeros hacerlo era muy satisfactorio.

Así que agarre valor, y en tiempo justo, pues Harry había llegado a mi lado a supervisar como ibamos, luego de darse una vuelta por toda la sala, ayudando a quienes aún no podían.

─ ¿Aún no lo haces? ─me preguntó.

─ Estaba a punto de hacerlo. ─le di una sonrisita timida.

Me tome unos segundos para pensar en un recuerdo feliz. Y en ese momento, me sentí afortunada de tener muchos recuerdos de ese tipo, desde muy pequeña.

Pense en uno en especial, era uno con mi padre, creo que eso ya era obvio.

Fue mi fiesta de cumpleaños numero cinco, en la que no estabamos en una buena situación economica, pero él hizo todo lo posible para darme un fiesta, en la que solo estabamos invitados él y yo.

Suficiente, si me preguntan.

Fui demasiado feliz aquel día, aún recuerdo mi tarta y todas las palabras, chistes, juegos...y la historia que papá me contó.

Pero en momento más especial, en el que le puse más atención para conjurar mi patronus, fue cuando él me alzo en brazos y soltó lágrimas de felicidad, deseandome feliz cumpleaños y diciendome que yo era la niña de sus ojos, que siempre lo fuí.

Que fui su rayito de sol cuando me vió por primera vez de bebe. 

Levante mi varita, y con voz muy firme y aquel recuerdo en la mente dije:

─ Expecto Patronum.

La felicidad que sentí en ese momento era indescriptible. Y más cuando de la punta de mi varita, un brillo plateado apareció, acompañado de una pequeña neblina; segundos despues, la figura de un pequeño lobo apareció.

─ Merlin, es tan bonito. ─balbucee, mirando con admiración al animal.

Por alguna razón me sentía tan identificada.

─ ¿Porque no me sorprende que sea un lobo? ─se preguntó Hermione, dandome de esa mirada de mejor amiga feliz de mis logros.

─ Felicidades, estoy tan orgulloso. ─soltó Harry, dando un paso en mi dirección, solo para plantar un beso en mis labios.

Segundos despues, mi novio tuvo que separarse de mi, pues dió un pequeño brinco en su sitió, al ver que las puertas de la sala se abrieron y cerraron.

Pero para fortuna de todos, solo se trataba de Dobby.

─ ¡Hola, Dobby! ─exclamó Harry─. ¿Qué haces? ¿Qué pasa? 

─ Harry Potter, señor... ─chilló el elfo, que temblaba de pies a cabeza, como si algo malo estuviera pasando ─. Harry Potter, señor...Dobby ha venido a avisarlo..., pero a los elfos domésticos les han advertido que no digan... 

Y se lanzo de cabeza contra la pared, y sabía que era su manera de autocastigarse, Harry me había contado de eso, así que guarde mi varita e intente detenerlo.

Sin embargo, por los ocho gorros que tenía en la cabeza, tan solo reboto en la piedra.

─ ¿Que sucedió? ─interrogo Harry, mientras yo tiraba del brazo de Dobby, alejandolo de cualquier cosa que pudiera usar para dañarse.

─ Harry Potter, ella..., ella...Dobby se golpeó fuertemente la nariz con el puño que tenía libre, y esta vez fue Harry quien sujeto su otro brazo.

─¿Quién es «ella», Dobby?

El elfo no respondió, pero el temor que Dobby presentaba en estos momentos, me daba muy pocas opciones, la más cercana era...

─ ¿La profesora Umbridge? ─pregunte, y Dobby asintió.

Harry con preocupación dijo ─ ¿Qué pasa con ella, Dobby? ¿Estás insinuando que ha descubierto esta..., que nosotros..., el ED? . ¿Viene hacia aquí?

Dobby soltó un alarido y exclamó:─¡Sí, Harry Potter, sí! 

Mi novio se enderezó y echó un vistazo a los inmóviles y aterrados alumnos que miraban al elfo, que noparaba de retorcerse. 

─ ¿Que esperan? ¡Corran!

Los alumnos comenzaron a irse, peleando por salir primero, solo los oíamos correr por los pasillos, y confiamos en que usen el cien por ciento de su cerebro para no irse hasta los dormitorios, estos se encontraban muy lejos.

─ Dobby, esto es una orden: baja a la cocina con los otros elfos, y si ella te pregunta si me hasavisado, miente y di que no ─dijo Harry, cargando al elfo ─. ¡Y te prohíbo que te hagas daño! ─añadió.

Esperamos a que todos salieran y fue nuestro turno, al irnos de la sala de menesteres, él dejo libre al elfo y cerro la puerta.

─ Vamos a la biblioteca, nos queda más cerca. ─le dije, tomando su mano cuando este coincidió con mi propuesta.

Comenzamos a correr, pero para nuestro mala suerte, y cuando estabamos a punto de lograrlo, algo tiro de Harry para atrás, haciendolo caer estepitosamente al piso.

Saque mi varita, pero mi novio me regaño.

