𝟬𝟰𝟱 | the end of day
045. ┊໒ ⸼ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗙𝗢𝗥𝗧𝗬-𝗙𝗜𝗩𝗘 ──
❛ 𝗍𝗁𝖾 𝖾𝗇𝖽 𝗈𝖿 𝖽𝖺𝗒 . . . ❜
❪ Cada voto y comentario lo tomare como un: Ron es un GRAN mejor amigo <3❫
narrador omnisciente.
Harry nunca se creyó capaz de decir eso, pero finalmente las palabras salieron de su boca.
Al principio pensó que esto terminaria como una pelea más en la relación, pero no fue así. Creí que no estaba siendo justo para él todo lo que Milan hacia. De un tiempo aquí toda palabra que salía de la boca de la chica parecía ser una mentira, y había cambiado.
Era muy diferente a la Milan que conocía. Incluso había bajado en sus calificación, y no parecía afectarle en lo absoluto. En el único momento en que la noto "normal", fue en los entrenamientos de Quidditch, pero fuera de eso, solo era alguien que solía conocer.
Era raro ver el mapa del merodeador y verla cerca de la sala común de Slytherin. Estar cerca a escasos metros de Malfoy cuando apenas se cruzaba con él en años anteriores. Incluso cuando fueron a la tienda de Madame Malkin por túnicas nuevas, Draco Malfoy la saludo como si fueran amigos de toda la vida.
¿Acaso Milan lo estaba traicionando?
Milan, Milan, Milan.
La chica de cabellos rubios había quedado paralizada en su sitio, y una parte de su alma se fue junto a Harry. Aunque no lo pareciera, aquella relación era lo único que la mantenía cuerda.
Los primeros minutos no soltó ni una sola lágrimas, como si no pudiera creer aún no lo que había pasado...pero era real. Eso había sucedido. Harry había terminado con esto, y no podía culparlo. Sabía que ella había arruinado la relación.
Una de sus manos fue a parar a su estómago, este le dolía como nunca antes en su vida, y sentía lo contrario a las "Mariposas en el estómago". Esto era un sentimiento que no sabía explicar.
Su otra mano fue a parar a su boca, cubriendo esta para evitar soltar sonido alguno, por si algún estudiante pasaba por ahí, no se diera cuenta de lo que pasaba. Aunque sabía que debía huir y hacerse bolita en un rincón escondido, no podía hacerlo, porque sus piernas no respondían a las órdenes de su cerebro.
─ ¡Milan! ¡¿Me viste ahí dentro?! ¡Estuve increíble! ─se escuchó decir a Ron, viniendo muy contento desde la sala común, donde estaba siendo celebrado como un héroe por el partido de quidditch.
El pelirrojo sabía que algo andaba mal. Así que por un momento, dejó toda su emoción de lado, y se acercó cautelosamente a su amiga, quien parecía una estatua colocada en medio del pasillo.
Al llegar a su lado, colocó una de sus manos en el hombro de la rubia, haciendo que esta por fin reaccione y se gire.
─ ¿Estas bien?
Aquello fue el detonante para todas sus emociones. Comenzó a llorar. Las lágrimas caían sin control alguno por sus mejillas, y aunque Ron no tenía ni las más mínima idea de lo que estaba pasando, apretó los labios y la atrajo en un abrazo.
─ L-Lo arruine...t-todo...
Seguía sin entender a qué se refería Milan, y no quería preguntarle. Conocía mucho a la rubia, ella le terminaría contando todo cuando este más calmada, así que ahora solo se enfoco en consolarla, hacerla sentir un poco mejor.
PARA ESTAS HORAS DEL DÍA, ya todo el colegio sabía que Harry y yo no salíamos más, encima corrían rumores muy exagerados de lo que pasó. Es tan exagerado que aseguran que le tire una cachetada a Harry Potter, y antes de irme, le lanze el maleficio de los mocomurciélagos.
