𝟬𝟯𝟭 | Milan's bracelets
031. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗧𝗛𝗜𝗥𝗧𝗬- 𝗢𝗡𝗘 ──
── 𝖬𝗂𝗅𝖺𝗇'𝗌 𝖻𝗋𝖺𝖼𝖾𝗅𝖾𝗍𝗌 •˖* 📼 ☄️
(+ 95 votes and 75 comments)
ME ENCONTRABA SENTADO EN EL PASTO, con las piernas cruzadas. Las ramas de los sauces de los alrededores, se mecia gracias al viento que había. Yo perfectamente sabía que esta no era la mejor época para hacer un "un día de campo" aquí, pero necesitaba alejarme del resto.
Me resultaba molesto que lo primero que preguntaran mis compañeron al verme, era el porque ahora no llegue sonriente como los años anteriores luego de las vacaciones de navidad.
¿Acaso no pueden entender que puedo estar triste?
Lo peor de todo esto, es que no se lo puedo contar a nadie, para así evitar preguntas que conlleven a contar más de lo debido. No podía contarle a las gemelas Patil, que eran mis amigas más cercanas, tampoco se si pueda comentarlo con Cedric o Hazel, ni siquiera se si pueda decirselo a Neville.
Es decir, mi padre no me dijo que hacer, pero uniendo cables, me doy cuenta que no sería prudente decir que mi madre la loca intento secuestrarme, y al no encontrarme, decidió quemar mi unico hogar, ocasionandome una tristeza muy profunda que me llevo a no comer en un par de días ni a hablar con nadie.
Cuando caí en cuenta, pude ver como yo solo estuve pasando las página de mi libro ─el cual estaba apoyado en mi rezago─, pero, apesar que ya estoy en uno de los últimos capitulos, no logro recordar nada de su contenido, mis ojos solo vagaron todo este tiempo por las lineas.
¿Como la estara pasando Harry?
Trate de pensar en eso. Sabía que era un poco ridiculo estar triste por una casa, pero era mi casa.
De todas maneras, seguí imaginando las miles de formas de tortura que podría inventar Snape en la clase de oclumancia que le dara a Harry, y a decir verdad...eso no me tranquilizaba.
Un suspiro se escapo de mis labios, recordando cuando era más pequeña, todo era más fácil cuando pensaba que mi madre había muerto en mi nacimiento, era mucho mejor que saber que ella es una bruja mortifaga que destruye mi casa, que abandona a su familia, y que quiere llevarme por un capricho.
El viento comenzo a juguetear con mis cabellos rubios, que poco a poco iban creciendo, hace mucho tiempo no me lo corto, y creo que lo dejare crecer, a menos que me agarre la locura y me haga calva de un día al otro.
Para estar más cómoda y abrigada, me coloque la capucha de la sudadera, y seguí con lo mío, al menos hasta que mis pensamientos fueron interrumpidos por el crujir de unas ramitas que me alertaron que alguien se acercaba.
Levante mi vista, encontrandome rápidamente con la de él.
Estaba perfectamente vestido con un terno, tenía unos guantes negros que parecían ser muy caros, llevaba muchos anillos en sus manos y había crecido mucho desde la última vez que la vi.
Aquel chico se detuvo a unos metros de mi, dudando mucho en si acercarse o no, pero al final lo hizo, aunque creo yo con mucho recelo.
─ Hey ─soltó, moviendo su mano en un intento de aligerar el ambiente tenso ─. ¿Puedo sentarme?
Yo asentí, ni siquiera se porque lo estaba haciendo, pero no podía cuestionar ni decir nada, no podía mover mis labios.
Theodore Nott se dejo caer a un lado mío, en la hierba, sin importante si algo le pasaba a su perfecto traje. El silencio se extendió por unos largos minutos más, pero de alguna forma, no se sentía incomodo, o no sé, tal vez lo decía porque no tenía cabeza para pensar en si esto es al menos correcto.
─ Lo siento tanto, Mills.
Esta vez lo mire, y abracé mis piernas mientras fruncia el ceño. Pense que el tema de nosotros había quedado en buenos terminos, no tenía porque disculparse, ya lo hice, se que tiene sus razones y todo.
Es más, incluso yo lo trate feo cuando me pidió ayuda...
─ Por tu casa ─contesto ─. Se que tú amabas ese lugar, que te encantaba pasar todo el día en tu biblioteca personal, se que adorabas usar el estudio de tu padre como tu estudio de arte, y se que tenias una cocina que solo utilizabas para preparar chocolate caliente, porque dices que te sale muy delicioso.
Trague saliva, era una mezcla de emociones, no voy a mentir, no esperaba verlo, no esperaba que apareciera y me dijera esto, que supiera siquiera de eso.
─ No tienes que decir lo siento ─murmure, volviendo a mirar el lago ─, a menos que...
Lo vi dar un pequeño brinco en su lugar, y vi que hizo que aquella cosa con las cejas que suele hacer cuando se indigna o cuando esta sorprendido por algo.
─ Si piensas que yo le dije donde estaba tu casa, estas muy equivocada.