─ ¡Corre! ─me grito, pero yo aún quería lanzarle un buen hechizo a Draco, quien había lanzado el embrujo zancadilla a Harry.

─ P-pero...

─ ¡Eh, profesora! ¡Profesora! ─llamaba Malfoy ─ ¡Ya tengo a uno...dos de hecho!

─ ¡Milan! ─me volvió a gritar.

Así que comencé a correr hacia la lechuzería esta vez, viendo por el rabillo del ojo como la profesora Umbridge ya había llegado hacia Harry.

Gire para seguir con mi camino, pero un Slytherin me intercepto, era de piel morena, no se como se llama, pero lo había visto antes en el Gran Comedor, y en alguna de mis clases.

Levanto su varita, apuntando en mi dirección.

─ Creo que no sera necesario. ─soltó aquello, y me miro como si fuera un trofeo que el debía ganar.

─ Nos darán otros cincuenta puntos, Zabini, bien hecho. ─la voz de Draco de escucho detrás mío, así que giré con mi varita.

─ Dos contra uno. ─dije entre dientes.

─ ¿Te asusta, Lupin?

─ No, en verdad creo que ustedes estan en desventaja. ─dije muy confiada.

Porque si me atraparan, que al menos vean que no tuve miedo, ¿no?

─ Tantan confianza te hara jugar...¡Eh, no! ─me regaño el rubio cuando estuve a punto de conjurar un hechizo contra él.

Desgracidamente fue más rápido que yo, y sin inmutarse exclamó un:

¡Expulso! 

La onda expansiva me hizo volar por los aires, haciendo que me estampara contra una pared, dejandome en el suelo muy adolorida.

─ Con ella no. ─la voz de Theodore se hizo presente, y la verdad fue lo único que escuche, pues me encontraba muy aturdida.

Abrí los ojos y pude ver como Draco estaba a punto de llegar a mi para así llevarme con Umbridge y canjearme cual cupon por puntos para Slytherin.

─ Son cincuenta punto, Nott. No seas aguafiestas. ─soltó Zabini, mientras Malfoy me levantaba sin mucho cuidado.

Que buena suerte que crecí con los Weasley.

Gire como pude, dandole un codazo al rubio que me apresaba, lo hice chillar de dolor, pero cuando iba a huir de ahí, aquel chico de tez moreana me intercepto, sin embargo, Nott le dió una mirada que sinceramente me dió algo de miedo, y dijo:

─ Puedo hundirte a ti si quiero, Blaise. Y tu, antes que te quejes y grites a llamar a la profesora, me debes un favor. Así que ella se va, y punto.

─ Maldita mestiza. ─refunfuño Draco entre dientes, sujetando su estomago por el golpe que le di.

─ Gracias, te debo una. ─murmure, tomando mi varita del suelo y comenzando a correr hacia la lechuzeria.










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ACABAMOS DE SALIR DE CASTIGO, la lista de nombres había aparecido, Marietta había terminado contando todo, y Umbrige, se había encargado de reunirnos a todos en un aula y obligarnos a escribir en pergaminos que no deberiamos romper las reglas, y como era costumbre en todos sus malditos castigos, aquellas palabras quedaron en nuestra pieles marcadas.

─ Hiciste lo que pudiste, Harry, nadie le puede ganar a esa bruja. ─soltó Ron, mientras junto con Hermione, caminabamos detrás del azabache, quien lo hacia muy rápido, pues claramente se encontraba enojado.

─ Si, ni siquiera Dumbledore lo pudo prever. ─añadió Herms, revisando la mano sangrante del pelirrojo.

─ Si de alguien es la culpa, es nuestra, amor. ─dije, refiriendome a Hermione, a Ron y a mi.

─ Milan tiene razon, nosotros te convencimos de todo esto. ─señalo Ron, parando de caminar cuando vimos a Harry hacerlo.

─ Pero yo accedí ─giro a vernos, lucía más que enojado, él se veía triste, culpable ─. Trate con tantas ganas de ayudar, y lo único que hice fue empeorarlo todo.

Me causaba tanta preocupación verlo así, no solo como su pareja, tambien como amiga, porque eso fuimos primero.

Se que luego del pésimo año que esta teniendo, la ED lo era todo para él, le encantaba enseñarnos, era por lo único que sonreía, pues al no estar en los partidos de Quidditch, solo le quedaba esto...y ahora no lo tiene.

─ De todas formas no importa, no lo quiero volver a hacer, solo hace que te importe más las cosas ─miro el suelo ─, y cuanto más te importa, más sufres. 

Volvió a caminar, esta vez lo hizo a nuestro paso, pero con el mismo humor triste de antes.

Dolores Jane Umbridge (Suma Inquisidora) sustituye a Albus Dumbledore como director delColegio Hogwarts de Magia y Hechicería.Esta orden se ajusta al Decreto de Enseñanza n.º 28.Firmado: 

Cornelius Oswald Fudge
ministro de Magia 

Oh, si, esos carteles habían aparecido durante la noche, pero lo que me sorprendía, era como los alumnos sabían sobre lo que paso en el despacho, en decir, Harry nos lo conto a Hermione, Ron y a mi, pero aún no nos explicamos como todo el colegio sabe, con detalles y todo.