Pero regresando un poco más a mi. A diferencia de ayer, estoy mucho mejor. Aunque claro, estoy un poco triste, pero yo ocasione todo esto. Él no tiene la culpa, solo estaba siendo un humano racional reaccionando ante mis actitudes.
Lo que me molesto un poquito, es que ayer en la habitación, Hermione me miró mal, como enojada (o al menos así lo sentí). Esta bien que este del lado de Harry, pero...creí que eramos amigas. Pudo estar neutral, como en el caso de Ron.
El pelirrojo me consoló a mi, pero por Seamus me enteré de que en la habitación también consoló a Harry. Y lo veo muy bien.
De todas formas, era obvio que nuestro grupo de cuatro se había destruído.
─ ¿Cómo está él? ─no pude evitar preguntarle a Ron cuando me encontré con el en las escaleras.
─ Te pusiste mal tu corbata ─señaló con su dedo índice ─. Y...¿segura quieres saberlo?
─ Si por tu amistad con el piensas que debes guardar el secreto, está bien, Ron-Ron.
─ Vaya, al parecer alguien desperto de buen humor. ─frunció el ceño.
─ Bueno, Lavender y las gemelas Patil me ayudaron, me dieron consejos. De casualidad te mencione, y Lavie dijo "Ron-Ron es tan lindo".
─ Me vuelves a decir así, y te asesinare.
─ El mejor amigo del mundo.
─ Lo sé, Mily. ─sonrió muy orgullo por el apodo.
Ambos entramos al Gran Comedor, y no pasó mucho hasta que los murmullos comenzaron a escucharse de parte de todos los alumnos, quienes según ellos me miraban disimuladamente, pero la verdad era como si todos me apuntaban con sus varitas. Algunos se ponían de la parte de Harry, aludiendo que todo lo que pasó, fue mi culpa; y otros, decían que Harry me había hecho algo malo.
─ No les hagas caso. ─murmuró Ron, mientras nos sentábamos en una parte libre de la mesa de Gryffindor.
Como era costumbre, él comenzó a comer apenas de sentó, mientras yo comencé a servirme cosas que no comía, tan solo las removía en mi plato, y me quedaba embobada mirando mi tenedor.
─ Aunque no parábamos juntos todo el día, tenía la seguridad que estaba ahí ─balbucee, removiendo un pequeño tazón de frutas ─. Y ahora ya no está.
─ Si no comes, llamé a Lupin, y él te obligará a comer ─me amenazó Ron, metiéndose un pedazo de pan con mermelada a la boca ─. Ay, aún recuerdo cuando un día, a nuestros ocho años, tu padre vino a recogerte y junto estabas haciendo huelga de hambre.
─ Porque lo extrañada. ─sonreí con nostalgia.
─ Y solo comenzaste a comer cuando el te dio aquel collar de medialuna que trajo de uno de sus viajes.
─ Aún no recuerdo cuando perdí ese collar. ─hice una mueca, tratando de recordar en qué año deje de verlo, pero ahora mismo, lo se me ocurría nada.
─ Ahora come, o yo fabricare ese collar.
Yo asentí repetidas veces, Ron tenía razón, este no podía ser el fin de mi mundo, y más cuando ahora que no estoy con Harry, puedo tener la oportunidad de enfrentarme a mi madre sin temor a que lo use en mi contra. Así que tome un par de tostadas francesas, y las acompañe con una taza de cafe.
Claro, mientras comencé a charlar con mi mejro amigo sobre cosas sin importancias, como de anécdotas de la niñez, o algunos partidos de quidditch. Yo trataba de distraer mi mente.
─ ¡Milan! ─chilló Alyna, sentándose a mi lado ─. ¿Nos ayudaras para nuestros trabajos finales?
Pensé en si eso sería lo correcto, considerando mi situación actual. Sin embargo, Ron hizo una seña, animándome a aceptar. Así que en ese momento supe que sería una buena actividad para distraer mi mente.
─ Claro, ¿les parece el sábado en la tarde?