─ Bueno, en el pasado dijiste que eras admirador de "La gran Mihrimah" ─balbucee, mirando mis dedos llenos de anillos, tratando de concentrarme en eso, y no en que cualquier lágrima amenace con salir de mis ojos.
─ Nunca le hubiera dicho nada a mis padres o a nadie. Incluso si eso me causaba un castigo que incluía golpes ─soltó, para luego pasar sus manos por su cabello ─. Los profesor estas avisando a todos que permanezcamos dentro del castillo, habra una tormenta en breve.
Yo asentí, tomando mi único libro. Me levante y comencé a caminar.
Cuando me aseguré que el no podía ver mi rostro, comencé a parpadear, haciendo que mis ojos por fin puedan soltar esas lágrimas.
Evite soltar sonidos que puedan indicar que algo me pasaba, y solo aceleraba mi paso.
─ ¿Estas llorando?
─ No. ─conteste, con la voz más segura que me pudo haber salido.
Pero no podía admitirlo con nadie que no fueran las personas que ya saben, si lo comento con la persona incorrecta, sería revelar cosas de mi vida que es mejor no decirlas.
Giré sobre mis talones cuando estuve a punto de ingresar al interior del castillo.
─ No le digas a nadie sobre...
─ No le diría a nadie.
ME ENCONTRABA EXPLICANDOLE A RON COMO SEGUIR CON SU REDACCION, pues si yo no era un alma caritiva que le explicaria todo a Ron con paciencia, este último le preguntaria a Hermione como continuar, y eso terminaria muy mal, ya saben, zapes, sangre y huesos rotos por todos lados.
No quiero imaginarme esa escena en la que debería planificar un funeral a mi mejor amigo.
─ Anda, es fácil ─termine por decir, ofreciendole a Ron una sonrisa amable ─. Aquí tengo marcadas citas en el libro que ayudaran mucho.
─ Viste ─soltó el pelirrojo, girando a ver muy indignado a Hermione ─. Así se le explica a un amigo, con paciencia, amor y tranquilidad.
─ Eso es porque Milan no te ha explicado eso tres veces. ─refunfuño la castaña entre dientes, pero aun así, sin apartar la vista de su pergamino.
Yo reí bajito, porque no quería que la señora Pince me regañara por hacer tanto ruido, y me sacara de la biblioteca, o peor, me expulse para siempre de ella.
No podría vivir así.
Respiré profundo y volví a mi propio trabajo, el profesor Snape y la profesora Umbridge se habían pasado un poco con los deberes, y ahora, teniamos muchos acumulados, parecia que ambos adoraban cargarnos la mano con trabajos para no tener ni un segundo libre.
Seguí redactando, cuando vi a Harry llegar, aproximandose rápidamente hacia nuestra mesa, para dejarse caer junto a mi en una de las sillas.
Deje mi pluma de lado, y lo mire con una sonrisa, pues pasar tiempo a solas con Snape, no se lo deseo a nadie, pero si dejara de tener pesadillas, esta bien.
Sin embargo, de inmediato mi expresión cambio a una de preocupación, pues estaba muy pálido, sus ojos denotaban cansancio, y parecia que tenía escalofríos.
Mis manos fueron a hacia su mejillas y frentes, tratando de ver si el tenía algun grado de fiebre, para así llevarlo a enfemería, y así pueda ponerse bien y descansar.
─ ¿Como te encuentras? ─le pregunte, cuando no noté calentura.
─ Estoy bien, amor. Bueno, no lo sé...─respondió él, impacientemente, haciendo una mueca de dolor que me preocupo ─. Escuchen, chicos, me acabo de de enterar de algo.
Harry nos comenzo a contar sobre todo lo que acababa de ver y deducir por su propia cuenta.
─ ¿Estás diciendo..., estás insinuando... ─susurró Ron cuando la señora Pince hubo pasado por sulado, produciendo ligeros crujidos al caminar, unos que me daban miedo ─ que el arma..., eso que busca Quien-tú-sabes..., está enel Ministerio de Magia?
─ En el Departamento de Misterios, sí, estoy convencido ─dijo Harry en voz baja ─. Vi esa puertacuando tu padre me acompañó a las salas del tribunal donde se celebró mi vista, y estoy seguro de que esla misma que él estaba vigilando cuando lo mordió la serpiente.
Hermione exhaló un largo y lento suspiro, haciendo que la mirara.
─ Claro ─dijo.
─Claro ¿qué? ─inquirió Ron, alterado.
─ Piensa un poco, Ron... Sturgis Podmore intentaba entrar por una puerta del Ministerio de Magia...¡Debía de ser ésa, no puede tratarse de una coincidencia!
─ Pero Sturgis esta de nuestro lado, Herms ─le recorde.
─ No lo sé ─admitió Hermione cuando escucho mi respuesta ─. Es un poco raro...
Yo asentí, girando de inmediato a ver a Ron ─. ¿El señor Arthur menciono algo sobre el departamento de misterios?