─ A esa mermelada de fresa seguro le hubiera gustado mucho sentase en el despacho del director. ─dije con rabia, mientras subiamos las escaleras de piedra que nos llevarían al vestibulo.

─ ¿Algun día se te acabaran los apodos?

─ ¿Algun día dejaras de comer, Ron? ─le respondí con otra pregunta.

─ Coincido con Milan ─señalo Hermione, tan bien con clara furia en sus palabras ─. Seguro no soporto la prepotencia con que trata a losdemás profesores, la muy estúpida, engreída y arrogante...

─ A ver, Granger, ¿cómo termina esa frase? ─Draco Malfoy salió deslizándose por detrás de lapuerta, seguido de Crabbe y Goyle. La malicia iluminaba su pálido y anguloso rostro ─. Me temo que tendré que descontar unos cuantos puntos a Gryffindor. 

─ Los prefectos no pueden quitarle puntos a sus colegas, bruto. ─solté, cruzandome de brazos.

Draco me miro con aire de superioridad. ─ Ya sé que los prefectos no pueden descontarse puntos unos a otros. Pero los miembros de la Brigada Inquisitorial...

─ ¿Es un club que inventaste mientras fumabas hierba en el bosque? ─ataque, mientras Harry tocaba mi brazo para que me calmara.

Él señalo una «B» y una «I» diminutas yplateadas que llevaba en la túnica, debajo de la insignia de prefecto.

─ Ay, y te dió tiempo hasta de hacer insignias, que bonito. ─solté con un tono de falsa emoción.

Maldita sea, la brigada esa era real.

Malfoy rodo los ojos. ─ Un selecto grupo de estudiantes que apoyan al Ministerio de Magia, cuidadosamente seleccionados por la profesora Umbridge. Los miembros de la Brigada Inquisitorial tienen autoridad para descontar puntos. Así que, Granger, a ti te voy a quitar diez puntos por hacer comentarios groseros sobre nuestra nueva directora. 

Nos comenzo a mirar a todos nosotros, comenzando con mi novio:

─ Y a ti otros cinco porque me caes mal, Potter ─señalo ─. Weasley, llevas la camisa fuera de los pantalones, tendré que quitarte cinco puntos por eso. Ah, sí, se me olvidaba, eres una sangre sucia, Granger: diez puntos menos. 

Ron sacó su varita, pero Hermione lo tomo de la muñeca e impidió que lo hiciera.

─ ¡Quieto! ─chilló la castaña.

─ Claro, como no pude recordar a la hija del licantropo. Yo no olvidaria tu cara, no luego de golpearme ayer ─me miró con altivez ─, serán diez puntos por eso...te pondría veinte, pero tu madre es una gran bruja, así que solo diez. ¡Oh, si, claro! eso nos lleva a...¡Diez más por ser mestiza!

─ ¡Quieta tu tambien! ─me regaño Harry cuando quise sacar mi varita.

─ Portense bien, nueva directora, nuevas reglas. ─se despidió, moviendo sus dedos mientras nos sonreía maliciosamente.

Esperamos a que se fueran, y los cuatro giramos a ver a los relojes de arena.

─ Tengo el instinto asesino muy alto en estos momentos ─refunfuñe, cuando vi a los gemelos llegar a nosotros. ─ ¡Nos desconto cincuenta puntos.

─ Sí, Montague también ha intentado jugárnosla en el recreo ─aseguró George.

─¿Qué quieres decir con eso de que lo ha intentado? ─preguntó rápidamente Ron, haciendo que yo girara rápidamente.

─ No ha pidido pronunciar todas las palabras ─comenzó a explicar Fred ─. Porque lo metimos en el armario evanescente del primer piso.

Hermione los miro horrorizada, mientras yo sonreía de oreja a oreja.

─ ¡Se han metido en un gran problema!

─ No hasta que el aparezca...y para eso peuden pasar semanas. No se a donde lo enviamos ─comento Fred, impasible ─ Además, hemos decidido que ya no nos importa meternos en problema.

─ Claro, porque siempre han sido "tan" prudentes. ─solté.

─ ¡Lo hemos sido! ─dijeron ambos al mismo tiempo.

─ Nunca nos expulsaron.

─ Siempre supimos cuando parar.

─ Aunque a veces nos pasamos un poquito de la raya...─admitió George.

─ Pero siempre hemos parado antes de causar un verdadero caos. ─prosiguió Fred.

─ ¿Y ahora que? ─inquirióo Ron, vacilante.

─...Ahora que Dumbledore no esta...

─...crearemos un poco de caos, es para darle la bienvenida a nuestra queridisima directora. 

─ ¡No lo hagan! ─susurro Herms ─. ¡No lo hagan! ¿No ven que le encantaria tener un pretexto para expulsarlos?