─ Nos queda perfecto. ─sonrió.
De un momento al otro, pareció que se acordó de algo más, porque empezó a rebuscar en su mochila. Luego de unos segundos, sacó un sobre de ahí.
─ Nunca recoges tu correo ─dijo, aún con aquella sonrisa en rostro ─. Pero aquí estoy yo, tu cartero de confianza.
─ Gracias.
─ Me tengo que ir, quede en repasar con mis amigos antes de mi primera clase de hoy.
─ Anda, no te entretengo más. ─le devolví la sonrisa, comenzado a ver como ella se iba corriendo, desapareciendo detrás de las puertas del Gran Comedor.
Repase el sobre. Era diferente a los de Grey, pero de todas formas, conocer el sobre no me ayudaba en nada, solía usar diferentes, así que no quedaba de otra que leer.
─ Leelo. Con discreción. Cuando terminen las clases de hoy te contaré todo. ─murmuré.
Necesitaba decírselo a alguien, ya no podía guardar esto para mi sola. Sabía que era peligroso, pero mi corazón no podía más.
─ ¿Segura quieres que lo lea?
─ Tal vez si lo lees, me interrogarás ahora mismo.
Ron asintió, tomando la carta entre manos, y abriendola para sacar el sobre que tenía dentro. Su vista pasó por las líneas del escrito, y al final, frunció el ceño, tendiendome la carta.
─ Es una carta de Lupin, ¿que tiene que ver con todo esto?
─ ¿Que?
─ Si. Solo es tu papá regañándote por no responder sus cartas.
Sacudí mi cabeza de un lado al otro. En verdad pense que era una carta de Grey. Además, ¿no contestar sus cartas?
Papá es quien no responde las mías. Hace tiempo le vengo escribiendo a él y a tía Haley, pero ninguno de los dos me da respuesta. Así que deje de escribirles hace un par de semanas, creí que podían estar ocupados con la orden.
Con todo eso en mi cabeza, comencé a leer la carta.
Termine con ella, y la volví a leer, así una y otra vez...esta no era una carta de mi papá. Es decir, si, parece que mi papá me está regañando, pero no suena a mi padre, ¿saben?
Además, que él tiene una firma especial que pone al final de mis cartas, es como algo que tenemos los dos. Básicamente el se burla poniendo una gran "L" volteada, porque yo de pequeña no sabía escribirla bien.
Esta carta no tenía eso.
Estaba dudando en contarle eso a Ron.
─ ¿Porque no estás asustada por el castigo?
─ Los castigos de papá son darme chocolate o hacer desaparecer mi closet, no encerrarme en mi habitación durante las fiestas.
Ron tomó una actitud paranoica. Miro a todos lados y luego a mi.
─ ¿Quieres decir que ese no es Lupin?
─ ¡Shh! ─dije, tirándole un zape en la mano ─. Te explicare todo en la tarde, ¿si?
─ Más te vale que si. De todas maneras no entiendo nada.
─ ¿Me cubres en transformaciones?
─ Solo si me dices que harás.
─ Te contaré todo en la tarde, te lo prometo.
Ron asintió, mientras yo salía del Gran Comedor a toda prisa. Solo había una persona que sabía más o menos mi situación, y que podía afirmar si mis sospechas son ciertas. Además, ahora estoy creando muchas teorías en mi cabeza.
─ Gracias, pensé que me dirías en el descanso, pero gracias. ─le dije a Theodore, mientras me sentaba en las bancas del jardín.
Él había dicho que me ayudaría, y que no era necesario entrar a su clase. Así que solamente faltó y dijo que podíamos venir a los jardines, lugar que no revisar los profesores, y es muy poco concurrido a estas horas.
─ ¿Que hago con esto? ─preguntó Theodore muy confundido, devolviendome la carta que le acabo de dar.
─ Dijiste que la conocías, ya sabes, cuando me dijiste que pensaste que yo sería como ella y...