─ Sé que a los que trabajan allí los llaman los inefables ─explicó Ron frunciendo el entrecejo ─,porque en realidad nadie sabe qué hacen. Me parece un lugar extraño para guardar un arma.
─ No, no tiene nada de extraño. Al revés: tiene mucho sentido ─contredije, de inmediato ─. Debe deser algo muy secreto que ha estado creando el Ministerio... ¿Seguro que te encuentras bien, Harry?
Me preocupo en realidad, y más cuando los vi bajar las manos, en un intento de ocultarlas de Mione y Ron, peor yo me di cuenta, así que giré un poco en mi asiento, y tome con delicadeza sus dos manos, envolviendolas con las mías, en un intento de calmar.
Así como el lo hizo en el pasado conmigo, cuando solo eramos amigos.
─ Sí, estoy bien... ─afirmó otra vez─. Aunque estoy un poco cansado... No megusta mucho la Oclumancia.
─ Anda ─me levante, guarde mis cosas en mi maleta, y extendí mi mano en su dirección ─. Es hora de que vayas a descansar.
─ Nosotros nos quedaremos un poco más, vayan a descansar. ─comentó Hermione.
Mi novio tomo mi mano, y juntos nos fuimos a la sala común, ahí plante un beso en sus labios, y lo envie a dormir.
Necesitaba dormir.
LA BRISA FRESCA DE LA TARDE ACARICIABA SUAVAMENTE MI ROSTRO, el clima estaba cambiando, la nieve desaparecía, y el clima comensaba a ser humedo y menos fríos.
Él sol a estas horas del día, comenzaba a sumergirse detrás de las montañas, pintando el cielo de unos colores increíbles. A mi lado, mientras caminabamos, se encontraban dos de mis más grandes amigas, Pdma y Parvati, ellas charlaban muy animadamente sobre la proxima visita a Hogsmeade, pues caía justo en catorce de febrero, San Valentin, conociendolas, estan mega emocionadas por esto.
En general con todas las festividades, ambas adoraban todas esas fechas.
─ Chicas, ¿se dan cuenta que falta super mega poquito para San Valentin? ─preguntó Parvati, con una sonrisa traviesa, mientras sus rizos oscuros comenzaban a danzar con el viento, mientras giraba para miranos a su hermana y a mi.
─ Si me lo recuerdan cada dos segundos, no me puedo olvidar de esa fecha. ─rode los ojos con diversión.
─ Solo que este año sera diferente ─murmuro Padma, colocando una mano en mi hombro ─. Este año nos abandona una grande, porque consiguió esa cosa llamada "novio", y seguro saldra con él.
─ De hecho ─la detuve ─. No hemos planeado nada, bueno, él no se si planeo algo, yo solo con mis ahorros, y desde hace ya un tiempo, compre unos brazaletes a juego.
─ Milan es romantica cuando quiere. ─murmuraron ambas al mismo tiempo, haciendome sonreír.
Estuve contandoles como conseguí las joyas, y mostrandoles todos lo detalles de estas,
─ Bueno, pues entonces, ayuda a las pobres de amor a planear algo divertido de hacer, tal vez se pueda sumar Hermione y Lavender.
Mientras continuábamos caminando por el sendero, las ideas sobre las cosas que podían hacer ese día surgian. Discutimos sobre posibles actividades y formas de hacer que el día fuera especial para ellas. Estabamos muy felices, de encontrar ideas emocionantes que podrían hacer en la excursión a Hogsmeade.
Sin embargo, nuestros pensamientos sobre San Valentin fueron opacados cuando comenzamos a sacar nuestros libros y apuntes, recordando los tan temidos TIMOs.
Suspiré, sintiendo un nudo en el estómago al pensar en las difíciles pruebas que nos esperaban, y que de hecho ese era el motivo de nuestra reunión.
─ ¡Chicas, no puedo evitar sentirme nerviosa por los TIMOs! ─admitio Padma con sinceridad. ─Sé que todavía tenemos tiempo, pero la presión comienza a sentirse.
Coloque mi mano sobre el hombro de Padma ─ Somos inteligentes y trabajadoras. Juntas nos apoyaremos y nos prepararemos de la mejor manera posible. Después de todo, somos increíbles, lo lograremos.
Parvati asintió en acuerdo. ─ Exactamente. No vamos a dejar que los TIMOs arruinen nuestro año. Mientras, sigamos como siempre, repasando apuntes y leyendo libros, para no estresarnos cuando falten pocas semanas.
Cuando pensamos que Padma comenzaria a desesperarse por los Timos otro rato, vimos que soltó una carcajada.
─ ¿Me vi muy histerica por un examen antes, verdad?
Así que, entre risas, planes de San Valentín, volvimos a meter nuestras narices en los libros, apoyandonos mutuamente a repasar, incluso nos haciamos pruebas orales entre nosotros.
ESTABAMOS EN UN RINCON ESCONDIDO DE HOGWARTS, estaba sumida en una algarabía de risas y chismes mientras los Gemelos Weasley, Lee Jordan y yo, nos reuníamos para hacer cosas ilegales.
Pues necesitan a alguien que los ayude con los hechizos, pues si le pedian ayuda a Hermione, o algun consejo, la castaña les sacaba los ojos, literalmente.