─ Veo que no entendiste ─dijo Fred sonriente ─. Ya no nos importa que nos expulsen. Nos marcharíamos ahora mismo por nuestro propio pie si no estuvieramos decididosa hacer algo por Dumbledore. Bueno ─él miro su reloj  y luego a mi ─. Milan, ¿te acuerdas de nuestro "plan"?

─ No me digan que...

─ Si. ─ambos sonrientes asintieron, y supe de inmediato de que se trataba.

─ La fase uno esta por comenzar, ya entendí. ─les devolví la sonrisa.

De inmediato ambos gemelos se dieron la vuelta y comenzaron a caminar, perdiendose entre la multitud.

Los tres chicos giraron a verme, pidiendome explicaciones.

─ Solo les dire que debemos ir al Gran Comedor...por si las dudas.

Ellos intentaron interrogarme sobre que era lo que planeaban los gemelos, pero ni con tanta insistencia solté alguna palabra, solo les asegure que sería algo grande, y que pronto ellos mismos lo sabran, así que Harry tomo mi mano, y comenzamos a dirigirnos a nuestro próximos destino, sin embargo, cuando estuvimos a punto de ingresar, Filch apareció, diciendo que la directora quería verlo.

Mi novio nos miro, y se encogió de hombros, sabía que no podía huir, así que acepto su destino.

Dejo unas caricias disimuladas en mi mano, y me soltó, comenzando a irse.

─ Tu novio te abandono en el altar. ─menciono Ron con falsa tristeza.

─ Ron, el Gran Comedor no es un altar. ─señalo Hermione, negando repetidas veces.

─ Hay comida, es un altar. 

─ No se peleen, no ven que me acaban de dejar en el altar. ─fruncí el ceño, regañandolos.

Aunque sabiamos perfectamente que todo era un chiste, pues comenzamos a reirnos mientras entrabamos.

Comenzamos a charlar de la vida, yo en especial estaba tratando de pasarla bien, no lo sé, siempre he apreciado por momentos de felicidad.

De pronto, y cuando Ron estuvo a punto de contarnos un chiste, el piso comenzo a temblar.

Y yo sonreí. 

Ay, todavía recuerdo la charla que tuvimos, donde me dijeron que opinaba yo sobre hacer una broma muy grande y epica, la mejor de todos los tiempos; y la verdad es que les dije que me gustaría mucho, pero me pondría muy triste que ellos fueran expulsados, y simplemente lo dejamos ahí.

Pero cuando se enteraron que Dumbledore se había ido, decidieron hacerla.

Lo único que no se es que tan grande sería, pero ya me enteraría.

Una explosión se escucho, y segundos despues fuegos artificiales en formas de dragones se hicieron presentes en el Gran comedor, estos estaban formados de chispas de colores dorados, rojos, verdes, estos paseaban por todos lados y producian fuertes explosiones.

Tambien habían cohetes con con largas colas de brillates estrellas platedas, que rebotaban por las paredes; incluso habían conjurado bengalas que escribian palabrotas en el el aire, además de petardos que explotaban cuales minas en campo de batalla.

─ Esto es increíble ─ dije muy sonriente, obligando a mis amigos a levantarse y ver lo demás, pues las explosiones y diversión se veían en gran magnitud en el pasillo ─. Magifuegos Salvajes Weasley, Merlin, esos dos me llenan de orgullo.

 Luego de eso, los gemelos estaban muy felices de si mismos, pues consiguieron lo que querían, en definitiva nadie los olvidaria jamás.

Aquella noche, fueron recibidos en Gryffindor como grandes heroes, todos los alabaron, e incluso, Hermione estaba tan contenta que nos dió una noche libre de estudiar para los Timos.

Se estaba volviendo rebelde esa chica.

Pero mejor aprovecharla, pues ya nos tiene locos a todos recondandonos cuantos días faltan.












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ESTABA TRANQUILA EN LA SALA COMUN, tan solo leyendo, pues amo hacer eso, ademas de dejar notitas en los bordes para acordarme de los temas cuando repase.

Ese es mi sistema, se me hacía muy ultil, y me ayudaba a estar tranquila.

─ ¡Milan, necesito que tengas tus cinco minutos de locura, ahora! ─exclamó Hermione, haciendo que saque mis narices del libro.

─ ¿Que dices? ─fruncí el ceño, no comprendía el porque de sus palabras.

─ Si, estas tan tranquila. ¡Se acercan los TIMOS! ─chilló ─. Verte tan tranquila me vuelve loca, así que ten tus cinco minutos de locura o llorare.

─ No hagas que mi novia se vuelva loca. ─Harry me abrazo, como si yo fuera un peluche de su propiedad, lo cual me causo mucha ternura y risa al mismo tiempo.

Los cuatro comenzamos a leer diferentes libros, comenzando a practicar, aunque creo fielmente que Harry solo usa el libro como excusa para sobre pensar, pues su mirada no pareciera como si lo leyera.