Pare de hablar al recordar que la discusión que tuvimos en cuarto año. Fue un momento muy duro para los dos, considerando que si las cosas hubieran sido diferentes, tal vez toda mi historia hubiera sido distinta.
Pero no vale pensar en el pasado. Ya lo supere, ya lo superamos. Ahora somos amigos. Él es un buen amigo para mi.
─ Bueno, ya sabes. ─murmuré, acomodando mi falda con las manos.
─ No podía asegurarte que es de ella, pero tampoco es de tu padre. Según lo que me contaste este año sobre él, y que ya he leído cartas donde te "regañaba". No suena al profesor Lupin.
─ Lo sé. ─solté un suspiro, pasando mis manos por mi cabello.
─ Pero...─comenzó a hablar ─. ¿Porque te preocupa que ella te enviará una carta?
─ Ahora quiero saber más de ella. Te dire algo, pero no quiero que me persuadas, ¿okey?
Lo había pensando. Claro, no tanto para considerar que fue una buena idea, pero no tengo nada más en mente. Al fin y al cabo soy una buena bruja, me se los libros de teoría a la perfección, y aplicarlos en la vida real no sería tan difícil.
El año pasado en las reuniones de la ED, me iba muy bien.
─ Luego de fiestas le diré a papá que no quiero regresar al colegio, pondré una excusa. Convenceré a mi abuelo de quedarme con él. Algo así...y luego iré a buscar a mi madre.
─ ¿Vas a estar de su lado? ─preguntó sorprendido.
─ Quiero acabar con ella. Porque se que si no lo hago, tarde o temprano ella le hará daño a los que amo.
─ Milan, eres una de las mejores brujas de nuestra generación...pero esa mujer es peligrosa.
─ Lo sé. ─asentí.
Nos quedamos en silencio por un buen rato. Él parecía preocupado por mi, y yo pensaba en lo que había dicho. Decirlo en voz alta sonaba como una tontería, pero conociéndome, es algo que estoy dispuesta a hacer.
─ ¿Porque acabar con ella ahora? ¿Paso algo?
Yo suspire. ─ Draco no es el único que tiene que ver en su plan. Ella me habló explícitamente, es decir, no cara a cara, pero me envió muchas cartas, donde cuenta cosas que solo mis amigos saben, o que solo las dije en privado, en mi sala común. Es raro. Tal vez Draco le está pasando información, yo qué sé. También se que mi madre conoce a la mamá de Draco, y también es muy cercana a Lucius.
─ ¿Cómo lo sabes?
─ A veces mencionaba a personas. En una ocasión mencionó a los Malfoy, y también a un tal Fenrir Greyback. Creo que escuche ese nombre antes, pero no estoy muy segura.
─ Te estas metiendo en terreno peligroso, Mills.
COMO LO PROMETÍ, esa misma tarde le conté absolutamente todo a Ron. Además, le mostré cada una de las cartas que había logrado guardar, y le explique todo lo que hice. Cada encuentro con Nott o Malfoy (aunque no lo que pasó en el baño de prefectos, ahí mentí un poco), pero pienso que es más por respeto a Draco. Pienso que eso no es algo que debe contarse.
El punto es que Ron fue muy comprensivo, y apenas termine de presentarle todo, me envolvió en un abrazo muy fuerte, diciéndome que de ahora en adelante, cada carta que reciba, el mismo la romperá, no importa que.
Entre tanto y tanto, terminaron pasando unas semanas, hasta que llegamos al día de la fiesta de Slughorn, y yo no tenía pareja para ir. No la había conseguido. Bueno, si, un chico de Ravenclaw se ofreció, pero puse excusas.
─ Si tan solo Harry supiera de lo que te pasa, podrían regresar e ir juntos.
─ O tú podrías ir conmigo. ─le dije a Ron, mientras acomodaba mis cabello en la sala común.