Pero no podía evitar sentirme feliz con ellos, me olvidaba de mis problemas, porque la risas de los tres chicos eran contagiosas, y no pude evitar sentirme emocionado por lo que estábamos a punto de hacer.
Las gorras que habíamos traído estaban puestas en una fila sobre la mesa, esperando ser transformadas en algo completamente nuevo.
Fred Weasley parpadeó con una mirada traviesa y frotó sus manos juntas.
─ ¿Están todos listos para esto? Milan, prometiste que lo harías, eh.
─ Y no tengan dudas. ─respondí, mientras asentía con una sonrisilla.
Lee Jordan asintió con entusiasmo, su cabello oscuro ondeando mientras lo hacía. ─ Vamos a hacer que esas gorras sean tan invisibles que hasta nosotros dudemos de que alguna vez estuvieron aquí.
George se inclinó hacia mí, con su característica chispa en los ojos, que me ayudaba reconocerlo de su gemelo ─ Recuerda, Milan, necesitamos que estas gorras sean tan invisibles como un fantasma en medio de la noche.
─ ¡No se preocupen, chicos, tengo el hechizo perfecto en mente! ─les aseguré con una sonrisa confiada.
Lee Jordan, dio una palmada en mi hombro. ─ ¡Vamos allá, Milan! Hagamos que esas gorras desaparezcan de la vista.
Sosteniendo mi varita con seguridad, me preparé para lanzar el hechizo. La emoción burbujeaba en mi interior mientras recordaba las palabras y los movimientos precisos.
─ Invisibilis Apparebitum.
Un destello plateado escapó de mi varita, envolviendo las gorras en un brillo momentáneo. Mantuve mi aliento, esperando el resultado de mi hechizo, me encontraba muy nerviosa, pues ellos confiaron en mi para esto. Afortundamente, un segundo después, las gorras comenzaron a desvanecerse lentamente, como si se estuvieran desvaneciendo en el aire.
─ ¡Milan, eres una bruja muy buena! ─exclamó Lee, emocionado.
─ Eso ya lo sabía. ─sonreí, moviendo mis hombros con gracia.
George agarró una de las gorras invisibles y la agitó como si no pudiera creerlo. ─ Esto es alucinante. ¡Ni siquiera puedo ver mi mano cuando la sostengo!
─ Ella es como nuestro pequeño duende de la magia, ya saben, porque se quedo chiquita por no tomar su leche.
─ ¡Fred! ─chillé.
ESTABA A PUNTO DE COMER ALGO, pero antes que la tostada francesa pudiera irse directamente a mi boca, Hermione estampo el periodico sobre la mesa, delante de nosotros, y comenzo a señalar once fotografias en blanco y negro, que ocupaban la primera plana.
Mi mirada comenzo a pasearse entre las fotografias, leyendo lo que había de bajo de cada una de estas, donde se contaban que delitos cometieron cada mago.
FUGA EN MASA DE AZKABAN EL MINISTERIO TEME QUE BLACK SEA EL «PUNTO DE REUNIÓN» DE ANTIGUOSMORTÍFAGOS
«Desgraciadamente, nos encontramos en la misma situación en que estábamos hace dos años ymedio, cuando huyó el asesino Sirius Black —declaró Fudge ayer por la noche—. Y creemos quelas dos fugas están relacionadas. Una huida de esta magnitud sugiere que los fugitivos contaron conayuda del exterior, y hemos de recordar que Black, el primer preso que logró huir de Azkaban, seríala persona idónea para ayudar a otros a seguir sus pasos. Pero no podemos descartar la posibilidad sean ayudados por Mihrimah Grey, quien tambien escapo en el pasado, o tal vez esta fuga fue acordado por ambos ex-presos.
Además, creemos que esos individuos han acudido a ofrecer apoyo aBlack y Mihrimah Grey , a los que eligieron como sus lideres. Sin embargo, estamos haciendo todo lo posible para capturar a losdelincuentes, y pedimos a la comunidad mágica que permanezca alerta y actúe con prudencia. Nohay que abordar a ninguno de estos individuos bajo ningún concepto.»
Y ahí, esa mujer lo volvía a hacer, volvía a aparecer el mi vida.
Mis amigos estaban comentando sobre lo que leyeron en el periodico, pero no me uní a la conversación, yo me levante de ahí y comencé a caminar hacia las afueras del gran comedor, el hambre se me había quitado por completo, y comencé a tener ganas de vomitar mis intestinos y corazón.
Mis pies parecían arrastrarse por el suelo mientras salía de ahí, mis pensamientos aún girando en torno a lo que segundos antes había leído.
¿Como una persona que odio y que nunca conocí puede causarme eso?
Tal vez no la odie . . .
pero si la odio . . .
La odio mucho.
Aquella persona de la cual había logrado ver su foto en el periodico junto a la de Sirius, esa persona que quemo mi casa, esa persona que quiso llevarme con ella a hacer quien sabe que...esa misma persona estaba involucrada en la fuga masiva de Azkaban.