Decidí no preguntar, pues si el me lo quiere contar, tiene que ser por cuenta propia, y no porque yo le insistí, así que seguí.











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LOS SIGUIENTES DÍAS FUERON IGUAL DE ABURRIDOS, nuestra única rutina es ir a la biblioteca y a nuestra sala común, pues ya eran vaciones de pascua, y los alumnos de quinto no tenian nada más que hacer que repasar para los examenes, incluso Ron se había puesto las pilas, y me pidió mis apuntes.

Porque temia que si se los pedía a Hermione, esta lo secuestraria y le daría un horario de estudio en la que no tendría descansos.

Hoy era un domingo por la tarde, yo estaba atandome una coleta, otra vez. Era muy estresante ver como me crecía el cabello, pues siempre suelo andar despeinada en este periodo.

Pero bueno, hace poco salí del duro entrenamiento de Angelina.

La verdad no sé porque aún seguimos practicando, no tendremos otro partido hasta dentro de mucho. Supongo que para que estemos en forma para la proxima temporada.

¡Pero ella es muy dura con todos!

─ Empiezo a creer que Angelina se esta desquitando con nosotros su frustración por perder el partido contra Hufflepuff. ─soltó Ron, mientras se sacudía cual perro, haciendo que gotitas de su sudor me cayeran en la cara.

─ ¡Ronald! ─chillé un poco asqueada, cerrando mis ojos y haciendo una mueca.

─ Lo siento. ─se excuso, mientras se dejaba caer en las bancas de los vestidores, una vez guardo su escoba.

─ ¿Podemos descansar un rato antes de irnos? A menos que quieras cargarme por las escaleras, me duele todo.

─ Si te cargo a ti, alguien me tiene que cargar a mi, me duele todo.

Ambos coincidimos en que estabamos agotados. Nos quedamos un rato sentados, viendo como poco a poco quedamos nosotros dos aquí, pues los demás se habían ido a bañar y a la sala común.

─ Ron ─llamé, frunciendo mi ceño y pensando en que estoy a punto de hacer ─. Si te cuento algo...¿prometes no decirle a nadie?

─ ¿No a Harry ni a Hermione? ─preguntó, y yo asentí repetidas veces.

Lo vi ponerse diferente, y conocía aquella expresión.

Desde pequeños Ron ha sido protector conmigo en todos los aspectos. Desde que nos presentaron, se convirtió en mi hermano, no le molestaba compartir su espacio, comida o objetos conmigo, tiene un gran corazon.

─ ¿Es algo malo?

─ Depende.

─ Puedes confiar en mi...se que a veces puedo ser un idiota, pero si me confias algo, me lo llevare a la tumba. ─sonrió de lado, girando en la banca para verme de frente.

Me cruce de piernas, soltando un largo suspiro. Necesitaba contarle a alguien que no sea Hazel y Cedric, necesitaba decirle a alguien que no sea mi padre o mis tíos.

Necesitaba que lo sepa alguien de mi circulo cercano, alguien con quien paso casi todo él día.

─ ¿Te acuerdas que mi madre destruyo mi casa?

─ Si, y me acuerdo tambien que te dije que mi casa era tu casa ─sonrió ─. Puedo compartir mi habitación y comida.

─ Y te agradezo por eso, pero...algo más paso esa noche ─murmuré, mordiendo mi labio inferior ─. Ella no solo fue para destruir mi hogar, ella fue en primer lugar para llevarme con ella, quiere que siga sus pasos, que me convierta en mortifago.

Su expresión cambio de pronto, era de preocupación, y tambien hizo aquella muequita de no saber que decir.

Ron no es bueno con las palabras, él es más de acciones.

─ Pero eso no sucedera, ¿v-verdad? ─titubeo ─. Es decir, Haley ni Lupin permitiran que lleven, ¿verdad?

─ No lo permitirian. ─negué, sin embargo, no sabía si eso era así.

─ Entonces no hay de que preocuparse, al menos por ahora ─hizo un intento fallido de sonreir ─. Nunca te llevara, tu estaras con nosotros, y no serás ni en este ni en ningun universo, un mortifago, ¿entendiste?

─ ¿Me estas amenazando?

─ Si quieres verlo así, si. Te amenazo, Milan Lupin.

─ Wow, mi mejor amigo, amenazandome.

─ Hermano, hermano, Milan ─me regaño con tono de señor ─. Merlin, no aprendes. ¡Hermano! ¡Soy tu hermano!

─ ¿Mi enemigo?

─ ¡Hermano!

─ Si, ya entendí ─solté risillas, antes de lanzarme a darle un abrazo ─. Eres mi hermano.

Luego de eso, ambos nos fuimos a hacer nuestras cosas. Y ahora mismo, yo me encontraba leyendo en una de las butacas de la sala común, apenas había llegado, y me deje caer junto a Harry, quien estaba repasando unas notas que Cedric nos había dado.