Llevaba un vestido hasta las rodillas. Era un estilo muy mío, y la verdad es que la prenda no me la compre yo, es algo que robe del armario de Tonks. En mi defensa, ella dijo que podía tomar todo lo que quisiera, así que le tome la palabra.
Claro, todo eso fue antes de este curso escolar, porque la última vez que nos hablamos fue en Hogsmeade.
─ Te esta viendo.
─ ¿Quien? ─inquirí.
─ ¿Quien crees?
Yo trague saliva, y gire, encontrando con Harry Potter. El chico estaba muy bien vestido, y efectivamente, me estaba mirando. Aunque apenas hicimos contacto visual, lo rompió y se terminó yendo.
─ Aún puedes cambiarte y venir conmigo. ─le dije a Ron.
─ Iría, por ti ─señaló ─. Pero no quiero ver a Hermione.
Yo asentí. Él me había contado de toda su riña con Hermione Granger, además que yo misma había sido testigo que estas últimas semanas estuvieron peleando entre ellos. Su relación también es rara.
─ Entonces me voy.
─ Debes saber que estas muy linda.
─ Y debes saber que Lavender ya te espera. ─señale detrás de él, viendo a la rubia saludarme con una sonrisa, señalando a Ron.
Yo sonreí, yendo hacia el despacho del profesor Slughorn.
A MEDIDA QUE ME ACERCABA AL LUGAR, se lograba escuchar la música, risas y conversaciones interesantes. El despacho era mucho más amplio que los de los otros profesores, bien porque lo habían construidoasí, bien porque Slughorn lo había ampliado mediante algún truco mágico. Tanto el techo como lasparedes estaban adornados con colgaduras verde esmeralda, carmesí y dorado, lo que daba la impresiónde estar en una tienda. La habitación, abarrotada y con un ambiente muy cargado, estaba bañada por la luzrojiza que proyectaba una barroca lámpara dorada, colgada del centro del techo, en la que aleteabanhadas de verdad que, vistas desde abajo, parecían relucientes motas de luz. Desde un rincón apartadollegaban cánticos acompañados por instrumentos que recordaban las mandolinas; una nube de humo depipa flotaba suspendida sobre las cabezas de unos magos ancianos que conversaban animadamente, y,dando chillidos, varios elfos domésticos intentaban abrirse paso entre un bosque de rodillas, pero, comoquedaban ocultos por las pesadas bandejas de plata llenas de comida que transportaban, tenían el aspectode mesitas móviles.
Slughorn llevaba un sombrero de terciopelo adornado con borlas haciendo juego con su batín, lo veía abrazando a un chico, que resulto ser Harry, quien habíaa venido con una chica: Luna Lovegood.
No me molestaba, y tampoco me sorprendía. Luna era amiga mía, y me parecía muy linda al preocuparse por mi. Ella cuando Harry la invitó a venir, a las horas vino a contarme, preguntándome si no me molestaba. Yo le dije que no, que podía ir tranquila.
Creo que esa aventura en el ministerio nos hizo algo cercanas. Sin eso, capaz nunca nos hubiéramos hablado.
Estuve picando un par de bocaditos, pero en verdad estaba muy aburrida. No tenía con quien hablar, ni con quien estar. Generalmente pasaba las reuniones del profesor Slughorn con Hermione, pero esta vez no era así.
─ ¡Milan! ─saludó Luna, llegando a mi lado.
Ella portaba una bonita túnica plateada de lentejuelas, lo cual resaltaba sus mejillas. Personalmente, me encantaba.
─ ¿Quieres que te acompañe?
─ Claro...¿no tienes que estar con Harry?
Ella hizo una mueca, y luego negó repetidas veces. ─ No creo que me note por ahora, está conversando con Hermione. No se dará cuenta.
─ Bueno, entonces charlemos un rato. ─sugerí, tomando un pequeño pastelito con una mermelada rosada.
En principio creí que era de fresa, pero resultó que se trataba de frambuesa. Así que lo deje en su lugar, y giré a ver a Luna.