Creo que en ese momento, cualquier rayito de esperanza que tenía de ella, o de la imagen que yo de pequeña cree con ella, fue pisoteada y destruida al leer eso.
Esa mujer ya no tenía remedio, no merecia ni un poco de amor, merecía ser infeliz por el resto de su vida.
El pasillo de la escuela estaba tranquilo, pero mi cabeza no, esta estaba llena de pensamientos y emociones abrumadoras. Mis manos temblaban y me sentí mareada de pronto.
Trage saliva con dificuldad, y mis ojos buscaban un lugar en el que me pudiera esconder, en el que pudiera escapar y donde pudiera encontrar un momento de paz en medio del caos que se estaba apoderando de mi ser.
Yo sentía la necesidad abrumadora de alejarme de todo, de encontrar un rincón donde pudiera perderme y dejar salir todas las emociones que me abrumaban. Encontré un aula vacía, el silencio solo interrumpido por mi respiración agitada. Me encerré dentro, sintiendo el peso de la tristeza y el miedo apretándome el pecho.
Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, y luché por respirar mientras el pánico amenazaba con consumirme por completo.
Las imagenes de mi encuentro con ella en el pasado, en medio de mis vaciones, llego a mi, aquel momento en el que yo me sentí petrificada, viendola así de sucia, con la ropa rota...y su mirada, su maldita mirada en la que solo había odio hacia mi.
Ella me había empujado y luego huyo del lugar.
Justo cuando el nudo en mi garganta amenazaba con sofocarme por completo, la puerta se abrió. Levanté la vista, sorprendida y confundida, para encontrarme con los ojos preocupados de Hermione. Su mirada se clavó en la mía, leyendo instantáneamente mi angustia.
Cerró la puerta detrás de ella y dio unos pasos cautelosos hacia mí, tenía cuidado en venir hacia mi.
─ Milan.... ─llamó.
Me moví un poco a penas, era incapaz de encontrar fuerza para hablar. Mis manos seguían temblando, y apreté los puños en un esfuerzo por controlar el temor que se retorcía dentro de mí, clavando mis uñan en la palma de mi mano.
Hermione se acercó lentamente, como si yo fuera un animal herido que necesitara ser abordado con cuidado. Extendió una mano hacia mí, con la palma hacia arriba, como una invitación para que yo tomara la de ella.
Pero negue, nunca me había sentido así, nunca había llegado a este punto. Solo sabía que yo debía ver flores cuando mis manos temblaban, pero no sé más.
─ Anda, respira conmigo ─pidió con una voz muy tranquila ─. Estas teniendo un ataque de pánico, respiras muy rápido, debes hacer despacio.
─ ¡N-no puedo!
─ Claro que puedes, venga...emm ─intento pensar en algo ─. Cosas felices, piensa en cosas felices, en escarbatos, en unicornios, en dulces...en la familia...mejor no en toda la familia...pero piensa en el profesor Lupin.
Cerre los ojos con fuerza y me concentre en pensar en cada momemnto feliz que pase con papá. En los momentos en los que cocinabamos galletas y dejabamos la cocina destruida, o cuando ahorro por más de un año para meter a su unica hija en clases de baile.
Luego de un buen rato, comencé a respirar más lento, y cuando me di cuenta ya estaba "mejor".
─ Me diste un susto...nos diste un susto. ─dijo, suspirando con alivio, mientras me rodeaba en un abrazo.
─ G-gracias. ─solté, regulando poco a poco mi respiración.
─ Harry me dijo que se reunira contigo en el siguiente recreo.
Parpadee un par de veces, mirando a todos lados para buscar un reloj, y pocos segundos despues lo encontre ahí colgado en la pared.
─ Te perdiste la clase...
─ No importa.
─ ¿Segura?
─ Segura ─sonrió, volviendo a abrazarme ─. Faltaría por una amiga, una buena amiga casi hermana. Además tengo hasta creditos en esa materia, me puedo dar el lujo de faltar un par de veces.
Dijo aquello en un tono gracioso, haciendome soltar una breve risilla.
─ Antes que lo preguntes, no, no quiero de eso ─murmuré ─. Es la última vez que esa mujer hara que yo me sienta así, lo prometo, no pasara más. Si algun día la veo, quiero darle un puñetazo en la cara, de todas maneras no es mi madre.
─ Pero si...
─ Madre es la que cría, en ese caso, mi madre sería Haley, que al parecer estuvo en forma de cuervo toda mi vida. O incluso Tonks, que estuvo conmigo desde que me conoció, y me trata como si fueramos madre o hija, tambien la señora Molly. Ellas son madres, Mihrimah Grey no lo es, ella no merece ni tener una rata como mascota.
Ella asintió, y nos quedamos en silencio un rato, mientras me secaba la cara y acomodaba mi uniforme.
─ ¿Nos quedamos aquí o...?
─ ¿Me harias un favor? ─cambie de tema, mirandola ─. Si dices que no, lo entendere, promesa.
─ Te apoyaría en todas tus locuras, habla ya.