─ Hey, amor, mi papá nos mando esto...─al ver que no me hizo caso, moví mi mano para que notara que estoy aquí ─. Hey, tu asombrosa novia te esta hablando. ¡Harry James Potter Evans!

─ Ah, si, ¿que decias? ─giro a verme.

─ Pense que estabas entrenando.

─ Si, hace un rato acabo, ya me bañe y me puse cómoda, además que vi que papá me había enviado algo. Y de hecho llegue como hace diez minutos...En fin, no te preocupes, pero...antes que sigas sobrepensando, te daré tu huevo de chocolate. Apuesto a que tío Canuto y mi padre alistaron esta caja, que por cierto, paso por el nuevo detector de Suffle de fresas.

Levante la caja envuelta con papel marrón y la puse encima de mi regazo; era evidente que la habíandesenvuelto y la habían vuelto a envolver con descuido.

 En el papel había una nota escrita con tinta rojaque rezaba: «Inspeccionado y aprobado por la Suma Inquisidora de Hogwarts.»

─ ¿Te encuentras bien? ─pregunté, en verdad me preocupaba demasiado como ha estado en estos últimos días.

Pues tuvo cambios de humor, incluso conmigo. Un minuto estaba hablandonos normal, al otro se encontraba enojado, y así, luego nos aseguraba que era por los exámenes.

─ Ultimamente te he visto algo deprimido. Tal vez quieras hablar...no conmigo si no quieres, tal vez puedes hablar con Cedric, o con Hazel, tal vez con Ron.

─ No es con ellos con quien quiero hablar...─murmuro.

Miro a todos lados, asegurandose que nadie estuviera cerca.

─ Quiero hablar con Sirius, me muero de ganas de hacerlo, pero se que no puedo.

Comenzo a desenvolver el huevo de chocolate, partió un pedazo y comenzo a comerselo, mientras me miraba, muy pensativo por cierto.

Yo comence a idear opciones pero no había muchas, es decir, la profesora Umbridge controlaba todo.

─ Podemos hallar una forma, cariño. 

─ No creo que encontremos una, pero gracias.

─ Crecí con Fred y George, todo es posible con coraje. ─sonreí, dispuesta a encontrar una forma para que Harry hable con Sirius.










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ORIENTACIÓN ACADÉMICA

 Todos los alumnos de quinto curso tendrán, durante la primera semana del trimestre de verano, una breve entrevista con el jefe de su casa para hablar de las futuras carreras. Las fechas y lashoras de las entrevistas individuales se indican a continuación.

Además de eso, vi la lista que estaba en el tablero de anuncios, donde decía "Milan A. Lupin ─ martes, cuatro y media", todas las entrevistas personales serían en los despachos.

─ No se que quiero hacer de grande ─comente con mis amigos ─. La verdad es que no me veo de mayor haciendo algo. 

─ Es que te gustan muchas cosas ─señalo Hermione ─. Lo bueno es que tienes buenas notas, y si te esfuerzas en los Timos y en los EXTASIS, creo que podrías entrar a cualquiera de tus veinte opciones de profesión.

─ A veces no se si eres mi amiga o enemiga. ─murmuré, volviendo a ver los miles de folletos que tenía frente a mi.

Era la última noche de vaciones, y en verdad estabamos muy estresados por todo esto del futuro, ninguno sabía exactamente que quería hacer.

─ Harry ─giré a verlo ─. ¿Si yo me quedo en casa haciendo galletas y tu trabajas?

─ ¡Milan! ─me regaño Hermione, mientras Harry, Ron y yo reíamos a carcajadas.

─ Esta bien, no haremos eso. ─refunfuñe, con falso enojo.

─ ¡Eh! ─la voz de Fred se hizo presente, se dirigía a Harry ─. Tu rubia, mandona y preocupada novia, vino a nosotros llorando y muy triste...

─ ¡Fred! ─chillé, tirandole un zape, mientras él se sentaba a mi lado, y George al lado de mi novio.

─ Bueno, ella vino a hablarnos de ti, no llorando precisamente, pero dijo que querías comunicarte con Sirius.

─ ¿Que? ─Hermione salto de su asiento.

─ Si, si, eso me gustaria. ─aseguró Harry, ignorando a su mejor amiga.

─ No seas  ridículo ─terció Hermione, que se enderezó y lo miró como si no pudiera creer lo queestaba oyendo ─. ¿Cómo vas a hacerlo si la profesora Umbridge hurga en las chimeneas y registra a todas las lechuzas? 

─ Creo que hemos conseguido la forma de burlar su vigilancia ─comenzó a explicar George, haciendome sonreír de inmediato ─. Se trata de hacer una maniobra de distracción. La estuvimos planeando durante Pascua...

─ Donde nos comportamos como angelitos, porque no tenia sentido interrumpir las vacaciones, ni perturbar el ambiente de estudio ─dijo Fred, mirando sin disimulo a Hermione ─. Pero mañana empieza de nuevo la fiesta. Y ya que tenemos pensado causar un poco de alboroto, ¿por qué no hacerlo de modo que Harry pueda aprovechar la ocasión para charlar con Sirius?