─ Supe que Glenn Peters quiso venir contigo, ¿así fue?
─ Si...pero es un año menor que yo, lo vi raro.
─ Es de mi curso. Por eso lo sé ─respondió ─. Aunque dice que fue el rechazo más amable que tuvo en toda su vida.
De pronto, e interrumpiendo nuestra conversación, escuchamos un alboroto en la entrada. Ambas giramos para ver de que se trataba y nos encontramos con que Filch traía de las orejas a Draco Malfoy.
Sin decirnos nada, Luna y yo nos acercamos disimuladamente para escuchar de que se trataba.
─ Profesor Slughorn ─dijo Filch con su jadeante voz; le temblaban los carrillos y en sus ojossaltones brillaba la obsesión por detectar travesuras ─, he descubierto a este chico merodeando por unpasillo de los pisos superiores. Dice que venía a su fiesta pero que se ha extraviado. ¿Es verdad que estáinvitado?
Malfoy se soltó con un tirón.
─ ¡Está bien, no me han invitado! ─reconoció a regañadientes ─. Quería colarme. ¿Satisfecho?
─ ¡No, no estoy nada satisfecho! ─repuso Filch, aunque su afirmación no concordaba con suexpresión triunfante ─. ¡Te has metido en un buen lío, te lo garantizo! ¿Acaso no dijo el director queestaba prohibido pasearse por el castillo de noche, a menos que tuvierais un permiso especial? ¿Eh, eh?
─ No pasa nada, Argus ─lo apaciguó Slughorn agitando una mano ─. Es Navidad, y querer entrar enuna fiesta no es ningún crimen. Por esta vez no lo castigaremos. Puedes quedarte, Draco.
El conserje se fue decepcionado de ahí, mientras Draco le daba las gracias al profesor, y este último reconoció por fin que conocía a su abuelo.
─ Él siempre hablaba muy bien de usted, señor ─ repuso Malfoy, ágil como un zorro ─. Asegurabaque usted preparaba las pociones mejor que nadie.
A decir verdad, el estaba con un terno similar a los que usa a diario, solo que lo diferente en él era su aspecto. Su piel está más pálida de lo normal, dándole un aspecto enfermo. Aunque es verdad, que para el partido de Quidditch dijo eso, y no jugo.
─ Me gustaría hablar un momento contigo, Draco ─dijo Snape.
─ ¿Ahora, Severus? ─intervino Slughorn hipando otra vez ─. Estamos celebrando la Navidad, noseas demasiado duro con...
─ Soy el jefe de su casa y yo decidiré lo duro o lo blando que he de ser con él —lo cortó Snape conaspereza ─. Sígueme, Draco.
Se marcharon; Snape iba delante y Malfoy lo seguía con cara de pocos amigos. Yo estaba a punto de regresar con Luna, pero vi como Harry se iba entre la multitud, camino a la salida.
Así que acelerando el paso, termine quedando delante de él.
─ Te van a descubrir. ─le dije, tomando su mano para que deje de caminar,
Él sacudió su brazo y rompió el agarre.
─ ¿Y que tiene que me descubran? ¿Tú me delataras? Oh, espera, ¿vas a mentir para que me castiguen?
Me quede callada, y comencé a mirar al suelo, apretando mis labios.
Si, me lo merezco.
Esta fiesta ya no sería algo alegre, al menos para mi, pero no podía irme. Hace rato vi como un chico lo intento, y el profesor Slughorn lo convenció de quedarse. Pero yo no quería seguir aquí, así que me puse de puntillas, para así vigilar donde estaba el profesor, y salir cuando sea lo más indicado.
─ Es ahora o nunca, Lupin.
Una voz se escucho detrás mío, y lo siguiente que se, es que colocó una de sus manos en mi hombro, y me guio rápidamente hacia la salida, donde nadie nos detuvo de irnos.
Giré para ver de quien se trataba, y me encontré con Blaise Zabini, quien apenas salió, me hizo una rara reverencia, y se fue a reunir con Pansy Parkinson, que estaba unos metros más allá en el pasillo.