Relami mis labios y dije:
─ ¿Me ayudarías a buscas información sobre Mihrimah Grey?
Ella parecío confundida, frunció el ceño y giro a mirarme.
─ Pense que no querías saber de más de ella...
─ Si algun día me encuentro con ella, o me quiero vengar, quiero saber todo la mujer con la que comparto genes.
─ Te ayudare. ─aseguro.
─ Solo no le digas a Harry sobre nuestra investigacion ultrasecretas. Entre Snape y Umbridge, no lo quiero abrumar más.
EN EL AIRE EN LA SALA DE MENESTERES, era muy agradable, a pesar de la noticia de la fuga, todos parecian ponerle más empeño a las lecciones, lo cual hacia mucho emocionar a Harry.
Todos formabamos parejas y comenzabamos a lanzar hechizos, haciendo que solo se vieran luces pasar de un lado al otro en el aire.
Hoy, en lo personal, estaba muy decidida a poner alma corazón y vida en cada cada hechizo que nos enseñen, pues quería tener precisión.
Debía estar preparada para todo lo que se avecinara en un futuro, para así proteger a las personas que quiero, tambien protegerme a mi, y para poder enfrentarme a los mortifagos.
Y tambien a ella.
En medio de mi concentración, noté un movimiento a mi lado. Cedric Diggory, mi mejor amigo y confidente desde que era un bebe ─si, exagero─, él se acercó con su típica sonrisa amable, pero en su mirada pude notar algo de preocupación.
─ ¿Estás bien, Milan? ─preguntó en voz baja
Detuve mi varita por un momento, pidiendole a Neville que rote con otra pareja.
Cedric siempre tenía esa capacidad para notar cuando algo no estaba del todo bien, incluso en medio del caos de la práctica, o tal vez es su instinto de hermano mayor o una cosa así, además que siempre sabe que decir.
ante su pregunta, asenti con una sonrisa a medias, agradecida por su preocupación.
─ Sí, Cedric, estoy bien. Solo un poco frustrada con este hechizo ─respondí, dejando escapar una risa nerviosa ─. y por mi casa.
Dije esto úlrimo en voz muy bajita, y creo que no me oyo, solo se concentro en la primera parte de lo que dije, y rió suavemente y asintió comprensivamente.
─ Te entiendo, Milan. A veces la magia puede ser testaruda, ¿verdad? Pero sé que puedes manejarlo.
─ Gracias, Cedric. Siempre es bueno conversar contigo. ─dije sinceramente, mi voz llevando toda la gratitud que sentía.
Diggory se fue de aquí, así que yo seguí practicando varios hechizos, y tomando todos los consejos que me daba Hermione o el mismo Harry para mejorar mi tecnica.
─¿Estas bien hija mía? ─preguntó otra vez, llegando a mi ─. Hace rato mencionaste algo de tú casa, recien la capte.
─ Oh, no es nada.
Dije, mientras dejaba mi varita en mi bolsillo, solo para tomar mis sujetadores y comenzar a atar mi cabello en dos coletas rápidas, pues mi cabello comenzaba a interrumpir mi visión, además que estaba comenzando a sentirme acalorada por el esfuerzo fisico del entrenamiento.
─ Puedes venir a hablar cuando quieras, ya sabes que hago terapias.
YA HABÍA LLEGADO EL GRAN DÍA DE SAN VALENTIN, y antes que Harry y yo nos fueramos, nos encontramos con nuestro pelirrojo amigo, quien solo refunfuñaba, pues no le habían dado libre el día de hoy.
─ ¿Porque a ti Angelina te dió permiso de faltar a los entrenamientos y a mi no? ─cuestiono Ron, muy enfadado.
─ Porque yo se lo dije con una voz muy agradable, movi las pestañas y use un poco de encanto Lupin, y tu no. ─señale maduramente, y luego se saque la lengua como niña pequeña, mientras Harry tiraba de mi mano, alejandome poco a poco de Ron.
Una vez nos encontramos suficientemente lejos, nos tomamos de la mano, entrelazando nuestros dedos, comenzando a caminar hacia las afueras del castillo, para así esperar a que Filch nos de la autorización para ir al pueblo.
Una vez tuvimos el visto bueno, comenzamos a caminar por el sendero que nos llevaba a Hogsmeade, pero para eso, pasamos por el campo de quidditch, donde vimos a los lejos, a Ron y Ginny teniendo un duro entrenamiento.
─ Daría lo que fuera para estar entrenando ahí ─comento entre balbuceos ─. Es decir, no me mal interpretes, me gusta estar contigo, pero parece que poco a poco cada cosa que hacia mi estadia en Hogwarts feliz, esta desapareciendo.
─ Es comprensible, Harry, y no te preocupes, cuando menos lo esperes, te encontraras ahí, en los entrenamientos conmigo. No es lo mismo sin ti.
─ Pero...nunca jugamos juntos...
─ Pero no es lo mismo sin ti. ─repetí, sacandole una sonrisa por el tono de voz gracioso que yo había usado.