─ Si, de todos modos eso no funcionara ─negó Hermione ─. Aunque logren distraer a la profesora Umbr...

─ ¡No se habla de la rana de fresa! ─chillé.

─ Bien, aunque logren distraer a la rana de fresa  ─se autocorrigio ─, ¿Como se supone que haran para que Harry hable con Sirius?

─ En el despacho de la Rana de fresa. ─contesto Fred en voz baja.

─ ¿Te volviste loco?

─ Creo que no. Ella misma me dijo que su chimenea era la unica que no estaba vigilada. ─recordó Harry, haciendo que Herms la mirara.

─ ¿Y como piensas entrar ahí para empezar?

─ Con la navaja de Sirius.

─ ¿Con que?

─ Hace dos Navidades, Sirius me regaló una navaja que abre cualquier cerradura. Así que, aunque la profesora Umbridge haya encantado la puerta para que no funcione el Alohomora, como imagino quehabrá hecho...

Le explicó él, y la castaña giro a verme.

─ A ti ni te pregunto, tu orquestaste todo esto; te pregunto a ti, Ron, ¿que opinas de todo esto?

─ No lo sé...pero si Harry quiere hacerlo, es asunto suyo, ¿no?

─ ¡Así se habla! ─afirmo Fred, y dio unas fuertes palmadas en la espalda de Ron ─. Muy bien. Hemos pensado hacerlo mañana, después de las clases, porque provocaríamosun impacto máximo si todo el mundo estuviera en los pasillos. Harry, lo soltaremos en el ala este, no sé exactamente dónde, pero la obligaremos a salir de su despacho. Calculo que podemos garantizarte... unos veinte minutos, ¿verdad?─añadió mirando a George.

─Sí, seguro ─confirmó éste. 

─ ¿En qué consiste la maniobra de distracción? ─pregunte.

─ Ya lo verás, Lala, esta vez hasta tu te llevaras la sorpresa, no te revelaremos nada ─dijo Fred mientras él y su gemelo se levantaban─. Sólo tienes que saber que estaremos en el pasillo de Gregory el Pelota mañana a eso de las cinco. 












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─ Me siento mal ─murmure ─. Tu te pones en peligro para ayudarme, y a cambio solo me me pides que te ayude con encantamientos.

Dije, mirando las dos cartas que había dejado en mis manos.

Sabía todo lo que estaba en juego para con él, sabía que algo podría salir mal, y que ahora se había puesto en peligro al enviarle una carta a su elfo domestico para que le envie todo esto.

Sus padres ─si es que se les puede llamar así─, podrían descubrirlo, o el elfo podría decir algo, y eso terminaria muy mal para él.

─ Me va mal en encantamientos.

─ Tambien me salvaste con tus amigos de ir al despacho de Umbridge.

─ Ellos sabían que no debían tocarte, eso lo saben desde primer año.

─ ¿Que?

─ Si, desde que nos conocimos.

─ Ahora me siento terrible. ─admití, caminando con él hacia nuestra siguiente clase.

─ Pero tu tambien haces cosas por mi.

─ Aún no te ayudo en encantamientos. ─balbucee, levantando mi mirada para así verlo.

─ Hablar contigo siempre es confortable, sabes...y no me mal entiendas, solo que extrañaba charlar contigo.

─ Solo charlamos de la innombrable.

─ ¿Estas con ganas de no sentirte bien, verdad? ─dijo en un tono divertido, haciendome reír un poco.

─ Esta bien, no seguire tirandome abajo los animos ─pare mi caminar ─. ¿Puedo entrar primero?

─ Si, debemos dejar un tiempo, para que nadie sepa que nos vimos.

Yo asentí, comenzando a entrar, sentandome junto a Hermione.

─ Por fin viniste, por favor, ayudame a disuadir a Harry de esto. Dumbledore se habra sacrificado en vano si lo expulsan.

─ Hermione, tenemos que leer, dejalo leer. ─pedí.

Sin embargo, ahí no pararon sus insistencias, pues toda la hora estuvo diciendole a Harry que desista de la idea, incluso cuando sono la campana que indicaba el fin de la clase, ella siguió.

Cuando estabamos a mitad del pasillo, se escucho a lo lejos los inconfundibles sonidos de la maniobra de distraccion de los gemelos, se oían gritos y chillidos, que, procedentes de más arriba, resonaban por todas partes, haciendo que los estudiantes y profesores pararan en seco y miraran con temor al techo.

El Muffin de fresa abandono precipitadamente la clase, tal aprisa como sus cortas patitas de muffin se lo permitían.

─ ¡Por favor, Harry! ─le suplico Hermione.

─ Hermione ─la mire muy seria ─. Harry esta grande como para tomar sus propias desiciones.

Me gire hacia mi novio, colocando suavemente mis manos en su mejilla, solo para dejar un beso en sus labios.

─ Ve a hablar con tío Canuto. 