Yo giré para irme por el otro lado, y comencé a caminar, iba a ir a mi sala común.
La verdad es que me estaba mentalizando para encontrarme a Ron-Ron y Lavie comiéndose a besos ahí, eso sería mi entretenimiento por un buen rato, hasta que me canse de tanto amor y vaya a mi habitación a leer un buen libro.
Si no fue por eso.
─ Tenemos una reunión antes de vacaciones, ¿vienes?
La voz de Pansy recorrió todo el lugar. Y yo era la única en el pasillo, así que obviamente se diría a mi. Era muy raro que me ofreciera ir a su reunión.
─ ¿Te encuentras bien? ¿Fiebre? ¿Algo? ─pregunté.
─ Ya que ninguno de nosotros estaba invitado a la fiesta de Slughorn, hicimos la nuestra. En el bosque, ¿vienes? ─repitió cansada.
─ Bien, necesito formular mejor la pregunta: ¿Por qué me invitas?
La vi hacer una mueca, y avanzar hacia mi mientras rodaba los ojos. Una actitud típica de ella. Y aunque no se debe juzgar un libro por su portada, soy consiente de lo que Parkinson es capaz de hacer, las bromas y burlas que hace a los que no le agradan.
─ Sabes, hubo un tiempo en el que fuimos amigas. Y ahora todo el colegió sabe que la sucia de Granger no te habla y que terminaste con Potter. Así que creo te hacen falta amigos.
Yo sonreí, comenzando a caminar hasta alcanzarla ─ Me considerabas tu amiga.
─ No me hagas arrepentirme.
─ Espera ─paré mi caminar. ─ No me estarás invitando por mi apellido, ¿verdad?
─ ¿Por qué te invitaría por ser Lupin?
─ Por ser Grey. Lo sabes.
─ No me recordaba que hablabas tanto, Lupin.
No pude evitar sonreír más. Así que seguir caminando, dejándome guiar por ella y pensando que en el fondo, no es tan mala persona como la pintan. Aunque claro, fue educada de manera diferente a la mía, puede que sea eso. Diferentes ideales, diferentes costumbres. Criada bajo la enseñanza de la pureza de la sangre.
─ Sigo sin creer que te agrade en ese tiempo. ─balbucee, buscando a Zabini con la mirada. Sin embargo, no lo encontré, supongo se adelanto a esa reunión que comento Pansy.
─ Merlín, vuélveme sorda para no seguirla escuchando. ─pidió, mirando al cielo.
─ Claro, tu también me agradabas un poquito, cuando no insultabas a mis amigos.
─ Bueno, como no insultar a tus amigos, si te dejaron así ─volvió a rodar los ojos ─. Pero tu los elegiste, así que...
Se encogió de hombros, y siguió con el camino. Así que unos minutos despues, me encontré con los demás chicos que estarían aquí. En principio vi a Blaise apoyado en uno de los árboles (confirmando mis ideas de que se adelanto, queriendo dejar rápidamente atrás el ambiente de la fiesta del profesor Slughorn), en fin, él ya se encontraba bebiendo de una botella. El liquido de esta era de un color rosa claro, y la verdad se veía sabrosa.
Aún recuerdo que apoyo a Umbridge y me estampo con por los aires, pero si Pansy puso de su parte para invitarme a esto, debo poner yo de mi parte para que llevar la fiesta en paz.
Theodore Nott estaba sentado en uno de los cojines que había en el suelo, y al igual que Blaise, bebía aquel líquido rosa.
Todos estaban muy bien vestidos considerando que están haciendo esto en el bosque, pero ya me acostumbre a verlos así. Nunca los he visto portar suéteres, solo en navidad. Generalmente ellos están vestidos con ternos muy bien planchados, o en el caso de Pansy, con faldas de vestir y blusas.