Poco a poco, ambos comenzamos a recordar muchas cosas que hicimos de pequeños, muchas anecdotas de primer año, de segundo, de tercero, de cuarto, de esta última navidad. Y eso nos causaba mucha risa, y más cuando contamos como fue la reacción de tío Canuto y de mi padre, nunca olvidare la cara que pusieron cuando nos vieron besandonos bajo el muerdago.
Prometo que esto será algo que contare en cenar familiares. Es decir, imaginen que estemos todos sentamos en la amplia mesa navideña, para disfrutar de la rica cena, con mis hijos y demás, y entonces, uno de ellos me dice "Mamá, cuentanos una de las historias de tu juventud", y todos esperarian una de mis aventuras con su padre, pero yo prefiero contarles la graciosa cara que pusieron sus abuelos Remus y Sirius pongan sus ojos tan rojos como tomates.
─ ¿Te estas riendo sola? ─preguntó mi novio, mirandome con una sonrisilla que me hizo poner nerviosa.
─ Me metí a mi mundo otra vez, lo siento, ¡Pero esta vez solo fue por un par de minutitos!
Al llegar a Hogsmeade, la vista era simplemente espectacular. Las tiendas y edificios estaban adornados con luces titilantes y decoraciones festivas. Las risas y los murmullos de los estudiantes llenaban el aire mientras paseaban por las calles, compartiendo risas y momentos especiales con sus seres queridos.
Nuestra primera parada fue un lugar en el que vendian jugos express, así que ahí nos compramos un par, y luego nos fuimos a la tienda de dulces de Honeydukes, donde nos sumergimos en un mundo de colores y sabores, Harry fue tan amable de dejarme escoger todo lo que quisiera, así que termine llenando una bolsa completa, es decir, no teniamos algo concreto para hacer hoy, pero era muy bonito comenzar este catorce de febrero con dulces.
─ ¿Feliz? ─me preguntó.
─ Soy feliz mientras este contigo ─dije, comenzando a sacar varios dulces del paquete, para así comerlos ─. Pero si contigo tambien hay caramelos, chocolates, grajeas y varitas de regaliz, soy el doble de feliz
─ Eso solo es un poco de lo que haremos hoy. ─murmuro.
─ ¿Dijiste algo?
─ No ─negó, y de pronto miro su reloj ─. Merlin, debo irme a reunir con Hermione.
Yo lo mire, más no dije nada, solo mordí mis labios, es decir, pensaba pasar más tiempo con él, apenas caminamos y charlamos una hora y poco más.
─ Te esperare por aquí. ─aseguré.
Harry asintió, y en un movimiento rápido, tomo mis mejillas y me dió un casto beso, para luego dejarme ahí toda embobada antes de irse a con Hermione.
ESTABA SOLA, caminando por ahí mientras buscaba a una de mis amigas, para así pasar el rato hasta que Harry regrese.
─ ¡Milan! ─escuche que alguien grito desde atrás, así que giré sobre mis talones, solo para encontrarme con Cedric Diggory, quien se encontraba viniendo hacia mi cuando yo pare.
Me sorprendía no verlo con Hazel, era extraño, pues segun sabía o imaginaba, pasarían todo este día pegados como chicles para celebrar su amor, pero no era así, o tal vez él se esta yendo a encontrar con su novia, y solo paso a saludarme.
─ Hola ─saludé, moviendo mis manos en un ademan ─. ¿Estas yendo a encontrarte con Hazel?
─ No, de hecho terminamos ayer, llore toda la noche, y hoy Finn me obligo a salir y olvidarme de ella.
─ ¿Sabes? ─dije ─. A mi me paso exactamente lo mismo, que coincidencia.
Ambos comenzamos a reír por las tremendas mentiras que habíamos dicho, y una vez nos calmamos, comenzamos a contar nuestras verdaderas razones.
─ Harry se fue, solo me dijo que se encontraría con Hermione.
─ Hazel se fue, y me dijo que se encontraría con Hermione.
─ Vaya ─solté con un tono tan serió que era gracioso ─. Creo que nos engañan con Hermione. Merlin, esto no puede ser.
─ Es hora de almuerzo, ¿quieres venir conmigo a comer algo? ─me ofrecio el castaño ─. Es decir, tambien dicen que es el día de la amistad.
─ Claro, pero no quiero comer algo normal...¿se te antoja comer postres?
─ Uy, ¿pasteles?
─ Estamos en la misma onda. ─asentí.
Ambos comenzamos a recorrer tiendas, buscando un lugar bonito, vacio y agradable para comer, una vez lo encontramos, ingresamos a esa pequeña pero acogedora cafeteria, donde nos sentamos en las blancas mesas, mientras pediamos la variedad de postres que nos ofrecian.
Una vez teniamos la comida frente a nosotros, comenzamos a contarnos sobre nuestras vidas, y a comer.
Con cada mordisco al suave pastelito de frambuesa, podía sentir cómo el cálido y dulce sabor se desplegaba en mi boca, trayendo una sonrisa involuntaria a mis labios. Mientras Cedric, se encontraba frente a mi, disfrutando de un trozo de tarta de chocolate con avellanas.