Él correspondió al gesto, y se fue corriendo en dirección contraria al alboroto.

─ Anda, Hermione, no te enojes conmigo por apoyar a mi novio. ─dije, tomando la mano de ella y la de Ron, comenzando a abrirnos paso entre los estudiantes, directo al origen de todo esto.

Al salir, vimos que algunos estudiantes estaban reunión fuera, incluso un grupo de ellos cubiertos de una sustancia que parecía jugo fétifo, además de alumnos, tambien se encontraban profesores y fantasmas.

Entre los curiosos, se encontraba la Brigada Inquisitorial, que parecian muy orgullosos de si mismos, y Peeves, que cabeceaba suspendido en el aire, donde contemplaba a los gemelos, que estaban sentados en el suelo en medio del vestibulo.

Era evidente que los atraparon.

─ ¡Muy bien! ─gritó triunfante el muffin de fresa desde las escaleras, viendo a sus presas desde ahí —. ¿Les parece muy gracioso convertir un pasillo del colegio en un pantano?

Rayos, me perdí ver eso.

─ Pues sí, la verdad ─contestó Fred, que miraba a la profesora sin dar señal alguna de temor.

Filch, que casi lloraba de felicidad, se abrió paso a empujones hasta la profesora Umbridge.

¿Ahora que hizo?

─ Ya tengo el permiso, señora ─anunció con voz ronca mientras agitaba un trozo de pergamino ─. Tengo el permiso y tengo las fustas preparadas. Déjeme hacerlo ahora, por favor...

─ Muy bien, Argus ─repuso ella ─. Ustedes dos ─prosiguió sin dejar de mirar a los gemelos ─, van a saber lo que les pasa a los alborotadores en mi colegio.

Yo se que ellos tienen un plan, es decir, son los Gemelos Weasley, no dejarían que los atrapen así de fácil.

─ ¿Sabe qué le digo? ─replicó Fred─. Me parece que no. ─miró a su hermano y añadió─: Creo que ya somos mayorcitos para estar internos en un colegio, George.

─ Sí, yo también tengo esa impresión ─coincidió George con desparpajo.

En definitiva tienen un plan.

─ Ya va siendo hora de que pongamos a prueba nuestro talento en el mundo real, ¿no? ─le preguntó Fred.

─ Desde luego ─contestó George.

Y antes de que la profesora Umbridge pudiera decir ni una palabra, los gemelos Weasley levantaron sus varitas y gritaron juntos: ─ ¡Accio escobas!

Vi a Harry cerca, así que empujando a algunos estudiantes, me abrí camino hasta él, quien tomó mi mano para no separarnos entre en mar de curioso que había aquí, y nos acomodamos juntos en una esquina de la escalera, contemplando el show.

El hechizo de los gemelos, hizo que sus escobas volarán por los pasillos, parando en sco frente a ellis

─ Hasta nunca ─le dijo Fred a la profesora Umbridge, y pasó una pierna por encima de la escoba

─ Sí, no se moleste en enviarnos ninguna postal ─añadió George, y también montó en su escoba.

Fred miró a los estudiantes que se habían congregado en el vestíbulo, que los observaban atentos y en silencio.

─ Si a alguien le interesa comprar un pantano portátil como el que habéis visto arriba, nos encontraráen Sortilegios Weasley, en el número noventa y tres del callejón Diagon ─dijo en voz alta.

─ Hacemos descuentos especiales a los estudiantes de Hogwarts que se comprometan a utilizar nuestros productos para deshacerse de ese Muffin de fresa.

Sonreí como desquiciada, ellos recordaron como la llame en la mañana.

Y por cierto, me alegra a saber que por fin anunciaban Sortilegios Weasley, yo sabía que era un proyecto por el qué estaba trabajando desde hace ya un tiempo.

─ ¡DETENLOS! ─chilló la mujer, pero ya era demasiado tarde.

Cuando la Brigada Inquisitorial empezó a cercarlos, Fred y George dieron un pisotón en el suelo y se elevaron a más de cuatro metros.

Fred miró hacia el otro extremo del vestíbulo, donde estaba suspendido el poltergeist, que cabeceaba a la misma altura que ellos, por encima de la multitud.

─ Hazle la vida imposible por nosotros, Peeves.

Merlin, esto es increíble, Peeves nunca le hacía caso a ningún alumno, pero hoy, si. El se quitó el sombrero concascabeles de la cabeza e hizo una ostentosa reverencia al mismo tiempo que los gemelos daban una vuelta al vestíbulo en medio de un aplauso apoteósico de los estudiantes y salían volando por las puertas abiertas hacia una espléndida puesta de sol.

Están cumpliendo su sueño, y estoy muy feliz por ellos.


































▬▬ 𝗟𝗨𝗖𝗬'𝗦 𝗦𝗣𝗔𝗖𝗘 🐝

¿Que tal les pareció este mega cap?

Son 8107 palabras, wow, nunca pensé escribir tanto, pero aquí estamos.

Gracias por las lecturas, votos y comentarios :)

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