─ ¿No vendrá Draco? ─preguntó Nott, luego de hacer una pequeña reverencia con su cabeza a modo de saludo.
─ El profesor Snape lo estaba regañando...─respondí, aunque la pregunta claramente fue para Pansy ─. O bueno, lo regañarían por colarse a la fiesta de Slughorn.
─ Fuiste a la fiesta de Slughtorn, eso explica el vestido. ─señalo el pelinegro.
─ Si no te sientas te empujare. ─señalo Pansy.
Me senté con las piernas de la lado, para luego acomodarme el vestido. Es verdad que tuve que cambiarme antes de venir, pero la invitación de la chica Parkinson fue de ultimo minuto, y la verdad...no tengo más amigos ahora.
Ron estaba con su...¿novia?. Y las gemelas Patil fueron a su casa, fue un pedido de sus padre, quienes vinieron a recogerlas antes de las fiestas. Además, iría con Hazel, pero solo la vi al principio de la fiesta, creo que luego desapareció.
Bueno, eso ya no importa. Estuve uno rato jugando con mis manos, hasta que la chica Parkinson me paso aquel líquido rosa.
─ ¿Que es? ─inquirí.
─ Eso no te asesinara, no esta envenenado.
─ Soy alérgica al jugo de frambuesa. Me hace estornudar y sacar manchitas rojas y convertirme en un pollo. ─entrecerré los ojos. Claro, la parte del pollo era una broma, pero lo demás era cierto, por eso deje el pastelito con mermelada de frambuesa en la fiesta.
─ Es jugo de fresa...
Theodore levanto una ceja ante la respuesta de Pansy. ─ Con un poco de alcohol.
─ Pero es muy poco.
─ Muy poco. ─añadió Blaise.
─ Casi nada. ─sonrió Pansy.
─ Necesitarías beber cien vasos de esto para estar un poco picada. ─termino de decir Theodore.
─ ¿Cómo lo consiguieron? ─pregunté ─. Bueno, deben tener sus trucos.
─ Los tenemos.
La voz de Draco Malfoy me hizo girar. El estaba con el cuello de la camisa para un lado, y por su lenguaje corporal, se notaba un poco molesto. Supongo por el regaño del profesor Snape. De todas maneras, no entiendo porque lo regaño, se supone que Draco es su alumno favorito de toda la vida.
Pero bueno, con la llegada del rubio, el ambiente no mejoro ni empeoro. Tan solo se sentó a mi lado, comenzando a mirar a sus amigos.
Estuvieron conversando de diferentes temas, y no se molestaron en ocultar sus comentarios sobre diferentes alumnos de Hogwarts, aunque claro, también tuvieron su rato de normalidad, donde conversaron de libros que no pensé que otro ser humano había leído.
Los cuatro chicos de aquí eran personas cultas, con las que se podía tener un debate decente.
Al final del día, de alguna u otra manera, somos iguales.
Jóvenes con ganas de divertirse.
─ Ya esta empezando a hacer frío, debería irme. ─mencione, con las intenciones de levantarme.
─ Quédate un rato más ─ofreció Theodore, quitándose el sacó de su terno para colocarlo encima de mis hombros ─. No es un reunión de Slytherin sin ver como Pansy nos patea el trasero en póquer.
─ Nosotras dos contra ustedes tres. ─señalo Pansy, y yo acepte.
Los gemelos me habían enseñado el juego, con naipes explosivos, claro. Y sin creerme mucho ni dármelas de profesional, era muy buena.
Pasaron unas rondas, y he de reconocer que Parkinson es muy buena mintiendo, lo que es bueno para el póquer. Incluso algunas veces me hizo dudar, eso que éramos del mismo equipo.
─ Te debo una, Lupin. Por tu ayuda en el baño ─susurro Malfoy en mi oído, y sin darme opción a reaccionar, soltó la bomba ─. Alguien cercano a ti, te esta vendiendo a tu madre. No se quien es, pero se que alguien lo hace.
¿Que?
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