─ Por cierto ─comentó Cedric, mientras dejaba su cuchara de lado y tomaba su taza de chocolate ─. ¿Iras a la fiesta de hoy?
Yo estaba esperando qeu no preguntara eso, pues estaba planenado no ir, yo solo pense en pasar con Harry el mayor tiempo posible, y luego irnos a dormir o algo así.
Me sentí mejor luego de lo ocurrido en vacaciones, pero...algo no cierra aún en mi, necesito un poco de tiempo, además conseguí algunos peridicos antiguos con ayuda de luna, y quería leerlos en vez de estar en una fiesta ilegal.
─ La verdad es que yo no planeaba ir ─murmure, y lo vi abrir muchos los ojos ─. No me llama la atención.
─ ¿Una fiesta ilegal no llama tu atención? ─preguntó indignado ─. Yo a tu edad, hubiera matado por estas fiestas.
─ Exclamo el anciano.
─ No te burles de tus mayores ─señalo con humor, pero leugo adopto esa mirada seria ─. ¿Me quieres contar porque no?
Yo aprete mis labios, y comencé a jugar con mi chocolate caliente, observando el humo salir por lo caliente que estaba esta.
─ No me gusta hablar de eso.
─ Pues si necesitas alguien que solo te escuche sin comentar, puedo ser tu hombre de confianza para eso, Mily.
─ Gracias. ─sonreí.
CAMINABA POR LOS TERRENOS DE HOGWARTS, pues luego de dejar a Cedric, decidi que era buena idea caminar sola con mis pensamientos, los cuales por alguna razon me llevaban a imaginarme a mi teniendo un hermanito, lo cual era raro, porque mi padre no tiene pareja, a menos que tío Canuto cuente como una.
Mis cabellos rubios revoloteaban con el aire, lo que me llevaba otra vez a la opción de dejarme calva, eso sería mejor para mi, me ahorraría tiempo en peinados.
De pronto, y dejando mis anteriores pensamiento de antes, comence a tratar de adivinar que había planeado mi novio para mi, es decir, me había dicho que tenía algo planeado, pero no sabía exactamente que.
En fin, de repente, sentí una mano cálida y familiar que cubría mis ojos. Una sonrisa se dibujó en mis labios mientras mi corazón daba un vuelco.
─ ¿Qué estás tramando, Harry? ─pregunté con una risa suave.
─ Ah, eso es un secreto, Milan. ─respondió él en tono misterioso, lo cual solo me llevaba a decir "No hagas que me de un infarto, porque aun no conozco la magnitud de tus sorpresas" ─. Anda, yo te guíare.
Mis pies seguían el ritmo de los suyos mientras me guiaba cautelosamente a través del terreno irregular. Cada paso me llenaba de anticipación, y mi mente comenzó a divagar sobre las posibilidades. ¿Un paseo por el Bosque Prohibido? ¿Una cita en el lago? ¿Volar en hipogrifo? ¿Ir a convivir con unicornios?
Mi imaginación volaba, pero lo único de lo que estaba segura era de que disfrutaba cada segundo de aquella aventura.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad y solo gracias a su guía experta, sentí cómo el suelo bajo mis pies se volvía más suave y uniforme. Pude oír el sonido apacible de hojas bajo nuestros zapatos y el murmullo lejano de un arroyo.
─ Bien, Milan, estás a punto de descubrirlo. ─susurró Harry en mi oído, su aliento cálido enviando escalofríos por mi espalda.
Con cuidado, él retiró sus manos de mis ojos, y me encontré parada en un lugar que me dejó sin aliento. Frente a mí se extendía una manta, junto con una pequeña canasta, además el lugar estaba rodeado de flores de colores, este era uno de mis lugares favoritos de Hogwarts.
─ Oh, Harry, esto es... increíble ─ murmuré, incapaz de ocultar la emoción en mi voz ─. Merlin, eres tan romantico cuando te lo propones.
Él sonrió con ternura y se sentó, invitándome a unirme a él. Nos acomodamos uno al lado del otro, comenzando a comer lo que había traido, además de hablar de cosas triviales, como más anecdotas divertidas, o simplemente discusiónes graciosas que no tenían sentido.
Y claro, nos recordabamos cada cierto tiempo, lo que sentía el uno por el otro.
Cuando el sol comenzo a ocultarle, y la noche amanazaba con llegar, recorde que le tenía un regalo.
Así que saque la cajita de mi bolsillos, colocandola frente a él, mientras lo miraba con una sonrisa, invitandolo a abrir el regalo.
Tan pronto como lo hizo, una sonrisa apareció en su rostro, lucía sorprendio, además, porque en una conversación muy rápida, me había dicho que nunca había usado un brazalete, y me preguntó como le quedaría a el uno como el que usaba Sirius, así que aquí estamos.
─ Te acuerdas de cada detalle de nuestra conversación. ─balbuceo, tendiendome el brazalete para que yo se la abroche en la muñeca, así que así lo hice.
─ Presto atención a todo lo que dicen las personas que me importar, Harry Potter. Y tú eres una de las que más me importa en el mundo, y te amo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top